MARCHANDO

“El regreso” me suena a película sobre el Vietnam. Y, sin querer herir susceptibilidades (ya estamos con la jodienda de lo políticamente correcto), me veo en el espejo, escribiendo estas líneas (¿por qué cojones habrá un espejo frente al microescritorio de mi habitación?) y me veo no ya ojeroso y con el pelo arracimado y estropajoso, sino también hinchado y macilento, perjudicado, barbudo y horroroso.

Yo no sé si el saber ocupa lugar, pero los libros, desde luego, sí lo ocupan. Tengo que cerrar la maleta y no sé cómo hacerlo. Además, la lucidez no me acompaña a estas horas, aunque haya estado terminando de pulir un artículo y haya desayunado con ese tipo prodigioso, Raúl Argemí, uno de los mejores contadores de cuentos que he conocido. Argemí conseguiría que hasta el pronóstico del tiempo en televisión fuera algo exquisito y excitante, sin necesidad de que apareciera en pantalla alguna chica guapa y bien dotada por la naturaleza.

Antes había despedido a Paco Jurado, a Frankie, mi compañero de habitación de estos días. Cuando cerraba su maleta decía que parecía llevar en Gijón una eternidad. Y es cierto. Los días (y las noches) se viven tan intensamente que cada 24 horas parecen 48.

Me llevo de Semana Negra 2010 un puñado de tarjetas y un alijo de buenos propósitos y mejores intenciones. De leer, de escribir, de agitar, provocar y conseguir que la buena literatura de género tenga mayor visibilidad y mejor acogida. Para todo ello, el nacimiento de la Andalucía Connection va a ser capital. Ya lo veréis. Pronto. Muy pronto.

Por todo ello, necesitaremos vuestra complicidad. Ha llegado la hora de sacudirnos la modorra y convertirnos en militantes de una literatura de alta calidad, pero de alta tensión, también. Julio de 2010 va a ser importante. Muy importante.

Anoche, cenando en la Iglesiona, nuestras camareras amigas flipaban en colores escuchando el proyecto de novela-bomba que están preparando los integrantes de la Generación Torrezno: Biedma, Salem, Tristante y de Paz. Una barbaridad que se atragantará a más de uno. Y de una. Pero que dará que hablar. Hacía tiempo que no reía tanto y tan fuerte que estos días.

También hubo tiempo para escuchar hablar sobre literatura y corrupción. Y de debatir sobre si la moda vampírica y sueca está haciendo que el género derive del Negro al Rosa, en el peor sentido de la expresión.

Amigos, el tiempo se me echa encima. Tengo que publicar esto, desconectar el ordenata, terminar de empacar y empezar a repartir abrazos, besos y parabienes entre el montón de amigos que ahora se estarán empezando a desperezar y asomar por el Don Manuel. Aunque, conociéndome, fijo que termino despidiéndome a la francesa. Porque los tipos duros no bailan y, sin encima son altos, está muy feo que lloren en las despedidas. Así que, vaya desde aquí el abrazo que me gustaría daros a tantas y tantas personas maravillosas que convierten estos 10 días de Semana Negra en, posiblemente, los mejores del año.

PIT II, Paloma, Cristina, Marina, Marisa, Jorge Iván, Ángel, Rocío, Marta, Mauricio, Javi y todos los demás… un año más habéis hecho el milagro. Y ya van 23. No tenemos dudas de que, muy pronto, estaremos brindando, en las bodas de plata.

Para lo que necesitéis, aquí estamos. Porque esto es la Semana Negra y, desde Granada, sigue.

Jesús Lens, nostalgioso, aún antes de partir.

PD.- Para que vayáis tomando contacto con la Andalucía Connection, para saberlo todo sobre los premiados de esta edición de Semana Negra y, también, sobre las presentaciones que me tocó hacer de Guillermo Orsi ,  y Paco Jurado, pinchad ESTA, ESTA y ESTA reseñas…

LA VEGA SE MUEVE

Hoy, en IDEAL, hablamos de la Vega. Que bien se lo merece. ¿O no?

