PERDIDOS Y LA CRISIS

La columna de hoy de IDEAL, en clave televisivo-política. A ver si la hemos conseguido cuadrar…

 

En uno de los últimos episodios de la quinta temporada de «Perdidos», cuando se encuentran después de mucho tiempo, el eterno Richard le comenta al caótico Locke: «Hay algo diferente en ti». Y el calvo redivivo le responde, sin titubeos: «Sí. Ahora tengo un objetivo». Tiene tarea. A la vuelta de cinco temporadas, Locke tiene un objetivo. ¡Él, que nos las ha hecho pasar canutas con sus ideas místicas, sus súbitos cambios de opinión, su liderazgo errático y sus decisiones erróneas basadas en la inspiración del momento!

 

Sinceramente pienso que el gran mérito de «Perdidos», además de ser una serie compleja, adictiva y fascinante, es haber sido capaz de prever el actual caos internacional en que la tan traída crisis económica nos ha sumido. Y, puestos a malpensar, ¿a los gobiernos de qué país les recuerda el discurso de Locke, cuando escuchamos que se ha agotado un modelo productivo y, ahora, tenemos un nuevo objetivo en forma de I+D+i, la gran panacea del crecimiento sostenible, maná para el futuro y milagro de los panes y los peces?

 

Cuando veo a los protagonistas de la Isla desplazarse en el tiempo, intentando encontrar su destino y dar con la clave para conseguir abandonarla, me acuerdo de este neokeynesianismo en que vivimos actualmente, con ecos de Marx y con el neoliberalismo absolutamente denostado… pero con las derechas ganando en todas las citas electorales europeas. Increíble, pero radicalmente cierto. Absurdo, sinsentido y contradictorio.    

 

Y luego está, para resolución de cualquier conflicto que surge en la Isla, la permanente pugna entre Sawyer y Jack. Si uno dice blanco, el otro dirá negro. Si uno pide mar, el otro clamará por la montaña. Y ahí van los dos, con cara de permanente cabreo, trasuntos de ZP y Rajoy o de nuestro alcalde y la Junta, con los soterramientos del metro, el cierre del anillo o el Museo de la ciudad, sin ir más lejos. ¿Y qué me dicen de Ben, el antiguo líder de los Otros, caído en desgracia, vilipendiado y denostado, pero con pinta de creerse que aún tiene mucho que decir?

 

Pero hablemos de los Otros y de los Hostiles, los siempre sospechosos vecinos de los protagonistas de «Perdidos». En realidad, nadie sabe quiénes son los buenos o los malos, pero los personajes de la serie se guían por una máxima ¿infalible?: si no están con nosotros, están contra nosotros. Y, por eso, ante la más mínima dificultad, discusión o contratiempo, vuelan hondonadas de palos, tiros y puñaladas por la Isla. Como en un Parlamento cualquiera, vamos.

 

Sin olvidar la misteriosa Iniciativa Dharma de la que nada sabemos, pero ahí está, siempre presente. O el malo malísimo, Charles Widmore, que no duda en fabricar mentiras increíbles para engañar a la opinión pública y poner en marcha maquiavélicos planes que redundarán en su propio beneficio. ¿No les parece, «Perdidos», la vida misma?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

No es necesario irse a África para tener experiencias nuevas

Amigos, hoy una entrada chauvinista y egocéntrica total. Os dejo el enlace con la estupenda entrevista que María Fernández-Nogueras me ha hecho para mi querido IDEAL. Según fuentes bien informadas, en vez de titularla como reza ahí arriba, pensaron ponerle «También puedes conocer a alguien fascinante en el Alsina de Granada a Almuñécar», pero optaron por la referencia africana.

Un servidor, con el libro debajo del brazo. Foto: Alfredo Aguilar
Un servidor, con el libro debajo del brazo. Foto: Alfredo Aguilar

Al grano.

 

¿Habéis comprado ya el libro? ¿Lo vais leyendo? ¿qué os parece? Contadme, contadme. Y a ver qué os parece la entrevista. Desde luego, la encantadora María se lo curró pero que bien currado, una hora de charla implacable. La pobre.

Malandrines, ¿lo habéis comprado ya? Contadme, contadme
Malandrines, ¿lo habéis comprado ya? Contadme, contadme

Además, este sábado estaremos en directo, a partir de las 13.30, en Canal Sur Radio, hablando de viajes y películas. Y si andan por el Levante peninsular, el próximo jueves, a las 20 horas, en el alicantino pueblo de Villena, mi querido Fran y yo tendremos el privilegio de presentar «Hasta donde el cine nos lleve» de la mano del maravilloso escritor -y cómplice en esta aventura- Mariano Sánchez Soler.

 

Jesús Lens, orgulloso, feliz y contento, con su bebé fílmico-literario bajo el brazo.      

CUAVERSOS: ESTE ARTE DE PERDER

Hojeaba hoy de nuevo aquella excelente novela que tanto dio que hablar en su momento, «Shutter island». ¿Os acordáis? Una novela que, a todo esto, pronto volverá a estar de moda, que ya estrena la película de Scorsese, protagonizada por Di Caprio, que la adapta al cine.

