El poder de la IA

Hace un año largo, mientras preparaba la contestación al discurso de ingreso en la Academia de Buenas Letras de Alejandro Castañeda, leía ‘El poder de las palabras’ del argentino Mariano Sigman, subtitulado ‘Cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando’. Para alguien que habla hasta por los codos, era un título imprescindible. 

Recuerdo que incluí este párrafo en aquella alocución: “cuando la conversación sucede en el contexto adecuado, el de unos pocos que se escuchan e intercambian argumentos, nos ayuda a pensar con más claridad, a tomar mejores decisiones y a ser más ecuánimes, empáticos y comprensivos. Tan simple como eso: es una herramienta fabulosa, tal vez la más efectiva, para dar forma al pensamiento”. ¡Me encanta!

Por aquellos entonces distaba de sospechar que, casualidades de la vida, esta tarde estaré conversando con el mismísimo Mariano Sigman en la librería La Biblioteca Invisible. El neurocientífico participa mañana en el TAI Granada de IDEAL y aprovecharemos para charlar sobre su libro más reciente, ‘Artificial. La nueva inteligencia y el contacto de lo humano’, igualmente publicado por la editorial Debate y escrito a cuatro manos con Santiago Bilinkis. Hablamos de un libro derivado del primero en el que la conversación hombre-máquina tiene un gran protagonismo.

Lo sé, lo sé. ¿Qué hago yo hablando con un neurocientífico sobre Inteligencia Artificial? Créanme que, mientras escribo estas líneas, me hago la misma pregunta, atenazado por un Síndrome del impostor de padre y muy señor mío. Mi papel será como el del árbitro: tratar de pasar inadvertido y dejar que fluya la conversación. 

Les confieso que cuando acepté participar en esta presentación, estaba convencido de que hablaríamos sobre ‘El poder de las palabras’. Cuando me enteré de que el tema central era la IA casi me caigo de culo. Y, sin embargo, estoy muy contento. Porque meterme en este embolado me ha permitido leer todo un librazo que hace un completo recorrido por la historia de la inteligencia artificial: he aprendido un montón sobre una disciplina llamada a darle un vuelco radical a nuestra vida. Además, Sigman y Bilinkis analizan diferentes aspectos de la IA y la relación de amor-odio que los humanos establecemos con ella: unas veces nos parece una grandiosa oportunidad y, otras, una gravísima amenaza. De todo ello hablaré hoy con Sigman. ¡Vénganse, que la cosa se promete apasionante!

Jesús Lens

Tecnofobia, IA y terror

Llego tarde, lo sé, pero me quité de Netflix cuando se acabaron las cuentas compartidas y ahora lo tengo que ver de ‘prestaíllo’. Por fin he acabado la nueva temporada de ‘Black Mirror’, la joya seriéfila con la que Charlie Brooker revolucionó la televisión. Su punto de partida era la tecnofobia, pero con sentido. No se trataba de alarmar sin ton ni son, sino de invitar a los espectadores a una reflexión sobre un futuro distópico posible, incluso probable. Y no excesivamente lejano. 

¡La de conversaciones, tertulias y artículos que provocaron las anteriores temporadas de ‘Black Mirror’! Este año, sin embargo, tengo la sensación de que su estreno ha pasado sin pena ni gloria. O lo mismo soy yo, no sé. 

El punto de inflexión para Charlie Brooker vino con la pandemia, cuando paralizó la serie porque la realidad ya era demasiado distópica por sí misma. Como lo del Día de los Muertos de este año: demasiado real por cómo está el mundo. 

La vuelta de ‘Black Mirror’ nos trae dos capitulazos, el de la horrible Joan en el que una ejecutiva ve convertido su día a día en un reality show que emite una plataforma trasunto de Netflix en tiempo real. Denuncia las consecuencias de que lo privado se haga público. Y ‘Beyond the sea’, una ucronía que transcurre en un 1969 alternativo en el que la inteligencia artificial y la emocional se dan la mano… y se toman el codo. 

