LA MIRADA DEL OBSERVADOR

Hace unos meses dábamos cuenta de una feliz noticia: la aparición de clásicos RBA. Para nuestro entrañable, caliente y querido Club Blue & Noir, dejamos estas referencias a la singular “La mirada del Observador” de Marc Behm.


A ver cómo les suena…

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EL SÍNDROME DE MOWGLI

Culminamos este fin de semana de derrotas y fracasos con la reseña de esta novela, de la que hablábamos en la columna del viernes de IDEAL.

Hace algunos meses reseñábamos una novela de espías, “El factor Einstein”, de Andrés Pérez Domínguez, señalando que se trataba de un excelente ejercicio literario en que se contaba “una historia de largo alcance y amplio recorrido, con unos personajes muy perfilados y una atractiva trama, bien trazada y mejor resuelta.”

Con “El síndrome de Mowgli”, galardonada con el Premio Luis Berenguer de Novela y publicada por Algaida, Andrés nos regala una fascinante historia en la que cambia de tercio con respecto a sus adictivas historias de espionaje bélico, como la referida “El factor Einstein” o su estupenda “La clave Pinner”, finalista de uno de los premios literarios de Semana Negra hace algunos años.

En esta ocasión, el autor sevillano se ha decantado por una historia negra y criminal de corte clásico, que respeta todos los cánones del género, sin caer en maniqueísmos facilones, en supuestos homenajes o recreaciones ni en desmitificaciones crepusculares, irónicas o paródicas.


No. Los personajes de “El síndrome de Mowgli” son personajes de una pieza, intensos, fuertes, maleados por la vida: “Rafael Montalbán, ex boxeador profesional que nunca llegó a triunfar. La nariz quebrada, bajito, el cuerpo fibroso, portero de puticlub, guardaespaldas ocasional y cobrador de deudas por cuenta ajena.” Éste es el gran protagonista de la novela.

Y, a su alrededor, las obsesiones y las frustraciones de alguien que ha prostituido su talento, una persona que quiere romper con su presente y, para ello, da testimonio de sus andanzas en uno de esos programas nocturnos de radio en que, en el vacío de la madrugada, las almas solitarias y torturadas vomitan y purgan en antena sus fracasos y decepciones.

Andrés Pérez Domínguez, en primer plano. Foto de La Separata, su estupendo blog.

Pero esa ceremonia de exorcismo, en el caso de Rafael, tiene un sentido especial. Porque, para huir del presente, decide refugiarse en el pasado, en un intento de restañar viejas heridas que están muy lejos de haber cicatrizado.

A partir de ahí, Rafael inicia una espiral que no sabe a dónde le llegará. Ni nosotros. Porque, fiel a Itaca, a Rafael no le importa tanto el destino como el viaje en sí mismo. Y ahí es donde salimos ganando todos los lectores ya que su viaje le conduce a un futuro incierto y enigmático, pero también nos permite bucear en un pasado difícil, inhóspito, duro y apasionante.

“El síndrome de Mowgli” es de esos libros que, cuando apagas la luz de la mesilla de noche y te ves arrastrado hacia la inconsciencia, te acompañan, te siguen hablando y se entremezclan con tus sueños.

Sueños. Los sueños, como en el caso de Rafael, pueden estar hechos añicos. Pero por la mañana, con la dignidad de los perdedores de ley, Rafael se levantará de la cama después de haber maldormido apenas un par de horas, se lavará la cara y el espejo le devolverá una mirada dura, hastiada, cansada. Entonces, se vestirá, meterá sus escasas pertenencias en su bolsa de viaje, a la que igualmente devolverá los retazos de sus anhelos frustrados y sus recuerdos tormentosos, y seguirá su camino. Triste, solitario y final, como bien dijera Osvaldo Soriano.

“El síndrome de Mowgli”. Hermoso título para una excelente novela y que habla de “cuando estás en un lugar rodeado de gente y de pronto te sientes muy solo, como si fueras invisible, como si nadie pudiera verte ni tocarte, cuando te gustaría ser parte de algo pero descubres que nunca podrás formar parte de nada.”

Toda una declaración de principios que me recuerda el aforismo de Seydou Badian Kouyate: «El que se sitúa fuera de la comunidad pierde de una forma u otra su cualidad de ser humano y se convierte en una especie de reencarnación de genios malignos, pero señalado y temido por todo el mundo.»

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

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EL ENIGMA ELAH

Amigos, si siguen ustedes la Margen Derecha de este Blog, habrán visto una inusitada cantidad de comentarios referidos a la entrada que, sobre “En el valle de Elah”, tenemos publicada en esta Bitácora.


¿Qué ocurría? O bien Tommy Lee Jones se había puesto a hacer marketing viral de su nueva película o, por la denominación “grupal” de muchos de los Comentaristas, una secta radicada en Elah estaba intentando apropiarse de esta Bitácora.

Pero no. La respuesta es mucho más sencilla.

Tommy Lee, tan perplejo como yo.

