Bernard Minier y el Noir más remoto

Hay zonas concretas del mundo que, por razones geográficas, culturales, sociales y antropológicas, se convierten en territorios míticos, alumbrando a escritores, músicos, pintores y artistas que, sean nativos de la zona o habiéndola adoptado como propia, la integran en su obra de una forma que va mucho más allá de lo puramente paisajístico o anecdótico.

Hace unos meses veía un atípico e irregular western cuya acción transcurría… en los valles más intrincados de los Alpes. Al principio me pareció una osadía, pero no tardé en admitir que era una apuesta ganadora, llevar algunos de los arquetipos de las películas del Oeste a un universo hostil, áspero, cerrado y endogámico como ese.

 

Sirva esta larga introducción para hablar de un autor galo, Bernard Minier, que ha radicado la acción de sus novelas en una zona muy concreta de Francia: el sur. Ese sur que linda con España, donde los Pirineos hacen de frontera. Unos Pirineos que en su debut literario, “Bajo el hielo”, cobran enorme protagonismo, desde el primer capítulo.

Unos Pirineos que pueden resultar amenazantes, ominosos y asfixiantes, sin que ello les reste un ápice de majestuosidad o belleza. Que no son características contrapuestas.

 

Todo comienza con la aparición de un caballo, degollado y decapitado, colgado en los cables de un teleférico. El muerto le cae al capitán Servaz, policía de ciudad a la vieja usanza, poco amigo de las nuevas tecnologías y bastante hipocondríaco, que no las tiene todas consigo al tener que subir a lo alto de la montaña. Pero es su demarcación. Y le toca hacerse cargo del caso.

 

Al mismo tiempo, una joven médico se incorpora a un psiquiátrico muy especial, radicado en esos mismos Pirineos en que transcurre la acción. Se trata del hospital que alberga a algunos de los enfermos más peligrosos de Francia. Entre ellos, al siniestro Julian Hirtmann, un asesino en serie al que Diane Berg ansía analizar. Pero no lo tendrá fácil. Sobre todo porque su presencia en la institución mental no será especialmente bien acogida por parte de algunos de los médicos más veteranos.

Con estas mimbres, Minier escribe un apasionante thriller que destila adrenalina en todas y cada una de sus páginas. Y sí. Si están pensando que hay un cierto toque a lo Hannibal Lecter y Clarice Sterling… es cierto. Lo hay. Pero está muy bien tratado. Con mucha sutileza. Y extraordinariamente bien integrado en la trama.

 

Una trama que, pudiendo ir por los caminos más trillados de las historias típicas de serial killers, no lo hace, llevando al lector a viejas historias del pasado que siguen condicionando el presente de los habitantes de una comunidad muy especial. Porque los pueblos de montaña lo son. Especiales. Pueblos habitados por gente habitualmente dura y batalladora, forjada en la lucha contra los elementos y contra un clima hostil. Gente acostumbrada a enfrentar y resolver los problemas por sí mismos. Lo que, en ocasiones, no siempre es la mejor de las ideas.

Ganadora del Prix Polar 2011, “Bajo el hielo”, publicado por Roca, se convirtió en un gran éxito, traducida a diversos idiomas y publicada en decenas de países. A partir de ahí, Minier siguió desarrollando a sus personajes principales, tanto a Hirtmann como a Servaz. Y, junto a este, a los secundarios de lujo que le acompañan en sus investigaciones. Personajes modernos y contemporáneos, que rompen con los estereotipos de los policías tradicionales. Polis a los que les gustan el manga y el rock duro, la moda y la estética. Los tatuajes, los piercings y el cuero más agresivo.

 

Las siguientes novelas de Minier son “El círculo”, también publicado en Roca, y el último título publicado en España hasta la fecha, “No apagues la luz”, editado en la selecta colección Salamandra Negra. En esta última obra, la industria aeronáutica radicada en Toulouse se convierte en parte esencial de la trama, de forma que Minier vuelve a convertir el espacio físico en parte esencial de la narración.

A lo largo de 2017 está previsto que Salamandra Black publique en España la novela más reciente del autor galo, titulada en el original francés como “Une putain d’historie”, que todavía no sabemos cómo se traducirá en nuestro país, pero que el título resulta bastante elocuente…

 

En este caso, Minier traslada la acción a Glass Island, una pequeña y gélida isla situada entre Seattle y Vancouver, en el estado norteamericano de Washington. El protagonista es Henry, un joven amante de los libros, de las películas de terror, del grupo Nirvana… y de las orcas.

