Bomberos al rojo vivo

¿Leyeron ustedes ayer la Carta que Manuel Mariscal, bombero del SPEIS, envió al Director de IDEAL? Imprescindible, desde todos los puntos de vista. Se titulaba “Defunción del Cuerpo de Bomberos de Granada” y su lectura me provocó una mezcla de tristeza, miedo e indignación.

La carta es larga, bien escrita y mejor argumentada y, sobre todo y lo más importante: sostenida por la fuerza de las cifras y los datos. La conclusión, insisto, es muy preocupante: “no se cumplen los protocolos de actuación, por tanto, en nuestras intervenciones faltarán personal o vehículos, con el peligro que ello supone para ciudadanos e intervinientes”, señala Mariscal, tras denunciar que la plantilla de bomberos de Granada cuenta únicamente con 167 efectivos cuya edad media está en los 50 años… para prestar servicio a medio millón de ciudadanos. ¡Cuando serían necesarios 500!

Con todo lo referente al fuego ocurre siempre lo mismo: como los incendios, urbanos o forestales, resultan algo excepcional, son campo abonado para los recortes y el ahorro. Las diferentes administraciones escatiman en la prevención, dejando de desbrozar la hierba seca de campos y solares cuando se acerca el verano, por ejemplo. O recortando en las partidas del Infoca. O, como en el caso de Granada, dejando envejecer al cuerpo de bomberos sin convocar plazas para su necesario rejuvenecimiento.

Con los bomberos, como con otros servicios básicos de la sociedad, se da una extraña paradoja: cuando intervienen es porque ha ocurrido una desgracia. Mientras tanto, permanecen en silencio, entrenando, formándose y reciclándose de forma discreta. ¿Para qué hacer gasto, pues, en un colectivo de personas que, la mayor parte del tiempo, no tienen que actuar ni intervenir, permaneciendo encerrados en sus parques?

Y en ese peligroso razonamiento radica la trampa. Que no haya dudas: necesitamos a los bomberos en la mejor forma posible y lo más preparados y pertrechados que permita la tecnología. Porque, cuando llega el momento -y siempre llega- de ello depende la vida de las personas. De ello depende su vida, estimado lector. Y la mía. Y las de nuestras familias, amigos y vecinos.

El Cuerpo de Bomberos de Granada nació en 1821. Va para 200 años. Y como bien señala Manuel Mariscal en su escrito, parece que aquellos arcaicos políticos locales tenían más visión de futuro y más responsabilidad en el ejercicio de su cargo que los actuales.

Jesús Lens

Cifuentes remasterizada

¡Sí es para tanto!

Lo bueno de polémicas como la de Cifuentes es que determinadas palabras y conceptos salen de su anonimato habitual y adquieren una visibilidad muy especial: desde los Master del Universo a Master & Comander, llevamos una sobredosis de memes y chistes de lo más variopinto.

Bromas aparte, lo que más me sorprende y preocupa sobre el tema de la presunta remasterización y reelaboración del título académico cifuentino -la de las huelgas de mujeres a la japonesa que ni siquiera se toma las vacaciones en verano- es la mucha gente que, con tal de defender al PP, sostiene que tampoco es para tanto. Lo del master, se entiende. Que tampoco hay que ponerse así.

No sé exactamente qué no les parece para tanto, si la hipotética falsificación y/o regalo del título o lo del título en sí. Y ambas posibilidades me parecen aterradoras.

¿Hemos llegado al punto en que asumimos como normal que a un representante institucional le regalen un título académico sin ir a clases, presentarse a exámenes o hacer los trabajos requeridos? ¿Sobre qué principio damos por buena semejante aberración? ¿Dónde ponemos el límite?

La otra posibilidad sería que tener o no tener un master, en realidad, está sobrevalorado, en cuyo caso, ya pueden ir tentándose la ropa las Universidades de nuestro país. Por ejemplo, nuestra UGR ofrece un centenar de masters oficiales en distintas ramas de ciencias, artes y humanidades, ingeniería y arquitectura, ciencias sociales y jurídicas y ciencias de la salud.

¿Qué pensarán los miles de alumnos que se estén dejando los cuartos, su tiempo, su esfuerzo y su dedicación en superar, por ejemplo, el Master Universitario en biología molecular aplicada a empresas biotecnológicas o el dedicado a los avances en radiología diagnóstica y terapéutica y medicina física, por poner dos ejemplos?

Imagen para el archivo, de Rajoy apoyando a Cifuentes, a pesar de todos los pesares

Lo que más me indigna y me subleva del caso Cifuentes es que, por defender a una representante del Partido Popular, haya gente capaz de quitarle mérito y valor a cientos de miles de personas que se están dejando las pestañas en la consecución de la mejor formación posible.

