AGÜIMES – SEMANA NEGRA: LIGERO DE EQUIPAJE

Créeme: de todo lo que llevas en el petate, cuando sales de viaje, te sobran tres cuartas partes. Y más. Como decía Rodolfo, viajo ligero de equipaje. ¡Y tanto! Pero a ti no te interesa, ahora, saber de mis cuitas con la maleta perdida por IBERIA el pasado viernes y aparecida el miércoles en Canarias. Ya te contaré, con pelos y señales. Ni, posiblemente, tengas ganas de que te repita todas esas cosas que ya hemos escrito sobre Semana Negra, como en esta columna, por ejemplo. Así que vamos a hablar de uno de los protagonistas de esa columna. Porque si es Jueves y esto es Semana Negra, hoy hay que hablar de poesía. Hay que hablar de Ángel González y Luis García Montero.

 

Acabo de estar en la rueda de presentación de «Mañana no será lo que Dios quiera», uno de los libros que más ganas tengo de leer y que, en Granada, tuve varias veces en las manos, pidiéndome a gritos ser comprado. Pero, ¿sabes?, soy un poco fetichista. Y, aunque los dos seamos granadinos, donde se ha forjado un conato de amistad entre Luis y yo ha sido, paradójicamente, en Gijón. Así que, esperé a estar en Semana Negra para comprarlo y pedirle que me lo dedique. Y ha querido la casualidad que la presentación del libro dedicado a la vida del gran Angel González (¿le recuerdas, declamando poesía en la Carpa del Encuentro? Mira. Mira y escucha) coincida con una de las tres que, esta tarde, me toca hacer a mí.

 

¡Un auténtico jueves de pasión literaria! Presento la novela de Oscar Urra que tanto me gustó, «A timba abierta», y presento a Carlos Salem y su fantástica «Pero sigo siendo el Rey», Además, Frankie y yo ponemos de largo, en estas tierras, nuestro libro, «Hasta donde el cine nos lleve» Nos presenta Fernando Marías y… ¿lo has leído ya? 😉 ¿Qué te pareció? Como puedes ver, una velada intensa y apasionante. Así que me fui a la rueda de prensa, en el Don Manuel, y me encontré con un Luis García Montero rejuvenecido, más delgado y mucho más optimista que el que saludé hace unos meses, en la presentación en Granada de «La renta del dolor».

 

Un fuerte y sincero abrazo, una gran sonrisa y una promesa de, después, compartir charla y tragos me dejaron el segundo mejor sabor de boca de la mañana. En la rueda de prensa, Luis se mostró íntimo, cercano y cariñoso, relatando diversas anécdotas de la infancia y juventud de Angel González, explicando el origen del título de la novela, el tan maravillosamente profético: «Mañana no será lo que Dios quiera». Desde que escuché el título por primera vez me enganchó esa fórmula de no resignación ante los avatares de la vida, de insumisión ante los futuros escritos y los caminos marcados, de lucha por labrarse un camino propio. Venciendo las dificultades y las complicaciones, avanzando paso a paso, sin prisas, sin pausas, con decisión. Porque una vez que te has fijado un objetivo, un objetivo que merece la pena, hay que recordar y poner en práctica la célebre consigna anarquista… «¡Sin Dios ni Amo!» y la Guevarista «Hasta la victoria siempre».

 

Para mí, personas como Ángel o Luis son modelos a imitar. Personas con talento que cultivan el intelecto, de gran sensibilidad, que trabajan a destajo, pero que también son unos grandes hedonistas que sacan lo mejor de la vida. Amigos de sus amigos, habladores sin fin, bebedores sin fondo, fumadores insaciables. ¡Ay! Se aprende tanto, tanto, cuando uno sale de su nido y descubre nuevos horizontes… Personas grandes, amigos buenos. La mejor sombra bajo la que cobijarse.

 

Se me termina el tiempo. Me gustaría hablarte un poco más de Agüimes, del maravilloso Festival del Sur-Tres continentes. Contarte de los Tangorditos, que hoy actúan en el pueblo granadino de Peligros y que si puedes, no deberías perderte. Del monólogo de Alberto García o de la Danza Vertical, uno de los espectáculos más visuales, sugerentes y excitantes que imaginarse puedan. Seguir hablándote de esas noches sin fin en Alcatraz… Pero ya habrá tiempo. Todo el tiempo del mundo.

