EN LA MUERTE DE BERLANGA

«Es lo bueno de tener años:

Uno puede creer ya en lo que le de la gana».


Luis García Berlanga & Médicos Sin Fronteras.

Ha muerto Luis García Berlanga. Ayer leía ESTA noticia y me emocionaba, pensando en cómo se puede mantener la lucidez y la dignidad hasta el (pen)último momento. Y resulta que ha sido hasta el último. (Más sobre el genio del cine español, en este especial de IDEAL)

Recuerdo, hace años, que fui a una charla de Berlanga en Motril. Le llevé un libro sobre su obra para que me lo dedicara y, en un rapto de humor total, escribió: «Con todo cariño, para la única persona que ha comprado este libro en toda España». Ahí lo tengo, guardado como oro en paño.

Y recuerdo, de los tiempos en que yo trabajaba para el Banco de Andalucía, que Ignacio, un amigo de CajaGRANADA, sabiendo que un servidor veneraba a Berlanga, cuando pasó éste por su oficina a cobrar un cheque, le pidió un autógrafo para mí.

Detalles  tontos, detalles íntimos del que ha sido el mejor cineasta español de todos los tiempos. Vamos a verle y a escucharle, hablando sobre la génesis de «La escopeta nacional».

Descanse en paz, Luis García Berlanga, pero con el deseo de que, allá donde se encuentre su hedonista y libertario espíritu, siga dando guerra a la vez que provocando carcajadas.

Un abrazo, Maestro.

¡VERGÜENZA DE JUVENTUD!

La columna de hoy de IDEAL surge de un delicioso y nostalgioso paseo…

Al estadio, me refiero. Hace año y medio escribimos en estas páginas este airado artículo denunciando el cierre y el abandono del estadio de la Juventud y su posible conversión en una zona mixta de instalaciones deportivas capitidisminuidas por tiendas, oficinas y bares, en lo que parecía ser un nuevo pelotazo urbanístico destinado a privatizar parte del escaso patrimonio público de los ciudadanos granadinos.

La tarde del domingo, tras la Media Maratón de Granada, cuyo trazado pasaba por las inmediaciones del estadio, pasamos nuevamente por la zona, ya tranquilos y relajados. Aprovechamos para rememorar las muchas vueltas que dimos sobre aquellas calles de atletismo o los partidos de baloncesto que disputábamos en el pabellón cubierto, a los que a veces se unía todo un ex ACB como Antonio Franco. Recordábamos los Memoriales Núñez Blanca y el estilazo del imbatible vallista Edwin Moses, los partidos de tenis de mesa del CajaGRANADA, los largos en la piscina, el frontenis, las cervezas en su terracita… Nos encaramamos a los muros que circundan esa vergonzante ruina y lo vimos todo lleno de cascajo y malas hierbas, cayéndose a pedazos. Dimos la vuelta a la manzana, con ganas de llorar: las puertas tapiadas, llenas de pintadas asquerosas, y los cristales de las ventanas destrozados a pedradas.

Al llegar a casa, quiso la casualidad que tuviese en la bandeja de entrada un mensaje de Juanje, buen amigo y devoto de la música, en que hacía referencia a ese despojo urbanístico, pero desde otro punto de vista: “allí tocaron Miles Davis, Tete Montoliú, y Oscar Peterson. ¡Y hasta Triana! Seguro que todavía resuenan sus espíritus por las inmediaciones”. Efectivamente. Y seguro que se retuercen, gimen y lloran. De pena, rabia e impotencia.

Aproveché la ocasión para volver a ver una de las películas de Juan José Campanella, “Luna de Avellaneda”, que cuenta la agonía de esos antiguos clubes sociales que contribuyeron a conformar la personalidad de miles y miles de argentinos, piedras angulares de su educación física, musical y sentimental. Una película en la que el personaje interpretado por Ricardo Darín lucha a brazo partido por reflotarlo e impedir que acabara convertido en un lugar chic, rodeado de tiendas de diseño ultracool, oficinas y demás locales etéreos de la posmodernidad especulativa. Al final lo conseguía, claro, con el apoyo de la gente del barrio. Pero hablamos de una película.

La realidad granadina es más prosaica, fría y desagradable. Años y años después de su cierre, el estadio de la Juventud sigue convertido en un estercolero. Y nada hace presagiar que vaya a dejar de serlo, a corto plazo. Cuando se habla de la riqueza o la pobreza de una sociedad, ¿cómo valorar lo que supone tener cerrado y pudriéndose lugares emblemáticos y señeros de una ciudad? ¿Por qué no nos movilizamos ante indignos atropellos como éste?

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

VEN CONMIGO

Ayer, en nuestro Club de Lectura, este poema de Luis Rosales provocó un momento muy intenso, emocionante y bonito. Lo quería compartir con vosotros.

 

VEN CONMIGO

 

Se te ha olvidado andar y hay que aprenderlo

de nuevo.

……………..Ven. Comienza,

ve juntando ese sol,

……………………………..¡alguna tarde

tenemos que nacer!

……………………………..Amarillean

las nubes en el cielo y no me escuchas;

vas a mi lado y tiemblas;

el pie va tras el pie como la ola

va detrás de la ola.

………………………….. Estás inquieta.

Se te ha olvidado andar, se te ha caído

la voz y no la encuentras,

la buscaré contigo y las palabras

vendrán.

……………Vamos a hacer la primavera,

vamos a hacer el mar poquito a poco,

la luz, la paz, la guerra,

como si no se hubiesen desprendido

ya una vez de tu voz y en ti nacieran.

¡Vamos a hacerlo todo

de nuevo!, hasta que puedas

reunir tu corazón como se hace

la firmeza del mundo con arena!