Hay películas, discos y libros que uno, impepinablemente, tiene que ver, escuchar y leer. Sin excusas. Sí o también.
¿Se acuerdan, hace unos meses, de aquella persona que no había visto «Casablanca»? Afortunadamente y con el correr del tiempo, terminó por verla. Y le pareció preciosa. No sé si se habrá dicho eso de «- ¿por qué no la vería antes?» o no, pero el caso es que películas como «Casablanca» son de las que hay que ver.
Y, por la misma regla de tres, «Disparen sobre el pianista», de David Goodis, es una novela que hay que leer, tanto si eres aficionado al género negro y criminal como si eres, sencillamente, un lector curioso y amante de los buenos libros.
Por eso hay que agradecer a la gente de RBA esa imprescindible recuperación que está haciendo de los Clásicos de la Serie Negra, en una colección de elegante diseño, y agradable y cómodo formato para la lectura.
Chandler y Hammett son, posiblemente, más conocidos que Goodis. Y, sin embargo, David Goodis está a su altura, gracias a novelas como ésta que, siendo cortas, directas, secas y contundentes, se asemejan al puñetazo que pega en el plexo solar el campeón del mundo de los pesos pesados de boxeo: te destrozan por dentro, dejándote sin aliento y sin respiración.
Novelas que comienzan y terminan en el momento exacto, que van al grano, sin divagaciones de ningún tipo. Novelas que asemejan sueños o alucinaciones, que no pueden dejar indiferente a un lector que, en cada página, encuentra un destello de genialidad.
«No puedo quedarme aquí -pensó-. Tengo que levantarme y seguir corriendo.»
Y, desde esa primera carrera, con la cara ensangrentada, de uno de los protagonistas hasta ese final surrealista y fantasmagórico, la incisiva prosa de Goodis nos regala doscientas magistrales páginas en las que el argumento, saber de qué va la novela o intentar adivinar quiénes son los malos es lo de menos.
La novela, que sería adaptada al cine por François Truffaut, empareja con ese estilo tarantiniano de presentar personajes absurdos en situaciones más absurdas todavía. O esos impresionantes flash backs, tan reveladores e impactantes. O esos diálogos que, a veces, no parecen tener sentido alguno.
Una novela de las que, como otras veces hemos definido, no se leen: se devoran.
Un clásico imprescindible a recuperar, leer y disfrutar. Ya. Cuanto antes, mejor.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.











Comentarios
3 respuestas a «DISPAREN SOBRE EL PIANISTA»
No olvidar que el personaje central en la primer foto es Charles Aznabur (Asnaburian) que ademas laburo en Ratas del Desierto (si no me falla Anselmo). Abrazos
Jesús: Acabo de leerla hace unos días y he caído aquí mientras buscaba algo más de información para reseñarla en radio. No había leído aún a Goodis (aunque tenía referencias suyas) y debo decir que estoy de acuerdo contigo: un verdadero fogonazo, una poética pesadilla (la retrospección sobre el pasado de Eddie me parece una maravillosa «caja china») y un libro que hay que leer aunque no te guste la novela negra.
Por poner un pero a la edición (no al libro), ya que RBA está editando a estos clásicos olvidados, quizá debería encargar nuevas traducciones. Con este libro, como con Nada, de Manchette, me ocurrió que algunos giros me parecían algo obsoletos con respecto al español actual. Aún así, supongo que es mejor eso que no tener nada. Ahora me ocurre lo mismo que cuando descubrí a Jim Thompson: tengo más hambre de Goodis.
Un fuerte abrazo.
Sí. Es verdad que algunas traducciones y ediciones serían mejorables. Pero, siendo conformistas, al menos podemos disfrutarlas en unas colecciones visualmente atractivas.