 

Ahora me voy a jugar un partido de volley. Estaba convocado por Marisa, pero no las tenía todas conmigo. Sin embargo, Raúl Argemí me retó anoche en público. Así que, me he comprado unas zapatillas y unos pantalones de deporte y allá voy. Créeme. No será ni lo que Dios ni el destino quieran. Vencer o morir. Jajajaja. Y mañana, otro de los platos fuertes; preestreno en exclusiva de la que, posiblemente, será la gran película del 2009, con permiso de «Up» y Pixar: «Enemigos públicos», de Michael Mann, con Johnny Depp. Tengo un pase doble para el pre-estreno y a quién a más cañas me invite, se vendrá conmigo. 

 

Pero todo eso será mañana. Esta tarde tengo tres presentaciones. Bien preparadas, claro. Pero los nervios, ahí están. Cruza los dedos y acuérdate de un amigo que, a partir de ahora, espera ser capaz de contarte todo lo que vaya pasando estos días. Hasta el domingo. Y más allá.

 

Jesús Lens. Insumiso.       

EL MERCADO DE TRABAJO ANDALUZ

La columna de hoy de IDEAL, que debería provocar polémica. Aunque es julio, hace calor, es viernes y, supongo, no tenemos las neuronas para ruidos…

 

Demoledor, el informe presentado por ESECA, la Sociedad de Estudios Económicos de Andalucía, acerca de las cifras del empleo en nuestra tierra. Desde luego, los primeros resultados del recién nacido Observatorio del Mercado de Trabajo Andaluz son como para echarse a temblar: en un año de crisis se han perdido todos los puestos de trabajo creados durante diez años de crecimiento económico, con un incremento del desempleo, en 2008, de nada menos que el 45%. Ahí es nada. Pero es que, en Granada, el incremento del número de parados se cifra en el 70%.

 

Coincide la publicación de estos datos con la presentación, en loor de multitudes, de Cristiano Ronaldo en el Bernabeu, que se llenó hasta la bandera para ver… nadie sabe qué, en realidad. A un tipo recién llegado que enseñó su palmito, dijo tres banalidades y se marchó por donde había venido. Conste que me parece muy bien lo que está haciendo Florentino y que, en vez de escandalizarme con el meneo que le ha pegado al mercado de los fichajes, alabo su visión estratégica. Precisamente, lo de la presentación de Kaká y Ronaldo, siendo bochornoso, avala la visión florentiniana, entre lo deportivo y lo mercantil.

 

¡Oh! ¡Es él!
¡Oh! ¡Es él!

España se asoma al abismo de los cinco millones de parados, pero las exequias de Michael Jackson vienen copando titulares desde hace dos semanas y, en reventa, se pagan miles de euros por una entrada para ver a José Tomás. Así, aprovechando que tenemos puesta nuestra atención en los temas siempre: el fútbol, los toros y los entierros, la patronal exige no sólo subvenciones gubernamentales a tutiplén y que los bancos les refinancien sin garantías sus operaciones más arriesgadas sino, también y sobre todo, una mayor flexibilidad del mercado de trabajo.

 

Es curioso. En un año se han perdido tantos empleos como se crearon en diez y, para salir de la crisis, la patronal pide más despidos. Una crisis, no lo olvidemos, que en nuestro país ha sido provocada por el brutal sobreendeudamiento que sostenía el ladrillo que, a su vez, fomentaba una falsa sensación de riqueza generalizada. Un sobreendeudamiento, también, que financiaba la interminable fiesta perpetua en que creíamos vivir.

 ¿No piensas que últimamente hay mucho fúltbol en la tele, darling?

Términos como competitividad, inversión productiva, investigación, desarrollo, modernización o innovación quedaban para los analistas más sesudos y para los discursos de algunas personalidades con visión de futuro, pero la realidad es que, durante los años de crecimiento, hemos ido por la pasta gansa, pura y dura.

 ¿Dónde están? ¿Alguien las ha visto?

