A la baja

Si hacemos caso a una cronología del conflicto del aeropuerto del Prat y arrancamos en el mes de julio, con los primeros paros, estaremos equivocándonos. Gravemente. Porque la cosa empezó antes. Mucho antes. La cosa empezó con la privatización de la mitad de AENA. Y siguió con la contratación de una empresa privada, Prosegur, para que hiciera el trabajo de seguridad que, hasta entonces, había realizado la Guardia Civil.

GRA223 EL PRAT DE LLOBREGAT BARCELONA 13 08 2017 – El asesor del comite de huelga de Eulen Juan Carlos Gimenez ensena los resultados posterior al recuento de votos tras la asamblea en la que se ha decidido mantener la convocatoria de huelga indefinida de 24 horas a partir de manana lunes en los controles de seguridad del aeropuerto de Barcelona al volver a rechazar en una votacion la propuesta de mediacion de la Generalitat EFE Quique Garcia

Pero el asunto termina de enconarse cuando AENA cambia de contratista y acepta la “irresistible” oferta a la baja de Eulen. Una oferta tan a la baja que la “obliga” a realizar recortes de puestos de trabajo, recortes de sueldos y recortes de prestaciones.

Lo fácil, lo populista, es fomentar la tesis de que si en el Prat hay un problema con los vigilantes de seguridad, la culpa de que miles de personas se vean atrapadas en el aeropuerto es de ellos. De los trabajadores. Por ponerse en huelga. ¡En verano! De ahí se pasa a decir que los huelguistas han tomado como rehenes a decenas de miles de turistas y ya tenemos, otra vez, un conflicto laboral convertido en otra cosa. En un escándalo. En un problema de orden público. Como ocurrió con la estiba. ¿Se acuerdan? Escribí de ello en esta columna de IDEAL…

En Granada tenemos un ejemplo cercano de lo escandaloso y pernicioso de aceptar insensatas ofertas a la baja en contratistas de obras públicas. En 2015, el gobierno adjudica las obras del tramo de Loja del AVE a una UTE formada por Dragados y ACS. El concurso había salido a licitación por un importe 48,4 millones de euros, de acuerdo a los cálculos de los técnicos. Las obras se concedieron a la oferta que aseguraba poder ejecutarlas por 23,8 millones de euros.

Los resultados de tan catastrófica decisión ya sabemos cuáles son, ¿verdad? La adjudicataria comenzó por reclamar una modificación del contrato con un incremento del 10% y, a continuación, retiró maquinaria y trabajadores, dejando las obras empantanadas. Por fin, en agosto del año pasado, solicitó a Adif la rescisión del contrato, por no salirle las cuentas. (Lean aquí la información de IDEAL)

La UE sacaba pecho, la semana pasada, al anunciar que podíamos dar por terminada la crisis, tras diez años de sufrimiento, suplicios e incertidumbres. Lamentable conclusión, cuando la inmensa mayoría de los trabajadores de este país tenemos peores condiciones laborales que en 2007 y perspectivas profesionales mucho más oscuras.

Jesús Lens

La Visión de Gabriel

Ya he tenido La Visión. En mis manos. Frente a mis ojos. La he leído, la he paladeado con mimo y delectación y ya le estoy buscando un lugar de privilegio en mi biblioteca, de tanto que me ha gustado.

Visión es uno de los integrantes de Los Vengadores. Se trata, por tanto, de un superhéroe. De un androide sintético muy especial: fue creado por Ultrón, el archienemigo de la pandilla supervengativa. Pero en el devenir de su existencia, vio la luz y se unió a los buenos, luchando por la paz y la concordia y por mantener a la Tierra de una pieza. De hecho, Visión ha salvado a la Tierra en cerca de cuarenta ocasiones. Casi tantas como Jack Bauer…

 

A partir de este planteamiento, el guionista Tom King y el dibujante afincado en Granada Gabriel Hernández Walta han creado “La Visión”, una miniserie que Panini ha compilado en dos tomos y que cuenta el episodio en que el sintezoide decide instalarse en un barrio residencial de las afueras de Washington D.C. con su mujer y sus gemelos, Viv y Vin, para tratar de llevar la vida más normal y normalizada posible.

