CIUDAD SANTA

«El Flaco Orsi es todo un peso pesado de la mejor tradición literaria negra y criminal escrita en castellano.» Jesús Lens

 

Amigos, si se hacen (y deben hacerse) con «Ciudad santa», la última novela del gran Guillermo Orsi, recién publicada por la editorial Almuzara, encontrarán que la contraportada incluye la frase con que comienza esta entrada, lo que no puede por menos que llenarme de orgullo y satisfacción, como ustedes bien podrán suponer.

 

A través de esta Bitácora, animamos a la lectura de los libros de nuestros autores favoritos, esos autores que nos acompañan cuando viajamos, o después de comer, o antes de dormir.

 

Y, si la mejor recompensa a este «trabajo» es que ustedes nos digan que sí, que aquel libro les gustó o que ese otro lo han regalado a algún amigo, hay veces en que las propias editoriales te dan agradables sorpresas. Como ésta.

 

Pero hablemos un poco de «Ciudad Santa». Si siguen el enlace, encontrarán una completa ficha de lectura. Además, pueden conocer más cosas de Guillermo Orsi a través de su estupendo Blog, Café Porteño.

 

A todo esto, una pregunta:

 

¿Qué portada les gusta más de las dos que aparecen en esta entrada?

 

Ya lo saben. «Ciudad Santa». Que en Buenos Aires no hay vida para todos. Déjense seducir por la magia de la fluida y cadenciosa prosa del Flaco Orsi, uno de esos tipos que, de no existir, habría que inventarlos.

 

Jesús Lens   

EL DETECTIVE DEL ZAIDÍN

La columna de hoy viernes en IDEAL

 

No recuerdo si fue al ir o al volver de viaje, pero el caso es que, para comprar el periódico, entré en un Relay del aeropuerto de Barajas, una de esas tiendas que venden prensa, revistas de crucigramas y sudokus, best sellers internacionales y demás publicaciones destinadas a amenizar el periplo. Cuando salía, mis ojos no pudieron evitar fijarse, de pasada, en un libro con un título tan sugestivo como «El detective del Zaidín».

 

Pensé que ya era casualidad que hubiera otro Zaidín en el mundo, dando por supuesto que el título de la novela haría referencia a alguna vecindad de Colombia, Venezuela o México. Tenía prisa, así que, enfilando hacia la salida, ni me paré a hojear el libro. Pero la curiosidad me corroía, como zaidinero de adopción. Y me di la vuelta.

 

«Una novela negra llena de humor», rezaba el subtítulo. Y el nombre del autor, Alfonso Salazar, me resultaba conocido. Di la vuelta al libro y leí lo siguiente: «Por un barrio de obreros de la ciudad de Granada pasea su barriga el detective Matías Verdón, un entrañable cincuentón que no sobresale precisamente por su instinto. Su inseparable Desastres es un cartero escuchimizado más pendiente de los chatos de vino que del reparto de certificados.»

¿Lo adivinan? Efectivamente, me lo llevé y me lo leí de una sentada. Dos a lo sumo. Porque «El detective del Zaidín» es una deliciosa novela que se lee en un santiamén, más cómica que negra, aunque el protagonismo recaiga en una investigación, en un detective y en su estrafalario ayudante. Con vocación netamente esperpéntica, el autor nos traslada a la Sevilla que, en plena Semana Santa, se apresta a inaugurar la Expo 92. ¡Qué tiempos aquellos! ¡Qué Andalucía, la del 92, con su autovía recién estrenada, las Carabelas hundidas y el salto a la modernidad, a punto de caramelo!

 

Menos mal que personajes como Verdón o el Desastres mantienen un espíritu indómito, puro, a la antigua usanza. Tipos auténticos, originales, únicos: renegando de esa existencia entre el clasismo de siempre y el pijerío que estaba por llegar, los protagonistas van desentrañando un misterio presidido por locos, fantasmas del pasado y espíritus del presente que sirve, como pasa siempre con las buenas novelas policíacas, para hablarnos de la sociedad del momento, las personas que pululan por ella, sus sueños y esperanzas, pero también sus más sórdidas miserias y manejos.

 

«El detective del Zaidín» es una novela sencilla y de agradable lectura, con un estilo limpio y transparente, que anticipa otras atractivas historias por venir, apegadas a la realidad de nuestras calles más cercanas, y que nos hace añorar la reedición de la anterior aventura de Verdón y Desastres, dos de esos personajes a los que te gustaría invitar a un chato de vino en cualquiera de los bares de la Avenida de Dílar.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

LA SEMANA NEGRA 2009 YA TIENE FINALISTAS

Ya saben ustedes que somos semaneros convencidos, tal y como nos definíamos hace unos días. Y que la Semana Negra 2009 ya tiene fechas. Lo más reciente, los finalistas de los diversos premios literarios, del Hammett al Silverio Cañada, el Espartaco (que no Leonardo, lo siento, Da Vinci) o el Celsius.

