5 años ocupando este Rincón

El jueves 25 de noviembre de 2015 se publicaba la primera entrega de esta sección que dimos en llamar ‘El Rincón Oscuro’ en homenaje a James Ellroy. Así comenzaba la aventura: “Granada Noir inicia una nueva colaboración en IDEAL… y en ella ofreceremos información, crítica y reflexión sobre películas, series, libros, cómics, fotografía, pintura y música relacionados con el género negro y criminal”. A continuación, sin más prosopopeya, una entusiasta crítica de una película conmocionante: ‘Sicario’.

Cinco años después, mientras esperamos que se confirme que ‘Sicario 3’ contará de nuevo con Benicio del Toro y con la vuelta de Emily Blunt, echo la vista atrás y me quedo alucinado con todo lo que hemos ido publicando a lo largo de este tiempo. Excepción hecha de algunas semanas de agosto, todas las semanas ha habido entrega de este rincón tan especial.

Aquellas primeras semanas de andadura marcaron cómo iba a ser la sección. La serie ‘Homeland’ siguió a la película de Villeneuve y, a partir de ahí, un thriller nórdico del novelista Jo Nesbo, el Blacksad de Canales y Guarnido y un artículo dedicado a los orígenes del género negro.

Esa ha sido la filosofía que he tratado de imprimirle a la sección desde el principio: utilizar el género negro y criminal para hablar de disciplinas diferentes, pero conectadas entre sí: literatura, cine, cómic, música, televisión, periodismo y no ficción. Porque en noir, además de ser una cuestión de ética, también lo es de estética.

Ha sido la filosofía que, de la mano, ha impregnado el festival que organizamos Gustavo Gómez y yo, ese Granada Noir patrocinado por Cervezas Alhambra y cuyo programa central de actividades tuvimos que suspender este año. Mientras sigan las cosas tan complicadas, continuamos la actividad cultural a través de las redes sociales y las salas de reunión virtuales. En ese sentido, aún no nos resignamos a que termine el 2020 sin entregar el Memorial Antonio Lozano a Gabriel Hernández Walta y Miguel Osuna ‘El Bute’ por Covidarte, aquella subasta de originales del cómic y la ilustración de artistas granadinos, organizada para apoyar a Granada Acoge.

Dar a conocer lo que se mueve en el espectro del genero negro que se hace en Andalucía y en Granada es otro de los objetivos esenciales de esta sección. En ese sentido, la lectura del tebeo de Enrique Bonet ‘La araña del olvido’ en enero de 2016 abrió un universo entre lo memorialístico y lo creativo que, cinco años después, sigue generando momentos para el disfrute y el recuerdo. Este año se ha cumplido el centenario del nacimiento de Agustín Penón. Granada iba a acoger un congreso internacional dedicado a la figura del primer investigador de la muerte de Lorca, que quedó aplazado al año que viene, pero diferentes talleres, lecturas y reportajes periodísticos mantienen con vida a una de las figuras esenciales tanto de Granada Noir como de Gravite, festival hermano dedicado al viaje en el tiempo que, patrocinado por Bankia, ya está tramando el contenido de su tercera edición, para el 2021.

Hemos hablado de las armas del crimen y hemos visitado, literariamente hablando, ciudades y territorios míticos del noir de los cinco continentes. Le hemos prestado especial atención a fenómenos geopolíticos como el yihadismo, tan conectado con el género negro. Y a la evolución del mundo del espionaje y los servicios secretos, con la desinformación convertida en arma de destrucción masiva.

Le prestamos mucha atención, también, a cuestiones como el tráfico de mujeres para la explotación sexual y a la obra de escritoras tan esenciales y comprometidas como Mabel Lozano, Marta Robles, Rosa Montero, Cristina Hidalgo y Berna González Harbour.

Y a las novelas y libros de no ficción escritos por periodistas en los que cuentan todo lo que, muchas veces, no cabe en los estrechos márgenes de los periódicos. Javier Valenzuela, Juan Madrid, Íñigo Domínguez, Quico Chirino, Carlos Augusto Casas o Tomás Bárbulo han pasado por este rincón con sus obras.

