Habemus Premio «Café-Bar Cinema»

Pues sí, Gente. Habemus premio. ¿Os acordáis de la propuesta para hablar de garitos que nos gustan especialmente, de ahora y de siempre?

Han sido muchas y variadas las aportaciones, vía blog, Factbook, Twitter, la propia página de IDEAL, etc.

Los caminos de las redes sociales son insondables y, tirando una piedra al estanque, no sabes hasta donde llegarán las ondas y con qué fuerza lo harán.

Muchas gracias por vuestra participación.

¡Así da gusto!

Y ahora…. ¡el ganador!

¡Las columnas de Hércules!

Porque es hombre.

Es de Granada.

No lo conozco (aunque no fuera requisito sine qua non)

¡Ni siquiera somos amigos en el Facebook!

Se llama José Antonio Jimenez, ha estado reclamando una resolución para el concurso con insistencia y su defensa de El Rincón de Michael Landon, con los vídeos que nos mostró para de pudiéramos disfrutar del excelente ambiente del garito en cuestión hace que sea un justo y merecido ganador del premio.

¿Mola este "Café-Bar Cinema" Al-hambrado?

El jurado, que ha estado compuesto por yo, yo mismo y otra vez yo, ha fallado que nos gusta ese local, igual que nos gustan otros muchos que habéis señalado, pero que solo podía quedar uno.

Además, nos ha preocupado esa amenaza de cierre del Landon. ¿Podemos hacer algo por evitarlo? Un buen bar que cierra es un oasis menos sobre la tierra.

José Antonio, ¿cómo hacemos?

Jesús fallando Lens

Los pasados 16 de diciembre, esto bloqueamos: 2008, 2009 y 2010.

Marcas de la casa

Lo que vais a leer a continuación es extensivo a marcas y productos como Maritoñi, Piononos o, por supuesto, IDEAL y la  CajaGRANADA y su Obra Social. Y, sin duda, el Jamón de Trevélez y la Quisquilla de Motril. ¡Y el Ron de Motril, el Ron Pálido de Paco Montero Martín! A ver qué pensáis…

 

Entré en la consulta y el doctor, tras estudiar los análisis correspondientes, me miró y, muy serio, me recomendó tomar Puleva semidesnatada con Omega 3 ya que, además de ser sana y apropiada para lo mío, está muy buena.

“Es la que yo tomo en casa”, dijo sin el más mínimo rubor o disimulo.

Y me gustó esa actitud directa, clara, franca y sin ambages.

Es lo mismo que hacemos los amigos de La Banda cuando entramos en cualquier bar: tras acomodarnos en la barra, pedimos una Alhambra Especial que esté muy fría. O una Milno, de vez en cuando. De hecho, si en un bar no hay Alhambra, no solemos volver. Es una cuestión de principios.

En esta vida, cada vez más llena de incertidumbres y zozobras, solo tengo unas pocas certezas y entre las mundanas y comerciales, apunto tres a título de ejemplo, aunque podrían ser más y lector sabrá extrapolarlos: la leche, Puleva. La cerveza, Alhambra. El agua, Lanjarón.

Partamos del hecho de que las tres bebidas señaladas están francamente buenas, no en vano, son productos de altísima calidad. Pero es que también forman parte esencial de mi educación sentimental más íntima y sentida, habiéndome acompañado desde que tengo uso de razón en desayunos, farras y excursiones.

Además, por mucho que ahora estén encuadradas en grupos mayores o en grandes multinacionales, siguen siendo marcas granadinas que generan riqueza en nuestra provincia, dan empleo a nuestra gente y aportan necesarios e imprescindibles recursos a la átona y moribunda economía granadina.

Y, sobre todo, soy un firme consumidor de marcas granadinas de toda la vida porque también son las empresas que destinan parte de sus beneficios a financiar el deporte, el arte, el espectáculo y la cultura de nuestra tierra.

Sea por promoción, marketing y publicidad, sea por convencimiento y compromiso o, sencillamente, por creer en la cada vez más imprescindible y exigible responsabilidad social de las empresas, el caso es que los logotipos de Alhambra, Lanjarón y Puleva suelen estar en los carteles, camisetas, folletos, carpetas, vinilos y paneles de casi todos los eventos que se celebran en nuestra provincia.

De los equipos profesionales y los grandes estadios a las canteras y aficionados que juegan en los pequeños pabellones o en las pistas polideportivas descubiertas. De magnos y sesudos congresos a las alegres y coloristas fiestas populares. De los grandes festivales de música en los auditorios de la ciudad a las pequeñas obras de teatro de los aficionados en los escenarios de los barrios y los pueblos.

Que nadie quiera ver en esta defensa de las marcas de la casa ningún tipo de reduccionismo provinciano. Muy al contrario, el hecho de que las mismas se hayan incorporado a grupos más grandes, no solo les permite haberse garantizado su supervivencia y el mantenimiento de miles de puestos de trabajo en Granada y fuera de la provincia, sino que también favorece la comercialización de sus productos, de forma que cada vez es más habitual poder bebernos una Alhambra Especial en locales de Madrid o Barcelona. ¡Piensa en global, actúa en local!