Ahora, cuando miles de jóvenes cambiaron las aulas por el andamio y la hostelería, nos encontramos con que la tasa de temporalidad del empleo andaluz está en el 40% y con que el 80% de la población andaluza trabaja por cuenta ajena. Un panorama francamente desalentador, de cara al famoso y posmoderno cambio de modelo económico y productivo que se exige para el futuro inmediato. Menos mal que la patronal sigue aportando brillantes ideas y que, por fin, Cristiano Ronaldo ha podido cumplir el sueño que tenía desde que era un niño: jugar en el Real Madrid. ¡Y usted que lo vea!

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

HASTA DONDE EL CINE NOS LLEVE

Hasta donde el cine nos lleve

(Viajes y escenarios de película)

 

Jesús Lens & Francisco J. Ortiz

 

Granada, Almed, 2009

272 págs. (+ 32 págs. fotografías color) – 19 €

(El libro se puede comprar en las librerías Negra y Criminal, de Barcelona. Estudio en Escarlata, de Madrid. Atlántida y Picasso, de Granada. Y, directamente y sin gastos de envío, a través de la propia editorial Almed)

 

 

 

Viajar es vivir, aprender, conocer, crecer, descubrir… Y el cine es el vehículo perfecto para ello. Eso es lo que sostienen Jesús Lens y Francisco J. Ortiz, autores del libro Hasta donde el cine nos lleve, subtitulado como Viajes y escenarios de película, que acaba de publicar la editorial granadina Almed en su colección Ultramarina y que nos promete «Un viaje doble en el que el lector comprenderá, como Paul Bowles y Bernardo Bertolucci, que no es lo mismo ser turista que ser viajero y que en la mayoría de los casos es el camino y no el destino lo que de verdad importa».

 

Si algo nos ha enseñado la historia es que el hombre es nómada por naturaleza y que una de sus características más definitorias es el movimiento perpetuo. Desde la edad del hielo hasta las galaxias más lejanas el hombre ha viajado siempre y en todo lugar. Por gusto, por sed de aventuras o ansias de descubrimientos unas veces; por necesidad la mayoría, el hombre siempre ha estado en marcha.

 

Y el cine, fiel reflejo de la historia de la humanidad, así lo ha reflejado. De los hombres primitivos de Ice Age y En busca del fuego hasta los héroes de las odiseas espaciales, pasando por los más nobles caballeros medievales y los más aguerridos cowboys, todos ellos han protagonizado películas en las que el viaje nos ha servido, tanto a los personajes como a los espectadores, de aprendizaje e iniciación.

 

A través de una exhaustiva y apasionada narración, Francisco J. Ortiz y Jesús Lens cuentan la historia del hombre, desde la prehistoria más lejana hasta el futuro y más allá, repasando decenas de películas cuyo nexo de unión es el viaje que hacen sus protagonistas, al mismo tiempo que prestan atención a los distintos géneros cinematográficos (el western, el cine de terror, las road movies) y a temas relacionados con la idea del viaje, como los escenarios -naturales y artificiales- que surgen en el camino o los medios de transporte utilizados para ello, del barco Surprise de Master & Commander a la segadora marca John Deere de Una historia verdadera, pasando por la Vespino de Caro diario.

 

Un libro profusamente ilustrado en que, por ejemplo, conviven Viaje a la Luna de Méliès con 10.000 A.C. de Emmerich, Centauros del desierto de Ford con Vicky Cristina Barcelona de Woody Allen, Apocalypse Now de Coppola con Death Proof de Tarantino. Un libro intenso en que sus autores demuestran su amor por el cine y su pulsión por el viaje como camino de aprendizaje y perfección de la naturaleza del ser humano.

 

 

LOS AUTORES

 

Jesús Lens

(Granada, 1970). Licenciado en Derecho, desempeña su labor profesional en CajaGRANADA como Director de Microcréditos y Monte de Piedad, así como Secretario General de la Asociación Internacional de Entidades de Crédito Prendario y Social. Es colaborador habitual en el periódico Ideal, donde publica una columna semanal de opinión. Crítico especializado en cine, música y literatura de género, ha publicado relatos y ensayos en diversas revistas y páginas web. Es autor del blog cultural y de opinión Pateando el mundo.

 

Francisco J. Ortiz

(Villena, Alicante, 1976). Licenciado en Filología Hispánica, es profesor de Lengua y Literatura Castellana después de haber ejercido como editor digital. Crítico especializado en cine, cómic y literatura de género, ha publicado relatos en las antologías Cosecha negra, A tiro limpio y Visiones, así como ensayos en Gigamesh, Stalker, Modus Operandi, Prótesis y Gangsterera. Cuenta con una columna de opinión en El Periódico de Villena y es autor del blog cultural Abandonad toda esperanza.com.

