Pokémon Go y demás folletás

Piensa. Haz memoria. Rebobina y tira hacia atrás. Veinticuatro horas nada más. ¿Cuántas de ellas podrías dar por perdidas? En el sentido literal del término. Es decir, ¿cuánto tiempo has dedicado a actividades que no sean estrictamente alimenticias y/o combativas, reivindicativas y solidarias?

Lo pregunto porque, en los últimos diez días, el mundo se ha dividido en dos: los que juegan al Pokémon Go y van por las calles abusando de la Realidad Aumentada que permite cazar bichitos virtuales, y los que se echan las manos a la cabeza, asegurando que esto es una muestra más de la inminencia del Apocalipsis. Y a este tema dedico mi columna de hoy de IDEAL.

Pokemon Go Cajagranada

A mí, lo que me fastidia del asunto, es tener que mostrarme equidistante y sin tomar partido: soy del tipo de persona que enciende la tele, ve a un tipo con camiseta amarilla y a otro vestidito de azul, compitiendo por cualquier cosa y, sin saber ni de qué va el tema, tardo pocos segundos en desear fervientemente la victoria de uno y la inexorable derrota del otro.

Reconozco que no me he descargado la aplicación del Pokémon Go ni he sentido tentaciones de salir de caza. De hecho, nunca he tenido una consola y mi relación con los videojuegos ha oscilado entre la ignorancia y la indiferencia.

Pokemon Go Granada

Pero no entiendo la furibunda reacción de alguna gente en contra de la Pokemonmanía. Que sí. Que no se trata más que de un juego. Y que es una folletá campestre. Como tantas otras que ocupan nuestra vida. De ahí lo de analizar tus últimas veinticuatro horas.

Además de ganarte el pan con el sudor de tu frente, es posible que hayas firmado tres peticiones en Change.org y que hayas participado en un par de hilos de Facebook comentando la situación de Turquía. Pero, reconócelo, ¿a que también has perdido el tiempo con más de una y de dos folletaícas que a ti, personalmente, te gustan y te divierten? ¿A que no tiene nada de malo? ¿A que se puede ser una persona concienciada, implicada, solidaria e intelectualmente activa y, además, echarse unas risas con cualquier pollaíca?

Señores tremendistas: hace ochenta años, en las calles y caminos de Granada, unos españoles salían a la caza de otros españoles. Con escopetas, pistolas y rifles. Permitan que me sienta mucho más tranquilo viendo a la peña capturar Pokémons, armados con un móvil.

Pokemon Go Realidad Aumentada

Aunque el cineasta Oliver Stone considere que puede ser un arma totalitarista… En fin.

Jesús Lens

Twitter Lens

Me las piro a Toronto

En mi entorno más cercano se van a mosquear al enterarse por la prensa de que, en unos días, salgo de viaje con destino a… ¡Toronto! Un destino elegido por una razón muy poderosa: disfrutar, en Canadá, del Atrio de la Alhambra.

Toronto

Desde el próximo sábado y hasta el final de las Navidades, el famoso “Atrio” diseñado por Siza podrá contemplarse en una de las grandes capitales de Norteamérica y, me temo, será la última ocasión que tengamos de disfrutar del proyecto del afamado arquitecto portugués.

Porque bien saben ustedes que la Junta de Andalucía ha aparcado, sine die, la reforma de los accesos peatonales a la Alhambra que, en el Atrio, habían encontrado un diseño basado en la geometría, la luz, el agua y el paisaje del entorno, elementos que siempre han fascinado al arquitecto luso.

Tal y como nos recordaba Carlos Morán, la Consejería de Cultura ha dicho que “el Atrio no era una prioridad y que su futuro estaría marcado por una nueva hoja de ruta  que pasa por la necesidad de aunar posturas entre el ayuntamiento y las plataformas ciudadanas”.

Teniendo en cuenta que el monto del proyecto sumaba, sobre el papel, 45 millones de euros, ya sabemos dónde va a quedar el Atrio de Siza: en una exquisita exposición de un proyecto imposible, basado en maquetas, recreaciones virtuales, bocetos y dibujos que nunca se harán realidad.

Atrio Alhambra

Y ustedes dirán:

-Pero hombre, Lens, si esa misma muestra estuvo expuesta en su momento, en Granada, ¿te vas a ir a Toronto a verla?

Sí. Porque, cuando lo tuvimos en nuestra ciudad, el proyecto era una posibilidad, una hipótesis probable. Y ahora no. Ahora, el Atrio es una entelequia. Un imposible metafísico. Una construcción que ya forma parte de un universo fantástico y onírico que nunca será.

La pena es que, en Toronto, no hayan aprovechado para exponer, junto al Atrio, aquel otro grandioso proyecto que jamás veremos construido: el “Granatum” diseñado por Kengo Kuma para albergar el Gran Espacio Escénico de Granada, presupuestado en 40 millones de euros.

Granatum Kengo

Eso sí, el Nevada, ahí lo tienen. Viendo pasar el tiempo. Y con él, la Junta de Andalucía, condenada a pagar 157 millones de euros. Que van a recurrir, pero que no me digan si la cosa no es como para irse hasta Toronto… y más allá.