En uno de mis viajes a Irlanda fui a visitar unos cottages muy especiales, que trascendían la etiqueta de museos etnográficos: ¡estaban vivos! Es decir, en cada uno de ellos había personas que, ataviadas de época, lo mismo hacían café y pastel de manzana con el que agasajaban a los visitantes que estaban en los establos, ordeñando vacas. Las estancias estaban decoradas únicamente con mobiliario antiguo y tradicional y las chimeneas humeaban con la combustión de los troncos de madera arrojados al fuego.

Leyendo, viendo y hablando sobre el ambicioso y arrollador proyecto Vega Educa me acordaba de aquella experiencia. La Vega. Si cada vez que alguien ha utilizado esa palabra en algún artículo o discusión, hubiera habido un granadino que la visitara y la conociera, la Vega sería tan famosa como la Alhambra. Por lo menos. Sin embargo… ¡que tire la primera piedra el que, habiendo opinado sobre su destino, no ha puesto en su vida un pie en la Vega!

Para paliar esta situación, para darla a conocer y proporcionarle visibilidad ha nacido el proyecto Vega Educa, a través del que centros educativos de toda la provincia se han unido en una extensa red que trata de sensibilizarnos sobre los cambios que se están produciendo en esa Vega de Granada, memoria viva de una forma de vida que está en permanente evolución. Porque, aunque a algunos les pese, la Vega no se muere. ¡Y mira que los hay empeñados en asesinarla, con premeditación, nocturnidad y alevosía! Por eso, proyectos como Vega Educa son esenciales. Porque lo que no se conoce, no nos duele. Ya se sabe: ojos que no ven…

A través de la exposición abierta en el Parque de las Ciencias, de la marcha popular culminada hace unas semanas por Mago Migue con motivo de la celebración del Día de la Tierra o de su labor divulgativa en las Redes Sociales, la Vega se mueve, respira y sobrevive. En la memoria de sus ancianos. En la imaginación de los niños. En el espíritu de todos.

Sostenía el escritor africano Hampate Ba que «un anciano que muere es una biblioteca que se quema». En pleno siglo XXI de cambios vertiginosos, ni la Vega puede ser lo que fue en el siglo pasado ni podemos resignarnos a perder un caudal de sabiduría, un pozo de fructíferas experiencias de valor incalculable. Por eso, el Centro Cultural CajaGRANADA y Museo Memoria de Andalucía también aportará su granito de arena a esta reivindicación de una Vega recuperada.

En todo ello está trabajando Vega Educa, uniendo colegios e institutos con la universidad. Y con las instituciones. Y, a todos, con la gente del campo. Con el fin último de que la expresión “patear la Vega” sea sinónimo de recorrerla, conocerla y amarla, en vez de cocearla, cementarla y enterrarla, como por desgracia viene siendo habitual en los últimos lustros.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

COMIENZA EL FIN

La edición número 23 de la Semana Negra de Gijón reúne a una pléyade de autores andaluces adscritos a la literatura de género más variada y popular.


LA ANDALUCÍA CONNECTION ASALTA GIJÓN

Miedo dan. Cuando se juntan, los andaluces pueden provocar el pánico en Gijón. Y eso que el marco, la Semana Negra, no es propicio para gente timorata o asustadiza, precisamente. Pero en la edición del 2010 son tantos y tan distintos los autores andaluces congregados en el festival cultural más populoso de Europa que, sin duda, no pasan inadvertidos.

Más o menos así comenzará el reportaje que esperamos publicar en IDEAL el próximo lunes, cuando la Semana Negra de Gijón haya echado el cierre e, inevitablemente, todos estemos esperando la llegada y el comienzo de la edición número 24, aunque pueda parecer algo ansioso y desproporcionado.

Pero no lo es.