Jesús Lens

La RAE como panacea

De un tiempo a esta parte, la RAE parece tener la solución para los problemas que aquejan a la sociedad: unos cambios en las definiciones del diccionario y en los sentidos de determinadas palabras y expresiones y aquí paz y después gloria.

Por ejemplo, “lujo”, concepto al que ya se le busca una definición positiva. Lo curioso es que, mientras acabar con determinadas expresiones denigratorias para la etnia gitana o para las mujeres cuesta un potosí, blanquear el lujo va a resultar mucho más sencillo. ¡Como la vida misma, oiga!

El gremio de panaderos también se suma al carro y pide a la RAE y al Instituto Cervantes que eliminen el refrán “pan con pan, comida de tontos”, claramente atentatorio contra sus intereses. Y razón no les falta: cada vez que entro a la panadería y me debato entre la chapata, el rústico o el de Alfacar, pienso que no debo hacer mojaíllas en el salmorejo, no sea que me vea alguien y me diga tontaco… sin siquiera haberme dado un chusco de pan.

El caso es que, ya puestos, yo también voy a iniciar una recogida de firmas en change.org para exigir a la RAE que elimine todas las connotaciones negativas de la palabra “flaco”. Y espero que gimnasios, médicos y nutricionistas se unan a mi causa.

Época de vacas flacas, a perro flaco todo son pulgas, hacer un flaco favor, flaqueza como sinónimo de debilidad o falta de vigor, fuerza o resistencia… ¿estamos locos? Como persona gorda en perpetuo régimen de adelgazamiento y cuyo horizonte ideal sería ser flaco, exijo la retirada y eliminación de estos refranes por ser claramente desmotivadores en mi cruzada alimenticia y deportiva, empeñado como estoy en bajar de peso.

¿Qué sentido tiene empeñarme en perder kilos si, cuando sea flaco, me van a ver como a una vaca escuálida o a un perro pulgoso? ¿Cómo pueden decirle a quien pierde 15 kilos que carece de vigor, fuerza o resistencia? ¡Intenta perderlos tú, refranero bonico, y vas a ver lo que es el tesón, el esfuerzo y la voluntad!

También voy a exigir la retirada del Quijote de las librerías y de los planes de estudio: resulta inadmisible que el viejo loco y perturbado sea un flaco costillar mientras el personaje lúcido y sensato es un gordito tragaldabas. ¿No les parece inadmisible?

Jesús Lens

Un pescado envuelto

Ustedes conocen el célebre aforismo sobre la fugacidad de la actualidad informativa: el mejor reportaje de hoy solo sirve para envolver el pescado de mañana. A veces, sin embargo, las cosas son diferentes. Como en el caso de Fran: tras varios años esperando una operación para su grave caso de columna vertebral desviada, una portada de IDEAL y el reportaje de Javier Barrera han sido mano de santo y todo parece encarrilado hacia su imprescindible intervención. Que ya le vale, al SAS, pero que bien está lo que bien acaba.

Otro tópico, este más reciente: las redes sociales son un estercolero mayormente dedicado a insultar, vilipendiar y lapidar a cualquiera que ose sacar los pies del tiesto.

Estos días, sin embargo, estamos asistiendo a un fenómeno ilusionante: arden las redes, sí, pero lo hacen para dar visibilidad y reconocimiento a Jon Badiola, un médico granadino cuyas investigaciones pueden ayudar a encontrar una cura para el VIH.

Un trabajo sobre hematología del doctor Badiola, médico residente en el Virgen de las Nieves, fue premiado internacionalmente en Lisboa, pero la noticia saltó el 21 de marzo a través de EFE y, a esas alturas de mes, la Semana Santa lo copaba todo. Ya saben: los novios de la muerte, el Silencio iluminado, las calles enceradas, los apartamentos turísticos… las polemiquillas de las que hablábamos hace unos días.

Y así, entre unas cosas y otras, solo IDEAL le dio bola al asunto. Pero el tema no pasó de rondón en las redes, que lo han recuperado y difundido masivamente.

¿Las redes? ¿He dicho redes? Miento. Las redes no son nada, per se. Las redes solo son un vehículo de transmisión de información. Y los responsables de leer, difundir y valorar, somos nosotros. La gente. Las personas. Preferentemente, las humanas. Que ya sabemos a lo que nos conducen los bots y los algoritmos, cuando les damos el poder y se desencadenan, como Django.

Arden las redes, sí. Pero los pirómanos somos nosotros. Igual que deberíamos ser los bomberos que contribuyeran a extinguir tanto incendio cutre y de medio pelo que nos atufa.

Jesús Lens

Un poco de Paco

Como si lo estuviera viendo: suena el móvil. Es Paco: “¡Jesús! ¿Cómo estás?” Y, sin dejarme contestar, seguiría hablando, a toda velocidad: “¡Que soy trending topic en Twitter, tío! O como se diga eso…” Y sus carcajadas resonarían, altas y claras.