Jesús Lens

Twitter Lens

Occupied: la política-ficción más Noir

Lee uno lo que está pasando en el concierto internacional, desde los atentados terroristas en el corazón de Europa y el Brexit al fallido golpe de estado en Turquía o el conflicto de Siria y el resto de Oriente Medio; y siente que, desde los años de la Guerra Fría, la cosa no había estado tan inestable y peligrosamente ardiente.

Quizá por eso me ha enganchado tanto la serie “Occupied”, la producción más cara de la historia de la televisión noruega. Por eso y porque la idea original de la trama es de Jo Nesbo, el autor negro y criminal nórdico más interesante y atractivo del momento, de cuya última novela, “Fantasma”, ya hablamos largo y tendido en esta sección  de El Rincón Oscuro de IDEAL, hace unos meses. Y de «Leopardo», en este enlace.

Occupied poster

Nesbo es un autor especializado en asesinos en serie, aunque Harry Hole, su personaje de referencia, además de con la policía de la que forma parte, se maneja bien con diversas instancias oficiales del país. Y dado que las novelas de Nesbo suelen exceder sobradamente las quinientas páginas, documentación, contactos y conocimientos no le faltan.

Occupied Jo Nesbo Foto Hakon Eikesdal

Su salto a una historia de política ficción con ribetes Noir resulta, desde el principio, de lo más atractivo. Todo comienza cuando el presidente de Noruega es secuestrado, inmediatamente después de haber hecho pública la paralización de la extracción de gas y petróleo en su país, en un intento de revertir el cambio climático a través de la implementación de una nueva fuente de energía, limpia y no contaminante. Una loable iniciativa que, sin embargo, obligaría a la adaptación global de vehículos, viviendas, fábricas, etcétera.

En “Occupied”, el mapa geopolítico es ligeramente distinto al actual. Por ejemplo, los Estados Unidos han abandonado la OTAN, replegando su política hacia los asuntos internos y aflojando su papel se sheriff mundial. De esa forma, Rusia tendría un peso notablemente mayor en la toma de decisiones globales. Y, en ese escenario, no entra dentro de sus planes permitir que Noruega abandere un revolucionario cambio en la política energética planetaria.

Occupied oslo

El presidente noruego, sin embargo, no tarda en ser liberado por sus captores. Sobre todo porque, después de una conversación muy ilustrativa con representantes de la Comisión de la Unión Europea, no solo transigirá con la puesta en cuarentena su nueva política energética, sino que aceptará la supervisión sobre el terreno de técnicos rusos que garanticen que la extracción de gas y petróleo vuelve a la normalidad.

No. No he hecho spoilers. Porque todo esto ocurre en los primeros minutos del primer episodio de una serie que es mucho más que “la invasión de Noruega por parte de los rusos”, como se ha publicado por ahí, de forma reduccionista y poco afortunada. Y es que el gran interés de “Occupied” reside, precisamente, en las relaciones de poder que se establecen entre rusos y noruegos, con la Unión Europea ejerciendo un papel de tonta útil y cómplice silenciosa que, visto lo visto estos años, se le adapta a la perfección, como una licra estridente a un surfero molón.

Occupied rusia

En “Occupied” veremos situaciones que conforman un afortunado cóctel entre “Borgen” y “24”. Porque en esta nueva ficción nórdica hay acción. Mucha acción. Y el presidente noruego lo pasa (casi) tan mal como sus homólogos yanquis, en la serie protagonizada por Jack Bauer. De hecho, esta comparación no es baladí. Que en “Occupied” tenemos a Hans Martin, un miembro del servicio secreto llamado a desempeñar un papel trascendental entre su gobierno y la enigmática y atractiva embajadora rusa.

Y están, por supuesto, los medios de comunicación. En este caso, el protagonismo lo tiene un dinámico periódico con fuerte implantación digital. Y hay jueces. Y tenemos a la dueña de un restaurante a la que la creciente presencia de ciudadanos rusos en Oslo le viene de fábula.

Pero también están quienes piensan que la injerencia de los ruskis en los asuntos noruegos es una afrenta. Y comienzan a protestar. Y a organizarse. Y a plantear alternativas violentas y radicales a su presencia en territorio nacional, lo que no hará sino enconar una situación muy susceptible de írsele de las manos a todo el mundo.

También tenemos a los colegas de partido del presidente noruego, dotados de una capacidad de análisis, una empatía y unas miras que se quedan… a la altura de su ombligo.

Occupied Sky Arts Produced by Yellow Bird
Occupied Sky Arts Produced by Yellow Bird

Política, economía, cambio de modelo energético, nacionalismo, imperialismo y unas adecuadas dosis de acción convierten a “Occupied” en una de las ficciones más calientes del momento. Fíjense, por ejemplo, en las declaraciones realizadas por el mismísimo embajador ruso en Oslo, hace unos meses: “Es una lástima que el septuagésimo aniversario de la liberación noruega de la Alemania Nazi por parte del Ejército Rojo haya caído en el olvido y que decidan ustedes asustar a la audiencia noruega con una amenaza inexistente por parte de Rusia”. Y es que la ficción Noir, cuando es buena y da en el clavo, resulta felizmente incómoda.