H2O FOR ÁFRICA

Yo ya estoy regalando las doce pulseras que compré. ¿Quién más se anima? Las buenas causas hay que apoyarlas, difundirlas y participar de ellas. Agua para África.

 

El proyecto Chus Burés h2o for África, es una propuesta solidaria del diseñador Chus Burés, para la ayuda y cooperación en el desarrollo de los recursos hídricos en África. Nacido en Aragón a raíz de la Expo-2008, el pasado 5 de diciembre, dio un paso de gigante y se lanzó esta iniciativa a todos los medios nacionales, en la Asociación de Prensa de Madrid de la mano de su presidente, D. Fernando González Urbaneja.

 

Con este proyecto, Chus Burés muestra que es posible vincular el diseño con la responsabilidad social. Para ello ha creado una pulsera, realizada en algodón y plata de ley, que bajo el lema «una pulsera solidaria, una gota de plata, una gota de agua», se convierte en objeto solidario para recaudar fondos destinados a diferentes ONGs con proyectos hídricos de desarrollo, que harán posible la accesibilidad del agua en el continente Africano.

 

Los proyectos seleccionados son:

UNICEF agencia Española para el apoyo de su proyecto hídrico en Malabo.

ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE para el desarrollo de un proyecto hídrico en Níger.

THE DJENNÉ INITIATIVE de Mali, para un proyecto de potabilización de agua en Djenné.

pS-Eau, organización francesa especializada en proyectos hídricos.

 

Las pulseras están a la venta en 14 colores diferentes, se presenta en un soporte abanico y se puede disponer de ellas unitariamente a través de nuestra tienda on-line, o en Caja-Expositora de 42 o 98 pulseras, para colaborar con la venta. Las pulseritas tienen un precio unitario de 2,50 €. También hemos preparado una Edición Especial, con la terminación en plata con un precio de 10 €, esta edición está disponible en 5 colores (negro, azul, rojo, naranja y rosa) y se puede presentar en caja (12 €), transformándose en un valioso detalle para clientes y colaboradores a la vez que en un gesto solidario, para la cooperación en proyectos hídricos en zonas subdesarrolladas.

 

Algunos trabajadores o amigos se unen para hacer un pedido para todos y así colaborar conjuntamente con el proyecto. También empresas las compran como regalo para sus clientes y colaboradores, eligiendo el color de su empresa o colores variados. También se han vendido para regalar como detalle a los asistentes a una boda o para colonias estivales, que todos los niños del mismo grupo estén controlados por un color de pulserita. Como ves hay muchos motivos para adquirirla tanto a nivel personal como de empresa.

 

También buscamos colaboraciones monetarias o en especie, con empresas que nos ceden su trabajo de forma altruista o con donaciones para alguno de los proyectos.

 

De cara al futuro estamos estudiando la realización de Acciones en diversos lugares, siempre uniendo el proyecto con el arte y la cultura, por lo que si crees que puede encajar en algún evento que se pueda realizar en Granada y estén dispuestos al patronato del evento (gastos del evento, de desplazamientos y estancias, compra de pulseritas, donación etc) nos ponemos manos a la obra.

 

Puntos de venta en nuestra Web www.chusburesh2oforafrica.org

Para más información sobre el proyecto:

 

Marta Josa Lens

Asociación Chus Burés H2O for África

Camino Puente Virrey, 10-14 Bajo

50008 – Zaragoza

Telf. y fax 976 222 459

Móvil 670 599 223

martajosa.h2o@chusbures.com

www.chusburesh2oforafrica

CUAVERSOS: AULLIDO, DE ALLEN GINSBERG

Viendo «El Ala Oeste de la Casa Blanca», un personaje recordaba el poema de Gingsberg. Tenemos luna llena y los que nos consideramos de estirpe lobuna, no podemos dejar de prorrumpir en…