Los demás, estando bien, son otra cosa. Hay revisiones de clásicos del terror trufados de críticas a los medios de comunicación y una ácida reflexión sobre los true crime televisivos tan en boga. Pero a mí me gusta ‘Black Mirror’ cuando es ‘Black Mirror’. Entiendo que Brooker esté harto de hacer lo que se espera que haga, pero es lo que hay. 

También es verdad que, de un tiempo a esta parte, la mayor parte de las noticias que leemos sobre inteligencia artificial son puro terror cósmico. En unas semanas llega el TAI Granada. Ahí estaremos para ver por dónde van los tiros de una forma analítica. 

Jesús Lens

La mejor noticia del año

Hace una semana, Mercedes Navarrete daba la que puede, la que debe ser la mejor noticia del año en y para nuestra provincia. ‘Granada aspira a acoger un segundo acelerador para ampliar el Ifmif-Dones’, rezaba el titular. ‘Europa estudia mejorar la infraestructura con una inversión de más de 300 millones para adelantar los resultados de las investigaciones sobre la energía de fusión’, continuaba aquella prometedora información que puedes leer AQUÍ.

Ustedes saben que este tema me apasiona de forma rayana en la obsesión. He escrito decenas de artículos alabando, reivindicando y defendiendo todo lo referente al acelerador de partículas y cuando leí la información de Mercedes me acordé de lo que escribía hace unos meses, al comienzo de la salvaje invasión rusa de Ucrania. ‘En un contexto de inestabilidad como éste, las inversiones en el proyecto del Ifmif-Dones deberían ser más decididas e importantes que nunca. ¿Y si estamos en uno de esos momentos estelares de la humanidad en los que, de forma global y coordinada, trabajamos por salvar el planeta?’. AQUÍ más enlaces e info.

Porque el desarrollo de la energía de fusión, más allá de lo que la instalación del acelerador de partículas pueda suponer para la socioeconomía de Granada, es un bien para la humanidad, no en vano hablamos de una fuente de energía barata, limpia e inagotable.

 Cada vez que escribo esas tres palabras me echo las manos a la cabeza. ¿Cómo es posible que en un escenario de cambio climático e inflación galopante, provocada principalmente por el coste de la energía, no se está trabajando más y mejor, de forma denodada, en el desarrollo de la fusión nuclear?

José Aguilar, el coordinador de la oficina técnica de Ifmif-Dones, se lo decía alto y claro a Mercedes Navarrete: existe la convicción “de que hay que acelerar el programa europeo con el objetivo de conseguir resultados antes de lo previsto hasta ahora”. Eso supone más inversión, más tecnología, más desarrollo científico y, de rebote, otra gran oportunidad para Granada. 

Y en estas estaba, más feliz que una lombriz, cuando otra información de IDEAL, ésta de Quico Chirino, me obliga a moderar mi entusiasmo, como diría el inefable Larry David: ‘El Gobierno en funciones acelera y abrirá la agencia de IA en La Coruña en tres meses’. No todo iba a ser alegría tecnológica y felicidad energética. Me reservo mi opinión sobre el tema hasta saber qué dicen —si dicen algo— los próceres socialistas de nuestra provincia. Porque vaya tela…

Jesús Lens

Una Feria muy bien vendida

Este año he pasado por la Feria del Libro mucho menos de lo que me hubiera gustado. Además de cerrar el mes, como la semana que entra es tan particular, con dos días festivos, tocaba dejar trabajo adelantado.

Pero hoy sí. Hoy me pienso explayar, incluyendo un desdoblamiento de personalidad que ni el doctor Jekyll y Mr. Hyde. A las 11, en representación de nuestro festival Gravite, estaremos en la puesta de largo de ‘Granada. Constelación de ciencia’, junto a Antonio Gómez, de Pint of Science; Raquel Rayo, de Aquí te pillo aquí te cuento y Óscar Huertas, de Desgranando Ciencia. Un paso más en la consolidación de nuestra ciudad como polo de difusión científica. 

