Cómo matar a una ninfa

Se suele decir que, si te gusta una novela, no quieras conocer al autor. Vayamos a fastidiarla.

Recién terminada de leer “Cómo matar a una ninfa”, publicada por Random, puedo recomendarte y te recomiendo que, además de leerla; hagas lo posible por ir a alguna de las presentaciones que su joven e intrépida autora, Clara Peñalver, está haciendo a todo lo ancho y lo largo de esta España nuestra.

 Jesus Lens Clara Peñalver

Porque Clara, además de ser un encanto, se viene arriba en sus presentaciones, hablando con total desparpajo de los entresijos de su novela, pero sin desvelar nada de su argumento a los potenciales lectores. Es tan sencillo como esto: cuando escuchas a Clara hablar de “Cómo matar a una ninfa”, no solo te llevas la novela a casa, sino que abandonas cualquier otro libro que estuvieras leyendo para sumergirte en la historia protagonizada por Ada Levy.

Levy. Ada Levy.

¿Quién es Ada Levy? Una chica, joven, motera y dura, pero tierna a la vez. Independiente, pero muy necesitada de cariño y comprensión. Y valiente. A veces, hasta la inconsciencia. Pero, sobre todo, Ada es real. Es de verdad. Es de carne y hueso. Es un personaje tan creíble que entra dentro de esa categoría que, para mí, es tan especial y significativa: la de los personajes de ficción con los que me gustaría tomar una Alhambra Especial muy fría.

 como matar a una ninfa

Ada colabora en una pizzería de Granada cuyo dueño, enigmático e interesante, tiene como ocupación paralela y complementaria el investigar los típicos casos que se encargan a los detectives privados: cuernos, infidelidades, bajas laborales, etcétera. Y Ada le ayuda con algunos seguimientos, informes y fotografías.

La trama arranca con un encargo especial: localizar a una modelo muy conocida que lleva días desaparecida. Y ello, en un contexto de terror generalizado ya que un asesino en serie está aterrorizando Andalucía. Un asesino que se pirra, precisamente, por las chicas jóvenes y guapas…

Ada transita por una Granada que, para los nativos, resulta igualmente creíble y bien retratada; pasando por algunos garitos y locales con personalidad, del restaurante de Álvaro Arriaga a la Qarmita o el Alexis Viernes. De la misma manera, cuando tiene que viajar a Córdoba y Sevilla, disfrutamos de sus escapadas. Además, los secundarios de la historia también tienen personalidad propia, algo esencial en cualquier novela que se precie, sobre todo, si tiene visos de convertirse en saga, como ocurre en este caso.

 como matar a una ninfa trailer

Y están las tramas. La primera, negra y criminal. Ya la hemos avanzado. Pero hay una interesante subtrama muy apegada a la realidad y a ese acoso machista que esta sociedad tan aparentemente moderna tiene que seguir soportando, bien entrados en el siglo XXI. Además de un fabuloso viaje por Galicia que…

Que no voy a seguir describiendo. Que te hagas con “Cómo matar a una ninfa” y que la leas, a la voz de ya. Y que así podremos comentarlo, ¿no te parece?

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

Justo lo veía claro

A esa conclusión es a la que he llegado, tras leerme tres años de columnas de Justo Vasco.

Que lo veía claro.

Me explico:

Justo Vasco es un extraordinario escritor cubano que se vino a España allá por los noventa. Y se afincó en Gijón.

Fotografía de Daniel Mordzinski
Fotografía de Daniel Mordzinski

Durante tres años, escribió colaboraciones semanales en la prensa asturiana. En “La Voz de Asturias”, concretamente, bajo la denominación de “Fabulaciones”.

Justo escribía sobre todo. Lo que le daba la gana. Sobre lo divino, pero mucho más a menudo, sobre lo humano. ¡Y nada de lo humano le era ajeno!

Lo mejor de todo es que buena parte de las columnas de Justo, leídas diez años de haber sido escritas y publicadas, no solo siguen teniendo vigentes y se leen con la misma frescura que si hubieran sido escritas hoy; si no que demuestran que Justo era un visionario y que predijo buena parte de la cochambre que ahora estamos sufriendo.

Justo alertó contra los excesos del sistema financiero, sobre los despropósitos en materia de educación, contra el delirio nacionalista y contra las ínfulas imperialistas. Justo, además, no se casaba con nadie. Y, por eso, no le tiembla el pulso a la hora de denunciar las barbaridades y las burricies de los unos y los otros. De los de aquí y de los de allí. De los diestros y de los siniestros.

Justo Vasco y Guillermo Orsi; dos escritores de talla y altura
Justo Vasco y Guillermo Orsi; dos escritores de talla y altura

Desde hace un mes, en la web dedicada a Justo Vasco se están poniendo on line sus columnas semanales, justo el día en que fueron publicadas, allá por 2002, 2003 y 2004.

Échales un vistazo.

No solo vas a redescubrir a un preclaro analista de la realidad sino que, además, disfrutarás de una exuberante prosa ácida, sarcástica y afilada. Más afilada que la hoja de un cuchillo jamonero.

Ya sabes.

AQUÍ: Todo Justo Vasco.

