Como tú, como yo, ¿como nosotros?

Junto a la Fuente de las Batallas, en el corazón de la Feria del Libro, Anaya ha instalado una caseta educativa en la que están colgadas veinte grandes ilustraciones. ¿Las han visto? Porque no deben perdérselas.

Son ilustraciones de artistas tan reputados como Juan Miguel Aguilera, Raquel Aparicio, Sara Morante, Javier Olivares o Santiago Sequeiros, entre otros. Y hay una de nuestro Gabriel Hernández Walta, ganador de un premio Eisner por su extraordinario trabajo en ‘La Visión’.

En su ilustración, un chico llamado Máximo se mira en el espejo. La imagen reflejada, sin embargo, es la de Luz, la chica en la que se transforma durante unos días. Y no será fácil ser Luz, como nos cuenta Santiago García-Clairac, autor del cuento ‘Metamorfosis’.

Foto: Gustavo Gómez para Acento Comunicación

Porque cada una de esas ilustraciones lleva aparejado un relato. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad que conforman el libro juvenil ‘Como tú’, recientemente publicado por la editorial Anaya. Se trata de un proyecto ideado, coordinado e impulsado por esa bestia parda que es Fernando Marías, una de las más brillantes mentes pensantes con las que contamos en el espectro cultural español.

Así explica en el prólogo del libro el porqué de este trabajo: “La educación es la base de todas las cosas buenas y todas las cosas malas. Parece obvio, pero demasiadas veces se olvida. Una buena educación generará ecos positivos, de la misma manera que una educación descuidada, inadecuada o mala acabará antes o después por resultar nefasta. Lo demuestra la Historia y lo corrobora la vida cotidiana de nuestros días”.

Efectivamente, ‘Como tú. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad’ es un libro con contenido educativo y voluntad transformadora. Una colección de relatos e ilustraciones comprometidos con la igualdad y dirigidos a los lectores jóvenes. ¡Ahí es nada!

Continúa explicando Fernando Marías, sin paños calientes ni ambages: “La igualdad entre hombres y mujeres no existe en nuestra sociedad actual. Esa carencia inaceptable, de cuya realidad estamos convencidos, reclama soluciones apremiantes que deben abordarse desde los primeros pasos de la educación de las personas jóvenes. La igualdad se conseguirá en las aulas o no se conseguirá”.

La apuesta por Fernando Marías en este campo resulta encomiable. Hace dos años, el festival Granada Noir estrenó otro de sus proyectos: “Hnegra”, partiendo de un mismo formato, aunque dirigido al público adulto. Veintidós relatos y otras tantas ilustraciones escritos por diferentes autoras y con una sola premisa: un relato corto protagonizado por una mujer inmersa en una atmósfera negra y criminal que podía ser asesina o víctima, heroína o malvada, pero no agente de policía ni representante del aparato de justicia. Un proyecto que llevó aparejado un largo ciclo de películas, en AulaCine CajaGranada, con la colaboración de Cervezas Alhambra.

La combinación de disciplinas artísticas tan diferentes como complementarias hace que el proyecto ‘Como tú. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad’ tenga el potencial de llegar a más público, al resultar atractivo e interesante al lector.

Destaca en la publicación de Anaya, también, la variedad estilística y temática de los veinte relatos, algunos de ellos escritos por reconocidas personalidades del mundo de la narrativa juvenil. O por toda una ganadora del Premio de la Crítica de Poesía como Raquel Lanseros, cuyo ‘Origen’, ilustrado por su tocaya Raquel Lagartos, es un prodigio de sensibilidad y empatía hacia los Otros.

’Como tú. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad’ también incluye historias que, a modo de fábula, transcurren en África, como en la propuesta de Ricardo Gómez, con ilustración de Alba Marina. Un originalísimo hilo de twitter es el relato de ‘Igual que tú, tiemblo’, de Ledicia Costas e interpretación gráfica de Nuria Díaz. Un hilo de twitter que incluye a sus trolls y a sus haters, como no podía ser de otra manera. La imagen de una chica atrapada en la pantalla rajada de un móvil es una inquietante forma de mostrar el daño que puede provocar el bullying a través de las redes sociales.

