SANTERÍA

Hace algunas semanas saludábamos con alborozo la fantástica novela “Chamamé”, de Leonardo Oyola, publicada por la vivaz editorial Salto de Página y justa ganadora del premio Dashiell Hammett de Semana Negra, junto a la no menos excelente “El imán y la brújula”, de Juan Ramón Biedma.


Oyola, en Gijón, además de hablarnos de “Chamamé” y de “Gólgota”, su última novela publicada en España, presentó junto a Juan Sasturain una excitante colección de novela negra inequívocamente porteña, llamada “Negro absoluto”, a través de la que jóvenes autores argentinos van a destripar el Buenos Aires más negro, sórdido y criminal. La colección arranca con cuatro títulos: “El doble Berni”, de Gandolfo y Sosa. “Los indeseables”, de Osvaldo Aguirre. “El síndrome de Rasputín”, de Ricardo Romero. Y, cómo no, “Santería”, del propio Leonardo Oyola, prologada por Sasturain.

Contar de qué va “Santería”, como ocurre siempre con las grandes novelas, no tiene mucho sentido. Porque el desaforado Oyola, como le llama Sasturain, es capaz de insuflar vida literaria a cualquier historia, por banal y anodina que ésta pueda parecer. En el caso que nos ocupa, se trata de un duelo. De un duelo a la vieja usanza entre dos personajes mefistotélicos y demoníacos: la Víbora Blanca y la Marabunta, nombres que ya nos hablan, bien a las claras, de lo que nos aprestamos a leer.

Una novela negra, pero que bebe de los culebrones más locos de la tele, con personajes tan desaforados como su autor. Por ejemplo, ese pequeñajo al que llaman “el Emoushon”, que podría venir patrocinado por una marca de telefonía móvil, dada la sonoridad de su apodo. O Danielín, un fiel seguidor de San La Muerte, que tendrá que vérselas con un hermano de cofradía, un trasunto del Kevin Costner que protegía a la otrora hermosa y dulce Whitney Huston en “El guardaespaldas”.


Porque, como ocurría en “Chamamé”, hay mucho, muchísimo, de cultura popular, de cine y de música actual en “Santería”. Esto, unido al prodigioso ritmo narrativo que Oyola imprime a su prosa, hace que la novela, más que leerse, se baile, como si el autor te conectara un cable al cerebro y te fuese cantando cada uno de sus vertiginosos capítulos.


De hecho, “Santería” es un LP. Un Long Play de corta duración, pero intenso y emocionante, en que cada capítulo, como si fuera una misteriosa canción, lleva el nombre de una de las cartas de la baraja española que la Víbora utiliza en su trabajo. Un LP con un tema introductorio, “En la cabeza de la víbora”, y doce fascinantes cortes que te conducen a un final abierto, repleto de posibilidades.

En su dedicatoria, Leo escribió las siguientes palabras en mi ejemplar del libro:”Para Jesús. Ojalá que mis pibes chorros de Santería te roben muchas carcajadas.”


Querido Leo, efectivamente. Me lo he pasado de miedo con los pibes chorros, con esa Marabunta cuya concha pasó a la historia del puterío fino (y menos fino) de Baires y la villa Puerto Apache, así como con esos polis buenos y enamoradizos, que la historia de (des)amor de la Víbora y el Charly me gustó largamente.

Así que, obligatoriamente, en las próximas semanas nos pondremos con “Gólgota”, a la que, como podrán ustedes imaginar, tenemos mogollón de ganas de meter mano. Pero muchas, muchas.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

Etiquetas: , , , , , , , ,

MILENIO

La columna de hoy de IDEAL, en clave milenarista y pesimista. Me temo.

Cuando he leído en IDEAL que la obra emblema del Milenio de Granada será un gran parque bajo el Serrallo, en plena de Vega, con cinco millones de metros cuadrados repartidos entre Granada, Huétor Vega, Cájar, Ogíjares y La Zubia y que, por tanto, será el doble de grande que el de Central Park, perdonen ustedes, pero me ha dado la risa floja.

Siempre he renegado del pesimismo granadino que, ante cualquier idea o proyecto, saca a relucir la proverbial mala follá de la tierra para poner pegas, ver inconvenientes y echar maldiciones y males de ojo. Porque en Granada no es que falten visionarios, es que sobran cenizos.

Pero miren por dónde, nada más saber del Megaparque de la Vega, me he ido al santoral para comprobar que no han cambiado de fecha el Día de los Inocentes. Porque pensar que en un plazo de cinco años se van a expropiar no sé cuantos millones de metros cuadrados de terreno correspondiente a cinco municipios distintos y se va a diseñar y construir un equipadísimo parque repleto de árboles, plantas, pistas de deporte, senderos, columpios y un largo etcétera… pues eso. Que no.

Cuando acaba de terminar un verano en que tampoco tenemos autovía costera, cuando estamos viendo en la prensa que el fabuloso espacio escénico-teatro de la ópera sigue siendo una quimera diez años después de plantearse la idea y, sobre todo, cuando asistimos a la actitud cainita y fratricida de nuestros políticos locales, siempre enfangados en sus miserias partidistas, en sus batallitas egocéntricas y en sus reinos de Taifas, es complicado creerse nada de ningún otro macroproyecto.

Por supuesto que me encantaría que el referido Parque del Milenio fuese una realidad allá por el 2013. Por supuesto que me parece una idea extraordinaria y que estaríamos ante el gran pulmón verde de la Granada del siglo XXI. No seré yo el que critique la propuesta por nada distinto a la más absoluta desconfianza en que en que podamos verla materializada algún día.

Políticos granadinos, trabajando por Granada con denodado esfuerzo.

Es el problema de tantos lustros de incumplimiento sistemático de promesas electorales y de empobrecedoras batallas que sólo han servido para que Granada, la ciudad y la provincia, hayan ido hacia atrás, como los cangrejos. Tenemos la fastuosa presa de Rules muerta de risa, una autovía sin luz al final del túnel y un proyecto de Teleférico a Sierra Nevada que no se cree nadie.

Lo siento pero, aún a riesgo de pecar de mala follaísmo y recalcitrante derrotismo, no me creo lo del Parque del Milenio. Ojalá que en unos años me tenga que tragar mis palabras, estando dispuesto a comerme con patatas esta columna. Pero la triste realidad de las últimas décadas nos hacen vaticinar que, si alguna vez tenemos un Parque Milenario de cinco millones de metros cuadrados, se inaugurará allá por el año 3.000, lo menos.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

EL ASESINO DE BANCONI

Adivina, adivinanza.

Si soy un adicto al género negro y soy capaz de matar por un buen crimen literario,


Si soy un enganchado al continente africano y pienso que alguna vez viviré allá,

Si amo al Malí por encima de (casi) todos los países,

Si Bamako me parece la capital más turbia, corrupta, atrayente y sugerente de todo el mundo…

El escritor maliense con Antonio Lozano, escritor, agitador cultural y, sobre todo, amigo.

¿Qué puede suponerme la publicación por parte de Almuzara de esta “El asesino de Banconi”, una novela negra escrita por Moussa Konaté, un autor maliense, que acontece en Bamako, la capital del Malí?