La cumbre escarlata

Guillermo del Toro es un tipo con las ideas claras, los gustos bien definidos y sus intereses, a la vista de todos.

La cumbre escarlata

A Guillermo del Toro le gusta el cine de terror. Y punto. Historias retorcidas de personajes al límite que viven en los márgenes de la sociedad. Personajes cuyas existencias no se parecen en nada a las nuestras y cuyas vidas se rigen por códigos, situaciones e intereses alternativos y paranormales.

Y ahí entra, por supuesto, su pasión por los grandes mitos de la literatura y el cine góticos: vampiros, fantasmas, ominosas leyendas que se hunden en el tiempo… y mansiones. Esas viejas mansiones victorianas que se caen a pedazos, pero que albergan mil y un secretos, mil y una historias y, sobre todo, algún cadáver que otro, bien guardado en un armario.

La cumbre escarlata del Toro

Y todo eso es la nueva película de Guillermo del Toro, “La cumbre escarlata“, una cinta que no cuenta nada nuevo que no hayamos visto/leído antes, pero es que lo hace ¡tan, tan, taaaaaaaaaan bien!… que da gusto verla, por supuesto. Aunque las almas sensibles se vean obligadas a taparse los ojos con las manos, en alguna ocasión.

(Sigue leyendo la reseña en mi Espacio Lensanity)

Jesús Lens

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Hotel Mediterráneo

Mi artículo de ayer domingo en IDEAL, habla de una novela maravillosa que se presenta el martes, a las 20 horas, en la Biblioteca de Andalucía. Pasar un rato con Pepo, si no tienes alguna obligación inexcusable, debería ser obligatorio. Ahí lo dejo.

Hay hoteles que, nada más traspasar su umbral, te acogen como si fueran tu casa. Desde la primera página.

Hotel mediterráneo

Rectifico: hay hoteles, como el “Hotel Mediterráneo”, en los que determinadas personas encuentran un hogar mucho más cálido, cercano y familiar que el suyo propio. Las mujeres maltratadas, por ejemplo. Y los fugitivos de la justicia. Y los músicos desubicados. Y las personas con ganas de cambiar la realidad, pero sin paciencia para chocar y darse cabezazos contra el muro de la burocracia, una y otra vez.

Porque “Hotel Mediterráneo” es un territorio mítico surgido de la fértil, poética y concienciada imaginación de un escritor prodigioso: Alejandro Pedregosa.

Hotel mediterráneo Granada Noir

Comienzas a leer la novela “Hotel Mediterráneo” y no tardas en sentirte arrullado por la magnética prosa de un autor que atesora una singular y exquisita capacidad para hablar de los temas más duros… desde el respeto, el cariño, la comprensión, la solidaridad y la identificación con las víctimas.

Una prosa cadenciosa que sugiere tanto como cuenta, que te envuelve en atmósferas, paisajes y espacios brumosos que te gustaría descubrir, visitar y conocer en la realidad. Porque el “Hotel Mediterráneo” no da al mar. Se encuentra escondido en un recóndito valle, entre frondosos bosques que, en otoño, alcanzan su máximo esplendor. Aunque, en realidad, no es un hotel propiamente dicho. Es un refugio para mujeres maltratadas que necesitan desaparecer y huir por un tiempo de sus casas, de sus barrios, de sus vidas y de la violencia que las rodea.

Hotel mediterráneo Pedregosa

Un refugio, también, en el que han ido recalando una serie de personajes fascinantes, cada uno con su historia a cuestas. Historias complejas, complicadas y contradictorias. Historias que, entretejidas, conforman una preclara y completa radiografía de la sociedad española contemporánea: crisis, corrupción, nacionalismo, ecología, individualismo a ultranza…

Y todo ello sin caer en lo panfletario o lo maniqueo; en el sentimentalismo fácil o en los bajonazos al lector. “Hotel Mediterráneo” es una novela con múltiples puntos de vista que, con inteligencia y sutileza, transporta al lector a un universo con muchos y variados referentes literarios y cinematográficos. Como el western. Porque el refugio en que transcurre casi toda la acción de la novela podría ser la prisión de “Río Bravo” en la que los héroes hawksianos se ven obligados a parapetarse y resistir.