Como podemos comprobar, a Minier le siguen gustando los espacios recónditos, fríos… y de complicado acceso. Que el ferry que une la isla con el continente tiene mucha importancia en una trama que, como es habitual en el autor francés, promete emociones muy fuertes. Anímense con Minier y sus robustos thrillers repletos de acción. No podrán dejar de leer.

 

Jesús Lens

La Bella Durmiente

Y cuando despertó, el AVE seguía sin estar allí.

 

¿Qué fue, entonces, lo que la había despertado? Porque ella, Granada, la Bella Durmiente, se había echado a descansar a la espera de que llegara él. El AVE llamado a conducirla, por fin, al siglo XXI.

Cansada y ojerosa, tuvo tentaciones de darse la vuelta y seguir durmiendo, maldiciendo al galán que había osado despertarla, sacándola de un sueño, entre mortecino y mortuorio, que la mantenía cómodamente postrada, luciendo su proverbial e incuestionable belleza.

 

Pero fue imposible. Una vez sacudida por el impulso del galán de la negra barba, las gafas oscuras y el Yeah en la boca, la Bella Durmiente fue consciente de que le iba costar, y mucho, volver a conciliar el sueño. Sobre todo porque buena parte de las personas que pasaron años y años cantándole nanas para arrullarla, diciéndole lo guapa que era, se habían alineado con el incansable y lenguaraz médico de urgencias que llevaba varios meses pinchándola y espoleándola. Hasta que consiguió que abriera los ojos.

 

Granada, la Bella Durmiente, había despertado. Y menos mal que lo hizo porque, una vez estirada y abandonado el sopor posterior a los célebres “cinco minutitos más”, se descubrió canina y muerta de hambre. Se ve que a los encargados de alimentarla mientras ella descansaba para mantener incólume su belleza, se les había ido el santo al cielo. De hecho, se le empezaban a marcar las costillas debajo del vestido.

Un vestido que, ahora que lo miraba con atención, estaba todo apolillado y pasado de moda. ¿Y el peinado? No había champú, acondicionador, mascarillas ni laca suficientes para darle consistencia a aquellas greñas.

 

La Bella Durmiente perdió el equilibrio al tratar de ponerse en pie. Demasiado tiempo postrada. Le faltaba práctica. Consiguió asomarse a la ventana. Y lo que vio… no terminó de gustarle. No es que el panorama fuera desolador, pero estaba claro que había mucho trabajo por hacer.

Al oírla despertar, los viejos guardianes de las esencias acudieron al dormitorio, raudos y prestos, aconsejándole que volviera a tenderse, no fuera a fatigarse y a darle un vahído. Con lo que no contaban, los Venerables, era con que la Bella Durmiente se hubiera hecho con un smartphone y que, a esas horas, ya hubiera leído la prensa digital y lo mucho que se exigía de ella en las redes sociales.

 

Jesús Lens

“El silencio de un hombre”, en AulaCine CAJAGRANADA

“El silencio de un hombre”, de Jean-Pierre Melville, es uno de los grandes clásicos imperecederos del cine policíaco francés, protagonizado por Alain Delon y en el que sus silencios dicen tanto como sus crípticos diálogos. El martes 14 de febrero, a las 19 horas, en VOS, en el Teatro CAJAGRANADA

 

Con la proyección de “El silencio de un hombre”, dirigida en 1968 por Jean-Pierre Melville, continúa mañana martes, 14 de febrero, en el Teatro CAJAGRANADA, el ciclo de AulaCine que, en este primer trimestre, bucea entre algunos clásicos producidos por la cinematografía de esa Francia inspiradora, tal y como se ha denominado a esta nueva cita con el mejor cine de la historia.

 

La adaptación a la Francia de la época del clásico policial “The Ronin”, escrita por el canadiense Joan McLeod, se convirtió desde su estreno en una película de culto que sirvió para sentar las bases de un Noir francés diferente, único, especial, perfectamente reconocible… y muy imitado por cineastas posteriores, tanto franceses como de otros países.

Aunque está filmada en color, Melville consiguió mostrar en pantalla los rincones más oscuros de unas calles francesas que solían lucir con brillo y esplendor en las pantallas de cine. El protagonista, Jeff Costelo, interpretado por un contenido y ajustado Alain Delon, es un sicario de pocas palabras que habla, sobre todo, a través de sus silencios.

