I AM NOT THERE

Sólo han tenido que pasar tres años desde su estreno en el Festival de Venecia, donde la interpretación de los diversos actores causó sensación. Sobre todo, la de la actriz Cate Blanchet, que ganó el León de Oro del Festival italiano y fue nominada tanto al Globo de Oro como al Óscar por dar vida, nada más y nada menos que a… Bob Dylan. Tres años de espera. Nada más. Y luego nos quejamos de la piratería…

 

La sorprendente atípica, irregular, atractiva y desmesurada película de Todd Haynes está basada e inspirada por la música y las muchas vidas de Bob Dylan. Y precisamente por eso, porque Dylan es un tipo poliédrico como pocos, camaleónico, variable y contradictorio, no es extraño que varios actores le den vida, en diferentes momentos de su vida, real o fingida.

 

Lo mismo es el niño vagabundo que se hace llamar Woody Gutrhie y porta una guitarra con la famosa leyenda de «esta máquina mata fascistas» que es un tipo religioso que se hace pastor. O un engolado fiestero con el tonto subido. O el personaje de un western mítico que viaja buscando a su perro.

 

El punto de partida de «I am not there» es prodigioso. Una idea genial para retratar las muchas y diferentes caras de un músico que, sin ir más lejos y en su actuación motrileña de hace unos años sólo se aplicó a los teclados, sin coger una sola vez la guitarra y cuyas canciones más clásicas resultaban completamente irreconocibles, de tan cambiadas y arregladas que estaban.

 

Hay personas, músicos, artistas… que una vez que se hacen con un estilo, una temática o una actitud vital, se mantienen fieles a los mismos y no cambian hasta el fin de sus días. Otros, sin embargo, están en permanente evolución, buscando nuevos caminos, nuevas alternativas. Bob Dylan es de estos y ahí gira el núcleo esencial de «I am not there», en mostrar esos cambios.

 

Pero, sin embargo, el resultado es desigual. Hay partes de la película muy atractivas, como la del niño en el tren, y otras demasiado engoladas y aparatosas, que terminan cansando. Como el segmento interpretado por Christian Bale, por ejemplo.

 

Me encantó la secuencia de la moto, al principio y al final. Algo puramente físico y accidental que, por supuesto, puede condicionar una vida. Y me gustó la «electrificación» protagonizada por la Blanchet, en su primera aparición, cuando el cantautor reverenciado se pasó al rock en mitad del Festival Folk más famoso de los Estados Unidos, ganándose un brutal abucheo y una pitada monumental, lo que levantó una encendida polémica en el mundo de la música.

 

Una película que defiende la necesidad de acabar con los estereotipos y que, si bien alcanza un resultado desigual, resulta muy osada y original en su planteamiento. Cine diferente y a contracorriente. Personal y comprometido. Interesante y atractivo.

 

Valoración: 6

 

Lo mejor: por supuesto, la música de Dylan, sobre todo, la recreación de «The ballad of a thin man».

 

Lo peor: que termina cansando y acabas mirando el reloj, con ganas de que se termine la película.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.       

¿CREDIBILIDAD?

Mi amigo Rash, que estaba muy cabreado por el tema de la BROA (Broma Angelina) me dice que este Blog ya sólo tiene tintes humorísticos, por lo que nada de lo que lea en él será creído por su parte. Aunque podamos pensar que el Gran Rash es un Talibanazo, la verdad es que sigue dispuesto a comprarme tebeos, así que no será para tanto…

 

Pero mirad esta imagen. ¿Os imagináis que, mañana, El País y El Mundo, impresos y en los quioscos, abrieran con esta portada? ¿Qué os parecería? Acaba de pasar en EE.UU. Leer AQUÍ para mayor información.

¿De risa?
¿De risa?

Jesús Lens, en busca de la credibilidad perdida.  