Y ahí es donde radica la clave de la historia. En la normalidad. En la aspiración a ser normal por parte de una familia de sintezoides que, por naturaleza, no lo son. Y en la reacción que su aparición provoca en la comunidad. Una comunidad aparentemente amable y afable que recibe a los nuevos vecinos con un plato de galletas que, lógicamente, terminarán en la basura. Porque los sintezoides no comen. Ni duermen. Entre otras rarezas.

A través de una inquietante voz en off combinada con los diálogos tradicionales, iremos comprobando que la convivencia no va a ser pacífica. Ni dentro ni fuera del hogar. Ni en la comunidad humana ni en la superheroica. Porque, con su decisión, la Visión y su familia se convierten en una presencia incómoda tanto para los vecinos, que los fotografían como si fueran bichos raros, como para los propios superhéroes, que sospechan del ansia humanizadora de su socio.

 

“La Visión” es, por tanto, una extraordinaria serie que invita a reflexionar sobre cuestiones como la (a)normalidad y la figura del Otro; la aceptación y la pérdida y, por ende, sobre el racismo, el miedo, la exclusión y la xenofobia. Un tebeo magistral.

 

Jesús Lens

Experiencia viajera

Estando de viaje por Cantabria, lógicamente pasé por Santillana del Mar. Fue hace mucho, mucho tiempo, cuando se utilizaban instrumentos de navegación tan precarios como los mapas de carretera y las guías de viaje. Debía tener unos veinticinco años y un compañero de trabajo me dijo que era un pueblo precioso, de visita inexcusable y obligatoria.

Cuando volví de vacaciones y me preguntó por Santillana, le contesté que ni idea de si era bonita o fea. Que había tal cantidad de tiendas dedicadas a proveer de camisetas al turista con la leyenda de “El pueblo más bonito de España”… que no pude ver el referido PMBdE: los expositores ocupaban la mayoría de las fachadas.

Poco después fuimos a La Alberca, otra localidad en pugna por el título de LMBdE. La misma sensación: todo falso y de cartón piedra, diseñado para sacarle los cuartos al viajero.

Desde entonces, e insisto en que han pasado muuuuuchos años, rehuyo las visitas obligatorias y los lugares imprescindibles. Y créanme que me gusta viajar. Y que he viajado por todo el mundo.

El Puente Romano de Córdoba, atestado

¿Se puede ir a Roma y disfrutar del viaje sin entrar en los Museos Vaticanos? Perfectísimamente. Igual que se puede ser feliz en Nueva York sin subir a la Estatua de la Libertad o en París sin ver sonreír a la Mona Lisa. Pero visitando el Louvre, que no es incompatible.

¿Qué buscan ustedes, cuando viajan? Ahora se habla mucho de la experiencia del viaje. ¿De qué experiencia hablamos? ¿De colas y aglomeraciones? Porque si solo hacen caso a las webs de referencia y a los foros de internet, todos los turistas del mundo acaban viendo los mismos paisajes y los mismos monumentos, comiendo en los mismos restaurantes y tomando cañas en los mismos bares “auténticos”.

Para disfrutar de una auténtica experiencia viajera, o se hacen con los servicios de un buen guía -humano- o se dejan llevar por su instinto y su curiosidad, saliéndose de los caminos más trillados y recomendados.

Por ejemplo, otra vez que estuve en Cantabria pasé unos días extraordinarios en Reinosa. No me pregunten cómo ni por qué acabé allí, pero fue una gozada. Una auténtica experiencia.

Nacimiento del Ebro, en Reinosa

Tuve tiempo de visitar Cabárceno, de pasear por Santander y de navegar por su bahía, pero lo realmente memorable aconteció en Reinosa, entre su cocina campurriana y un intenso festival de folk.

Jesús Lens

Pena de ACB

Este año, en el descanso de uno de los partidos del CB Granada-Covirán, comentaba con alguien lo del ascenso a la LEB Oro. Él sacó a relucir la posibilidad de volver a la ACB y se quedó ojiplático cuando le dije que a mí, la ACB, me dejaba frío. Que me gustaría que el equipo subiera a LEB Oro, por supuesto, pero no quería oír nada de la Liga Endesa.