Presentación en Fundación Telefónica

Y está el que es, para mí, el relato más emocionante de todos: ‘La libertad de Penélope’ de Antonio Lozano e ilustración de Anu Jato. Fue lo último que escribió Antonio, nuestro Antonio, antes de fallecer. Se trata de una delicada pieza de orfebrería literaria en la que reinterpreta el mito de Penélope, la eterna tejedora y destejedora del sudario del rey Laertes. Una Penélope que se rebela a su destino, siempre esperando la vuelta de su esposo, Odiseo.

El miércoles hicimos un homenaje a Antonio Lozano en la Feria del Libro. Hablamos de su pasión por África y por los viajes. De su Tánger natal. De su activismo cultural y social. De su compromiso con la causa de los más débiles. De su sensibilidad con la inmigración. Y, por supuesto, de esta Penélope, liberada del peso de la historia.

Jesús Lens

Belén Ortega y Millenium

No quiero empezar esta entrega del Rincón Oscuro, la sección semanal que dedicamos a la cultura negra y criminal, de forma nostalgiosa y milonguera, pero… ¡qué noches las de aquellos días, cuando nos íbamos a la cama en compañía de las novelas de Stieg Larsson, con Lisbeth Salander y Mickael Blomkvist!

Los amantes del Noir le debemos tanto, tantísimo, a la saga ‘Millenium’… De ahí parte la explosión definitiva del género, su extensión y popularización. ¿Se acuerdan de aquella fiebre lectora, cuando las aventuras de la hacker antisistema y del periodista contestatario capitalizaban las conversaciones de medio mundo y los autobuses y las cafeterías se llenaron de lectores que portaban, orgullosos, los gruesos tochos negros editados por Destino?

Pues ahora tenemos la oportunidad de rememorar y revivir el fenómeno Millenium, en formato cómic, gracias a los tres tomos publicados por Norma Editorial, escritos por el guionista francés Sylvain Runberg y, ojo al dato, dibujados por la extraordinaria artista granadina Belén Ortega.

Una de las herramientas que nos ofrece Facebook es la creación de álbumes de fotos, recurso que utilizo para ir comentando de forma tan ordenada como informal las películas que veo y los libros y cómics que voy leyendo. Una herramienta que me sirve como bitácora fílmico-literaria y que me permite, también, dialogar y debatir con los amigos.

Cuando comenté mis impresiones sobre el primer álbum de esta nueva saga basada en el universo Millenium, ‘Las almas frías’, decía que el dibujo de Belén estaba por encima del guion de Sylvain, que me había parecido un poco caótico y deslavazado, abriendo diferentes líneas argumentales que no sabía a dónde iban a ir a parar. Belén no dudó en reconvenirme, pidiéndome paciencia y alabando el trabajo literario de su guionista.

Efectivamente, la lectura de la segunda entrega de la serie, ‘Los nuevos espartanos’, empezaba a poner orden en las tramas, reconduciéndolas todas ellas hacia un desenlace espectacular, que acaba de llegar a las librerías y que se titula ‘La chica que nunca se daba por vencida’, recuperando la querencia de Larsson por los títulos largos, combativos y cargados de significado, de ‘Los hombres que no aman a las mujeres’ a ‘La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina’.

En esta nueva inmersión en el universo ‘Millenium’, Sylvain Runberg y Belén Ortega nos cuentan varias historias que, de tan actuales, de tan pegadas a la realidad, resultan inquietantes. Aunque no voy a hacer ningún spoiler, si a ustedes les gusta enfrentarse a los libros, los cómics, las series y las películas completamente vírgenes, pueden saltarse los próximos tres párrafos de este texto.

En estos tres tebeos, los autores nos cuentan historias sobre racismo y misoginia. Y sobre la eclosión de la extrema derecha en Europa y Estados Unidos, un fenómeno alarmante que copa la actualidad informativa de estos días. Por ejemplo, ¿sabían ustedes que en Finlandia estuvo a punto, a puntísimo de ganar las pasadas elecciones un partido llamado ‘Verdaderos finlandeses’? A dos décimas se quedaron de derrotar a la socialdemocracia en los comicios de hace dos semanas.

