El honor es una mortaja

La pregunta es: ¿por qué he tardado tanto en leer El honor es una mortaja, de Carlos Bassas, ganadora del VII Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona y publicada por la editorial Almuzara en su extraordinaria colección Tapa Negra?

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Solo la portada, ya es una pura gozada, abierta a múltiples interpretaciones. ¡Menos es más! Sobre todo cuando ese rojo lunar tiene tantas connotaciones. Una de ellas queda inmediatamente expuesta al leer el prefacio de la novela, que nos retrotrae al Japón de 1701 y a la histórica leyenda de los 47 Ronin y al arte marcial del Iaido.

No tardaremos, sin embargo, en estar en la España contemporánea. Esa España de hoy en la que las que grupos criminales provenientes del Este de Europa se han enseñoreado de negocios turbios como el de la prostitución, por ejemplo. Y, así, tipos como Pavel Ilianescu, gordo, sucio, fofo y bastante repugnante; trata de lavar los platos en el fregadero de la sucia cocina de su sucia casa, antes de irse a trabajar.

De repente, Pavel recibirá una visita. Inesperada. Una visita, además, extraña. Muy extraña. La visita de un tipo anodino. Un medianías. Uno de esos sujetos con los que puedes estar hablando un rato y, a los cinco minutos, olvidar que lo has conocido. La particularidad es que el individuo, además de tratar de dispararle con un arma corta, le mete una paliza con un bate de béisbol.

 Carlos Bassas

Todo esto ocurre en las primeras cuatro o cinco páginas de una narración que, a partir de ese punto, ya no soltará al lector.

Sigue leyendo esta reseña en nuestra página hermana, Calibre 38, del gran Ricardo Bosque.

Jesús Lens

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Ego y yo

Empezaré por confesar que ya conocía el final de la novela, antes de leerla: al haber sido el secretario del jurado que le otorgó a “Ego y yo” la trigésima edición del Premio Jaén de Novela, convocado por CajaGRANADA Fundación; asistí a la deliberación del jurado y, por tanto, no pude evitar enterarme del desenlace.

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Aun así, no me lo pensé a la hora de empezar a leer la novela de Yolanda Regidor: había escuchado tantas cosas, y tan buenas, sobre “Ego y yo”, que ardía por disfrutar de su lectura. Y eso es peligroso: cuando tienes unas expectativas demasiado altas en algo o en alguien (un libro, un disco, una obra de arte, una persona, un partido político, un equipo de baloncesto…) el riesgo de quedar decepcionado, cuando no, de pegarte un batacazo; es muy alto.

Además, la novela arranca con un tipo colgando: “César Vallejo supo que moriría en París, con aguacero, un día del cual tenía ya el recuerdo. Y es así. Es como un flash. Se sabe. Lo sabía el poeta entonces y lo sé yo desde hace tiempo, desde aquel instante junto a mi amigo; porque cuando vi cómo miraba a su padre colgando de aquella soga supe exactamente cómo iba a morir. En términos generales, se entiende, pues nadie muere igual”.

Y es que, hablando de riesgos, las novelas que comienzan así, con esa fuerza tan arrolladora, corren el riesgo de, después, bajar el pistón y perderse entre meandros que, una vez más, puedan decepcionar al lector.

 Ego y yo Yolanda Regidor

Así las cosas: ¿en qué se tradujeron todos estos riesgos? ¿Hubo finalmente batacazos o decepciones, en mi experiencia lectora?

¡En absoluto! ¡Para nada!

Porque a ese arrebatador comienzo le sigue una intensa historia de amistad entre dos personas de las que no llegaremos a conocer ni sus nombres. Dos personas que, al no estar identificadas, se convierten en el propio lector y su amigo. Ese amigo especial que todos tenemos. Ese amigo que, si tú eres el Ying, él funciona como el Yang. Ese amigo que, si tú eres pacífico y calmado; él se convierte en el catalizador que, una y otra vez, te saca de tu zona de confort. Ese amigo con el que quedas para tomar una caña rápida… a sabiendas de que no será tan rápida. El amigo que, cuando le dices a tu pareja: “-He quedado con Fulanito/a”; provoca un inevitable alzamiento de cejas, un suspiro de pesar trufado de hastío y un profundo fruncimiento de ceño.