UNA COLUMNA DE PREGUNTAS

Tal y como hicimos ayer con ESTA reseña de Shutter island, la columna de hoy de IDEAL es más de preguntas que de respuestas. Y para los lectores de este Blog, dejamos una pregunta extra que no hemos incluido en el texto escrito en periódico. A todo esto, ¿tenéis respuestas?

 

Sostenía el grandioso Oscar Wilde, uno de los mejores y más ingeniosos aforistas y fraseólogos de todos los tiempos, oro puro para los buscadores de citas, que las preguntas no son nunca indiscretas, aunque las respuestas, a veces, sí.

 

Los columnistas de opinión somos una especie de incordioso Pepito Grillo que siempre está ahí, campando por nuestra conciencia, pontificando y criticando, oscilando entre el salvapatrias con soluciones para cada problema y el cenizo que denuncia un problema para cada posible solución.

 

A veces, sin embargo, a mí me surgen preguntas, dudas e interrogantes para las que no tengo respuesta. Permítanme hoy que despache esta columna con algunas de ellas, a ver qué les parecen. Y, si tienen ustedes respuestas, por indiscretas que sean, encantado de escucharlas, oiga. Por ejemplo: ¿por qué el camión que reparte el butano en el Zaidín del siglo XXI sigue anunciando su llegada a base de claxon, inclusive los sábados a las 8.30 de la mañana, si tenemos una maravillosa Ordenanza por el Perpetuo Descanso de los granadinos que debería protegernos de dicho escándalo?

 

Tras sus libros sobre el Mayo madrileño y el Cádiz de 1812, ¿por qué no le encargamos a Arturo Pérez Reverte una novela sobre el Milenio granadino, a ver si alguien le hace puñetero caso de una vez a la gloriosa efeméride y, de paso, nos enteramos de lo que quiera que haya que celebrar en tan magna ocasión? Y una deportiva: una vez que Paquillo confiesa tener sustancias dopantes con las que pensaba hacer trampa, ¿qué pinta la diputación granadina sentándose a su lado, apoyándole y defendiéndole pública e institucionalmente?

 

A ver, Reverte, ¿qué es eso del Milenio?
A ver, Reverte, ¿qué es eso del Milenio?

A sabiendas de que iba a ser tremendamente polémica y controvertida en esta Granada perennemente ultramontana, ¿por qué permite la Universidad que se inaugure en sus dependencias «Circus Christi», una exposición de fotografía de temática cristiano-toxicómano-gay, para envainársela de inmediato, clausurándola por no poder protegerla de posibles actos vandálicos y pidiendo perdón por la posible ofensa cometida?

 

Y, ya puestos, ¿vamos a dejar que la película de Emilio Ruiz Barrachina, «El discípulo», boicoteada por el Festival de Cine Español de Málaga, pase inadvertida después de haber sido presuntamente vetada por el trasfondo religioso de la misma y la controvertida visión de la figura de Jesucristo que sugiere? ¿Permitiremos que siga campando por sus fueros, impunemente, la carcunda de una sociedad andaluza que, a veces, parece seguir anclada en lo más rancio del siglo XIX?

 

Hay que silenciarlo
Hay que silenciarlo

Y terminemos con una (complicadísima) adivinanza, igualmente en clave cinéfila: ¿de qué nacionalidad son las dos películas cuyos tráilers provocaron un intenso clamor en el Cinema 2000, el pasado domingo, antes de proyectarse «Shutter island», pudiéndose escuchar entre el respetable público adjetivos como «basura y mierda», sustantivos como «tetas y culos» y verbos como «mojar y vomitar»? Y es que es necesario que todo cambie para que todo siga igual, como acertadamente diagnosticó Lampedusa…

 

¿Y por qué no un remake de los grandes clásicos?
¿Y por qué no un remake de los grandes clásicos?

PREGUNTA EXTRA: ¿Es verdad que Ryanair no recibe ni un euro de subvención por operar en otros aeropuertos andaluces como el malagueño y el almeriense por lo que su actitud sería, efectivamente, vergonzosa, pedigüeña y chantajista?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.