AULLIDO

                                                                     por Allen Ginsberg

traducción de Rodrigo Olavarría

Para Carl Salomón

I

Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,
arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,
hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,
que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,
que pasaron por las universidades con radiantes ojos imperturbables alucinando Arkansas y tragedia en la luz de Blake entre los maestros de la guerra,
que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas de la calavera,
que se acurrucaron en ropa interior en habitaciones sin afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando al Terror a través del muro,
que fueron arrestados por sus barbas púbicas regresando por Laredo con un cinturón de marihuana hacia Nueva York,
que comieron fuego en hoteles de pintura o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o sometieron sus torsos a un purgatorio noche tras noche,
con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan, alcohol y verga y bailes sin fin,
incomparables callejones de temblorosa nube y relámpago en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo,
realidades de salones de Peyote, amaneceres de cementerio de árbol verde en el patio trasero, borrachera de vino sobre los tejados, barrios de escaparate de paseos drogados luz de tráfico de neón parpadeante, vibraciones de sol, luna y árbol en los rugientes atardeceres invernales de Brooklyn, desvaríos de cenicero y bondadosa luz reina de la mente,
que se encadenaron a los subterráneos para el interminable viaje desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños los hizo caer temblando con la boca desvencijada y golpeados yermos de cerebro completamente drenados de brillo bajo la lúgubre luz del Zoológico,
que se hundieron toda la noche en la submarina luz de Bickford salían flotando y se sentaban a lo largo de tardes de cerveza desvanecida en el desolado Fugazzi’s, escuchando el crujir del Apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,
que hablaron sin parar por setenta horas del parque al departamento al bar a Bellevue al museo al puente de Brooklyn,
un batallón perdido de conversadores platónicos saltando desde las barandas de salidas de incendio desde ventanas desde el Empire State desde la luna,
parloteando gritando vomitando susurrando hechos y memorias y anécdotas y excitaciones del globo ocular y shocks de hospitales y cárceles y guerras,
intelectos enteros expulsados en recuerdo de todo por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la sinagoga arrojada en el pavimento,
que se desvanecieron en la nada Zen Nueva Jersey dejando un rastro de ambiguas postales del Atlantic City Hall,
sufriendo sudores orientales y crujidos de huesos tangerinos y migrañas de la china con síndrome de abstinencia en un pobremente amoblado cuarto de Newark,
que vagaron por ahí y por ahí a medianoche en los patios de ferrocarriles preguntándose dónde ir, y se iban, sin dejar corazones rotos,
que encendieron cigarrillos en furgones furgones furgones haciendo ruido a través de la nieve hacia granjas solitarias en la abuela noche,
que estudiaron a Plotino Poe San Juan de la Cruz telepatía bop kabbalah porque el cosmos instintivamente vibraba a sus pies en Kansas,
que vagaron solos por las calles de Idaho buscando ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios,
que pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió en un éxtasis sobrenatural,
que subieron en limosinas con el chino de Oklahoma impulsados por la lluvia de pueblo luz de calle en la medianoche invernal,
que vagaron hambrientos y solitarios en Houston en busca de jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante Español para conversar sobre América y la Eternidad, una tarea inútil y así se embarcaron hacia África,
