Gentlemind, estilo y compromiso hechos cómic

Empecé ‘Gentlemind’ hace un par de domingos, después de comer. Leí la primera parte y me fui a sacar trabajo. Frente al ordenador me sentí mal. Estaba poco concentrado, distraído. No daba con la tecla precisa. Por primera vez en mucho tiempo volví a sentir la desazón del final del fin de semana. El síndrome del domingo por la tarde. O eso creía yo. 

Como los adjetivos se resistían a brillar y retorcía las frases hasta el estrangulamiento, apagué el ordenador y me volví al sofá. A leer. Y entonces me di cuenta. Ni depresión postfindesemana ni leches en vinagre. Lo que el cuerpo me pedía, lo que las neuronas reclamaban con ansia y denuedo, era volver al ‘Gentlemind’, ese tebeo portentoso que ya no cerré hasta la última viñeta.

Es una joya publicada por Norma Editorial. Está escrito por Juan Díaz Canales, guionista de ‘Blacksad’ y de las nuevas aventuras de ‘Corto Maltés’; y por Teresa Valero, autora de ese ‘Contrapaso’ que revolucionó la escena del cómic noir nacional el año pasado y que esta tarde de martes estará en el Teatro CajaGranada, en el festival Gravite patrocinado por CaixaBank, desde las 18 horas. El dibujo, tan sugestivo, corre a cargo del italiano Antonio Laponte. Y ojo al prólogo del siempre maravilloso Enric González, uno de esos autores de los que conviene leer hasta la lista de la compra.

 En ‘Gentlemind’ se cuenta la historia de una revista que convivía con otras mil más en los kioscos de prensa norteamericanos. Estamos a finales de los años 30 del siglo pasado y la muerte de su dueño dejará la publicación en manos de su joven viuda, Gina Majolie, que acometerá una ambiciosa remodelación para que la revista sea un perfecto reflejo de la época.

Podríamos decir que ‘Gentlemind’ respira la atmósfera estética de ‘Mad Men’, pero con mucho mayor protagonismo de unas mujeres muy combativas y peleonas. De fondo, las reivindicaciones de la comunidad puertorriqueña y las convulsiones sociales y políticas del momento. Y la pasión por escribir y publicar cuentos e historias, por editar la mejor revista del momento, por conseguir brillantes fotografías y preciosas ilustraciones.

‘Gentlemind’ es un cómic tan sensacional y extraordinario que al terminar su lectura dan ganas de ponerse manos a la obra y contribuir a que salga un nuevo número de la revista.

Jesús Lens

Corto Maltés navega por ‘Océano negro’

En el imprescindible documental ‘Hugo Pratt en África’, que pueden (y deben) ver en Filmin, hay un momento en que el narrador dice que el célebre dibujante y guionista estaría encantado de que otros artistas continuaran con las aventuras de su personaje más icónico, Corto Maltés, llevándole más allá y haciéndole transitar por nuevas e inexploradas sendas. 

Eso es justo lo que hace ‘Océano negro’, el álbum más reciente de la saga, escrito por Martin Quenehen y dibujado por Bastien Vivès, al que se define como ‘enfant terrible’ del cómic francés contemporáneo y cuyo trabajo artístico, en un radical blanco y negro trufado de una infinita gama de grises, resulta fascinante.

En este nuevo cómic “inspirado en la obra de Hugo Pratt”, Quenehen y Vivès se traen a Corto Maltés al mundo (casi) contemporáneo. Conocemos al mítico personaje convertido en un navegante joven que pilota una lancha con la que se aborda a un yate para cometer un robo. En principio, debería ser un golpe limpio, sin violencia. Pero los socios de Corto tienen otros planes. De ahí que el navegante rompa la sociedad y salve a un anciano japonés empeñado en no perder el libro que lleva entre sus manos. Un libro que contiene las claves para encontrar… un tesoro. ¡Cómo no! 

A partir de ahí, Corto Maltés viajará por medio mundo siguiendo las pistas que ha dejado Inca Garcilaso de la Vega, poeta del Siglo Oro español. En ese viaje compartirá aventuras con Freya, una periodista freelance que trabaja por defender el medio ambiente, y con Rasputín, por supuesto. ¡Incluso con Colin Powell, el secretario de Defensa norteamericano!