Jesús Lens

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Mirar obras o la conga de Pastor

Estoy firmemente convencido de que la actuación veraniega de Costas en diferentes playas de nuestro litoral tiene un alcance y una simbología que los ciudadanos de a pie no estamos sabiendo interpretar. Se debe tratar de una intervención que va más allá de nuestras cortas miras y excede nuestras limitadas entendederas. Y a ello dedico mi columna de hoy, en IDEAL.

Costas tercermundistas

Al principio, pensé que era un homenaje que Costas brindaba a esos admiradores del sector de la construcción que, día sí y día también, se asoman a cualquier obra para observarla con el mimo y la delectación con que un ornitólogo se deleita en los avatares del avejaruco o en las incursiones acuáticas del Martín Pescador.

Esa gente que, desde muy temprano, se cita en torno a cualquier solar en obras para comentar un encofrado con la misma pasión con la que, por la tarde, analizará el escorzo del delantero centro de su equipo favorito, al cabecear un centro colgado a la olla.

Costas obras playa granada

Gente que, con la Crisis, lo ha pasado francamente mal, sin apenas obras que llevarse a la boca. ¿No es de una poética justicia agasajarles en pleno verano, en lo más tórrido de la ola de calor, con las obras de remodelación de algunas de las playas más reputadas de la Costa Tropical?

¡Eso es hacer campaña electoral y ganarse el favor de los votantes, señores estrategas de los partidos políticos, tanto Twitter y tanta red social!

Después, hilando más fino, caí en la cuenta de la astucia del gobierno ¿en funciones? del PP. ¿Cómo hacer para convencer a los extranjeros de que la actividad constructiva ha vuelto a España? Pues nada mejor que un despliegue de camiones y excavadoras, bien a la vista, para solaz de esos turistas que se habrán puesto a Tuitear como locos cosas como “Very hot in Andalusia. 42 Celsius. Beaches closed because of sand removal, bitches!”

Ahora que lo pienso: ¿y si, en realidad, es un castigo a los turistas británicos, impuesto por Bruselas, para afearles lo del Brexit? De hecho, podría funcionar como aviso para navegantes: “No UE, No Mediterranean Sea”, podría ser el lema.

Y queda la posibilidad de que, lo de Costas, sea una performance vanguardista que terminará desembocando en un alegre Flash Mob, con Ana Pastor desembarcando en el AVE y bailando la conga.

Conga pastor

Y es que, si no, no se entiende.

Jesús Lens

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Elogio a las fuentes

Les contaba ayer que el domingo pasado salí a correr con destino a Pinos Genil. Al llegar a la plaza del pueblo, antes de las 12, las fresquitas terrazas de los bares, restaurantes y tabernas aledañas al Genil estaban vacías. Que no saben ustedes lo duro que es ir sudando la gota gorda, tras más de 10 kilómetros de carrera, y encontrarse a la gente con sus tercios de Alhambra Especial. Sobre todo, porque antes de tomarte el tuyo… ¡aún te queda la vuelta! Y a ello dedico mi columna de IDEAL, en un día muy oportuno ya que batiremos los récords de temperatura del año.

Alhambra Especial

Menos mal que, junto a Los Cazadores, está la fuente. Y es que, digámoslo ya, esas fuentes nos dan la vida. En ocasiones, literalmente. En el trayecto de ida, no había parado a beber. Así, cuando me faltaban un par de kilómetros para Pinos, empecé a tener sed. No les cuento el alivio que supuso cruzar el puente sobre el Genil, parar unos instantes para coger resuello, beber y remojarme la cabeza.

No me entretuve mucho, que empezaba a picar el sol. La vuelta, aunque es hacia abajo, no tardó en hacérseme cuesta arriba. Llevaba tiempo sin hacer tiradas largas y el calor ya se dejaba sentir. Por eso, cuando llegué a la siguiente fuente que tengo ubicada en el recorrido, me sentí como el viajero del desierto que encuentra un oasis. Había un excursionista, pensando si beber. Cuando vio cómo me abalancé sobre el caño, despejó todas sus dudas.

Camino fuente de la bicha

Tampoco me entretuve demasiado tiempo, a sabiendas de que apenas tres kilómetros después me esperaba mi fuente favorita. Esa Fuente de la Bicha que forma parte de mi vida atlética desde tiempos inmemoriales.

La imagen del agua brotando de la roca madre para caer a través de un sencillo caño metálico es una de las estampas que, como corredor, más he agradecido y disfrutado durante años y años. Agua pura que surge de las entrañas de la tierra y que, decenas de veces, sediento y deshidratado, me ha permitido afrontar los últimos kilómetros de carrera, evitándome males mayores.

Fuente de la Bicha

Y es que, entre las cosas buenas de correr, está el recordar que los auténticos placeres de la vida son mucho más sencillos de lo que nos empeñamos en creer. Y que, por encima de lujos, riquezas y caprichos, nada satisface tanto como un trago de agua fresca cuando el calor aprieta y estás muerto de sed.

Jesús Lens

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