Como todos los miembros de la Andalucía Connection podrán acreditar: Nerea Riesco, Rafa Marín, Javi Márquez, Paco Jurado, Teo Palacios, Juan Ramón Biedma, Carmen Moreno o José Manuel Fajardo, lo que pasa en Semana Negra, el buen ambiente y la inyección de creatividad que supone, no ocurre en ningún otro lugar del mundo.

Quizá por eso, cuando pasadas las dos de la mañana salimos todos juntos del Don Manuel, tras disfrutar de una intensa tertulia, nos conjuramos para intentar mantener vivo este espíritu, una vez que hayamos vuelto a nuestra tierra.

Y ojalá que el reportaje que preparamos para IDEAL contribuya a ello.

Porque creemos en la novela de género. Popular. Y en la novela transgenérica. Creemos en una literatura divertida, apasionante y adictiva. Y de calidad, por supuesto. En ella creemos y a ella defenderemos.

¿Quién se une a la cruzada?

Y ahora, alimentemos el ego. Un poquito más. Porque, honestamente, creo que la presentación de “Benegas” nos salió muy bien a Paco y a mí. Fue divertida y, a la vez, ilustrativa. Creo que captamos la atención de la gente, que despertamos su curiosidad y, a la vez, que les hicimos pasar un buen rato.

Y es que Paco es mucho Paco.

Pero ya hablaremos otro día de este Room Mate que escribe desde el rencor y que, sin embargo, disfruta de la alegría de la fiesta como el que más.

Hoy me toca presentar a Guillermo Orsi. Otra enorme responsabilidad. Porque Orsi, además de ser un escritor brillante, grandioso… es un ser humano de talla excepcional.

Termino ya.

Que esto también empieza a terminarse. Y me invade la melancolía. Además, quiero buscar “A quemarropa”, el periódico oficial de Semana Negra, a ver si se publican los cuentos finalistas del Concurso de Relatos Policíacos de Semana Negra y al que un servidor mandó uno, en la esperanza de que gustara al jurado. Y ya ardo por saberlo.

La gente empieza a hablar de la vuelta, de los trenes, los buses y los aviones. Pero aún queda tela por cortar y no cejaremos. Para empezar, tenemos que destripar a Orsi y su “Ciudad Santa”, esta tarde. Si estáis por Gijón, venid. Si no, ¡espero que estéis con nosotros de pensamiento y palabra!

Jesús Lens, frente al principio del fin.

LOS AMIGOS VISIBLES

Aunque ya somos veteranos en Semana Negra y conocemos largamente a los habituales del encuentro gijonés, es inevitable que cada año se vayan conformando grupos nuevos de gente con los que conectas y sintonizas, de forma que tiendes a juntarte con ellos para compartir el café, la caña, la copa y las comidas, a lo largo de los diez días de esta larga, alegre, creativa y gozosa Semana.

Este año, la Andalucía Connection es muy, muy poderosa. Nunca hubo tantos andaluces en Gijón. Tantos y tan distintos. Por eso, no es raro vernos juntos a Francisco Jurado, cuya novela “Benegas” presentamos esta tarde, para lo que nos hemos preparado convenientemente, a Javier Márquez, al que ayer le presentó el loor de multitudes el arrebatador Miguel Cane su “novelita gótica”, como a Javier NO le gusta que se la definan, porque “La fiesta de Orfeo” es un policial con toques de terror y, sobre todo, con una indiscutible vocación Holmesiana, a Carmen Moreno, una estupenda periodista…

Hacemos piña con Nerea Riesco, una bilbaína que acredita que los de Bilbao pueden nacer en Sevilla, si les da la gana, y que ha presentado la muy prometedora “El elefante de marfil”, que me llevo firmada y dedicada y de la que pronto tendremos ocasión de hablar. Me quedé fascinado con la presentación que PIT II hizo de la última novela de nuestro paisano, afincado en Lisboa, José Manuel Fajardo: “Mi nombre es Jamaica”, una novela que ha tardado cinco años en escribir y que me llevo, también, convenientemente firmada y dedicada.