Corto Maltèse – Océan noirScénario : Hugo Pratt, Martin QuenehenDessin : Bastien Vivès

¡Qué gustazo ha sido acompañar a este Corto Maltés redivivo en su travesía por las aguas de ‘Océano negro’! La propuesta argumental de Quenehen me ha encantado y, sobre todo, destacaría la radicalidad estética de Vivès. Sus páginas mudas son un auténtico alarde. Échenle un ojo a las páginas en que se cuenta una fuga y que culminan en la portentosa y minimalista página 97. ¡Menos es más! Y atención al episodio que transcurre en la Mezquita de Córdoba. Tener a Corto Maltés en casa es un lujazo. Ahí lo dejo. 

Si el 2020 fue mi año Tintin, este 2021 ha estado presidido por un navegante que se talló la línea de la suerte en la mano con una navaja. Como soy un lector-comprador tan voraz y compulsivo como indisciplinado y desordenado, ha sido necesario que Norma Editorial haya vuelto a sacar todo Corto Maltés, en orden cronológico, para leerlo completo y de una vez. Sin prisas, pero sin pausas. 

De hecho, si me decidí a coleccionar todo Corto Maltés fue por la revisión del personaje que hicieron Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero, que publicarán un nuevo álbum del aventurero en 2022. Tras las excitantes ‘Bajo el sol de medianoche’ y ‘Equatoria’, el puntilloso rastreo de los orígenes del personaje en ‘El día de Tarowean’ fue el bombazo que necesitaba para terminar de espolear mi ansia enciclopédica por el personaje.

Pero lo mejor es que 2022 seguirá siendo muy de Corto. Esta Navidad quiero leer ‘Hugo Pratt. La mano de Dios’, de Ángel de la Calle, y el recién publicado ‘Una cita pendiente. Viaje por los Mares del Sur’, del propio Pratt. Se trata de un libro-objeto bellísimo repleto de ilustraciones, mapas y viñetas que acelera el pulso con solo abrirlo y hojearlo. 

Corto Maltés no se acaba nunca. Estoy feliz con este universo expandido que no hace sino agigantar la obra original de Pratt. Me pasa lo mismo que con Manuel Vázquez Montalbán y los cómics de Seguí y Migoya sobre las novelas de Carvalho. Acaba de llegar a la librerías ‘Los mares del sur’, igualmente editado por Norma. ¡Qué casualidad!

Para mí, es la mejor historia del detective de la Transición. Y leerla en cómic le da otra dimensión. Volveremos sobre ella próximamente.

Jesús Lens

¡En pie! Blacksad ha vuelto por todo lo alto

De que me iba a gustar no albergaba la menor duda. La incógnita era saber si me iba a gustar todo lo que esperaba que me gustase. Porque las expectativas, el llamado hype, estaban por las nubes.

Blacksad ha vuelto. ¡Y cómo ha vuelto! Los aficionados y fans irredentos llevábamos esperando desde 2013 el retorno de uno de los personajes fundacionales del cómic español contemporáneo, un icono del noir que ha elevado el género negro a sus cotas más altas. Ocho largos de espera que, por fin, se han materializado en la primera parte de ‘Todo cae’, el sexto álbum de la serie publicada por Norma Editorial.

Sus autores, Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido, estarán el próximo sábado en Granada para presentar esta joya, esta nueva obra de arte con la que han vuelto a dejarnos estupefactos. Será a las 18 horas en la librería Cómic Store. Si quieren llevarse el álbum dedicado, les aconsejo que vayan a pedir el número correspondiente, que se regala con la compra del álbum.

Ustedes pueden pensar que estoy exagerando en mis halagos. A fin de cuentas, Juanjo y Juan son el V Premio Granada Noir y, por tanto, cómplices y amigos. Les aseguro que no. Que todo adjetivo calificativo de corte superlativo se queda corto. Y ya les digo que, con las expectativas más altas que el mismísimo puente de Queensboro, el riesgo del “pues no ha sido para tanto” era enorme.

No les voy a contar nada de la trama de ‘Todo cae’. Solo les diré que, como en otras entregas de la saga de Blacksad, las artes y las letras se entrecruzan con los intereses económicos de las élites más poderosas en una dialéctica muy compleja. Como la vida misma.