 

El caso es que la novela arranca con una cita de la poetisa Elisabeth Bishop, de su poemario «Preguntas para viajeros»:      

 

¿…tendremos que soñar nuestros sueños y además verlos realizados?

 

Me encantó.

 

Y buscando más versos de la Bishop me encuentro con…    

Este arte de perder

No, no es difícil adquirir el arte de perder:
hay tantas cosas empeñadas en
perderse, que su pérdida no importa.

Pierde algo cada día, acepta el río
de llaves que se pierden, horas malgastadas.
No, no es difícil adquirir el arte de perder.

Practica entonces perder más, más rápido:
nombres, lugares, ¿para adónde ibas?
Ninguna de estas cosas es desastre.

Perdí el reloj de mi madre, y -fíjate- la última
o la penúltima casa querida que tuve.
No, no es difícil adquirir el arte de perder.

Perdí mis dos adoradas ciudades, e incluso
algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no es un desastre.

-Incluso si te pierdo a ti (tu voz bromista, esos gestos
que adoro) no habré mentido. Es obvio
que el arte de perder no cuesta ni tanto adquirirlo
aunque por momentos parezca que (¡escríbelo!) sí es un desastre.

Siempre acostumbrados a ganar, me ha encantado este cántico al perder.

 

Jesús Lens, convencido de que perder es cuestión de método.

¡MIÉNTEME!

Que la cara es el espejo del alma, después de ver el deslumbrante arranque de la serie «Miénteme» (Lie to me), es más, mucho más, que una frase hecha.

 

Venga. Atrévete a mentirme
Venga. Atrévete a mentirme

Tim Roth interpreta en esta nueva serie, preestrenada por la Fox a finales de julio, pero que deja cruelmente en la nevera hasta septiembre, a un detective muy especial: un especialista en detectar mentiras y en desenmascarar mentirosos. Aunque su equipo trabaja principalmente para la policía, el FBI o el ejército, también acepta encargos privados.

 

Como el de un partido político: «Un político. Cóbrale por mentira. Te jubilarías mañana». Porque, además de inteligente, observador y estudioso, el protagonista de «Miénteme» es un tipo ácido e irónico. Y, además, paradójicamente, un mentiroso compulsivo… cuando la situación así lo requiere: «nunca permitas que los hechos se interpongan a la verdad».

 

Atentos a las máscaras africanas del fondo. ¿No molan?
Atentos a las máscaras africanas del fondo. ¿No molan?

La verdad. La otra cara de la moneda. De eso va esta serie. De descubrir la verdad. A través de la mentira, claro. Y de su detección. Una persona normal miente, de media, tres veces en una conversación de diez minutos. De forma impremeditada, casual… mentimos. Y cada vez que lo hacemos, nuestro cuerpo reacciona. Los psicólogos saben de eso: lenguaje no verbal, gestos, tics… un mundo apasionante.

 

Mentirosos: tened miedo. Mucho miedo.
Mentirosos: tened miedo. Mucho miedo.

Y todo ello basado en la verdadera historia de Paul Ekman, un psicólogo que se encuentra catalogado entre las cien personas más influyentes del mundo, por la prestigiosa revista Time.  

 

Tópicos: cuando mentimos, no miramos a los ojos de nuestro interlocutor. Falso. Cuando mentimos, miramos fijamente a la persona a la que pretendemos engañar, para escrutar cada uno de sus gestos y quedarnos tranquilos, al ver cómo se traga la bola que le estamos metiendo.

 

En serio, ¿cuántas veces lo hemos dicho? Pocas películas alcanzan hoy día la calidad, el interés y la capacidad de hipnótica fascinación de muchas de las series que la televisión nos está brindando en los últimos años.

 

Leyendo los rostros de las personas
Leyendo los rostros de las personas

No sé si «Miénteme» aguantará el tipo y los casos a los que se enfrenten Roth y sus ayudantes serán siempre tan interesantes y atractivos como los de los dos primeros episodios de la serie, pero ésta promete emociones fuertes, y si «House» ha triunfado a base de lupus y punciones lumbares, algo tan felizmente alejado de nuestra vida cotidiana como Fernando Alonso del campeonato de F1 de este año; ¿qué no podemos esperar de una serie que nos enseña a descubrir las mentiras de las personas que nos rodean?

 

De hecho, estoy ardiendo por contar mañana alguna gracia y ver la sonrisa de mi interlocutor, para saber si es verdadera o impostada. El truco está en fijarse en… ¿lo quieres saber? ¡Pues ve más televisión! Que la verdad está ahí dentro.

 

Por sus gestos les conoceréis
Por sus gestos les conoceréis

Jesús Lens, teleadicto total.

 

PD.- Cuando, después de explicar lo que significa un gesto determinado, los responsables de «Miénteme» nos pasan distintas fotos de personajes públicos y conocidos que ponen idéntico rictus, es para flipar. De Clinton, Bush o Sara Palin a Tiger Woods u O.J. Simpson. En serio. ¡»Miénteme» es una auténtica lección de lo más provechoso!