En la Saga Millenium publicada por Norma también aparecen hackers, por supuesto. Piratas informáticos que hacen equilibrios en la delgada línea roja que separa la lucha libertaria por la verdad con la puesta en jaque de nuestros sistemas democráticos, abriendo un interesante debate que obliga al lector a reflexionar. Y a tomar partido.

Y están los sistemas de escucha masiva y espionaje impulsados por los gobiernos, el papel de la prensa libre y la presión comercial de los anunciantes, el feminismo y, enfrentado a él, el machismo recalcitrante al que no se le cae el término ‘feminazi’ de la boca; las criptomonedas utilizadas para blanquear dinero de origen dudoso…

Háganse con los tres tomos de la Saga Millenium en formato cómic. 200 páginas de adrenalina pura que recuperan el espíritu de Stieg Larsson para contar historias de aquí y ahora, radicalmente contemporáneas y de rabiosa actualidad.

Van ustedes a disfrutar, otra vez, de dos personajes míticos de la historia de la literatura de este siglo: Lisbeth Salander y Mickael Blomkvist, protagonizando tramas y aventuras contemporáneas de acuerdo con el espíritu y la filosofía de su creador original.

¡Qué grande fue Larsson! Y qué gustazo, para los aficionados, que su obra haya alcanzado una dimensión universal y transmedia, protagonizando novelas, películas, series de televisión, cómics y, de nuevo, trabajos de investigación periodística como ‘Stieg Larsson. El legado’, que acaba de publicar Roca Editorial. Un libro en el que el también periodista y escritor sueco Jan Stocklasa cuenta cómo es posible que el autor de ‘Millenium’ hubiera desentrañado todos los datos necesarios para resolver el misterioso asesinato de Olof Palme.

Termino con otra recomendación: como la lectura del cómic es adictiva y al lector le resulta obligatorio avanzar a toda velocidad para conocer el desenlace de las tramas, léanlo dos veces. La primera, de forma salvaje y compulsiva. La segunda, de forma morosa y tranquila, disfrutando con sosiego del extraordinario trabajo artístico de Belén Ortega en la composición de cada viñeta, que es una gozada.

Jesús Lens

A las Casas Ahorcadas de Cuenca hay que ir

Son de necesaria visita y obligado cumplimiento para los amantes del Noir. Las Casas Ahorcadas, el festival literario montado por Sergio Vera en Cuenca, convertido en lugar de culto donde reunirse al calor de lo mejor del género negro y policial.

Fui el año pasado por primera vez y, como confesé en alta voz durante una de las jornadas de la pasada edición de Granada Noir, me traje un montón de ideas. Me gustó el carácter diferente e innovador de un festival inspirador al que suelen ir algunos de los autores y autoras más interesantes del panorama literario español contemporáneo. Y algunos extranjeros, que este año vamos a tener el privilegio de escuchar a Massimo Carlotto, por ejemplo.

Para quienes programamos actividades culturales, es imprescindible salir por ahí, a ver qué se cuece en otros sitios. Y cómo se hace. Es igualmente necesario para experimentar en vivo y en directo cómo funcionan los programas diseñados sobre el papel, la reacción del público a las charlas, la interacción de los invitados y la acogida de las diferentes actividades, conferencias y mesas redondas.

Los festivales literarios son especialmente complicados en ciudades como Granada, cuya profunda agenda cultural ofrece todas las semanas varias presentaciones de libros y diferentes conferencias, seminarios o encuentros de todo tipo. Es necesario afinar muy bien para ofrecer propuestas interesantes y atractivas para el público. Y ahí, la capacidad de comunicación de los ponentes es esencial, al margen de la imprescindible calidad de sus obras, algo que, como al militar el valor, se les presupone.

Así, el año pasado tuvimos ocasión de conocer a José Antonio Pérez Ledo, un tipo proteico que lo mismo escribe novelas que es guionista de talk shows, monta espectaculares podcasts y publica tebeos tan interesantes como ‘Los enciclopedistas’.

