Lío en la Feria del Libro

El pasado sábado, al terminar el concierto de Amparanoia en el Carmen de los Mártires, me acerqué a charlar con Nani Castañeda, responsable de programación del ciclo Momentos Alhambra. Comentamos la alegría de volver a disfrutar de la música en vivo y el soplo de aire fresco que suponía. Sin solución de continuidad, le pregunté por la Feria del Libro, de la que también es responsable. Y ahí se terminó el optimismo.

Al ver cómo se ensombrecía el rostro de Nani, pensé en cambiar de tema para volver al calor del momento y a la frescura de la música y la cerveza, que para algo era sábado. Pero el volunto me duró menos que la sensatez de tanta gente al finalizar el estado de alarma: el tema era demasiado serio como para dejarlo pasar.

A día de hoy, la cita literaria por excelencia del año cultural granadino, la más populosa, la más y mejor aceptada por el público, la más rentable, también; está envuelta en una preocupante nebulosa de inconcreción. Para variar. Nunca estuvo la cultura granadina más en telerengue. Que la situación pandémica no ayuda es un hecho. Que no hay rumbo ni criterio, más allá de remitirse al 2031 y a la capitalidad cultural como recurso dialéctico, también.

La Feria del Libro sale adelante cada año por el voluntarismo de las personas que están al frente: el descomunal trabajo que hacen, ni de lejos está pagado con el dinero que cobran. Lo peor de todo, sin embargo, es que cada ejercicio supone empezar de cero y tener que negociar todas y cada una de las partidas y actuaciones. En pocas palabras: no hay profesionalización y la precariedad es total y absoluta. Para variar, insisto.

Dedicarse a la gestión cultural en Granada es morir por Dios. Supone formar parte de una patética orden mendicante, en afortunada expresión de Remedios Sánchez. A los políticos se les llena la boca de cultura, pero a la hora de pagar la cuenta, tienen la cartera vacía. Y eso, cuando hacen el amago de sacarla. Es que ni llevan calderilla para propinas.

La cultura en Granada es ese tío que, en la barra del bar, habla más alto que nadie para que le escuche toda la concurrencia, adornándose en cada requiebro. “¡Niño, llena por aquí!”, se le oye gritar, pidiendo otra ronda para todos. “¡Y ponte una ración de pulpo, dos de chipirones, un solomillo trinchado y un tomate aliñao!”. Cuando se acerca la hora de pagar, eso sí, aprovecha para ir al baño o simula que le llaman al móvil para salir a la calle sin rascarse el bolsillo.

¿Hacemos la lista de todo lo que Granada ha perdido en materia cultural en estos años aciagos? Esperemos que la Feria del Libro no se vea (demasiado) afectada por esta sucesión de imprevisión, dejadez y abandono.

Jesús Lens

Hoy sábado, nadie en casa

Este sábado no va a haber nadie en casa, que no vamos a caber en las calles. En días como hoy, uno siente orgullo de vivir en Granada. Y pesar, también. Hoy, ni siquiera ser Géminis y mi supuesto superpoder para desdoblarme me permitirá llegar a todos los lugares en que me gustaría estar.

A las 13 horas, con Víctor Amela en la Feria del Libro. Foto Alfredo Aguilar

Para los amantes de la literatura, la escisión esquizoide comenzó ayer, cuando nos debatíamos entre la inauguración de la Feria del Libro y la clausura del Festival de Poesía, coincidentes en horario y una prueba más de lo imprescindible que es la coordinación de una agenda cultural institucional que impida estos sinsentidos.

Pero es que hoy sábado, entre otras propuestas y convocatorias de primer nivel, tenemos un programa de la Feria del Libro que quita el hipo, el fútbol femenino en Los Cármenes, las jornadas de puertas abiertas de la Base de Armilla, festival aéreo incluido; y el majestuoso En Órbita, con la vuelta de 091. Esperemos que toque en primicia alguno de los nuevos temas que están grabando.

A las 20 horas, Fernando Marías

Cantaban Machín primero y El Cigala después, acompañado por Bebo Valdés, aquello de cómo se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco. Hoy sábado, en Granada… ¡se desencadena la locura! Personalmente, estaré con mi querido Víctor Amela a las 13 horas, en la Caseta de Firmas de la Feria del Libro, con su ‘Yo pude salvar a Lorca’. Espero echar unas cañas con él y con otro enorme lorquiano, Fernando Marías.