Los clásicos, por supuesto, también encuentran un hueco en esta esquina. Y la gastronomía, tan ligada al mundo del noir, desde los cócteles y los tragos a las comidas de la mafia. Hasta viajes en el tiempo de corte criminal hemos reseñado.

¡Ganas me dan de hacer una selección-recopilación de todo este trabajo y compilarlo de alguna manera! Mientras, seguimos leyendo novelas, tebeos y ensayos. Viendo cine, televisión y documentales. Buscando cuadros y escuchando música que conecten con el noir. Y contándoselo a ustedes, semana a semana.

Por todo ello, muchas gracias a IDEAL y a los diferentes responsables de su sección de cultura que, a lo largo de estos cinco años, han mantenido y renovado su confianza en este rincón oscuro. Les confieso que escribirlo cada semana es un desafío. Resulta difícil no repetirse y, a la vez, intentar estar al día en todo lo que se mueve en torno al género. Ojalá que, en 2025, podamos celebrar el décimo aniversario. ¡Salud!

Jesús Lens

Matar en tiempos analógicos

En muchas ocasiones, la semana pasada sin ir más lejos, hablando de Bevilacqua y Chamorro, les insisto en la importancia que, en las investigaciones policiales contemporáneas, tiene todo lo referente a los móviles, los ordenadores, las redes sociales, la geolocalización y las mil y una cámaras que controlan muchos más espacios públicos de lo que somos capaces de imaginar.

Hay novelas, sin embargo, en las que sus autores prefieren cometer sus asesinatos literarios y las posteriores investigaciones en tiempos analógicos, anteriores a la irrupción de internet en nuestras vidas. Mis dos últimas lecturas policíacas han ido en esta dirección.

Empecemos por ‘Moscas’, de Hans Olav Lahlum, recién publicada por RBA y cuya acción arranca en 1968, en Oslo, sin que la historia tenga nada que ver con los hippies, mayo ni las revoluciones pendientes o por hacer. En un edificio normal y corriente se escucha un disparo. Al entrar, la policía se encuentra un cadáver ‘imposible’: con todo cerrado desde dentro, no puede ser un suicidio, dado que no hay arma alguna a la vista. Y nadie pudo salir del edificio sin ser visto por los vecinos que se arraciman junto a la puerta del apartamento del fallecido.

El muerto, un héroe de la resistencia contra los nazis, reclama justicia. La investigación recae en un joven e impetuoso inspector con ganas de demostrarle al mundo lo bueno que es. Pero se encuentra perdido. Entonces recibe una llamada, cruzándose en su camino una brillante joven de apenas dieciocho años que, postrada en una silla de ruedas, tendrá mucho que decir. Y que preguntar.

‘Moscas’ es la típica novela enigma de habitación cerrada que no oculta su pasión por las tramas de Hércules Poirot o Sherlock Holmes. Un divertimento literario muy bien armado en el que los vecinos y familiares del finado se convierten en la agradable compañía del lector durante el puñado de horas que tarde en devorar el libro.

Una novela en la que el autor, que además de novelista es historiador y maestro de ajedrez, invita al lector a disputar con él una ingeniosa partida en la que no hay engaños, que está contada sin trampa ni cartón. El lector tiene acceso a la misma información que el investigador protagonista en tiempo real, por lo que puede aventurar hipótesis, anticipar interrogatorios y despejar sospechas. El autor, honesto hasta el final, no se guarda ases en la manga, algo muy de agradecer. Si les gusta el juego y la novela enigma, lean ‘Moscas’. No les decepcionará.

Vayámonos a 1981 y a Inglaterra, cuando un músico aparece muerto en extrañas circunstancias, con la cara marcada y cortada cruelmente. Imaginen al Joker, pero mutilado de verdad. Se trata de un músico de segunda fila cuyo mayor logro es haberse convertido en imitador de una leyenda del glam, Lucas Bell, más conocido como el Rey Perdido, quien se había suicidado siete años antes.

La investigación le toca a Henry Hobbes, un inspector caído en desgracia entre sus compañeros, quienes le acusan de haber provocado el suicidio de un compañero. Como ven, la cosa pinta luctuosa y trágica.