que desaparecieron en los volcanes de México dejando atrás nada sino la sombra de jeans y la lava y la ceniza de la poesía esparcida en la chimenea Chicago,
que reaparecieron en la costa oeste investigando al F.B.I. con barba y pantalones cortos con grandes ojos pacifistas sensuales en su oscura piel repartiendo incomprensibles panfletos,
que se quemaron los brazos con cigarrillos protestando por la neblina narcótica del tabaco del Capitalismo,
que distribuyeron panfletos supercomunistas en Union Square sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los Álamos aullaban por ellos y aullaban por la calle Wall, y el ferry de Staten Island también aullaba,
que se derrumbaron llorando en gimnasios blancos desnudos y temblando ante la maquinaria de otros esqueletos,
que mordieron detectives en el cuello y chillaron con deleite en autos de policías por no cometer más crimen que su propia salvaje pederastia e intoxicación,
que aullaron de rodillas en el subterráneo y eran arrastrados por los tejados blandiendo genitales y manuscritos,
que se dejaron follar por el culo por santos motociclistas, y gritaban de gozo,
que mamaron y fueron mamados por esos serafines humanos, los marinos, caricias de amor Atlántico y Caribeño,
que follaron en la mañana en las tardes en rosales y en el pasto de parques públicos y cementerios repartiendo su semen libremente a quien quisiera venir,
que hiparon interminablemente tratando de reír pero terminaron con un llanto tras la partición de un baño turco cuando el blanco y desnudo ángel vino para atravesarlos con una espada,
que perdieron sus efebos por las tres viejas arpías del destino la arpía tuerta del dólar heterosexual la arpía tuerta que guiña el ojo fuera del vientre y la arpía tuerta que no hace más que sentarse en su culo y cortar las hebras intelectuales doradas del telar del artesano,
que copularon extáticos e insaciables con una botella de cerveza un amorcito un paquete de cigarrillos una vela y se cayeron de la cama, y continuaron por el suelo y por el pasillo y terminaron desmayándose en el muro con una visión del coño supremo y eyacularon eludiendo el último hálito de conciencia,
que endulzaron los coños de un millón de muchachas estremeciéndose en el crepúsculo, y tenían los ojos rojos en las mañanas pero estaban preparados para endulzar el coño del amanecer, resplandecientes nalgas bajo graneros y desnudos en el lago,
que salieron de putas por Colorado en miríadas de autos robados por una noche, N.C. héroe secreto de estos poemas, follador y Adonis de Denver -regocijémonos con el recuerdo de sus innumerables jodiendas de muchachas en solares vacíos y patios traseros de restaurantes, en desvencijados asientos de cines, en cimas de montañas, en cuevas o con demacradas camareras en familiares solitarios levantamientos de enaguas y especialmente secretos solipsismos en baños de gasolineras y también en callejones de la ciudad natal,
que se desvanecieron en vastas y sórdidas películas, eran cambiados en sueños, despertaban en un súbito Manhattan y se levantaron en sótanos con resacas de despiadado Tokai y horrores de sueños de hierro de la tercera avenida y se tambalearon hacia las oficinas de desempleo,
que caminaron toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre los bancos de nieve en los muelles esperando que una puerta se abriera en el East River hacia una habitación llena de vapor caliente y opio,
que crearon grandes dramas suicidas en los farellones de los departamentos del Hudson bajo el foco azul de la luna durante la guerra y sus cabezas serán coronadas de laurel y olvido,
que comieron estofado de cordero de la imaginación o digirieron el cangrejo en el lodoso fondo de los ríos de Bowery,
que lloraron ante el romance de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música,