En Casas Ahorcadas también vi las enormes posibilidades del debate sobre corrupción y novela negra que replicamos en Granada Noir, con Graziella Moreno y Carles Quílez en apasionante conversación con Quico Chirino.

Este año tengo especial interés en reencontrarme con Domingo Villar, que ha vuelto a la primera línea de la actualidad editorial con la publicación de su esperadísima ‘El último barco’, la nueva aventura del inspector Leo Caldas. Es una de las novelas, además, que leeremos en el Club de Lectura de Granada Noir en las próximas semanas, así que pienso sacarle hasta el tuétano al autor gallego.

Les hablaba de Massimo Carlotto, un autor total que lo mismo escribe novelas que obras de teatro, hace reportajes para revistas o colabora con la prensa más comprometida. Su historia es fascinante: en 1976, con 19 años de edad y militante del grupo izquierdista Lotta Continua, es testigo del asesinato de una joven estudiante. Se presenta ante la policía italiana para declarar, pero termina imputado como autor de un delito de homicidio.

Absuelto en primera instancia, fue condenado a 18 años de prisión tras la apelación. Pendiente del cumplimiento de la condena, en 1982 decide exiliarse, primero a Francia y después a México, donde es detenido por la policía y extraditado a Italia, donde es encarcelado. Tras una revisión del caso, la condena se reduce y, finalmente, gracias a la presión popular, Carlotto es indultado en 1993.

A partir de 1995 comienza su exitosa trayectoria literaria con la publicación de ‘La verdad del caimán’, una excelente novela en la que el autor italiano también da rienda suelta a su pasión por el blues. Aunque sus libros han sido traducidas al castellano, su distribución fue dispersa. Eso sí, en 2018 se reeditaron sus dos primeros títulos en formato de bolsillo, lo que supone una inmejorable oportunidad para reencontrarnos con el Caimán.

Por Cuenca pasarán ese imprescindible dúo dinámico noir de nuestras letras conformado por Nieves Abarca y Vicente Garrido, ganadores del Tormo Negro, el premio que cada año concede el Club de Lectura de Las Casas Ahorcadas a su novela preferida del ejercicio. Y estará Carlos Bassas, que publicará su ‘Soledad’ a finales de mayo. Ya he tenido la oportunidad de leerla y les aseguro que, siendo dura como una pedrada en el occipucio, va a dar mucho que hablar.

Pero sobre todo, uno va a los festivales esperando descubrir cosas nuevas. A autores que no conocía. Libros que no había leído y de los que no tenía noticia. Savia fresca. Los festivales también tienen que ser eso: territorio de aventura al que acercarse sin saber exactamente qué se va a encontrar. No hay nada más aburrido que el tedio de la previsibilidad… ni nada más placentero que la sorpresa del descubrimiento.

La responsabilidad de los programadores es ofrecer una propuesta de actividades de calidad contrastada que, al margen del mayor o menor nombre de sus protagonistas, resulte interesante y atractiva para el público. ¡Espero que a la gente de Cuenca le guste ‘Black Water’, la presentación que les llevo este año!

Es para eso -además de para pasarlo bien, obviamente- para lo que viajamos a festivales originales, novedosos y diferentes como Las Casas Ahorcadas, Aragón Negro, Bruma Negra o el Quais du Polar. Para ver, escuchar, descubrir, compartir, ofrecer, mostrar, aprender… y tratar de replicar las mejores prácticas en casa, en Granada Noir y en Gravite.

Jesús Lens

El sueño de la sinrazón produce novelas

Digámoslo alto y claro, desde el principio: ‘El sueño de la razón’, la novela más reciente de Berna González Harbour, publicada por Destino, es uno de los grandes libros del año, un must en cualquier lista de lecturas pendientes para los próximos meses.

Vuelve Berna González Harbour con una nueva entrega de la serie protagonizada por la comisaria María Ruiz, cada vez más María y menos comisaria, dicho sea de paso.