Como llevo, por supuesto, la última de Fernando Marías, “Todo el amor y casi toda la muerte”, faltaría más. Y me la llevo, en primer lugar, porque es de Fernando, sinónimo de calidad, pata negra. En segundo lugar, porque ganó el Premio Primavera de novela, hace unos meses. Sinónimo de calidad, 5 jotas. Y, ¡cómo no! porque Fernando Marías es el amigo que nos ha presentado, dos veces, “Hasta donde el cine nos lleve”, el año pasado en esta Semana Negra de Gijón y éste, en Madrid. ¡Un tipazo!

Pero es que, además, Fernando Marías hizo una de esas presentaciones que no se olvidan, como Javier Márquez y yo no pudimos por menos que convenir, cuando terminó. Convocó a fantasmas y espectros de su vida y los “sentó” en la mesa de presentaciones de la Carpa del Encuentro. Él, de pie, informal, como el mejor de los one-man talk shows americanos, consiguió crear la magia necesaria para que la génesis de “Todo el amor y casi toda la muerte” se convirtiera en un relato en sí misma, en un cuento, en una obra de teatro de arrolladora fuera, interpretada, solo para nuestros ojos, por un Fernando colosal e impresionante, que pedía a gritos ser depositario de confesiones sobre miedos, promesas incumplidas y fantasmas encerrados en los armarios de nuestra memoria y nuestro subconsciente.

Pasé por Negra y Criminal y me llevé libros de Markaris, para que uno de los padres de la literatura negra mediterránea me los dedicara. Sé que tengo una promesa pendiente con Markaris. Y pronto la cumpliremos. Y pasé por Noveno Arte para ver más tebeos aún. Rash, te encantaría el tinglado que Rocío ha montado en Avilés.

Y nos quedan las comidas, claro. Ayer, almuerzo y cena en La Iglesiona. Sus camareras tienen una simpatía directamente proporcional a la ferralla que llevan en la cara en forma de piercing. Y creedme: si tienen que pasar por el escáner de un aeropuerto, colapsarían la T4 ellas solitas. A mediodía compartí mesa, mantel, vino y arroz con Yampi, nuestro músico de referencia, y con Mauricio, el único ser la tierra capaz de enmudecer a Paco Camarasa, librero negro y criminal, actualmente en el exilio.

Por la noche, cenamos juntos el escritor, maestro, viajero y brillante dibujante de mapas, Goran Tocilovac, el editor Xavier Azpeitia y un servidor. Una cena repleta de viajes, recuerdos de comidas y, por supuesto, fútbol. Y baloncesto, claro.

Las copas del Don Manuel sólo nos entretuvieron hasta las 3 de la mañana, en esta ocasión, disfrutando de la plática de Paco Ignacio Taibo II, conmocionado tras su visita a la Feria del Libro de Calcuta. La pregunta era: de venir los alienígenas a la Tierra, ¿lo harían en son de guerra o en son de paz? Item mas: ¿debería sobrevivir nuestra civilización? Item mas aún: ¿vivimos realmente en una civilización?

Y pensando en todo ello, mientras las gaviotas protestaban en el cielo gijonés por el follón teníamos montado en la madrugada del martes al miércoles, nos dejamos atrapar por el sueño, hasta esta mañana…

Jesús Lens, cuyas ojeras, reflejadas en el espejo, empiezan a dar miedo. Mucho miedo…

PD.- Hoy, en El País, este estupendo reportaje semanero…

WHEN THE (BLACK) SAINTS GO MARCHING IN

Una Banda que se llama “Patrulla Dixie” no puede terminar un concierto sin tocar el célebre “Cuando los Santos marchan”, evidentemente y, vodka en mano (debí pedir bourbon), al son del clásico sureño de entre los clásicos, pensando en la serie “Treme”, empecé a pensar en mi particular santoral… y me salió todo negro, el muy cabrón.