que se sentaron sobre cajas respirando en la oscuridad bajo el puente y se levantaron para construir clavicordios en sus áticos,
que tosieron en el sexto piso de Harlem coronados de fuego bajo el cielo tubercular rodeados por cajas naranjas de Teología,
que escribieron frenéticos toda la noche balanceándose y rodando sobre sublimes encantamientos que en el amarillo amanecer eran estrofas incoherentes,
que cocinaron animales podridos pulmón corazón pié cola borsht & tortillas soñando con el puro reino vegetal,
que se arrojaron bajo camiones de carne en busca de un huevo,
que tiraron sus relojes desde el techo para emitir su voto por una eternidad fuera del tiempo, & cayeron despertadores en  sus cabezas cada día por toda la década siguiente,
que cortaron sus muñecas tres veces sucesivamente sin éxito, desistieron y fueron forzados a abrir tiendas de antigüedades donde pensaron que estaban envejeciendo y lloraron,
que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre explosiones de versos plúmbeos & el enlatado martilleo de los férreos regimientos de la moda & los gritos de nitroglicerina de maricas de la publicidad & el gas mostaza de inteligentes editores siniestros, o fueron atropellados por los taxis ebrios de la realidad absoluta,
que saltaron del puente de Brooklyn esto realmente ocurrió y se alejaron desconocidos y olvidados dentro de la fantasmal niebla de los callejones de sopa  y carros de bomba del barrio Chino, ni siquiera una cerveza gratis,
que cantaron desesperados desde sus ventanas, se cayeron por la ventana del metro, saltaron en el sucio Passaic, se abalanzaron sobre negros, lloraron por toda la calle, bailaron descalzos sobre vasos de vino rotos y discos de fonógrafo destrozados de nostálgico Europeo jazz Alemán de los años 30 se acabaron el whisky y vomitaron gimiendo en el baño sangriento, con lamentos en sus oídos y la explosión de colosales silbatos de vapor,
que se lanzaron por las autopistas del pasado viajando hacia la cárcel del gólgota -solitario mirar- autos preparados de cada uno de ellos o Encarnación de Jazz de Birmingham,
que condujeron campo traviesa por 72 horas para averiguar si yo había tenido una visión o tú habías tenido una visión o él había tenido una visión para conocer la eternidad,
que viajaron a Denver, murieron en Denver, que volvían a Denver; que velaron por Denver y meditaron y andaban solos en Denver y finalmente se fueron lejos para averiguar el tiempo, y ahora Denver extraña a sus héroes,
que cayeron de rodillas en desesperanzadas catedrales rezando por la salvación de cada uno y la luz y los pechos, hasta que al alma se le iluminó el cabello por un segundo,
que chocaron a través de su mente en la cárcel esperando por imposibles criminales de cabeza dorada y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaba dulces blues a Alcatraz,
que se retiraron a México a cultivar un hábito o a Rocky Mount hacia el tierno Buda o a Tánger en busca de muchachos o a la Southern Pacific hacia la negra locomotora o de Harvard a Narciso a Woodland hacia la guirnalda de margaritas o a la tumba,
que exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo y fueron abandonados con su locura y sus manos y un jurado indeciso,
que tiraron ensalada de papas a los lectores de la CCNY sobre dadaísmo y subsiguientemente se presentan en los escalones de granito del manicomio con las cabezas afeitadas y un arlequinesco discurso de suicidio, exigiendo una lobotomía al instante,
y recibieron a cambio el concreto vacío de la insulina Metrazol electricidad hidroterapia psicoterapia terapia ocupacional ping pong y amnesia,
que en una protesta sin humor volcaron sólo una simbólica mesa de ping pong, descansando brevemente en catatonia,
volviendo años después realmente calvos excepto por una peluca de sangre, y de lágrimas y dedos, a la visible condenación del loco de los barrios de las locas ciudades del Este,
los fétidos salones del Pilgrim State Rockland y Greystones, discutiendo con los ecos del alma, balanceándose y rodando en la banca de la soledad de medianoche reinos dolmen del amor, sueño de la vida una pesadilla, cuerpos convertidos en piedra tan pesada como la luna,
con la madre finalmente ****** [i] , y el último fantástico libro arrojado por la ventana de la habitación, y a la última puerta cerrada a las 4 AM y el último teléfono golpeado contra el muro en protesta y el último cuarto amoblado vaciado hasta la última pieza de mueblería mental, un papel amarillo se irguió torcido en un colgador de alambre en el closet, e incluso eso imaginario, nada sino un esperanzado poco de alucinación-
ah, Carl, mientras no estés a salvo yo no voy a estar a salvo, y ahora estás realmente en la total sopa animal del tiempo-
y que por lo tanto corrió a través de las heladas calles obsesionado con una súbita inspiración sobre la alquimia del uso de la elipse el catálogo del medidor y el plano vibratorio,
que soñaron e hicieron aberturas encarnadas en el tiempo y el espacio a través de imágenes yuxtapuestas y atraparon al Arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unieron los verbos elementales y pusieron el nombre y una pieza de conciencia saltando juntos con una sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus
para recrear la sintaxis y medida de la pobre prosa humana y pararse frente a ti mudos e inteligentes y temblorosos de vergüenza, rechazados y no obstante confesando el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda cabeza sin fin,
el vagabundo demente y el ángel beat en el tiempo, desconocido, y no obstante escribiendo aquí lo que podría quedar por decir en el tiempo después de la muerte,
y se alzaron reencarnando en las fantasmales ropas del jazz en la sombra de cuerno dorado de la banda y soplaron el sufrimiento de la mente desnuda de América por el amor en un llanto de saxofón eli eli lamma lamma sabacthani que estremeció las ciudades hasta la última radio
con el absoluto corazón del poema sanguinariamente arrancado de sus cuerpos bueno para alimentarse mil años.