 Ego y yo Lens

¿Quién no tiene un amigo así? O, siendo más precisos… ¿quién no lo tuvo, al menos, en su infancia y la juventud? Por ejemplo, cuando estabas en pleno exámenes finales, durante la carrera, y aparecía él, conduciendo un coche, con el carné recién estrenado, proponiéndote hacer un viajecillo.

Y ahí comenzará un On the road muy singular. Un viaje que, si bien no aleja geográficamente en exceso a los protagonistas; sí los conduce a una torrencial espiral de descubrimiento y autoconocimiento que tendrá unas imprevisibles consecuencias. Para todos.

 Ego y yo contraportada

Yolanda Regidor ha escrito una novela excelente. Es una novela dura. Muy dura. De las que agarran al lector por la pechera y lo sacuden. Por momentos, violentamente. Un lector que se verá reflejado en algunas de las situaciones, momentos, conversaciones, encuentros y desencuentros que viven los protagonistas de “Ego y yo”.  Y que, por eso, reirá, sufrirá, se sobresaltará y se indignará con ellos. Y por ellos. Por su culpa. Por su comportamiento. Por sus actitudes. Por sus acciones. Por sus ausencias y omisiones.

Un Macallan de 20 años, la mejor bebida para acompañar a "Ego y yo"
Un Macallan de 20 años, la mejor bebida para acompañar a «Ego y yo»

“Ego y yo” es una novela radicalmente contemporánea que bucea en lo más profundo de unos personajes muy bien construidos. Creíbles. Humanos. Imperfectos. Complejos y contradictorios. Personajes que, sin nombre, no serán fácilmente olvidados por los lectores de esta novela que, publicada por la editorial Almuzara, ya estás tardando en leer.

Jesús Lens

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Caso cerrado

Esta tarde, en el Teatro CajaGRANADA, a las 19.30 horas, se presenta la novela «Caso cerrado», de César Girón, ganadora del Premio Ciudad de Carmona de Novela Negra, del que tuve el honor y la suerte de ser jurado. Una ocasión excelente de conocer algo más de la historia negra de Granada. Y es que, como decimos en esta reseña que publicamos en La Balacera, las ciudades con Historia tienen muchas historias. Y algunas, muy negras y criminales. Como la que nos cuenta el abogado granadino.

Estarán, en la mesa, Elvira Girón, el periodista de IDEAL Andrés Cárdenas y el editor de Almuzara, Manuel Pimentel.

 

Jesús Lens

La sombra del minotauro

¡Canarias también existe! Desde un punto de vista negro y criminal, quiero decir. Las novelas de autores como Antonio Lozano, Alexis Ravelo o José Luis Correa nos demuestran que en las Islas Afortunadas hay una tensión narrativa policíaca muy potente.

Desde su atalaya en la privilegiada villa de Agüimes, Antonio Lozano baja a Las Palmas de Gran Canaria para mostrarnos, en “La sombra del minotauro”, la vida de uno de sus personajes paradigmáticos: José Luis García Gago, detective privado al que ya conocimos en “Preludio para una muerte”, la primera de sus aventuras.

Antonio Lozano es uno de los mejores exponentes de una corriente mediterránea del género negro y criminal: personajes muy callejeros, que beben más vino que whiskey, que disfrutan de una abundante comida y no se contentan con una hamburguesa asquerosa o una pizza recalentada. Personajes que tienen buenos amigos y están muy enraizados en la comunidad.

Como José Luis García Gago, por ejemplo. Un detective privado que cuenta con el apoyo de varios socios improvisados, más amigos que colaboradores. O, posiblemente, buenos colaboradores al ser grandes amigos. Como ese taxista que siempre aparece exactamente cuándo y dónde se le necesita. O el dueño del Valbanera, un restaurante que, los jueves, sirve las recetas compiladas por Montse Clavé en su imprescindible “Manual práctico de cocina negra y criminal”.

