Harry Potter y la postverdad plagiadora

Todavía me estoy descojonando de la risa. Que esta mañana, leyendo El País, me encuentro con esta emotiva Carta al Director, en El País:

¿No es estremecedora? ¡Toda una lección de vida! Por favor, qué prodigio de sensibilidad y de amor a los libros.

 

Lástima que no haga más de tres o cuatro días que este chiste estuviera dando vueltas por las Redes Sociales:

¡Joder! ¿Es necesario plagiar hasta para enviar una sencilla Carta al Director, por bienintencionada que sea?

 

Qué jodida, esta vida…

 

Jesús Lens

La ideal tumbada

Mi columna de hoy en IDEAL, quizá resulte desconcertante…

El otro día tuve una idea. Brillante, si me permiten la inmodestia. Fue una de esas ideas que prenden como un rayo y te abren e iluminan la mente. Se trataba de una idea llamada a convertirse, como poco, en una obra maestra. Porque era para escribir un cuento. Para un cuento que, obligatoriamente, sería magistral.

 Idea luminosa

Justo cuando me disponía a dejar la horizontalidad del sofá en que estaba instalado, una vocecilla empezó a susurrarme en el oído: “Pero, ¿a dónde vas, hombre de Dios? Con lo a gusto que estás aquí tumbado, ¿te vas a lanzar ahora sobre el portátil para dejarte las yemas y las pestañas en escribir un cuento que te reportará beneficio cero? Mejor seguir leyendo, ¿no?”

Empecé a reflexionar. En realidad, aquella voz tenía razón. Los cuentos, en España, no tienen predicamento alguno, su publicación es casi imposible y no digamos ya la posibilidad de obtener un mísero euro con ellos.

Y entonces… ¡una nueva iluminación! ¿Y si partía de aquella idea gloriosa para, construyendo más personajes y ampliando las líneas narrativas, embarcarme en la escritura de mi anhelada, deseada y siempre postergada primera novela?

Empecé a desperezarme. Estaba nervioso y ya me veía con mi Moleskine, tomando notas y apuntes sobre lugares, espacios y ambientes; tendiendo hilos para conectar a los personajes con la trama y los paisajes. Y viceversa.

“A ver, chavalote. No te me excites demasiado ni antes de cuenta. ¿Tú sabes el jardín en que estás a punto de meterte? Quédate aquí tranquilo y sigue viendo películas o leyendo algún libro, que es lo que realmente te gusta».

Era, otra vez, la vocecilla. Seguí tumbado. Y volví a reflexionar. ¿Qué sentido tenía invertir horas y horas de mi (escaso) tiempo, quemando cientos de miles de neuronas para escribir una novela que, dados los índices de lectura de este país, no iba a llegar prácticamente a nadie?

 Ideas plagio

Pero la idea se resistía a desaparecer. ¡Es que era un ideón! Era LA-I-DE-A. Con mayúsculas. Uno de esos fogonazos por el que los mismísimos Homero, Cervantes o Shakespeare habrían matado. Sabiendo de mi decidida inclinación por el mundo del cine y las series, la idea sugirió transformarse en guion. ¡HBO o AMC matarían por ella! Y ahí estaba yo, tratando de recordar dónde tenía mis manuales de escritura de textos para la pantalla, cuando retornó. La vocecilla.

“¡Quieto, parado! ¿Estás tú tonto? ¿Acaso no sabes que España, en lo único que es potencia mundial, hablando de tú a tú a la mismísima China, es en piratería audiovisual y descarga ilegal de series y películas? Anda. Relájate, dale al play y disfruta cómodamente del trabajo de otras personas. ¿Para qué vas tú a molestarte?”

Dándole vueltas al tema, tratando de sacar el máximo rendimiento a mi capacidad creativa, fui adentrándome en los intersticios neuronales de mi cerebro… hasta que me quedé dormido. Y al despertar, desmintiendo a Monterroso, la idea ya no seguía allí.

 Idea

En Twitter: @Jesus_Lens

Fabre: cacho carne, pedazo mármol

No era la primera ve que hablábamos de él. Hace unos días publicábamos la Piedad que sigue a este párrafo y, si pincháis el enlace anterior, veréis que un habitual lector de este Blog se molestó bastante con uno de los comentarios que se vertieron.

Pero, como decía antes, ya aquí habíamos hablado anteriormente de Fabre, un tipo que no deja indiferente y que, por ejemplo hoy, ha despertado las iras del irascible Juan Manuel de Prada, como podéis leer aquí.

¿Qué os parece la polémica?

Antes de hablar del mosqueo de De Prada, un inciso, que nos manda la inquieta e inquisitiva Irene, a través de la siguiente imagen, preguntándose en alta voz por el límite entre el plagio y el homenaje. Y reivindicando la ¿casualidad? y la retroalimentación permanente del mundo del arte.

Aunque sea un arte podrido, pútrido, como critica de Prada.

Ahora bien, considerando que el columnista de ABC y del XL Semanal debe tener miles de seguidores, ¿tiene sentido que, para poner a caer de un burro el cacho de mármol presentado por ese cacho de carne de Fabre en la Bienal de Venecia, le haga tanta, tantísima publicidad gratuita?

Daredevil y la Piedad

Seguro que muchos que no sabían de Fabre, ahora lo tienen presente en sus oraciones, aunque sea para desearle largos y perennes sufrimientos.

¿No contribuye de Prada, con su airado artículo, a darle más difusión, conocimiento y predicamento a, quién como él mismo le llama, no sería sino “un fantoche que trata de colarnos sus esputos infecciosos como si fueran verdadero arte”?

Y los Simpson, claro


In contradictio veritas.

Jesús fabreado Lens