II

¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación?
¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres!
¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos!
¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!
¡Moloch cuyos ojos son mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las ciudades!
¡Moloch cuyo amor es aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo nombre es la mente!
¡Moloch en quien me asiento solitario! ¡Moloch en quien sueño ángeles! ¡Demente en Moloch! ¡Chupa vergas en Moloch! ¡Sin amor ni hombre en Moloch!
¡Moloch quien entró tempranamente en mi alma! ¡Moloch en quien soy una conciencia sin un cuerpo! ¡Moloch quien me ahuyentó de mi éxtasis natural! ¡Moloch a quien yo abandono! ¡Despierten en Moloch! ¡Luz chorreando del cielo!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Departamentos robots! ¡Suburbios invisibles! ¡Tesorerías esqueléticas!
¡Capitales ciegas! ¡Industrias demoníacas! ¡Naciones espectrales! ¡Invencibles manicomios! ¡Vergas de granito! ¡Bombas monstruosas!
¡Rompieron sus espaldas levantando a Moloch hasta el cielo! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡Levantando la ciudad al cielo que existe y está alrededor nuestro!
¡Visiones! ¡Presagios! ¡Alucinaciones! ¡Milagros! ¡Éxtasis! ¡Arrastrados por el río americano!
¡Sueños! ¡Adoraciones! ¡Iluminaciones! ¡Religiones! ¡Todo el cargamento de mierda sensible!
¡Progresos! ¡Sobre el río! ¡Giros y crucifixiones! ¡Arrastrados por la corriente! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos animales y suicidios! ¡Mentes! ¡Nuevos amores! ¡Generación demente! ¡Abajo sobre las rocas del tiempo!
¡Auténtica risa santa en el río! ¡Ellos lo vieron todo!  ¡Los ojos salvajes! ¡Los santos gritos! ¡Dijeron hasta luego! ¡Saltaron del techo! ¡Hacia la soledad! ¡Despidiéndose! ¡Llevando flores! ¡Hacia el río! ¡Por la calle!

III

¡Carl Solomon! Estoy contigo en Rockland
                Donde estás más loco de lo que yo estoy
Estoy contigo en Rockland
                Donde te debes sentir muy extraño
Estoy contigo en Rockland
                Donde imitas la sombra de mi madre
Estoy contigo en Rockland
                Donde has asesinado a tus doce secretarias
Estoy contigo en Rockland
                Donde te ríes de este humor invisible
Estoy contigo en Rockland
                Donde somos grandes escritores en la misma horrorosa máquina de escribir
Estoy contigo en Rockland
                Donde tu condición se ha vuelto seria y es reportada por la radio
Estoy contigo en Rockland
                Donde las facultades de la calavera no admiten más los gusanos de los sentidos
Estoy contigo en Rockland
                Donde bebes el té de los pechos de las solteras de Utica
Estoy contigo en Rockland
                Donde te burlas de los cuerpos de tus enfermeras las arpías del Bronx
Estoy contigo en Rockland
                Donde gritas en una camisa de fuerza que estás perdiendo el juego del verdadero
            ping pong del abismo
Estoy contigo en Rockland
                Donde golpeas el piano catatónico el alma es inocente e inmortal jamás debería
            morir sin dios en una casa de locos armada
Estoy contigo en Rockland
                Donde cincuenta shocks más no te devolverán nunca tu alma a su cuerpo de su
            peregrinaje a una cruz en el vacío
Estoy contigo en Rockland
                Donde acusas a tus doctores de locura y planeas la revolución socialista hebrea
            contra el Gólgota nacional fascista
Estoy contigo en Rockland
                Donde abres los cielos de Long Island y resucitas a tu Jesús humano y viviente de la
            tumba sobrehumana
Estoy contigo en Rockland
                Donde hay veinticinco mil camaradas locos juntos cantando las estrofas finales de
            La Internacional
Estoy contigo en Rockland
                Donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo nuestras sábanas los
            Estados Unidos que tosen toda la noche y no nos dejan dormir

Estoy contigo en Rockland
            Donde despertamos electrificados del coma por el rugir de los aeroplanos de
            nuestras propias almas sobre el tejado ellos han venido para lanzar bombas
            angelicales el hospital se ilumina a sí mismo  colapsan muros imaginarios  Oh
            escuálidas legiones corren afuera  Oh estrellado shock de compasión la guerra
            eterna está aquí  Oh victoria olvida tu ropa interior somos libres
Estoy contigo en Rockland
                En mis sueños caminas goteando por un viaje a través del mar sobre las carreteras a
            través de América llorando hasta la puerta de mi cabaña en la noche del oeste

San Francisco, 1955-1956