Tal y como explica Rafael Marfil, profesor en ESCO y autor del estudio correspondiente a “El silencio de un hombre” que se entregará a todos los espectadores que acudan al Teatro CAJAGRANADA a ver la película, este trabajo cuenta con todos y cada uno de los rasgos característicos de ese aire noir, que siempre cobra rasgos de autenticidad en la vieja Europa, cuyas calles parecen auténticamente oscuras, a pesar de que la ya posguerra va quedando más lejana y, en ese tiempo, todo empezaría a cambiar desde el mayo parisino. De hecho, es una película en color.

 

Un uso magistral del silencio, ausencia de diálogos en el arranque de la trama, un personaje arquetípico que asegura “yo nunca pierdo”, la soledad de un París nocturno, una angulación de cámara absolutamente intencionada, una trama centrada en la investigación policial, tecnologías de escucha. Todas estas características forman parte de un manual para el género, en una obra en concreto en la que se podría afirmar el tópico, proveniente del Western, de “no disparen al pianista”. En este caso, a la pianista, de jazz lógicamente, interpretada por Caty Rosier.

La enigmática pianista de Le Samuraï

A través de este enlace podéis consultar más información sobre “El silencio de un hombre”:

 

http://blog.cajagranadafundacion.es/index.php?listEntrada=188

 

 

El ciclo Francia Inspiradora

Continúa el ciclo de AulaCine CAJAGRANADA, “Francia inspiradora”, programado conjuntamente por CAJAGRANADA Fundación y por Granada Noir, con el apoyo de Alianza Francesa Granada y la colaboración de ESCO, algunos de cuyos profesores y alumnos prepararán guías de visionado para cada una de las películas.

El ciclo Francia inspiradora viene conformado por una selección de diez películas francesas filmadas entre finales de los años cuarenta y principios de los años sesenta del pasado siglo, una década prodigiosa para la filmografía gala.

 

La Alianza Francesa de Granada

 

En 2017, la Alianza Francesa de Granada cumple 30 años de presencia en la provincia. Para conmemorar este aniversario, está preparando un completo y atractivo programa de actividades. La Alianza Francesa de Granada forma parte de la red lingüística y cultural de la Embajada de Francia. Es la tercera Alianza Francesa en España en importancia. Por sus aulas y centros de exámenes han pasado decenas de miles de personas.

 

Su objetivo es la promoción y difusión de la lengua y cultura francesas. Dispone de un amplio centro de documentación y organiza varias manifestaciones culturales  dentro de la ciudad en colaboración con las entidades locales provinciales y regionales: exposiciones, ciclo de cine, conferencias, conciertos, etcétera.

 

En colaboración con la Alianza Francesa de Madrid, organiza por otra parte estancias lingüísticas en Francia y Canadá.

 

El festival Granada Noir

 

Granada Noir es un festival multidisciplinar de carácter popular dedicado al género negro y policíaco, puesto en marcha en 2015 por Gustavo Gómez y Jesús Lens y que cuenta con el patrocinio de Cervezas Alhambra y la colaboración de Diputación de Granada, CAJAGRANADA Fundación, Alianza Francesa de Granada, Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Granada, además de otras empresas, comercios y particulares.

GRN es un festival que promueve un variado maridaje de propuestas culturales de calidad contrastada; una cita de carácter abierta, creadora, innovadora, participativa y gratuita, que saca la cultura a la calle, a los barrios y a los pueblos y que, además, la lleva a bares, bibliotecas, clubes, cines y cafés.

 

Un festival cuyo programa está abierto a todas las artes y que permite maridar las disciplinas más diferentes, posibilitando el contacto y la relación directa entre autores, creadores, público y aficionados.

Sobrenatural experiencia lectora

Anoche soñé con mis padres. Con los dos. Juntos. Soñé que me los encontraba, paseando, por la granadina Avenida de la Constitución. Iban de la mano y, al cruzarnos, nos paramos a charlar. De literatura, claro. ¿De qué si no? Fueron unos minutos mágicos, maravillosos y emocionantes. Después, ellos siguieron su camino y yo el mío, quién sabe con qué rumbo o dirección. Pero esos tres minutos, ahí quedan para el recuerdo. Tres minutos de color… en los que mis padres volvieron a la vida.