Lo bueno de tener un nuevo Blacksad en las manos es que, tras una primera y acelerada lectura, ansiosa y nerviosa por llegar a su (no) final; me he dado el gustazo de releer las cinco entregas anteriores para, con más calma y sosiego, recrearme en los detalles de ‘Todo cae’. ¡Y qué gustazo, oigan! ¡Qué despliegue de arte y talento!

La vuelta a Nueva York de John hace que la ciudad sea una de las grandes protagonistas. Una ciudad en plena transformación que disfrutamos a ras de tierra, desde sus alturas más vertiginosas y en su versión subterránea. ¡Y a través de sus bares, restaurantes, tugurios y garitos!

Los personajes secundarios vuelven a ser un lujo. No he contado cuántos hay, pero cada uno de ellos sirve para tirar de las subtramas que enriquecen la narración, de la dialéctica entre el llamado ‘nuevo periodismo’ y el tradicional a la importancia del transporte colectivo.

Mi amado Weekly, un trasunto del gran Weegee del que les ha hablado otras veces, aquí por ejemplo, vuelve a ser parte central de una trama en la abundan los personajes contradictorios, como el asombroso Kenneth Clarke, un murciélago que no está claro si es más pájaro que rata o viceversa (no es baladí esta dicotomía); o el trágico Shelby, una gaviota llamada a depararnos grandes y dolorosos momentos en la segunda parte de ‘Todo cae’, que ya esperamos con ansia.

Si la historia desarrollada por Juan Díaz Canales es prodigiosa, ¿qué decir de ese mago de los pinceles que es nuestro paisano Juanjo Guarnido? Los luminosos azules de las alturas se dan la mano con los ígneos naranjas subterráneos, como si de la Fragua de Vulcano se tratara. Y ojo al traje verde del Blacksad más campestre: puede marcar tendencia.

Estoy emocionado. Tras ocho años de espera, ha vuelto Blacksad. Y lo ha hecho a lo grande y por todo lo alto. Ya tardan en comprar ‘Todo cae’. El sábado lo comentamos en vivo y en directo con sus autores. ¡No dejen pasar la oportunidad!

Jesús Lens

El inagotable manantial del cómic granadino

Una fuerte perturbación de sintió en la Fuerza cuando pudimos ver en las redes la portada del próximo álbum de ‘Blacksad’, de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales. Unos días después, el sismógrafo volvió a temblar con el anuncio de una nueva candidatura a los premios Eisner para Gabriel Hernández Walta por ‘Barbalien: Red Planet’.

Así las cosas, los próximos meses van a ser pródigos en grandes cómics ‘made in Granada’, pero los aficionados no tenemos que desesperar, que ahora mismo hay en las librerías dos novedades, auténticas joyas del noveno arte, con marchamo granadino.

Astiberri publicaba ‘Bartleby, el escribiente’, de José Luis Munuera, a partir del archiconocido relato de Herman Melville. Se trata de una preclara adaptación de una historia tan aparentemente sencilla como complicada de llevar al mundo de las viñetas. Un reto del que Munuera sale más que airoso con un álbum cuya trama transcurre en el pasado, pero es de la máxima actualidad.

¿Quién no ha pronunciado alguna vez el famoso ‘preferiría no hacerlo’? O, al menos, ¿quién no lo ha pensado, ante una proposición que no le parecía apropiada ni procedente? Digámoslo alto y claro: Bartleby somos todos. De ahí que el Wall Street de antaño que nos muestra Munuera sea cualquier ciudad del mundo contemporáneo.

Al comienzo del álbum, uno de los personajes pronuncia esta sentencia: “La mayoría de los hombres sirve al estado no como hombres, sino como máquinas”. En estos tiempos en que las grandes corporaciones tienen más poder que la mayoría de los estados, ¿hay alguien que no comulgue con las palabras de Thoreau, adaptadas a los trabajos robotizados del siglo XXI y al control de las tecnológicas de nuestro tiempo de ocio, dirigido por los algoritmos?

Munuera lo hace (casi) todo en esta adaptación de ‘Bartleby, el escribiente’, pero es esencial destacar, y así lo especificaba el autor en su excelente entrevista de hace unos días con José Enrique Cabrero, la importancia del color de Seydas para imprimir al relato el tono ocre y de cuento melancólico que tan especial lo hace. ¡Adoro ese Nueva York!

