Cines del Sur & Etnosur: África en Andalucía

Si compráis la revista Garnata, no encontraréis este reportaje. Por una sencilla cuestión de espacio-temporal: para cuando ha salido la revista, ya hacía demasiado tiempo que el Festival terminó y, por tanto, el reportaje estaba desfasado.

¡Qué complicado, el mundo de la edición! Mantener el equilibrio entre la actualidad, los plazos que nos devoran, el interés del lector y el número de páginas… ¡heroico, lo que consiguen los amigos de Garnata, en estos tiempos de estrecheces y restricciones!

Pero como la maquetación del reportaje había salido tan bien, no hemos querido echarla al olvido así que, como separata virtual de la revista, como si fuera una de las tomas falsas de un programa de televisión o parte del making off de una película, aquí lo lleváis: Cines del Sur o la visibilidad del Cine invisible.

Veréis que aparecen dos fotogramas de una película emocionante: “Mamá África”.

Quiere la casualidad -¿o no?- que este fin de semana se celebre en Alcalá la Real ese maravilloso e imprescindible Etnosur. Hace tiempo que no voy, que siempre me ha coincido con Semana Negra. Como la cita asturiana, este año, es más tarde, la Tropa Musiquero-Viajera hemos organizado un micro on the road con estancia en Alcalá la Real para disfrutar de un Festival que este año, además, es temático: Especial África.

Además de volver a ver a Femi Kuti, disfrutaremos, por supuesto, del merecido homenaje a Miriam Makeba, la entrañable Mamá África.

Creo que, esta vez, me llevaré tecnología portátil e iremos contando, en vivo y en (casi) directo.

Jesús making off Lens

 

PD.- Atención a dos excelentes artículos de Opinión de El País. Uno de Antoni Domenech y Daniel Raventós y otro de Sami Nair, sobre la izquierda, su desorientación y su ¿futuro? Dan mucho que pensar, creedme. Y aún con todo, tenéis que comprar Garnata. Porque sí estamos, con un reportaje de cine. Y que está basado en esta imagen…

Batman 2012: The dark knight rises

Queda más de un año, pero la campaña de promoción, directa e indirecta, ya ha comenzado. Ya va para tres años que, en agosto de 2008 alucináramos con aquel Batman y, sobre todo, aquel Joker. ¿Os acordáis de esta entrada, repleta de carteles dedicados al risueño asesino?

Pues vamos con más iconografía dedicada al murciélago… ¿Cuáles creéis que son carteles auténticos y cuáles fakes hechos por los fans?

Encuentros

De las pocas cosas buenas que tiene el salir a correr a las cuatro de la tarde de un día cualquiera de mitad de julio es que por el Camino de la Fuente de la Bicha no hay, literalmente, ni Dios.

Salvo cuando llegas a la zona en que el río ensancha y hace pozas, donde sí puedes encontrar a alguien bañándose, lo normal es que sólo la chicharra te acompañe por el camino. Y, de vez en cuando, alguna culebrilla a la que sorprendes tomando el sol en mitad del sendero. Nada más.

Por eso, hoy, me dio alegría ver en lontananza a aquella mujer.

Avanzábamos en la misma dirección, camino de Cenes. Poco a poco, su figura se fue haciendo cada vez más nítida. Muy poco a poco: como tantas veces, más que correr, yo me arrastraba. Y ella llevaba un paso firme y decidido.

Aún así, cuando estaba cerca de ella, apreté el paso para adelantarla lo más rápido posible y no hacerla sentir incómoda, con una presencia extraña de dos metros de altura amenazándola por la espalda, echándole el aliento en el cogote.

Hubo algo en ella, no obstante, que me resultó extraño. Pero no me pude fijar bien. Disimulando, eché la vista atrás. Pero mis gafas de sol, rayadas, no me dejaron distinguir nada. Y pararme para observarla con detenimiento hubiera sido excesivo.

Seguí mi camino, sin darle mayor importancia y casi de inmediato me interné en el bosque a través de esos estrechos senderos que, por la margen derecha del río, te protegen del inclemente sol de mediodía, dando un imprescindible respiro al trotón de fondo, cabeza dura, que procura no cambiar sus rutinas ni en lo más crudo del crudo invierno ni en los largos y cálido veranos andaluces.

Tan cabezón que uno de los caminantes habituales de la famosa Ruta del Colesterol me paró hace unos días y me espetó:

– No estás casado, ¿verdad?

– Pues sí. Un rato cansado.

– No hombre. Casado. Que si tienes mujer, vamos…

– Ah no. Mujer no. ¿Por qué?

– Porque si la tuvieras, anda que te iba a dejar salir a correr a estas horas…

¡Ays! La sabiduría popular… El caso es que iba muy cansado y enflojinado así que, a la altura del primer puente sobre el Genil, me di la vuelta y puse rumbo a casa.

Y fue entonces cuando la volví a ver, de frente esta vez. Casi chocamos a la salida de una de las curvas del sendero. Era guapa. Muy guapa (sé que era lo que muchos estabais esperando saber).

Su cara se iluminó con una de esas sonrisas que son capaces de aplacar los rigores del mismísimo sol de mitad de verano y me saludó con un cálido, afectuoso y ¿prometedor?: – “Buenas tardes”.

Todo lo cuál no habría sido en absoluto reseñable, de no ser por el detalle de que la chica, ojos verdes y figura escultural; camiseta escueta y aún más escueto pantalón de deporte, llevaba ambas manos enfundadas en sendos guantes. De plástico. Guantes de plástico. ¡Con la que estaba cayendo!

Y, más llamativo aún, en la mano izquierda, un cuchillo.

Y, como último e inquietante toque cromático, abundantes manchas rojas rompiendo la uniformidad del quirúrgico y aséptico color blanco de los guantes. De plástico.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

¿Qué publicábamos, otros 13 de julio? Pues ESTO y ESTO.