Es verdad que ahora pasamos por momentos duros y complicados y que hay menos recursos para invertir, menos circulante para gastar y, en general, menos dinero en nuestras manos, en el de las empresas y las instituciones. Pero la solución no pasa por cabrearnos, darles la espalda y dejar de confiar en ellas. Al contrario. Cuanto más las apoyemos, más fácil será que superen la crisis y más pronto podrán colaborar a tirar del carro de nuestra economía. Efecto arrastre. Sigamos creyendo en las marcas de la casa, consumiéndolas y disfrutándolas. En ello nos va el futuro.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros

ESPERANZA SPALDING CIERRA EL FESTIVAL DE JAZZ DE GRANADA

No fue el mejor concierto del Festival, la verdad. Teatrera, egocéntrica y cargada de tonterías, como decimos en este Blue & Noir, Esperanza Spalding cerrón un Festival de Jazz de Granada heterodoxo, mestizo y radicalmente contemporáneo que, sin embargo, sí fue arrasado y abrasado por Chano Domínguez la noche del sábado. Su «Piano ibérico» va a ser algo muy grande.

Foto: José Nieto

Un Festival con músicas de muchos estilos, desde el clasicismo de Joe Lovano a la mistura de Chano. De la  radicalidad de Nils Peter Molvaer al virtuosismo de Kurt  Rosenwinkel. Un Festival de los que sirven para abrir la mente a través del oído y que, en su programa paralelo, contó con Parkerland y la Big Band, dos grupos muy grandes de Granada que demuestran que se pueden hacer muchas cosas en esta tierra.

Y nuestro Blog, este Blue and Noir al que queremos dar continuidad y del que seguiremos contando noticias, al que os animamos a seguir. Ya no hay Festival de Jazz, hasta verano. Pero se van a hacer más cosas antes, ye veréis. Y están los clubes. Y los bares. Los discos. Los libros. Las películas. Y está ese Bar Alegría que tantas alegrías nos da (y algún susto que otro)

Y están esas Alhambras Especiales y esas 1925 que sacian la sed de algo frío después de una buena dosis de música caliente. ¡Ay, la Cerveza Alhambra, ¡qué nos gusta! Y ese Cuate, Pepe, al que hemos secuestrado tres semanas y al que devolvemos enterito y de una pieza, aunque algo perjudicado y muy infectado. De Jazz.

Porque el Club de Jazz Blue and Noir tiene sus puertas abiertas todo el año.

¡Seguidnos!

Jesús jazzeado Lens.

MIL-NO

Antes de nuestra columna de hoy viernes en IDEAL, un recordatorio:

 

¿Nos vemos? Digan ustedes que sí…

 

Y ahora sí: la columna, en plan castizo:

 

Para la Junta pesoísta, que se haya marchado David Aguilar debe ser un revulsivo para el Milenio. ¡Toma ya! Pero es que para los peperos, el mejor Milenio es el Milenio muerto. Y enterrado.

 

En serio, ¿qué hemos hecho los granadinos para merecer esto? Aparte de votarlos, quiero decir… Da pena comprobar, una y otra vez, que vivimos en una ciudad acostumbrada a vegetar en el limbo de la mediocridad. En ese sentido son muy reveladoras las declaraciones de Jerónimo Páez en las que señalaba que el mando y el destino de Granada están en manos de burócratas y chupatintas sin criterio, talento o prestigio alguno.

 

Escuece constatar que el principal objetivo del equipo de gobierno municipal es que nunca pase nada, hasta el punto de que se inventan una Ordenanza para intentar garantizar el sosiego, la paz y el silencio perpetuos. Del «Todo es posible en Granada» hemos pasado al «Nada es deseable en Granada».

 

Por eso, cuando surge la oportunidad del Milenio, tiembla el misterio. Hace tiempo que le perdimos la pista al debate histórico sobre si, efectivamente, hay algo que celebrar en el 2013. En un ejercicio de pragmatismo posibilista, se alcanzó un consenso tácito para aprovechar una oportunidad única y poner en marcha uno de esos proyectos ilusionantes y transformadores de Granada y sus alrededores. Con la excusa del Milenio, se diseñaría la metrópolis del siglo XXI.

 

La primera propuesta fue convertir la Vega en un parque metropolitano con una extensión descomunal, hasta el punto de que haría palidecer a sus homónimos londinenses o neoyorquinos, reducidos a unos jardincitos de nada, en comparación. Idea peregrina en la que ya nadie parece creer. Y después… la nada. Hasta que llegó la designación de David Aguilar, una de esas personas de reconocido prestigio que parecían aquilatar y aportar la prestancia necesaria que el proyecto requería. Por fin daba la sensación de que esta vez sí que sí.

 

¡Que tiemble Central Park!
¡Que tiemble Central Park!

Entonces comienzan los auténticos despropósitos: el nombramiento que no se materializa, unos presupuestos olvidadizos y, sobre todo, un ambiente frío, desganado y carente de cualquier interés. Tras los fuegos artificiales y el calor de la Anunciación llega la crudeza de un día a día sin ideas, sin proyectos, sin ambiciones. Hasta que Aguilar se cansa y se va.

 

Y así estamos, compuestos y sin Milenio. Con su hueca retórica habitual, la Junta dice que todo está mejor que bien. El Ayuntamiento, que aquí huele a muerto. Así las cosas, ¿sabe alguien, en realidad, qué queremos que sea el Milenio? ¿Nos lo hemos planteado? Por ejemplo, Cervezas Alhambra podría diseñar una botella especial, en conmemoración del Milenio. Aunque, bien pensado y tal y como van las cosas, con la celebrada y querida 1925, la popularmente conocida como «Mil-No», yo creo que vamos bien servidos.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.