Ayer, la ACB votó a favor de repescar al Betis, equipo que descendió la temporada pasada después de hacer una lamentable campaña. No me he molestado en averiguar las razones. Me dan lo mismo. La ACB es una chufla. Un cachondeo.

A la vista está que los equipos deben contratar a buenos abogados antes que a buenos jugadores: al final, los despachos acaban siendo mucho más importantes y decisivos que las canchas.

Decía Don Vito Corleone que no necesitaba a más gángsteres con metralletas. Que los abogados, con sus carteras, eran mucho más útiles y efectivos. En la ACB ocurre lo mismo. ¿Para qué molestarse en confeccionar un buen equipo de deportistas que se dejen la piel, pudiendo tener a un equipo de abogados que, en agosto, te devuelvan a la máxima categoría?

18 equipos participarán en la Liga Endesa la próxima temporada. ¡Toma del frasco! Además, este año, con el invento de las Ventanas de la FIBA -otro organismo desacreditado y lamentable- que obligará a disputar partidos internacionales en mitad de la temporada; los equipos deberían invertir, también, en mejorar su estructura médica y en potenciar a su plantilla de fisioterapeutas: los jugadores van a caer como moscas.

Lo denunciaba Sergi Llull, antes de su terrible lesión: no cuentan con los jugadores. Son el eslabón más débil de la cadena. Tal y como señala en una entrevista con El Mundo: “Los jugadores tenemos poco que decir porque no se nos escucha. Los que jugamos a esto somos los jugadores; se tenía que velar más por nosotros, por nuestro nivel físico y nuestra salud. Es algo que no acabo de ver muy claro”.

Reconozco que no sigo la ACB desde hace tiempo. Me parece una competición absurda que se resuelve en dos semanas del mes de junio. El resto es filfa. Solo veo la Copa del Rey y unos play off que, con 18 equipos, lo mismo terminan en agosto.

Jesús Lens

 

¡Viva el caos!

Para una persona que tiene como uno de sus lemas de cabecera “En el Caos me encuentro mejor”, la aparición del libro “El poder del desorden para transformar nuestra vida” es motivo de alegría y celebración.

Me lo llevé de Agapea y no exagero si les digo que salí de la librería leyéndolo, que seguí con él en el autobús y que no lo he soltado hasta dejarlo anotado, subrayado y triturado.

 

No ha sido una lectura compulsiva, que las mil y una historias que cuenta Tim Harford requieren su tiempo y digestión, pero no he dejado el libro ni a sol ni a sombra y se ha convertido en monotema de mis conversaciones. Así que… ¡tengan cuidado! Si nos encontramos en la barra de cualquier bar, les endilgaré alguno de los ejemplos sobre cómo el caos, el desorden, la improvisación y la disrupción son fuente de creatividad.

 

No. “El poder del desorden para transformar nuestra vida” no es un libro de autoayuda. Se trata de analizar las posibilidades creativas de un acercamiento poco convencional al mundo del arte y de la gestión, sea empresarial o vital. Y sí. Se habla de la robotización. Lo que ha alertado a SOY, mi Robot.

 

SOY no entiende eso del caos y siempre me está reconviniendo por el follón que preside mi vida. Cito a Harford: “El desorden siempre es desorden, pero el que sea o no funcional depende de la forma en que lo enfrentamos. El desorden ayuda cuando te permite hacer diferentes acercamientos a algo, antes de tomar una decisión”.

 

Orden caóticamente creativo

¿Qué es Amazon sino la conclusión final del caótico proceso de venta iniciado por Jeff Bezos? ¿Saben que el considerado como mejor disco de la historia del jazz surgió de un monumental error? De hecho, ¿no se identifica a lo más creativo del jazz con la improvisación? ¿Y si uniformar, cuantificar y ordenarlo todo hasta el detalle más ínfimo fuera peligrosamente empobrecedor?

¿Saben que Steve Jobs quiso situar los WC de la sede de Apple en el punto más inaccesible imaginable… para que sus empleados tuvieran que caminar mucho y, de esa manera, propiciar encuentros y conversaciones casuales entre ellos?

 

Harford nos invita a huir de las rutinas, a dejar de conducir con el piloto automático, a mirar las cosas desde diferentes ángulos y perspectivas, a probar cosas nuevas y ser imaginativos.

 

Jesús Lens