La dama de oro

El pasado.¡Ay, el pasado! Va uno a ver “La dama de oro” y se pasa la película reafirmándose en su idea de que, para que las heridas cicatricen, es necesario sacarles todo el pus que acumulan en su interior. Que no bastan los paños calientes, las gasas y el agua oxigenada. Que hay que sajar, limpiar profundamente y desinfectar, antes de suturar para que la herida cicatrice.

 La dama de oro Mirren

Y piensas todo esto porque “La dama de oro” cuenta una historia con los nazis como protagonistas. Los nazis, los malos más malos de la historia. Los malos por antonomasia. Aquellos nazis que, antes de asesinar a millones de judíos en los campos de concentración, les despojaron de todos sus bienes materiales, incluyendo obras de arte de valor incalculable.

Robaron, por ejemplo, el “Retrato de Adele Bloch-Bauer I”, popularmente conocido como “La dama de oro”. Un cuadro espectacular, mágico y extraordinario que Gustav Klimt pintó para una de esas familias judías centroeuropeas que gozaban de una desahogada posición económica y que amaban el arte, la música y la cultura.

La dama de oro

Un cuadro tan importante que se convirtió en uno de los iconos de Austria, en una de sus señas de identidad, figurando en uno de los lugares más destacados del Palacio Belvedere que acoge la pinacoteca más importante del país.

Sigue leyendo la reseña en mi espacio Lensanity de la web de Cinema 2000

 

Jesús Lens

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La Ciudad de la Memoria

El primer capítulo de “La Ciudad de la Memoria”, la monumental primera novela de Santiago Álvarez, arranca con una cita de “El sueño eterno”, una de las piezas fundacionales del noir: “Así que usted es detective. No sabía que existiesen realmente, excepto en los libros…”.

 La ciudad de la memoria

400 páginas después, el lector se habrá convencido de que sí. De que existen los detectives. Afortunadamente. Sobre todo, si todos fueran como Mejías, un tipo al que le coges cariño desde la primera página, cuando entrevista a Berta para un puesto de secretaria. Y le coges cariño porque Mejías es especial, diferente, raro, extraño y a contracorriente.

Tanto que, por momentos, piensas que le toma el pelo a la ingenua y voluntariosa Berta. Pero no. Es que es así: un desastre. Un total y absoluto desastre. Un detective mitómano que se ha construido un mundo de ficción a su medida. Un mundo de ficción que, sin embargo, puede llegar a ser más real que la propia realidad.

 La ciudad de la memoria Alvarez

Porque la realidad de una ciudad como Valencia, la realidad protagonizada por la rancia familia Dugo-Escrich, conectada con el sector inmobiliario; puede ser muy, muy surrealista.

Desde la mera enunciación de su título, “La Ciudad de la Memoria”, el lector se adentra en un laberinto de referencias que harán las delicias de los aficionados al género negro, pero que en absoluto entorpecen la lectura a los neófitos. Al contrario, les invita a descubrir y profundizar en los referentes de un género al que Santiago Álvarez ha dado una nueva vuelta de tuerca, tiñéndolo de humor metafórico, pero sin caer en la parodia.

 La ciudad de la memoria Portada

Personas desaparecidas, rastros y mercadillos, persecuciones en coche, secretos del pasado, célebres monumentos con sorpresa y más secretos. Muchos secretos. Porque hay familias y hay ciudades construidas en torno a secretos y mentiras. Y ahí están Mejías y Berta, como Don Quijote y Sancho, prestos a desvelarlos. Cueste lo que cueste. Duela a quién duela.

“La Ciudad de la Memoria” es una quijotesca historia en la que el Caballero de la Triste Figura cambia la armadura por una gabardina y su panzudo compañero de fatigas trueca su pollino por un Ford Fiesta del 95.

La fértil imaginación y la impresionante capacidad de fabulación de Santiago Álvarez nos conducirán por programas de telebasura, por un Bibliogym, por amoríos sin futuro y por trágicos divorcios del pasado. Conoceremos a personas con mala memoria y a otras absolutamente desmemoriadas. Personas que, sin embargo, tienen mucho que contar.

 La ciudad de la memoria Santiago Alvarez

Porque la Memoria no tiene que atenerse, necesariamente, a la realidad.

Porque cada uno almacena los recuerdos que le dan la real de las ganas y, cuando es libre, organiza su vida en torno a ellos.

Porque la realidad, en realidad, no existe. Porque la vida es sueño y los sueños, verdades son.

Jesús Lens

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Número Cero

Hoy publico en IDEAL este artículo, sobre el nuevo libro de Umberto Eco que versa, precisamente, sobre periodismo.

Dentro de unos días tengo que impartir una sesión sobre Comunicación en un Máster de la ESCO que tiene como sugerente denominación 360º, al fomentar que los alumnos tengan una visión global del entorno profesional en que vivimos. Así, en cuanto vi anunciada la publicación de la nueva novela de Umberto Eco, “Número Cero”, me lancé a las librerías como un poseso, para leerlo antes de intervenir en el Máster, dado que el tema sobre el que versa es, precisamente, la comunicación y periodismo.