La saga de María Ruiz se ha convertido, por derecho propio, en una de las series policiacas más importantes de la década, de lectura pausada y obligatoria para quien quiera conocer la evolución del noir en el siglo XXI. Eso sí, si ustedes no han leído todavía ‘Verano en rojo’ y ‘Margen de error’, publicadas por RBA; o ‘Las lágrimas de Claire Jones’, ya en Destino… no se preocupen: pueden leer de forma independiente esta soberbia nueva novela de una de las autoras de referencia de la literatura española contemporánea.

Hay frases célebres tan arraigadas en nuestro inconsciente colectivo que somos capaces de terminarlas nada más escuchar la primera parte de su enunciado. Así, (casi) todos sabemos que el sueño de la razón produce monstruos. E, íntimamente ligada a esa proposición, una imagen: un tipo sentado, echado sobre una mesa, con aspecto de estar dormido. Y en torno a él, búhos de ojos escrutadores y siniestros murciélagos que atormentan sus sueños.

Hablamos de Goya, efectivamente. En concreto, de uno de sus Caprichos más famosos y conocidos. Porque Goya tiene mucho que ver en la trama de ‘El sueño de la razón’, que comienza con la aparición de una chica muerta a orillas del Manzanares. Una chica asesinada cuyo cadáver se encuentra en una posición extraña y forzada.

No les desvelo nada si les cuento que la comisaria María Ruiz está suspendida por culpa de su actuación en el caso de Claire Jones: a juicio de uno de sus superiores, se excedió en aquella investigación, por lo que se encuentra a la espera de una vista que dictamine si puede volver a su puesto.

Y es que María no es en absoluto acomodaticia. De ahí la importancia de su papel en el noir español contemporáneo: perteneciendo a una de las instituciones básicas del estado como es la Policía Nacional, es crítica, muy crítica, con su funcionamiento y con el proceder de algunos de sus altos mandos.

A Luna -el otro gran protagonista de esta imprescindible saga policíaca- le ocurre lo mismo con otra de las patas básicas sobre las que debe asentarse un Estado de Derecho: el periodismo. Porque Luna está harto. Después de haber sido uno de los periodistas de referencia de uno de los grandes diarios de este país, no se halla en su nueva situación como free lance en un mundo cibernético donde las urgencias están reñida con la calidad de la información. Por todo ello, está a punto de tirar la toalla y se apresta a aceptar la oferta de una entidad financiera para que se incorpore a su equipo de comunicación.

De todas las novelas que he leído en los últimos meses, ‘El sueño de la razón’ es una de las que más y mejor nos hablan de la situación social y política de la España contemporánea, a partir de la investigación de un asesinato. Y Berna González Harbour nos habla del aquí y el ahora utilizando a Goya como metáfora.

Les confieso un recelo previo: al saber que Goya tenía mucho que ver con esta novela y, sobre todo, después de que su presentación a medios se hiciera en una de las salas del Museo del Prado dedicadas al pintor aragonés; tenía miedo de que su egregia figura pesara demasiado en la narración y terminara por comerse a los personajes ‘de carne y hueso’. ¿Cómo iban a pelear la impetuosa María, la intrépida Nora y el cínico Luna contra un peso pesado como Goya?

¡Pues no peleando, hombre! ¡Qué empeño en el enfrentamiento constante! No. Goya no ejerce de Saturno ni se come a ninguno de los personajes de la trama. Tampoco condiciona la lectura de la novela. Muy al contrario, la huella de Goya a lo largo de la investigación, perfectamente dosificada, le da alas e impulso a la novela. Porque su figura funciona, a las mil maravillas, como juego de espejos entre dos Españas: la de hoy y la de comienzos del siglo XIX.

Dos Españas que, después de años de apertura, progreso y democratización, se ven abocadas a una inexplicable, indeseable y nefasta vuelta al pasado, por culpa de fuerzas reaccionarias y retrógradas que aprovechan el descontento social para espolear los más bajos instintos de la gente.