Lo más interesante de ‘El rey perdido’, de Jeff Noon, igualmente recién publicada por RBA, es su estudio y análisis del fenómeno fan: la locura de los seguidores, la presión de las estrellas, la exigencia de los críticos, las ganas de huir, la necesidad del anonimato, la importancia de la máscara, metafórica y real… Y los rituales de emulación y celebración. La copia y la falsificación.

El escritor Jeff Noon, veterano del género de ciencia ficción, debuta en la novela negra con una historia en la que la trama y la investigación son menos interesantes que el contexto en que se desenvuelve la historia y los personajes que la protagonizan. O, mejor dicho, los personajes de fondo, los secundarios, los raritos, que son los realmente interesantes.

Ha sido una gozada, en unas semanas muy analógicas en las que no he visto cine o series ni he escuchado más música que el sonido de las olas del mar, el rugir del viento y el piar de los pájaros; leer dos novelas en las que, por ejemplo, se revelan fotos. ¡Se revelan fotos! Protagonistas que, sin móviles, quedan incomunicados nada más salir de la oficina o de casa. Y que utilizan planos y mapas físicos para orientarse. Investigaciones en las que lo deductivo y el arte del interrogatorio adquieren todo el protagonismo, sin que nada cibernético perturbe una lectura que invita a apagar el móvil y disfrutar de un puñado de horas de tranquila y sosegada lectura bajo el sol de septiembre.

Jesús Lens

Como tú, como yo, ¿como nosotros?

Junto a la Fuente de las Batallas, en el corazón de la Feria del Libro, Anaya ha instalado una caseta educativa en la que están colgadas veinte grandes ilustraciones. ¿Las han visto? Porque no deben perdérselas.

Son ilustraciones de artistas tan reputados como Juan Miguel Aguilera, Raquel Aparicio, Sara Morante, Javier Olivares o Santiago Sequeiros, entre otros. Y hay una de nuestro Gabriel Hernández Walta, ganador de un premio Eisner por su extraordinario trabajo en ‘La Visión’.

En su ilustración, un chico llamado Máximo se mira en el espejo. La imagen reflejada, sin embargo, es la de Luz, la chica en la que se transforma durante unos días. Y no será fácil ser Luz, como nos cuenta Santiago García-Clairac, autor del cuento ‘Metamorfosis’.

Foto: Gustavo Gómez para Acento Comunicación

Porque cada una de esas ilustraciones lleva aparejado un relato. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad que conforman el libro juvenil ‘Como tú’, recientemente publicado por la editorial Anaya. Se trata de un proyecto ideado, coordinado e impulsado por esa bestia parda que es Fernando Marías, una de las más brillantes mentes pensantes con las que contamos en el espectro cultural español.

Así explica en el prólogo del libro el porqué de este trabajo: “La educación es la base de todas las cosas buenas y todas las cosas malas. Parece obvio, pero demasiadas veces se olvida. Una buena educación generará ecos positivos, de la misma manera que una educación descuidada, inadecuada o mala acabará antes o después por resultar nefasta. Lo demuestra la Historia y lo corrobora la vida cotidiana de nuestros días”.

Efectivamente, ‘Como tú. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad’ es un libro con contenido educativo y voluntad transformadora. Una colección de relatos e ilustraciones comprometidos con la igualdad y dirigidos a los lectores jóvenes. ¡Ahí es nada!

Continúa explicando Fernando Marías, sin paños calientes ni ambages: “La igualdad entre hombres y mujeres no existe en nuestra sociedad actual. Esa carencia inaceptable, de cuya realidad estamos convencidos, reclama soluciones apremiantes que deben abordarse desde los primeros pasos de la educación de las personas jóvenes. La igualdad se conseguirá en las aulas o no se conseguirá”.

La apuesta por Fernando Marías en este campo resulta encomiable. Hace dos años, el festival Granada Noir estrenó otro de sus proyectos: “Hnegra”, partiendo de un mismo formato, aunque dirigido al público adulto. Veintidós relatos y otras tantas ilustraciones escritos por diferentes autoras y con una sola premisa: un relato corto protagonizado por una mujer inmersa en una atmósfera negra y criminal que podía ser asesina o víctima, heroína o malvada, pero no agente de policía ni representante del aparato de justicia. Un proyecto que llevó aparejado un largo ciclo de películas, en AulaCine CajaGranada, con la colaboración de Cervezas Alhambra.