Es posible que hubiera soñado con ellos, anoche, aunque el sábado no hubiese terminado de leer la novela más reciente de Pere Cervantes. Pero lo dudo. Lo dudo mucho. Porque estoy convencido de que “Tres minutos de color”, publicada por la imprescindible editorial Alrevés, fue el catalizador para que mis padres volvieran. Aunque fuera momentáneamente.

A partir de ahora, cuando se plantee la siempre espinosa cuestión de la utilidad de la literatura, contaré esta íntima experiencia lectora, vívida y electrizante, como ejemplo del porqué y del para qué de los libros.

 

Es posible que la emoción haya sido tan intensa, también, porque he leído el libro con ansia y avaricia, al estar postrado en el sofá, sin poder moverme. He leído con glotonería y delectación, disfrutando de muchas horas seguidas a disposición de la lectura, sin nada mejor (ni peor) que hacer.

 

En “Tres minutos de color”, Pere Cervantes se la juega. Como los valientes. Son 350 páginas cuya primera mitad cuenta una clásica investigación policial: la búsqueda de un inspector desaparecido que estaba husmeando en un asunto de pornografía infantil en una red de abuso de menores. A la vez, una neurocirujana obsesionada con las ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte) y un forense adicto al World of Warcraft, empiezan a experimentar cosas extrañas.

Y, de golpe, el shock. La sorpresa. El impacto. Porque en la página 178 ocurre algo que lo cambia todo. Y que nos lleva a una dimensión desconocida en el noir contemporáneo. Una dimensión de la que no voy a hablarles para no arruinarles la sorpresa. Porque, llegados a este punto, ustedes deberían de haber dejado de leer estas líneas para abalanzarse a su librería más cercana a comprar el libro. Les dejará huella.

 

Gracias, Pere Cervantes, por una novela que cada lector podrá sentir como propia, única y personal.

 

Jesús Lens

#12Alas12

Ya es mala pata, pero hoy no podré acudir a la manifestación en contra del aislamiento ferroviario de Granada, convocada por la Marea Amarilla y por Granada en Marcha. Lo de mala pata, en sentido literal: un esguince de tobillo provocado por un mal aterrizaje tras una entrada a canasta, jugando al baloncesto, me tiene postrado e inmovilizado.  Así empieza mi artículo de hoy en IDEAL, ya obsoleto… o desfasado. Dado que la manifestación ya está constatado que ha sido un éxito.

No podré acudir, hoy domingo a las 12 a la Estación de Andaluces, como sería mi deseo, para desfilar junto a mi Cuate Pepe y sus colegas ferroviarios, tal y como hicimos a final del pasado verano, en la anterior manifestación convocada al efecto.

Entonces fuimos unos 8.000, aproximadamente. Lo que no estuvo ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Pero ahora, todo ha cambiado. Todo… menos nuestro vacío ferroviario y el desprecio con el que es tratada la sociedad granadina por parte del gobierno central. Y que las obras no avanzan ni para atrás. Eso tampoco cambia. Aunque esto habría que matizarlo. Que según recientes informaciones, hay tramos lojeños cuyo porcentaje de cumplimentación es menor ahora que hace unos meses.

Sí han cambiado los plazos dados por el Ministerio de Fomento. Que ya nos cita para el 2018. También se han modificado las reglas de juego. Que ADIF va a construir una entrada soterrada del AVE a Bilbao, algo que considera inviable en Granada. ¿Y qué me dicen de la paradoja de que se esté trabajando en la mejora de la línea que une Sevilla con Málaga, para acortar el viaje que vincula a las dos capitales andaluzas, la institucional y la económica? Eso sí es un eje y lo demás son pamplinas.

Y está, por supuesto, el despertar de la sociedad granadina, que se ha echado a las calles varias veces en los últimos meses, hasta conseguir la paralización de la fusión hospitalaria y la voluntaria dimisión de buena parte de sus ideólogos, impulsores y defensores.

¿Qué ocurrirá hoy? ¿Habrá cansancio en la gente, después de tanta intensidad reivindicativa, o habrá prendido la llama de la protesta y el inconformismo, más allá de los proverbiales llanto y quejío del ser granaíno?

Éxito de la manifestación

Es mala pata, insisto, no poder acudir hoy a la cita del #12Alas12, pero me representan mi Cuate Pepe… y todos los lectores de esta columna que se sumen a la reivindicación por el fin del aislamiento ferroviario de Granada. ¡Gracias!

Jesús Lens