Ya les contaré qué se habla ahí: seguro que muchos de ustedes andan a estas horas por la Costa Tropical, el Geoparque o en una casa cueva de la Zona Norte. Y por la tarde, a las 19 horas, me enfundo la elástica de Granada Noir para conversar con Víctor del Árbol, uno de los grandes de la literatura española contemporánea, que viene a presentar ‘Nadie en esta tierra, su novela más reciente, publicada por Destino. (AQUÍ hablamos de ella hace unos meses).

Una Feria del Libro que, a la espera del cierre y las cifras oficiales, está dejando unas estupendas cifras de venta, según me cuentan librerías amigas. Por ejemplo, Javier Ruiz, de Praga. Siempre que me paro a hablar con él termino arrepintiéndome… por haber dejado pasar tanto tiempo sin hablar con él. “Este año hay una extraña alegría en la Feria que se traduce en ventas”, me asegura.

¿Será que nos hemos liado la manta a la cabeza y no escatimamos, viviendo una especie de carpe diem libresco? “No sé si es el Apocalipsis climático o que las medidas sociales del Gobierno, sobre todo la subida del SMI, les han dado a muchas familias y jóvenes un respiro grande. Estoy seguro de que eso influye”, remata. ¡Ahí queda eso!

Jesús Lens

Granada, el cine y los Goya

Muy interesante, el encuentro de ayer propiciado por Paco Cuenca en torno al sector audiovisual granadino con ocasión de la entrega de los Goya en nuestra ciudad en el año 25. De todo lo mucho que se habló, me voy a quedar con algunas ideas concretas.

La primera, el concepto de ciudad. La Granada que queremos. La del futuro inmediato. Y mediato. La del corto y medio plazo. Una Granada vivible y habitable que debemos pensar en clave metropolitana, efectivamente. ¿Qué tiene esto que ver con los Goya? Mucho. Si nos limitamos a que la gala del 2025 se limite a una alfombra roja, miles de selfis y una semana de actividades, habremos perdido una ocasión de oro para cambiarle el paso tanto a la ciudad como a la provincia en todo lo referente a la industria cinematográfica. 

Escribir en la misma frase ‘industria cinematográfica en Granada’ es una misma frase puede sonar a oxímoron, pero por lo visto y escuchado ayer; no lo es. Hay mucha gente haciendo muchas cosas y muy interesantes en el sector audiovisual en nuestra tierra. Coordinación, colaboración y sinergias. Sé que suena a buen rollito bienintencionado, pero lo mismo, esta vez sí. Muchas veces les he dado la murga con el tema de las Film Comissions (AQUÍ, por ejemplo) y la importancia económica de convertir diferentes enclaves de la provincia en un plató de cine. Se han dado, se están dando pasos en ese sentido.

Cambiarle el paso a la exhibición, que la oferta sigue siendo raquítica y penosa. Pero de ese tema hablaremos más adelante y más despacio. Como de los festivales de cine, mención aparte. 

Pero vuelvo al concepto de ciudad. Leía hace unos días que en Villanueva del Rosario, localidad malacitana situada a 48 kilómetros de la capital, se ha establecido un numeroso grupo de artistas que se vieron expulsados de Málaga por culpa de la gentrificación. 

La Granada metropolitana, con la UGR como motor, tiene que aspirar a ser una ciudad científica y creativa, de acuerdo con las tesis de Richard Florida con las que también les martiricé años ha. (AQUÍ y AQUÍ, sin ir más lejos). Un Richard Florida al que deberíamos volver, por cierto. Una ciudad en la que vivir, estudiar, investigar y crear. Porque todo eso también genera riqueza y empleo perdurables y tiene efectos positivos en otros sectores igualmente importantes de la socio economía.

Como ven, salí crecido de este encuentro con los profesionales del cine. Vamos a ver si todas estas buenas intenciones se van materializando poco a poco hasta llegar a los Goya 2025.

Jesús Lens