La combinación de disciplinas artísticas tan diferentes como complementarias hace que el proyecto ‘Como tú. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad’ tenga el potencial de llegar a más público, al resultar atractivo e interesante al lector.

Destaca en la publicación de Anaya, también, la variedad estilística y temática de los veinte relatos, algunos de ellos escritos por reconocidas personalidades del mundo de la narrativa juvenil. O por toda una ganadora del Premio de la Crítica de Poesía como Raquel Lanseros, cuyo ‘Origen’, ilustrado por su tocaya Raquel Lagartos, es un prodigio de sensibilidad y empatía hacia los Otros.

’Como tú. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad’ también incluye historias que, a modo de fábula, transcurren en África, como en la propuesta de Ricardo Gómez, con ilustración de Alba Marina. Un originalísimo hilo de twitter es el relato de ‘Igual que tú, tiemblo’, de Ledicia Costas e interpretación gráfica de Nuria Díaz. Un hilo de twitter que incluye a sus trolls y a sus haters, como no podía ser de otra manera. La imagen de una chica atrapada en la pantalla rajada de un móvil es una inquietante forma de mostrar el daño que puede provocar el bullying a través de las redes sociales.

Presentación en Fundación Telefónica

Y está el que es, para mí, el relato más emocionante de todos: ‘La libertad de Penélope’ de Antonio Lozano e ilustración de Anu Jato. Fue lo último que escribió Antonio, nuestro Antonio, antes de fallecer. Se trata de una delicada pieza de orfebrería literaria en la que reinterpreta el mito de Penélope, la eterna tejedora y destejedora del sudario del rey Laertes. Una Penélope que se rebela a su destino, siempre esperando la vuelta de su esposo, Odiseo.

El miércoles hicimos un homenaje a Antonio Lozano en la Feria del Libro. Hablamos de su pasión por África y por los viajes. De su Tánger natal. De su activismo cultural y social. De su compromiso con la causa de los más débiles. De su sensibilidad con la inmigración. Y, por supuesto, de esta Penélope, liberada del peso de la historia.

Jesús Lens

Baleares, moscas, asesinatos y desapariciones

Dejábamos la semana pasada al detective Roures muy sudoroso, camino de Palma de Mallorca. Una chica lleva demasiado tiempo desaparecida, la investigación no avanza y el entorno parece convencido de que ha muerto. Pero su madre no se conforma y contrata a un detective para que viaje, en plena canícula de agosto, a las Islas Baleares, y trate de encontrar respuestas. (Lean AQUÍ)

Roures, lo primero que hace, es trasladarse a la zona residencial de la chica desaparecida, una urbanización de lujo en la que todo parece precioso, preciso y perfecto. De inmediato, empieza a hacer preguntas. Y cada una de ellas es como una piedra arrojada a un estanque de aguas calmas: rompe la quietud de la superficie y provoca ondas concéntricas que, al modo del efecto mariposa, puede causar maremotos a miles de kilómetros de distancia. En México, por ejemplo.

Marta Robles ha escrito en “La mala suerte” una novela negra en la que muestra su faceta más periodística, con una trama basada en uno de los temas de discusión habituales en las páginas de Sociedad de nuestros diarios y sobre el que no vamos a adelantar nada para no arruinar la sorpresa al lector.

No deja de ser sintomático que sean periodistas quienes estén escribiendo el noir más apegado a la realidad, el que salta de la negrita de los titulares de la prensa diaria a las páginas de unas novelas que rezuman veracidad y autenticidad por los cuatro costados.

Marta Robles, periodista de raza que lleva haciendo radio, televisión y prensa  escrita desde hace treinta años, ha dado vida a un personaje como el detective Roures, caracterizado por saber preguntar, uno de los rasgos distintivos de todo buen reportero. Y su novela más reciente, “La mala suerte”, permite que el lector se ponga en la piel de una joven de buena familia que, para su desgracia, no entiende nada de lo que ocurre a su alrededor. Una disección de las contradicciones de la sociedad española contemporánea en la que tanto se abusa del concepto “tener derecho a…”. Sobre todo porque, como en el caso que novela Marta, siempre es “a costa de…”.