 Número Cero IDEAL

Lo primero que me llamó la atención es que Eco ha cambiado su hermetismo habitual y una densidad estilística acorde a su proverbial sabiduría por una narración casi transparente que, en forma de diario, cuenta el nacimiento y la puesta en marcha de un nuevo periódico en la Italia de finales del siglo XX.

Un grupo de profesionales son convocados a una reunión en la que se les informa de que un magnate de la construcción con presencia marginal en el sector de la comunicación quiere dar el salto a las Grandes Ligas, planteándose el lanzamiento de un nuevo periódico de tirada nacional llamado a competir con algunas de las cabeceras históricas del país transalpino. Pero, antes, quiere ver cómo sería el periódico, las secciones que incorporaría, su línea editorial, el tono de las informaciones y, en general, cómo resultaría todo el proceso de edición.

 Número Cero

Para ello, encarga la confección de un Número Cero del diario “Domani”, Mañana, que cómo bautizan al experimento. Y allá se lanzan aquellos profesionales, unos veteranos y otros neófitos; a dar vida a un nuevo periódico.

A partir de este planteamiento, Umberto Eco aprovecha las 200 páginas de “Número Cero” para contar cómo son y cómo funcionan los medios de comunicación y qué técnicas usan sus profesionales para destacar unas noticias sobre otras o para sepultar informaciones comprometidas y poco convenientes. En concreto, los capítulos dedicados a cómo convertir rumores infundados en noticias publicables, al ejercicio del desmentido o a la difusión de los resultados de los estudios “científicos” más descabellados que se puedan imaginar, pero que estén alineados con los intereses de los editores; ha levantado una enorme controversia en los propios medios de comunicación italianos y ha abierto un encendido debate sobre la deontología periodística de lo más estimulante.

 Número Cero prensa

Como muestra, el diálogo que mantienen el director del periódico y una joven, inexperta e impetuosa redactora:

 – Los periódicos enseñan a la gente cómo debe pensar.

– Pero los periódicos ¿siguen las tendencias de la gente o las crean?

– Ambas cosas, señorita. La gente al principio no sabe qué tendencia tiene, luego nosotros se lo decimos y entonces la gente se da cuenta de que la tiene. Venga, no hagamos demasiada filosofía y trabajemos como profesionales.

 Número Cero Umberto Eco

No es por casualidad que el controvertido Roberto Saviano haya dicho que “Umberto Eco ha escrito una novela que es el manual de comunicación de nuestro tiempo” y que yo esté pensando en dar una hora libre a los alumnos del Master que se hayan leído “Número Cero”… para comentarlo con ellos mientras los demás hacen algún ejercicio práctico en clase.

 Número Cero periódicos

Jesús Lens

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Mesa Redonda sobre Novela Negra Mediterránea en la Feria del Libro

A ver. Que no podemos olvidar la cita del sábado, a las 20 horas, en la Sala Zaida (Rural), en la Feria del Libro, donde voy a coordinar una Mesa Redonda sobre Novela Negra Mediterránea y que servirá como introducción a algunos de los temas y los autores que nos acompañarán en Granada Noir.

Lens-Negro8

¡Atentos!

La joven, osada e intrépida Clara Peñalver.

El reflexivo Alfonso Salazar, nuestro particular Francisco González Ledesma del Zaidín

Lens Salazar

y…

¡El Maestro de Maestros, Juan Madrid!

¡Cómo me gusta esta foto de Colin Bertholet!
¡Cómo me gusta esta foto de Colin Bertholet!

Casi nada al aparato.

Prometemos una mesa redonda ágil, repleta de contenidos, con participación del público, en la que tocaremos muchos temas y que os hará iros con ganas de comprar y leer la mejor novela negra del momento.

¿Os apetece?

¡Sábado entre libros!

No faltéis.

Jesús Lens

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Lugares Comunes

Querido Colin:

Me siento culpable. Culpable por no estar leyendo ese magnífico e impresionante primer número de Lugares Comunes como se merece.

Lugares Comunes en IDEAL
Lugares Comunes en IDEAL

Y como estoy deseando.

Cada vez que veo una reseña en Facebook, una imagen de la revista, una de sus páginas… sufro. ¡Quiero leerla! Quiero tener tiempo para dedicarle horas y pasar todas y cada una de sus páginas, paladeando el tacto precioso de ese papel exquisito.

 Lugares Comunes Bertholet

Aún llevo conmigo el olor a tinta de la imprenta de Salobreña. ¡Qué idea, presentar allí la revista! No solo por el buen rato que pasamos, sino por el espacio. ¡Cuánta creatividad acumulada entre aquellas paredes! ¡Cuánto arte ha tenido que pasar por aquellas máquinas!

Qué gustazo, brindar allí por el nacimiento de una revista efímera. Sí. Efímera. Con fecha de muerte. Que no de caducidad. Porque “Lugares Comunes” permanecerá para siempre.

Antonio Fuentes, presentador de lujo de Lugares Comunes
Antonio Fuentes, presentador de lujo de Lugares Comunes

Querido amigo: nos vemos pronto. Y nos leemos con detenimiento, mimo y tiempo. Mientras, recibe mi más sincera enhorabuena por un excitante y estimulante proyecto, otro más, que es una gozada y del que me siento orgulloso partícipe.

Siempre tu amigo,

Jesús Lens

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