Por la tarde, me temo que me voy a perder las presentaciones de la reedición del Detective del Zaidín, con Alfonso Salazar y Alejandro Pedregosa. Y la conversación con Nuccio Ordine a propósito de su libro ‘La utilidad de lo inútil’, que viene de la mano de la Fundación Tres Culturas. O la actividad de Fernando Marías y Gabriel Hernández Walta en torno a ‘Como tú. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad’, un libro juvenil del que tenemos que hablar.

Lo leo y se me caen lagrimones de tinta al fracasar una y otra vez en las pruebas de bilocación en que estoy empeñado. Porque esta tarde no me pierdo En Órbita, uno de los grandes festivales musicales del año, en España. ¿Y ustedes, por dónde andarán?

Jesús Lens

 

Diferentes Ismos

Comía con la ensayista y novelista croata Slavenka Drakulic tras una de las sesiones del Tres Festival, Voces del Mediterráneo, y conveníamos en la intensidad de las charlas y conversaciones sobre periodismo, compromiso y literatura de la mañana. Tanta intensidad que echábamos de menos hablar sobre el proceso creativo en sí mismo, sobre personajes y argumentos, tramas y atmósferas.

—Pero es el signo de los tiempos, inevitable, en esta complicada época que nos ha tocado vivir— concluíamos.

Nacionalismo, fascismo, integrismo, terrorismo y populismo han sido cinco de los temas sobre que más hemos oído hablar estos días, en boca de autoras y autores de ambas orillas del Mediterráneo.

¡Qué tiempos, cuando los ismos eran otra cosa! ¿Se acuerdan? Hubo una época en que los ismos hacían referencia a “tendencia innovadora, especialmente en el arte y el pensamiento”, muy de la mano del vanguardismo, estético e intelectual.

Por desgracia, el siglo XXI nos está devolviendo a unos ismos reaccionarios y empobrecedores, situados en el centro de debates más propios del siglo XIX que de la actualidad, debates que creíamos falsamente superados.

Ha habido otro ismo, este mucho más feliz y absolutamente moderno y necesario: el feminismo. Hemos hablado mucho de ello, por ejemplo, en el club de lectura sobre la novela “Canción dulce”, de Leila Slimani, en conexión con el hiercapitalismo que amenaza con devorarnos.

Y, por supuesto, en la conversación con Antonio Lozano y Alicia Giménez Bartlett, en el Centro Lorca, bajo el título de “Fundido en negro”. Por una parte, hablamos de Petra Delicado, uno de los personajes fundacionales de la novela negra europea contemporánea. Se trata de una inspectora de policía que, por primera vez, era protagonista absoluta de la historia, con entidad propia. No era la secretaria, la pareja o la ayudante de nadie. Ni era la cansina y repetida mujer fatal que conducía a la perdición al héroe de la historia.

Antonio Lozano, por su parte, nos recordaba a la protagonista de “Un largo sueño en Tánger” y, en general, a la mujer como soporte esencial de la comunidad en el continente africano, piedra angular de cualquier narración realista que transcurra en el Malí, Senegal o Congo.

Esencial, el Tres Festival, como espacio de reflexión que aúna creatividad y cultura; literatura, cine, música, cómic y fotografía con compromiso social y análisis político sobre la coyuntura en los países mediterráneos.

Jesús Lens

Tres culturas del Mediterráneo

¡Ojo! Quedan cerca de dos meses para que vayamos haciendo nuestros deberes lectores, ¿estamos? Dos meses parece mucho tiempo, pero no lo es, dada la nómina de autores que nos van a visitar los próximos 26, 27 y 28 de abril, fechas que deben ustedes bloquear en sus agendas, resaltándolas en un rojo bien vivo.

A la espera de conocer el programa de la Feria del Libro en que trabaja el incansable Nani Castañeda, ya se han hecho públicos los nombres que estarán en Granada para participar en el admirable Tres Festival y sus imprescindibles Voces del Mediterráneo.

Organizado por la Fundación Tres Culturas, el Centro Lorca acogerá una nueva edición de un Festival con la capacidad de convocar a extraordinarios autores que, además, son un ejemplo internacional de compromiso político y social, referentes del pensamiento contemporáneo y protagonistas de algunos de los debates más interesantes del momento.

