17 muertos. 17 desaparecidos

¿Se imaginan el impacto que hubiera tenido la muerte de 17 personas en nuestras playas, de no ser inmigrantes que se han ahogado al tratar de cruzar el Estrecho? ¿Se imaginan la zozobra en la que estaríamos sumidos, si los 17 desaparecidos de las pateras hundidas ayer no pertenecieran a un grupo de magrebíes que trataban de entrar en España?

17 muertos. 17 desaparecidos. Un lunes cualquiera.

Hagamos autocrítica: de todas las memes y noticias; de todos los audios y links que ha recibido/enviado usted en las últimas 24 horas, ¿cuántos de ellos hacían referencia a la muerte de 17 personas en las costas españolas, entre Melilla y Cádiz? ¿Minutos de silencio? ¿Crespones negros? ¿Banderas a media asta? ¿Debates encendidos en los programas de máxima audiencia sobre el tema?

17 muertos. 17 desaparecidos. De una tacada.

¿Lo ha comentado usted en el bar, antes o después de hablar de Solari, Messi o del liderato del Granada CF? ¿Alguien ha hecho referencia al tema en su presencia, en un silencio entre Alsasua, Cospedal, Dani Mateo o la sorpresiva irrupción de Broncano y Dani Martín en El Hormiguero, un acontecimiento, éste sí, imprescindible?

No lo digo porque esos temas me parezcan banales o intrascendentes, sino por la menguante atención que le prestamos a eso que pomposamente llamamos El-drama-que-no-cesa, lo cada vez menos que nos afecta, lo poco que nos preocupa… excepto para exacerbar al xenófobo que llevamos dentro.

He repasado los timelines y los muros de gente de mi entorno y, con honrosas excepciones, nada. Ni una mención. Ni una referencia. Como si no hubiese ocurrido.

Miles y miles de personas muertas yacen en el fondo del Mediterráneo, ahogadas al tratar de buscar una vida mejor en Europa. Son tantas que, mueren 17 más, y apenas les prestamos atención. No tenemos tiempo. No encontramos siquiera un minuto para dedicarle un pensamiento a semejante ignominia.

Poco a poco, igual que hacen los estados y los gobiernos, nuestros corazones se van blindando con el acero y el espino de las vallas y las concertinas.

Jesús Lens