Hotel mediterráneo Alejandro Pedregosa

Resistencia. “Hotel Mediterráneo” es un canto a la ética y a la estética de la resistencia. Y una reivindicación del papel del héroe en nuestra cultura, desde los tiempos de Homero hasta las leyendas del Far West. El héroe contemporáneo que, como en las películas de Hawks, es la persona que hace lo que tiene que hacer. Y punto. La persona que, más allá de palabras, discursos e intenciones; es consecuente consigo misma y actúa de acuerdo a su filosofía y a su forma de pensar.

“Hotel Mediterráneo” es una excelente novela que consolida a Alejandro Pedregosa como una de las voces imprescindibles de la narrativa española contemporánea.

Jesús Lens

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El pico del diablo

Me gustan mucho las novelas policíacas que se desarrollan en lugares diferentes a los habituales. La novela negra mediterránea es más cercana, el hard boiled norteamericano es más conocido, la gélida novela negra escandinava está de moda y el combativo policial latinoamericano resulta tan cálido y arrullador como sangriento y violento.

El pico del diablo

Pero hay otra novela negra: la africana.

Cierto que no es muy habitual, pero algo hemos podido leer de escritores senegaleses, malienses y argelinos. ¡Si hasta tenemos a una simpatiquísima detective en Botswana, solucionando casos sencillos a través de la lógica… y del sentido del humor!

Pero, como en tantas otras cosas, el país que marca el paso en África es Sudáfrica. Ahí está James McClure, que escribía sus novelas sobre los tiempos del Apartheid, por ejemplo. Pero el presente, el presente más rabioso, en Deon Meyer.

Deon Meyer

Así lo dice, por ejemplo, un clásico contemporáneo como Ian Rankin, que afirma con contundencia que el futuro, “el granero de la novela negra, está en Sudáfrica; la novela negra nórdica ha muerto. La novela negra analiza un país que acaba de llegar a la democracia, cuando la violencia se ha calmado un poco y se pueden analizar los porqués, las raíces de esa situación y de esa violencia”. Entre los autores del noir sudafricano destaca, por supuesto, a Deon Meyer.

(Sigue leyendo esta reseña en nuestra página hermana de Calibre 38, dirigida por Renacimiento’s Man: Ricardo Bosque)

Jesús Lens

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Regresión

¿Por qué, Alejandro? ¿Por qué, estimado y reverenciado Amenábar, has perpetrado un engendro como “Regresión”?

Regresión póster

No lo entiendo.

Se me escapa.

Fui al cine no haciendo caso de la extendida y creciente rumorología que decía que tu película era mala. No podía dar crédito. ¿Mala? ¡Un respeto, oigan! Que hablamos del gran director del cine español del siglo XXI.

Regresión Amenábar

Podrá ser complicada, rara, fallida, extraña, imprevisible… pero ¿mala?

Pues sí, señores, sí. “Regresión” es mala. Aún diría más: es muy mala. Es grotesca, es absurda, es infumable. Es… pésima.

Y, sobre todo y lo que es peor, es un insulto a la inteligencia de los espectadores, impropio de cualquier director de cine, pero especialmente infame e inadmisible si ese director se llama Alejandro Amenábar.

La película aguanta quince minutos. Los que tarda en arrancar. A partir de ahí, la acumulación de tópicos, convencionalismos, absurdos, previsibilidades y sinsentidos ya no terminan hasta que llega a un final una película que sí atesora una enorme virtud: ser feliz y extremadamente corta.

Regresión

Voces en off que remachan una y otra vez esos aspectos en los que el espectador debe fijarse (como si fuera retrasado mental y necesitara que Pepito Grillo le recordara lo que los personajes habían dicho diez minutos antes), supuestos momentos de terror que provocan la hilaridad del público, teóricas secuencias claustrofóbicas que aburren a las ovejas, un suspense absolutamente inexistente…

No voy a seguir. ¿Para qué ensañarnos más?

No entiendo qué ha llevado a Amenábar a rodar una película como ésta, sin pulso, sin nervio y sin el más mínimo interés.

Para hacérselo ver.

Jesús Lens

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