Porque Paco Camarasa se tomaba así la vida: con humor, con ironía, con despreocupación. Con despreocupación por lo suyo, pero muy atento a lo que le pasaba a su gente. A la gente del gremio negro y criminal.

Con Paco Camarasa no había conversación blanca. Con él no se perdía el tiempo hablando del frío, del calor o de las lluvias. Con Paco se hablaba de la vida. De la gente. De los libros. De los barrios. De las calles. De la música. Del vino. De los bares. De todas esas cosas a las que tanta gente no concede importancia y que, sin embargo, son la sal de la vida.

Callejón de la Sal. Así se llamaba el carrer peatonal donde abría sus puertas Negra y Criminal, la librería más especial que he tenido la suerte de conocer. Uno de los días más felices de mi vida fue cuando, acompañado por mi equipo de baloncesto, que jugábamos en Barcelona, fuimos a Negra y Criminal a presentar los garitos noir de “Café-Bar Cinema”… y me fotografié en la puerta de la librería, con mi camiseta negra con letras blancas.

Todos tenemos anécdotas vividas e historias que contar con y sobre Paco Camarasa. Todos los lectores, autores y aficionados al género que hemos sido amigos y cómplices de un tipo que, con su inseparable y querida Montse Clavé, consiguió cambiar las reglas del juego del mercado editorial español.

Recuerdo otra llamada: “¡Jesús, tío, que ahora somos una PYME moderna y adaptada a los nuevos desafíos tecnológicos!” Y su risa, estentórea: Negra y Criminal, que se había hecho un hueco en las secciones de Cultura de los medios de comunicación de toda España, había aparecido en las páginas salmón de un gran periódico, como modelo de negocio local de ámbito global.

Y es que, efectivamente, Negra y Criminal vendía, sobre todo, a través de internet. De hecho y durante muchos años, el momento de abrir el paquete procedente de la Barceloneta se había convertido en un feliz rito periódico. Un rito cargado de ilusión y sorpresas: por cada libro que yo le pedía a Paco, él añadía otro que estaba seguro que me iba a gustar. Y, efectivamente, acertaba. Porque Paco Camarasa era un LIBRERO, con mayúsculas. Un librero que conocía a la perfección tanto los libros con los que trabajaba como los gustos de sus clientes. Un conocimiento tan profundo, profesional, cálido y afectivo que, al final, unos y otros terminábamos siendo amigos.

Las Cartas del Librero que, cada poco tiempo, entraban en mi correo electrónico, contenían sabiduría, elegancia y pasión por la literatura negra. Eran una invitación a conocer y a descubrir. Por eso, cuando Paco Camarasa publicó “Sangre en los estantes”, ese maravilloso libro en que condensaba toda una vida librera, disfruté de su lectura con pasión desaforada. Un libro extraordinario, totémico, enciclopédico e imprescindible, como escribí en su momento.

“No solo es todo lo que sabe; es el amor que profesa por él. No solo conoce todos los detalles del género, sino que lo ama profundamente”, dice Petros Markaris sobre Paco Camarasa y su largo y prolongado idilio con el Noir. Paco, por su parte, escribía así sobre Petros, en su libro: “Permítanme una sugerencia. La próxima vez que hagan cola para conseguir una dedicatoria de Petros Márkaris no le pidan hacer una foto o un selfie. Pídanle un abrazo. Selfies con autores podrán conseguir muchos, abrazos como los de Márkaris, pocos. Muy pocos. El móvil lo puede perder o se lo pueden robar. Pero el abrazo se lo guardarán ustedes en la memoria. No lo puede perder, no se lo pueden robar”.

Hace unos meses, Petros Markaris vino a Granada Noir. Estábamos comiendo en uno de los garitos más literarios de nuestra ciudad, Rosario Varela, cuando sonó el móvil. Era Paco. Le pasé el teléfono a Petros y no se hacen ustedes una idea del respeto, el cariño y el amor que transmitió aquella conversación.

Paco Camarasa nunca pudo venir a Granada Noir: ya estaba malito y le costaba mucho trabajo moverse lejos. Sin embargo, no dejaba de darnos ánimo y consejos, en su calidad de librero y de comisario de BCNegra. De hecho, lo primero que hizo, fue pedirnos una camiseta para, desde la puerta de Negra y Criminal, sentirse parte de nuestro festival.

Por detalles como ese, aun sin haber venido nunca, Paco es parte de Granada Noir. Como lo es de mi ADN lector. Porque todos llevamos un poco de Paco, siempre, con nosotros. Por eso, Paco siempre será trending topic en nuestro corazón.

Jesús Lens