Sigan este enlace y sepan qué fue lo mejor del 2008, hablando de literatura negra y policial, histórica y de ciencia ficción.

 

Lo mejor: que ya queda menos para ir a Gijón.

 

Jesús Lens, semanero.

LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE

El 23J.

 

Ya tiene fecha. «La reina en el palacio de las corrientes de aire», la tercera parte de la trilogía Millenium, de Stieg Larsson, será publicada por Destino el día 23 de junio.

 

Antes, se estrena la película y, con motivo del Día del Libro, en Barcelona, la editorial tira la casa por ventana, como podemos leer en este enlace.

 

El Fenómeno que reseñáramos hace unos meses  y que podéis leer en ese enlace, sigue creciendo…

 

Jesús Lens.  

CUANDO EL ROJO ES NEGRO

Hace unas semanas anunciábamos la salida de la revista .38, en que se incluía la reseña que os dejo a continuanción, entre otras muchas exquisiteces que os recomiendé leer vivamente. ¿Lo hicistéis? 😉 

La tercera de las novelas que Almuzara publica en español de Qiu Xiaolong suponía, para mí, un reto muy importante ya que si el debut del autor chino con «Muerte de una heroína roja» me deslumbró, la continuación de las aventuras del inspector Chen, «Visado para Shanghai», me dejó más bien frío.

 

Y me dio rabia ya que, con Qiu Xiaolong se inició mi fascinación por ese Crimen Globalizado que nos lleva a leer tramas negras y policíacas que se desarrollan en escenarios tan distintos a los habituales del género, de Suecia e Islandia a Tailandia, Camboya o, como en este caso, China.

 

Una China sumida en cambios tan vertiginosos como inasibles para buena parte de la población. Entre ellos, el de la vivienda y la construcción. Con lo que hemos oído hablar sobre la famosa burbuja inmobiliaria, la especulación urbanística y la grosera invasión de demenciales centros comerciales que se ha producido en nuestras ciudades, ha tenido que ser un autor chino, residente en EE.UU., el que ponga el dedo en la supurante llaga de uno de los asuntos más candentes de la actualidad del siglo XXI.

 

La novela comienza con el inspector Chen tomándose unas vacaciones. Como sus seguidores más acérrimos ya sabemos, para completar el magro sueldo que cobra uno de los mejores policías de Shanghai por el ejercicio de su cargo y gracias a su vocación literaria, ha de hacer traducciones del inglés al chino, sobre todo, de novelas policíacas. Y precisamente por ello, por conocer los entresijos de una sociedad como la yanqui, el todopoderoso señor Gu le pide que le ayude con un trabajo muy especial: la traducción del proyecto Nuevo Mundo, un futuro centro comercial vanguardista que se construirá en el corazón de la ciudad y que será una recreación de la cosmopolita y chispeante Shanghai de los años treinta; un proyecto a caballo entre lo cultural y lo comercial que… bueno. Ya se verá en qué acaba desembocando.

 

Y mientras, en un Shikumen, una auténtica casa antigua y tradicional de Shanghai, una de esas casas enormes que se han ido parcelando y cuarteando para albergar a decenas de inquilinos, aparece muerta una mujer muy especial, famosa por haber escrito una polémica novela bastante crítica con el sistema y conocida por una antigua historia de amor con un intelectual purgado en la Revolución Cultural.  

 

De la resolución de este caso se encargará el detective Yu, ayudante de Chen, que tendrá una inmejorable oportunidad de demostrar que es un gran policía y que sabe volar solo.

 

Lo mejor de la novela, además de esas continuas referencias a los clásicos de la poesía china (unos cuaversos le dedicamos) que pespuntean la acción, que a muchos irritan y a mí me encantan; es la doble dimensión de la historia de la China que nos plantea Xiaolong, como espejos que se miran, enfrentados, mostrando los sueños de un tiempo, devenidos en pesadilla años después.

 

Y, sin embargo, toda la novela transmite un cierto optimismo y esperanza en un futuro en que lo individual termina teniendo preeminencia sobre un sueño colectivista que se ha demostrado tan imposible como catastrófico.

 

«Cuando el rojo es negro» nos reconcilia con un Qiu Xiaolong analítico de la actualidad de un país que es todo un universo en sí mismo, atractivo, fascinante, contradictorio… Una gran novela.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.