En las páginas de cultura de IDEAL, José Antonio Muñoz hacía ayer un preciso y precioso repaso por algunos de los autores a los que tendremos el privilegio de escuchar en Granada, de Luis García Montero, Antonio Lozano, Alessandro Baricco o Tariq Ali a Asli Erdogan y la grandiosa Alicia Giménez Bartlett, recién galardonada con el IV Premio Granada Noir a una carrera artística vinculada al género negro y policial. (Leer AQUÍ)

Pero si hay un nombre que me fascina especialmente es el de Günter Walraff, cuyo “Cabeza de turco”, publicado en Anagrama, es un libro fundacional. Tanto que, cuando tuve la fortuna de leerlo, me hizo cambiar mi concepción de la literatura y el periodismo de forma radical.

Y mucha atención a la periodista, novelista y ensayista croata Slavenka Drakulic: sobre la cuestión del nacionalismo y sus nefastas consecuencias, incluida la caza de brujas; sabe mucho. Por propia experiencia.

Y vendrá Leila Slimani, cuya “Canción dulce” es una de las novelas que más me impresionaron el año pasado, como escribí en El Rincón Oscuro de este periódico, hace unos meses. (Leer AQUÍ) Y Muñoz Molina, en cuyos vagabundeos reflexivos, creativos y meditativos ansío sumergirme… en cuanto acabe de escribir estas líneas.

Además de literatura, el Tres Festival nos trae cómic e ilustración. Y música. Y, sobre todo, nos brinda la ocasión de conocer, de primera mano, otras voces y otros ámbitos. Distintas miradas, ópticas y puntos de vista. Pensamientos y discursos alternativos. ¡Ahí es nada!

Jesús Lens

Colaboración institucional en torno a Albert Camus

Uno de los recursos dialécticos más utilizados en discursos, artículos y declaraciones oficiales es el de la colaboración entre instituciones y el de colaboración entre sector público y privado. Es un mantra que lo mismo sirve para hablar de la exportación de espárragos a mercados emergentes de la Unión Europea que para defender el apoyo a un equipo deportivo.

Un mantra que, en el mundo de la cultura, resulta imprescindible, dada la precariedad de medios en que trata de sobrevivir el sector. Por eso me gusta constatar que, en ocasiones, la colaboración institucional se materializa en actos tan interesantes como el homenaje a Albert Camus celebrado en el seno de la Feria del Libro de Granada.

 

La presentación de la novela gráfica “Camus. Entre justicia y madre”, mano a mano entre el periodista y escritor Javier Valenzuela y el guionista del cómic, José Lenzini, fue todo un disfrute, además de una imprescindible lección de historia y una reivindicación de la libertad personal.

A través de la rememoranza de diversos episodios de la vida de Camus, Valenzuela y Lenzini hicieron un repaso, íntimo y sentimental, a un siglo XX tan convulso como excitante en el que el intelectual francés mostró un insobornable compromiso con la libertad que le enemistó tanto con las derechas más reaccionarias como con las izquierdas de salón representadas por Sartre.

 

Pero no es del cómic de lo que les quiero hablar, que aún no lo he leído y ya habrá tiempo de recordar a Camus. Lo importante es destacar que este homenaje ha sido posible gracias al trabajo conjunto de la Feria del Libro, del proyecto Granada Ciudad de la Literatura UNESCO y de la Fundación Tres Culturas, con el apoyo de la Alianza Francesa de Granada.

 

Al terminar la presentación, fue un auténtico placer compartir unas Alhambras Especiales en el Alegría con los propios Valenzuela y Lenzini y con los impulsores del homenaje a Camus: Nani Castañeda, Jesús Ortega, Olga Cuadrado o Margarita Buet, entre otros. Una distendida conversación, entre birras y tapas, de la que surgieron nuevos y prometedores proyectos, ideas y posibles colaboraciones para el futuro inmediato.

Cuando las organizaciones cuentan en su seno con personas comprometidas, entusiastas y profesionales –y les dejan hacer, que esa es otra- la sociedad en su conjunto es la gran beneficiada de esa colaboración entre instituciones tan mentada, alabada, reivindicada y conjugada.

 

Jesús Lens