En un grupo de trabajo del Taller de Lectoescritura y Argumentación han puesto como deberes a los alumnos que inserten un Comentario en dicha entrada. Lo que está muy bien. Pero me deja frío.

Primero, porque la docente si quiera pide que se lea la Entrada. Sólo que se deje un Comentario en la misma.

Segundo, porque entre las tareas para después de esos deberes, no está el comentar la reseña que hicimos sobre la peli o algo referente a la misma. El mérito está en meter un comentario. Nada más. ¡Ni siquiera Votan o le ponen Estrellitas a la Entrada!

Tercero, porque el 13 de septiembre vence el plazo para dejar los Comentarios y… me bajará el número de visitas en la Bitácora. Jajajaja.

En fin. Que los caminos de los Bytes de Internet son inexcrutables.

Pero que aquí tienen esta su Bitácora para poner deberes a sus alumnos, señores docentes. Siempre que se trate de aprender y no de imponer un castigo a nadie.

Jesús Lens, perplejo.

LA CONJURA CONTRA AMÉRICA

Aunque muchas veces tendemos a olvidarlo, Alemania fue derrotada en la II Guerra Mundial, en buena parte, porque los EE.UU. entraron en la contienda y fueron clave en el desembarco de Normandía, Sicilia, etc. Pero ¿qué hubiera pasado si los aislacionistas norteamericanos, mucho más numerosos de lo que nos imaginamos, hubieran hecho prevalecer sus tesis, manteniendo a la potencia yanqui fuera de la conflagración?

Item más, ¿qué habría ocurrido si Roosevelt no hubiera renovado su mandato y el presidente electo de los EE.UU. hubiera sido el as de la aviación, germanófilo confeso y aislacionista convicto, Charles Lindbergh?

Hace unos días escribíamos sobre “El sindicato de policía Yiddish”, una novela ucrónica de Michael Chabon en que el autor jugaba con la posibilidad de que, tras la II Guerra Mundial, el pueblo judío hubiera sido instalado en Alaska, en vez de ir a Palestina. En los comentarios a la entrada correspondiente de esta Bitácora, un clarividente José Antonio Flores escribía la siguiente verdad: “La historia del mundo, para bien o para mal, pasa en buena parte por la cultura judía.”


Muy cierto. Y por ello, “La conjura contra América”, de Philip Roth, publicada por Mondadori, resulta una lectura apasionante y esclarecedora. Porque la ucrónica elección de Lindbergh como presidente americano y su aislacionismo militante tendrá consecuencias muy directas en la comunidad judía estadounidense.

Los protagonistas de la novela son los miembros de una familia apellidada Roth, y, para más inri, la visión que tenemos de todo lo que va ocurriendo pasa por los ojos del pequeño Philip, un niño de siete años que verá cómo toda su vida se verá afectada por la política gubernamental para con los judíos.

¿Qué es más importante, ser judío o ser norteamericano? ¿Son cuestiones incompatibles? ¿Es bueno o es malo que los integrantes de las comunidades religiosas vivan juntos, en barrios netamente confesionales o es más conveniente deshacer los guetos e “integrar” a los judíos en comunidades WASP del Medio Oeste?

Estas serían, a título de ejemplo, algunas de las preguntas que el lector se va haciendo a medida que entra en los entresijos de la vida ucrónica de los Roth. A lo largo de las páginas de “La conjura contra América” se van planteando situaciones que, sin ser brutalmente dramáticas, obligan a los protagonistas a tomar decisiones. Y al lector, a analizarlas y pensarlas. Y a tomar partido. Sobre la participación en la guerra. Sobre el colaboracionismo. Sobre la resistencia pasiva. El compromiso, la solidaridad, la envidia, la maldad, el arribismo…

“La conjura contra América” es un libro apasionante en que se desgranan algunos de los asuntos capitales del ser humano como animal social, religioso, familiar, patriota y comunitario. Una novela de una intensidad temática extraordinaria, pero escrito con una exquisita sensibilidad y un prodigioso sentido del ritmo.

Uno de esos libros que hacen pensar, que te obligan a tomar partido, a reflexionar sobre tantas y tantas cuestiones que muchas veces damos por supuestas y superadas, pero que la realidad geopolítica circundante se encarga de recordarnos que no. Que, o no han terminado del todo o pueden volver. Que la Guerra Fría todavía se puede calentar, que hay blancos que no admiten que un negro opte a la Presidencia de los EE.UU., que en Cuba, los norteamericanos tienen campos de concentración, que la religión sigue teniendo un peso descomunal en la vida de miles de millones de personas. Etcétera.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

BARFLY ROURKE

Hablando de perdedores en la columna de hoy de IDEAL, hemos dejado dos imágenes de Mickey Rourke. Decía que adoro a este tipo. Y no exagero. Tal y como hicimos con el Joker, dejamos una galería de imágenes de un tipo único, singular e irrepetible.


Con ustedes, Mickey Rourke.


El único e inefable Barfly.

El borracho.

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