Bicis sin fianza

¿Sabía nuestro alcalde de qué iba la historia de las bicicletas de alquiler cuando se lanzó a darles la bienvenida y abrazarlas con alborozo en la plaza del Carmen o, sencillamente, se quiso apuntar un tanto, sin medir las consecuencias de aquel repentino, precipitado y a todas luces fracasado desembarco ciclista?

“Francisco Cuenca ha recalcado que durante el primer mes será gratuito, si bien se deberá depositar una fianza de 49 euros que será reembolsada al finalizar su utilización”, podíamos leer en la crónica de IDEAL del miércoles 25 de octubre de 2017.  (Lean AQUÍ)

“Una de las empresas que alquilaba bicis se esfuma sin devolver las fianzas”, era el titular de portada de ayer, apenas un año después.

¿Cómo llegó a Granada Obike, empresa de origen singapurense de la que ahora nadie parece saber nada? ¿Cómo consiguió no solo que se le abrieran las puertas del Ayuntamiento, sino inundar las calles con sus bicicletas de alquiler? ¿Qué pasa con los 49 euros de fianza que pagó la gente de buena fe?

Cuando empezó la ola de vandalismo contra las bicis de alquiler, investigué un poco sobre el tema. Tampoco me esforcé mucho, la verdad sea dicha: no había más que hacer un googling para comprobar que el sistema había sido polémico en muchos otros lugares del mundo, generando más problemas de los que venía arreglar, hasta el punto de haber sido prohibido en ciudades tan modernas como Ámsterdam. (AQUÍ escribí sobre ello)

Insisto: ¿se molestó alguien del Ayuntamiento en reflexionar sobre el tema, antes de recibir a Obike al modo de “Bienvenido Mr. Marshall”, o fue más bien un volunto eso de apuntarse a “la implementación de un sistema de movilidad sostenible para mejorar la calidad del aire, mediante la reducción de emisiones CO2, que supondrá un cambio en los hábitos de desplazamiento mediante el uso de vehículos menos contaminantes y ruidosos, a la vez que traerá consigo una ciudad más amable y moderna”, como sostenía Cuenca?

¡Qué facilidades se les dan a unos, sobre todo si tienen aspecto molón y aires exóticos, y qué complicado lo tienen los de siempre!

Jesús Lens