Por su parte, Ponent Mon editaba hace unas semanas el integral de ‘Los Mentores’, lo más reciente de esa pareja artística de talento inconmensurable que conforman el guionista Zidrou y nuestro Francis Porcel.

En este caso, una distopía ¿futurista? con ribetes negros y criminales nos adentra en una trama de robo de niños que, sin embargo, es muy distinta a lo que ustedes están pensando. O no. Les confieso que solo he hecho una primera lectura del álbum, y demasiado acelerada, ansioso por llegar al final, pero Joye ya es uno de mis personajes favoritos del año.

Y la ‘zumbada’, claro. Esa mujer en una misión, como los grandes héroes de la literatura, que contra y viento y marea siguen adelante, cueste lo que cueste. “¿Te has fijado en que en las historias de polis y cacos nadie se preocupa nunca por las víctimas? ¡Los asesinos en serie, eso es lo que vende! Las víctimas, en cambio…”. ¡Uf! Y ojo al tratamiento visual y argumental de la tierra almeriense, mucho más allá de lo meramente paisajísitico. Y a lo simbólico de un Mediterráneo que… Tengo que releer ‘Los Mentores’ para sacarle todo el jugo, que hay mucha chicha ahí.

Pero, sobre todo, quiero escuchar a los artistas, a los propios Porcel y Munuera. Tendremos ocasión de hacerlo el próximo miércoles, en el marco del festival Gravite patrocinado por CaixaBank y CajaGranada Fundación, en el Centro Cultural CajaGranada. Conversarán con Enrique Bonet y Alejandro Romero, respectivamente, antes de que el escritor Alejandro Pedregosa y el pianista Carlos Arriezu nos conduzcan a los años ochenta, cuando las drogas y los sueños idealistas de la juventud se mezclaron en cóctel confuso y terminal. Para no perdérselo.

Jesús Lens

Monstruos vs. perfección

¿Cómo pasó usted la tarde del martes 20N más tensa de los últimos tiempos? Yo, entre monstruos. Unos monstruos mucho más interesantes que esos fachas nostálgicos empeñados en pasear el cadáver corrupto de un dictador.

Pasé el 20N entre dos monstruos del tebeo, Juan Díaz Canales y José Luis Munuera, en un lugar tan improbable para ello, apriorísticamente hablando, como la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UGR. Pero ahí está el talento de Alejandro Romero, organizando un seminario sobre cómics relacionados con las materias de estudio del alumnado.

En el caso que nos ocupa, el tema era “Monstruos en la sociedad perfecta”, partiendo de esa joya que es “Fraternity”, cómic de Munuera y Canales que, editado por Astiberri, sigue cosechando éxitos y reconocimientos. Traté de volver a leerlo antes de nutrida la sesión de trabajo, pero me quedé a mitad. Y estoy deseando terminar estas líneas para volver a rematarlo, que no vean ustedes la cantidad de interpretaciones que surgieron de la conversación entre los autores y los estudiantes.

Para empezar, la génesis del proyecto y el proceso creativo, algo que siempre me resulta especialmente fascinante. “Un western con un monstruo” fue la premisa que Munuera le planteó a Díaz Canales para empezar a trabajar juntos. El resultado: un doble álbum de género. De aventura ideológica. ¡Toma ya!

Aventura ideológica. Creo que una descripción así haría las delicias de mi añorado Jefe Taibo, ese Paco Ignacio que ahora va a tener enormes responsabilidades culturales en México, tras la victoria de MORENA en las elecciones.

Me encanta la definición: aventura ideológica, no en vano, “Fraternity” habla de socialismo utópico, religión, educación y feminismo; del miedo a la libertad, del buen salvaje, de la civilización enfrentada a la naturaleza… y todo ello, sin cargantes discursos innecesarios. En un tebeo.

Alquimia que fusiona texto, color e imagen y cuya percepción sensorial seduce y atrapa al lector, con la elipsis entre viñetas como superpoder y gran aliada narrativa. Munuera define de forma inmejorable la esencia de qué es un cómic. Así que, ya saben: ¡pongan tebeos en sus vidas!

Jesús Lens