Foto: Laura Muñoz Hermida

“Como David Lynch cuando buscaba el horror escondido en los barrios residenciales, Pery desnuda lo peor de la condición humana oculto en uno de los paraísos oficiales del turismo. Un noir clásico con interferencias políticas que recuerdan las vinculadas a la última gran crisis española”.

David Gistau también se refiere, efectivamente, a las Baleares, cuando habla de paraísos oficiales del turismo en la solapa de la espectacular novela “Moscas”, de Agustín Pery, publicada por la exquisita editorial Pepitas de Calabaza.

“Pery no ha venido a hacer amigos. “Moscas” es un torrente de mala baba, tan impertinente como irresistible”, señala Lorenzo Silva, comentando una de las grandes sorpresas de la temporada negro-criminal.

Un periodista de investigación que estaba husmeando en temas relativos a la corrupción aparece asesinado en Mallorca. A partir de ahí, de nuevo, las olas concéntricas que remueven las pútridas aguas estancadas de la charca, muy bonita por fuera, con sus nenúfares y sus plantas acuáticas, pero puro cieno bajo la aparente superficie.

Con un estilo seco y brutal, el también periodista Agustín Pery sabe bien de lo que habla, no en vano fue director de El Mundo/El Día de Baleares entre 2007 y 2013, cuando destapó varios casos de corrupción en Mallorca; y actualmente trabaja en ABC.

En “Moscas”, Pery habla de corrupción, efectivamente. Pero va más allá de la corrupción a la que, por desgracia, estamos tan acostumbrados. Y compone un personaje mefistotélico llamado a crear escuela: el prestamista usurero, un tipo que, además de saberlo todo de todo el mundo, tiene cogida por los huevos a buena parte de la alta sociedad mallorquina que solo pudo sortear lo peor de la crisis solicitando sus infernales servicios.

Por supuesto, hay en marcha una investigación sobre el periodista muerto. El encargado de llevarla adelante es uno de esos polis de los de antes, fogueado -literalmente- en el País Vasco y cuyos expeditivos medios son diametralmente opuestos a lo políticamente correcto que ahora tanto se estila. Iñaki Altolaguirre es un borde al que sus jefes gustarían perder de vista. Pero le necesitan. Sobre todo porque los guardaespaldas y emisarios del prestamista usurero no pertenecen a la alta sociedad con la que ellos se codean.

En “Moscas” también hay una jueza de armas tomar. Y un funcionario de Hacienda que, armado con una cartera y una sonrisa, puede ser más letal que un sicario malencarado blandiendo su pipa.

Y está Mallorca, una sociedad conservadora y hostil a los de fuera: por mucho que necesiten a los turistas para hacer negocio, los auténticos mallorquines solo confían, se relacionan -y se casan- entre ellos. Gente de pedigrí que, una vez obligada a agachar la cerviz ante el poder del dinero, nunca se sabe cómo va a reaccionar.

Lean a Marta Robles y a Agustín Pery y completen con la mejor novela negra contemporánea los huecos que quedan vacíos entre los titulares de los periódicos de más rabiosa actualidad.

Jesús Lens

Maillot Noir en el Tour de Francia

La 105 edición de Tour de Francia ha comenzado de forma accidentada. Chris Froome, aspirante a ganar su quinto maillot amarillo, rodó por los suelos en la primera jornada y perdió cerca de un minuto con respecto a sus rivales.

Al día siguiente, el español Luis León, con varias costillas rotas tras otra caída en la prueba ciclista más famosa e importante del mundo, tuvo que retirarse. Caídas provocadas por circunstancias accidentales, por supuesto. Pero… ¿y si hubiera algo más; algo turbio, algo sucio y oscuro detrás de esas caídas?