Y Margarita, claro. Esa buena amiga que necesita todo hombre solitario. La amiga que le aguanta sus tonterías, que le hace bajar de la ensoñación al mundo real, que le ayuda a ver las cosas de una forma más clara, gracias a su sentido común, y que ofrece el necesario refugio del guerrero a un tipo querido y entrañable como es García Gago.

Un detective que, en “La sombra del minotauro”, se alía con un policía, Márquez, en la resolución del crimen de una prostituta a la que unos clientes habían encargado seguir. Un crimen extraño que se complicará aún más cuando aparezca el cadáver de uno de los próceres de la sociedad canaria más rancia y aburguesada.

Una historia con muchas derivaciones y meandros a través de la que Antonio Lozano nos conduce con su prosa maestra, deslizando datos y mostrando detalles, aparentemente inconexos y carentes de importancia que, en un final tan sorprendente como inesperado, terminan encajando a la perfección.

“La sombra del minotauro”, publicada por la editorial Almuzara, es una novela de género que, me atrevería a asegurar, no defraudará a los buenos aficionados, a los sospechosos habituales; y resultará tan atractiva como adictiva a los lectores no tan fervorosamente negros y criminales.

Jesús Lens

¿Y los anteriores 14 de mayo? 2008, 2009, 2010 y 2011

Las claves de la comunicación en la empresa

Desde que lo escuché, lo he repetido hasta la saciedad: íbamos por los Pirineos, haciendo una larga travesía, cuando el guía que nos acompañaba se paró súbitamente en mitad del camino, se dio la vuelta y nos invitó a contemplar el camino que dejábamos a la espalda.

– A veces hay que detenerse y echar la vista atrás. Porque saber de dónde venimos nos ayuda a comprender dónde estamos y nos facilita saber hacia dónde nos dirigimos.

Aquel guía, alto y espigado, como un Goofy de carne y hueso, había estudiado filosofía. Y se notaba.

Hace unos días me sumergí en la lectura de “Las claves de la comunicación en la empresa”, de Carlos Alonso, publicado en la colección Economía y empresa de la editorial Almuzara.

Y me encontré con una de esas narraciones modernas, en forma de cuento, al estilo de las antiguas parábolas y que ahora se llaman “Storytelling”. Protagonizada por un joven estudiante al que becan para que recorra el mundo conociendo empresas de los ramos más diferentes para descubrir sus estrategias de marketing y comunicación.

Cumpliendo con lo que se espera de una narración del siglo XXI, el libro es global y universal, de forma que su protagonista pasea por Barcelona, la India, África o Australia, descubriendo diferentes herramientas y puntos de vista sobre las empresas más dinámicas, ágiles y modernas.

“Vende más comunicando mejor: La comunicación como llave del éxito empresarial”. Así se subtitula un libro que, en realidad, no cuenta nada nuevo ni distinto a lo que ya sabemos quiénes tenemos interés y preocupación por el mundo de la comunicación, el marketing y la gestión empresarial. Así iremos conociendo empresas veteranas que perdían cuota de mercado y tenían que reinventarse a novísimos proyectos empresariales rebosantes de juventud y ambición. Conseguimos refrescar ideas, recuperar conceptos que, no por sabidos, siempre tenemos presentes y recordar algunos de los paradigmas que siempre debemos tener presentes en nuestra vida. Y no solo en la laboral…

“La comunicación se ha convertido en algo indispensable para las empresas; pero ¿cómo se hace una buena comunicación? Este libro le enseña los fundamentos y las claves para una comunicación eficiente y le muestra cómo seducir, de una vez por todas, a los potenciales clientes con sus productos”.

Que no es la panacea, pero que ayuda. Y que el libro se lee en un pispás. En un apenas nada. ¡Merece la pena!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.