EL FACTOR EINSTEIN

¿Sabían ustedes que, antes de la Guerra Civil española, durante los tiempos de la República, se tanteó a un tal Albert Einstein para que, tras haberse exiliado de una Alemania que ya olía a nazismo y antisemitismo, se instalara en España, a través de una cátedra que se le daría en la Universidad madrileña? ¿Sabían ustedes que, a resultas de esas gestiones, Einstein hizo buenas migas con algunos científicos españoles que, finalmente, también terminarían exiliados en los EE.UU?

Pues sí. Todo ello es cierto. Y partiendo de esa anécdota, el escritor Andrés Pérez Domínguez ha construido una sólida historia titulada “El factor Einstein”, publicada por Martínez Roca, una novela ambiciosa, voluminosa, en la línea de los mejores libros de espías de los más reputados autores internacionales.

Porque “El factor Einstein” transcurre en los EE.UU de preguerra así como en el Berlín enfebrecido con los nazis. Uno de los mejores capítulos de la novela se encuentra al principio de la misma, cuando Frida ha de encontrarse con un sujeto en un café de la capital alemana. La tensión en que transcurre la persecución y abordaje está perfectamente lograda.

Hablamos de una historia tradicional de espías, con agentes dobles, estrategias, persecuciones y asesinatos en la que el mejor papel corresponde a Frida, una Matahari de los nazis que, convencida de su misión, aún tiene resabios conservadores que la hacen desdoblar su personalidad entre la Frida científica, ilustrada e intelectual y la Frida asesina, convencida de que tiene una misión entre manos que la obligará a mentir, engañar y, llegado el caso, hasta a matar.

Pero ¿cuál es el McGuffin de la historia? ¿Qué pone en marcha a Frida y por qué un Einstein en horas bajas como científico aún tenía un importante papel que jugar en el concierto de la alta política mundial?

Una palabra, o mejor dicho, un concepto nos lo explica ya que a medida que los años treinta se ven abocados a una conflagración internacional, un mineral comienza a cobrar una importancia capital: uranio. Uranio para fabricar bombas. Unas bombas muy especiales: las bombas atómicas que pudieron ser posibles “gracias” a la famosa teoría de la relatividad de un científico genial que, en esta novela, también es una persona entrañable, cálida y cercana, al que descubrimos en la intimidad de su exilio americano, tocando el violín, navegando en barco o haciendo gala de sus notables dotes de seductor.

Una novela de espías que, como todas las que se precian en este sector de la literatura, tiene cerca de seiscientas páginas, necesarias para contar una historia de largo alcance y amplio recorrido, con unos personajes muy bien perfilados y una atractiva trama, bien trazada y mejor resuelta.

A quién le gusten las novelas de intriga (que no negras y policíacas propiamente dichas) basadas en un periodo de la historia tan excitante como el de entreguerras, en “El factor Einstein” encontrará una extraordinaria novela con la que entretener las todavía largas noches de este extraño invierno que ya toca a su fin.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PD.- Más información: en el Blog de El Factor Einstein.

¿LA REALIDAD Y LOS CANDIDATOS?

Gracias a Nefer, esta IMG, en clave electoral. ¿Será posible que la realidad arrolle a los dos candidatos que intentan tirar de ella? Me gusta esta IMG porque es reflejo de una realidad compleja y pesada que, para ser conducida con tino y éxito, necesita que los dos partidos mayoritarios de este país se coordinen entre sí, se apoyen y vayan en la misma dirección. Ojalá que el próximo debate vaya en este sentido.

¿DEBATE O MONÓLOGOS CRUZADOS?

ULTIMA HORA:
Rajoy pierde!!
(Vota en nuestra encuesta)
Preguntas con/sin respuesta:
¿Por qué no ha parado de leer sus notas en todo momento?
¿Por qué no ha sido capaz de fijar la vista en ningún momento y en ningún sitio?
¿Por qué, hablando de cultura, vuelve a sacar el tema del terrorismo?
¿Quién le ha escrito el lamentable discurso final de la niña, que era como para vomitar?
¿Por qué no ha dejado de corregirse, desdecirse y explicarse?
No es que ZP haya estado sublime, excepcional o brillante; pero pienso que ha dado un buen revolcón a un Rajoy confuso, errático, sensiblero y poco ejecutivo.
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Quería escribir una previa sobre el debate de esta noche, pero no sabía qué toque darle. Máxime cuando en esta casa, entre las 21.30 y las 22.15 estaremos viendo el arranque de la tercera temporada de Prison break (somos así de simploncillos y apegados a nuestras costumbres)

Entonces me he pasado por La Rosa del Desierto y me he encontrado con que Alfa ya ha hecho una previa cojonuda, bien ilustrada, caldeando el ambiente: Debate electoral. En primicia, un adelanto ZP contra Rajoy. A mí me ha servido para ir hilando ideas y poniendo las neuronas electorales algo cachondas…

¿Qué esperamos del debate?