Froome, aspirante a ganar su quinto Tour, por los suelos

De esa premisa parte la novela “Muerte contrarreloj”, del novelista mexicano Jorge Zepeda Patterson, recién publicada por la editorial Destino. Se trata de una novela negra que transcurre durante un Tour de Francia en el que dos amigos y compañeros de equipo se enfrentan a un desafío muy complicado: subir al pódium, ambos. Un desafío que se torna mucho más difícil cuando unos extraños accidentes empiezan a afectar a diferentes corredores del pelotón. Un reto que se convierte en decididamente peligroso cuando un ciclista inglés aparece muerto en su habituación, en extrañas circunstancias…

Cuesta creer que haya un asesino en el Tour de Francia. Y más aún, que no se suspenda la carrera si los ciclistas son amenazados de muerte. Pero el mundo del deporte profesional se rige por reglas especiales y por códigos muchas veces incomprensibles. Basta con recordar lo ocurrido en los Juegos Olímpicos de Munich, que continuaron celebrándose a pesar de un atentado terrorista contra el equipo israelí, que se cobró once muertos, o la disputa de la Final de la Copa de Europa de fútbol en el estadio Heysel, en 1985, a pesar de la avalancha de público que provocó el fallecimiento de 39 aficionados.

Son de tal magnitud los intereses comerciales, económicos y hasta políticos que entran en juego en un evento deportivo como el Tour de Francia que, plantearse su suspensión, no resulta concebible. Así lo expresa uno de los personajes de la novela de Zepeda Patterson: “un maillot amarillo resuelto por la intervención de un asesino podía ser el golpe de gracia contra el Tour; apenas ahora el mundo comenzaba a sacudirse la idea de que detrás de cada ganador había una nueva droga por descubrir”.

De ahí que el policía encargado de la investigación en “Muerte contrarreloj” actué de forma discreta y decida involucrar en las pesquisas a Marc Moreau, uno de los ciclistas en liza y el mejor escudero del gran líder del equipo, el norteamericano Steve Panata, ganador de cuatro Tours y aspirante a igualar el registro de Indurain, Merckx, Anquetil e Hinault.

A través del personaje de Moreau, un antiguo soldado con dotes detectivescas y mezcla de sangre francesa y colombiana, el lector vivirá el desarrollo de las diferentes etapas del Tour desde dentro, sintiendo el vértigo de la carrera y acompañando a los ciclistas en su día a día al margen del asfalto, en las reuniones de equipo o en los desayunos y las cenas.

Jorge Zepeda Patterson, economista y sociólogo, colaborador habitual de medios de comunicación especializados en análisis políticos y sociales, debutó en el género negro con su novela “Los corruptores” y ganó el Premio Planeta de 2014 con “Milena o el fémur más bello del mundo”. A lo largo de 2017 siguió varias carreras ciclistas como cronista deportivo, incluido el Tour, por lo que tuvo acceso a las interioridades de una de las competiciones más duras, épicas y sufridas del mundo.

Ese conocimiento cercano del ciclismo lo pone al servicio de una trama en la que lo policial convive con lo deportivo y, sobre todo, con el factor humano, que la relación entre líderes y gregarios es lo más interesante de una novela por la que veremos desfilar a directores deportivos muy ambiciosos, fieles masajistas, sufridos mecánicos, entusiastas periodistas, jueces inapelables y forofos desbocados.

Con esta novela, Zepeda Patterson sigue los pasos de Eugenio Fuentes, novelista español que, en 2009, publicó “Contrarreloj” en la editorial Tusquets, en la que se cuenta el asesinato de Tobias Gros, gran favorito para ganar el Tour… por quinto año consecutivo. En este caso, será el detective Ricardo Cupido, un gran aficionado al ciclismo, el encargado de investigar el caso de forma igualmente discreta y silenciosa.

Una tradición literario-ciclista que arrancó, en España, con la novela “El Alpe d’Huez”, de Javier García Sánchez. En este caso no se trata de una historia de género negro, sino que el autor concentra en el desarrollo de la etapa reina del Tour toda su pasión por un deporte desmesurado y homérico. En este caso, el protagonista es Jabato, un veterano ciclista con el que nadie cuenta, pero que se empeña en demostrar que todavía tiene mucho que decir.

Los dos deportes literarios por excelencia son el ciclismo y el boxeo, habiendo dejado para la historia crónicas periodísticas memorables… y un buen número de expresiones acuñadas por el lenguaje popular. Ahora que termina el Mundial de fútbol y el Tour ocupará buena parte de la información deportiva es buen momento para disfrutar, también, de excelentes novelas que lo toman como referente literario.

Jesús Lens