Un santoral que, desde ayer, incorpora una nueva serie de figuras, para engrandecer el ánimo. Como Petros Markaris, que se reía a mandíbula batiente cuando le decía que a uno de mis portátiles le bauticé con el nombre de Jaritos, su célebre personaje de ficción.

¡Vaya comida, la que pudimos disfrutar en el Hotel Jovellanos! Sólo por esa densa fabada, ya merecía la pena estar aquí.

Después, mi room mate, Paco Jurado y un servidor, nos dedicamos a acosar a Markaris, como grupies a una estrella de rock. Pero es escritor griego era facilón. Y se dejaba. Intentar resumir en unas pocas líneas todo lo que hablamos con Markaris es misión imposible. Esa plática se merece un artículo en exclusiva, a lo que nos comprometemos firmemente. Un artículo que se llame algo así como “La literatura de la Crisis” y parte de cuyos argumentos usaré en la presentación de la novela de Guillermo Orsi, el próximo jueves.

La tertulia de ayer, en Semana Negra, versaba sobre la literatura de palabras, ideas o acción. Y fue muy entretenida, en el mejor sentido de la palabra. Ustedes-vosotros, que ya me vais conociendo, ¿con qué creéis que me alineo?

Fue entonces cuando Escalante, con su aspecto de noble patricio romano tomó la palabra para hablarnos de los más de setecientos atentados, tramas y complots que los EE.UU. diseñaron contra Fidel Castro. Y él sabe bien de qué habla, no en vano fue su jefe de seguridad durante algunos años. Algunos tan majestuosos como los dirigidos a que se le cayera hasta el último pelo de la barba o a que le diera un ataque de risa en alguna de sus comparecencias públicas, para minar su credibilidad. Complots que si aparecieran en una película de los Hermanos Marx diríamos eso de “la vin el Groucho, como se ha pasado”. Pero la CIA tiene estas cosas…

Había pensado marcharme temprano, ayer, del recinto de Semana Negra. Pero un paseo por las librerías Negra y Criminal y Noveno Arte me retuvo allí. Y un buen rato de charla con Laura, acerca de las cuitas laborales y editoriales de estos duros tiempos que corren nos condujeron a la presentación de “Buda Blues”, de Mario Mendoza, una de las novelas más intrigantes e interesantes, sobre el papel, de las que se han presentado en lo que va de Semana, con permiso de Gabriela Cabezón, por supuesto.

Y es que este año, a la vuelta de Semana Negra, me he reservado una semana sin compromisos, para devorar todo lo que estoy comprando estos días, para cuyo transporte necesitaré una nueva bolsa de viajes.

Comentaba Mario que, en el documental de Spike Lee sobre el Katrina y Nueva Orleans, apareció una pintada en la capital del jazz que rezaba: “Thank you, Katrina”.

Una pintada absolutamente demencial, milenarista y primitivista, apocalíptica y abisal. ¿Vamos hacia el fin del mundo? Hay teorías según las cuáles sólo así se puede entender el triunfo de España en el Mundial, al calor y al color de la Roja, como el auténtico baño de sangre que está por venir…

La crisis, la victoria de la Roja y el horizonte del 21 de diciembre de 2012 lo mismo nos sitúan ante un futuro inmediato en el que libros como “Buda Blues” y películas como “Seven”, personajes como el monstruo de Hannibal Lecter y la masiva presencia de autores andaluces en Semana Negra no son sino inequívocas señales de que, efectivamente, el final está cerca…

A ritmo de jazz caliente, desde Nueva Orleans, pasando por Gijón, con el dixie como bandera, iremos recordando a todo ese Santoral negro y criminal que por aquí viene desfilando… Oh when the saints go marching in!

Al menos, lo habremos pasado de poca madre, en este Quilombo de vida…

Jesús Lens, apocalíptico, pero integrado.

PD.- Para saber más, hay que pinchar AQUÍ para leer a Carmen y AQUÍ para leer a Laura.