Personalmente, me conformo con que sea eso. Un debate. Y no dos monólogos, uno del Club de la Comedia de ZP y otro del Club de la Tragedia de Rajoy.

¿Quién ganará? ZP tiene la ventaja de ser más llano y conectar más con la gente que un Rajoy cuyo partido viene de perder el debate económico entre Solbes y Pizarro. Por tanto, Rajoy saldrá al ataque y ZP le puede pillar al contragolpe, si me admiten el símil futbolístico. En cualquier caso, no espero grandes diferencias entre uno y otro.

El resultado, en apenas tres o cuatro horas… Siquieren dejar su opinión, además de en este su Blog amigo, pueden participar en el debate abierto por IDEAL, pero no dejen de expresarse aquí, a ver si hacemos un foro on line, aunque sea desde las 22.15.
Ahora me voy a jugar un rato al baloncesto, a recuperarme de la decepción de ayer en la carrera de Albolote (no mejoré marca, snif snif) y a airear las neuronas un rato, metiéndoles un buen chute de endorfinas.

PD.- Pobreticos los asesores de imagen y los jefes de comunicación, asistentes y politólogos a sueldo de los dos contendientes de esta noche…
Nos vemos.

POZOS DE AMBICIÓN

Quiso la casualidad que fuéramos a ver “Pozos de ambición” justo después de asistir a un curso en que se hablaba de liderazgo. Y, curiosamente, para ilustrar los posibles modelos de liderazgo que existen, la profesora había proyectado cuatro secuencias de otras tantas películas en que sus protagonistas son líderes natos, de “Patton” a “Ghandi” pasando por “El Club de los Poetas Muertos”.


Así, empezamos a ver “Pozos de ambición” y, justo después del silencioso y brutal arranque de la película, protagonizada por un Daniel Day Lewis en estado de gracia, asistimos a una secuencia en que éste tiene que hablar en público para convencer a los dueños de unas parcelas de tierra bajo cuyo suelo hay petróleo de que se las ceda en arrendamiento a su empresa.

Y allí me descubrí, en la platea, intentando encuadrar a Daniel Plainview, que así se llama el protagonista de la última película de Paul Thomas Anderson, dentro de los parámetros de liderazgo que Reme nos había ido desgranando esa tarde.

¿La conclusión?

Pues no sé qué pensarán mis colegas de curso, si alguno ha visto la película, pero el amigo Daniel Vistaplana parece ser un líder a su pesar. Frío, detestable, duro y atormentadamente complejo por una parte, aunque básico y primario hasta lo descarnado por otra; el personaje principal de “Correrá la sangre” -auténtico nombre de la estúpidamente traducida como “Pozos de ambición”- es de esos papeles llamados no sólo a conseguir el Óscar (cuando escribo estas líneas faltan un puñado de horas para que comience la ceremonia en LA*) sino a marcar un hito en la historia de las interpretaciones cinematográficas más celebradas y recordadas en el tiempo.


Hay momentos en que Daniel Day Lewis le confiere a su personaje tanta intensidad que roza lo sobreactuado, pero, por lo general, impresiona su recreación de ese salvaje buscador de oro y plata, enriquecido hasta la desmesura cuando encontró el otro oro, el negro. Sus relaciones personales nos lo describen como frío y ambicioso, y así aparece en uno de los momentos más intensos de la película, al sostener que odia a todo el mundo.

Sin el más mínimo talento, actitud ni aptitud para las relaciones sociales, Daniel Plainview es un personaje trágico que, como el Kane de Orson Wells terminará alcanzando las más altas cotas de la miseria. Las relaciones con su hijo, con su hermano y con el cura visionario marcan la esencia de un individuo-prototipo del capitalista salvaje de los EE.UU. de principios de siglo. Una precisa radiografía de unos tiempos duros en que la riqueza fluía con generosidad… para quién sabía cómo canalizarla.

Y, aparte de las relaciones humanas, está la parte “documental” sobre el petróleo y sus métodos de extracción. Imágenes muy poderosas y bien filmadas, en las que la dureza, la sequedad y esterilidad de al superficie del territorio contrasta con la riqueza que alberga en su interior. Una riqueza, aún así, viscosa y negra, puro detritus.

Una película larga, densa y bien resuelta, con uno de esos finales abruptos que tan de moda se están poniendo. Una película que, a buen seguro, será analizada por profesores y especialistas de empresariales, liderazgo, estrategia y demás cuestiones adyacentes. Un filme que, además, si termina triunfando en lo Óscar, más allá del probable galardón a Daniel Day Lewis, demostraría que las cosas están cambiando, y mucho, en la Meca del Cine**.


Lo mejor: Daniel Day Lewis: inmenso, radical, brutal.

Lo peor: Los diálogos con el hermano. Llegan a hacerse demasiado largos y tediosos.

Valoración: 7

(*) Efectivamente, DDL ganó el Óscar al mejor actor.

(**) Efectivamente, “Pozos de ambición” no arrasó en la ceremonia de los Óscar. Fueron los Hermanos Coen y su “No es país para viejos” quienes se llevaron los premios gordos.