Fdo.- Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

De móviles, narraciones y crímenes

La estupenda interpretación que Katha hizo de “El móvil del crimen” me recuerda una vieja duda literaria.

 móvil del crimen

Y es que la irrupción de los móviles quizá nos ha facilitado la vida, pero ha hecho más complicada la credibilidad de las narraciones negras y criminales. Antes era fácil soslayar las cabinas y los teléfonos públicos, pero con los móviles, la cosa cambia.

Porque hay ocasiones en que un personaje tiene que quedar incomunicado, en aras de verosimilitud de la trama. Sí o también.

Así las cosas, ¿cuál de estas opciones te parece mejor (o menos mala) para incomunicar al alguien?

A.- Que se quede sin batería

 

B.- Que pierda la cobertura

 

C.- Que pierda el móvil, se le caiga o se le rompa

 

D.- Que se lo olvide al salir de casa/oficina

 

E.- Que sea tan guay que no tenga móvil

No sé si me dejo alguna posibilidad en el tintero, el cuyo caso, te agradecería que lo señalaras.

 Moviles

Más que nada, por si me hace falta usarla en algún momento. Citándote y acreditándote, claro.

Además, lo convertimos en encuesta, que es más fácil votar que escribir un comentario, ¿verdad?

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

Soñé con elefantes

Hablemos de libros, ahora que llega el fin de semana. Porque hay que leer. Leer siempre. En nuestra página hermana, el Calibre 38, tenemos la reseña de «Soñé con elefantes», de Ivica Djikic, publicada por Sajalín Editores.

 Soñé con elefantes

Dice así:

Uno de los viajes más complicados que he hecho en mi vida fue a los Balcanes, hará ahora cuatro o cinco años. Un viaje caótico, improvisado, a lomos de trenes que cogíamos por la noche y en los que tratábamos de dormir entre control de pasaportes y control fronterizo. Partiendo de Viena, pasamos por Eslovenia, Croacia, Bosnia y Serbia para terminar en Budapest, antes de volver a casa.

 

El caos.

 

Y eso es precisamente lo que ofrece Soñé con elefantes. Caos. Una narración que avanza y retrocede, que gira sobre sí misma y que apunta en varias direcciones a la vez; que cuenta con varios protagonistas y múltiples puntos de vista.

¿Quieres saber más? Pues date una vuelta por esta maravillosa web y aprovecha para bichear, que hay multitud de temas candentes y apasionantes.

 Calibre 38

Jesús Lens, el Balcánico

En Twitter: @Jesus_Lens

La estrategia del pequinés

No son sus brillantes, brutales y desconcertantes golpes de efecto lo que más me ha gustado de la novela de Alexis Ravelo, “La estrategia del pequinés”, publicada por la editorial Alrevés en su colección de Novela Negra.

 Adobe Photoshop PDF

Tampoco es lo bien planteada, llevada y resuelta que está la trama de la novela, lo mejor de la misma. Una trama al estilo clásico, con planteamiento, nudo y desenlace. Tres actos. Y algún flash back. Directo, duro y al mentón. Contundente. Seria narración. De las que te agarran y ya no te sueltan.

Y no. Tampoco son los personajes lo más arrebatador de esta historia. Y mira que son personajes interesantes, diferentes, complementarios y contradictorios. Los hay que te caen cojonudamente, nada más conocerlos y otros que, conforme hacen su primera aparición, ya te están tocando los cojones. Por decirlo suavemente. Los hay a los que te gustaría matar y los hay por los que podrías matar. Literaria y metafóricamente hablando, claro.

Alexis Ravelo

Lo que más me ha gustado de “La estrategia del pequinés” es, por tanto, que mientras la estás leyendo; te crees todo lo que pasa en ella. Te crees la acción. Te crees la trama. Te crees a los personajes. Te crees cómo hablan, cómo visten y cómo actúan. Te crees sus motivaciones, sus actos y sus reacciones. Te crees los garitos por los que pasan, las calles por las que transitan, los apartamentos y las casas en que viven y los polígonos en los que trapichean.

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Y creer lo que lees, cuando lees una novela negra y criminal que tiene un atraco como tema central; es de una importancia capital.

Estos meses estoy trajinando libros muy distintos. Ya lo vais viendo, si sois seguidores asiduos de este blog. Por eso, cuando he pillado una novela pura de género, la he disfrutado largo y tendido, leyéndola en un par de sentadas, evitando cualquier distracción que me apartara de las andanzas de El Rubio, el Palmera, Cora y Sanchís.

Alexis Ravelo, una de las cabezas visibles del noir canario, que está viviendo un momento de esplendor gracias al trabajo de Antonio Lozano, José Luis Correa, Juan Ramón Tramunt o Mariano Gambín; ha escrito una novela que no decepciona a los amantes del género negro y que atraerá a lectores poco habituales del mismo, si es que aún los hubiera, dado su feliz nivel de expansión.

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De hecho, tanto se ha expandido el género que ahora es imposible entrar en una librería y no encontrar decenas de anaqueles repletos de novelas con el sello de “negro”, “policíaco” y/o “criminal”. Por eso, ahora más que nunca, hay que separar el grano de la paja, lo auténtico de la falsificación, la denominación de origen del hecho-en-cualquier-sitio; la calidad del hecho-de-cualquier-manera; la literatura de sabrosa y nutritiva cocción lenta de la insípida y vacua literatura basura.

Y “La estrategia del pequinés” es, indiscutiblemente, una de las novelas negras que hay que leer este 2013.

Jesús Lens, aprendiendo estrategias.

En Twitter: @Jesus_Lens