 

Lo vengo diciendo en los últimos meses: la mejor y más actual novela negra, la más apegada a la realidad del día a día, la más creíble y la más interesante; la están escribiendo buenos periodistas que ponen al servicio de la literatura su experiencia y buen hacer en las páginas de los periódicos, en las ondas y en la televisión. Autores como Tomás Bárbulo, Quico Chirino, Marta Robles, Jerónimo Andreu, Mabel Lozano, Javier Valenzuela y, por supuesto, Berna González Harbour.

Jesús Lens

¿Megalópolis, por fin?

Soy persona poco proclive a saltar, como pueden atestiguar mis compañeros de baloncesto, atónitos al ver cómo se me escapan los rebotes a manos de jugadores ostensiblemente más bajos, pero con mayor capacidad de bote.

Recuerdo saltar con el gol de Mijatovic, por ejemplo. O cuando escuché en la radio que el Real Madrid había fichado a Drazen Petrovic y en los conciertos de Rage Against The Machine. Pocas veces más.

Les pongo en antecedentes porque el pasado sábado por la noche, al leer que Francis Ford Coppola estaba preparando la filmación de ‘Megalópolis’, pegué tal brinco que acabé colgado de la lámpara de mi habitación.

Les cuento otro secreto: tengo entre manos un nuevo proyecto a caballo entre lo literario y lo cinematográfico. Provisionalmente se titula ‘Las películas más grandes jamás filmadas’ y hace honor a su nombre: escribo sobre sonados y mastodónticos proyectos cinematográficos que nunca terminaron convertidos en película. Del ‘Nosotromo’ de David Lean a ‘El corazón de las tinieblas’ de Welles, pasando por el ‘Stalingrado’ de Sergio Leone, el ‘Napoleón’ de Kubrick o el ‘Dune’ de Jodorowsky.

En esa nómina de películas imposibles, invisibles y solo soñadas, la ‘Megalópolis’ de Coppola ocupa uno de los lugares de cabecera. Porque desde que tengo uso de razón cinematográfica se oye hablar de una película que…¿será posible, por fin?

Todos los medios de comunicación titularon más o menos de la misma manera, el día del cumpleaños del cineasta italoamericano: Coppola anuncia el rodaje de ‘Megalópolis’ al cumplir 80 años. Se trataría, por supuesto, de su proyecto más ambicioso desde ‘El Padrino 3’, filmada en 1990.

La fuente original que provocó el tsunami fue la revista ‘Deadline’, que publicó una pequeña entrevista con el director con motivo de su cumpleaños. Nervioso y excitado, me lancé sobre la entrevista en cuestión. ¿Y que nos encontramos? Buenos deseos y mejores intenciones, pero nada realmente concreto.

Que el guion está escrito -nada que deba sorprendernos, dado que es un proyecto muy, muy antiguo- que necesita un gran reparto y que el cineasta ha comenzado a hablar de manera informal con algunas estrellas -“he escuchado el nombre de Jude Law entre aquellos que potencialmente podrían participar en la película”, puntualiza el entrevistador, con exquisito esmero. Y que Coppola está firmemente decidido a poner al servicio de esta gran producción toda su experiencia y bagaje, acumulados a lo largo de su larga y fructífera carrera.

De lo que no se habla es de pasta. De parné. De productores. Y, cuando se trata de una gran producción de Hollywood, máxime si hablamos de un director como Coppola, la cuestión del dinero debería estar bien clara antes de empezar a soñar con ‘Megalópolis’.

Porque Coppola es un gran maestro, también, en arruinar a su productores. Empezando por él mismo. Se arruinó con ‘Apocalypse Now’, hipotecando todos sus bienes y, después de recuperar la inversión… ¡volvió a arruinarse, total y definitivamente, con ‘Corazonada’, una de las grandes catástrofes económicas de la historia del cine!

Desde entonces, Coppola solo consiguió trabajar por encargo y los éxitos de ‘El Padrino III’ y ‘Drácula’ le sirvieron para pagar deudas. En estos últimos años, lo que le da dinero son sus inversiones inmobiliarias en hoteles de Belice y sus vinos del condado de Napa.

Permítanme ser pesimista, pero no me veo haciendo cola en el cine, el día del estreno de ‘Megalópolis’. Tampoco me veo rastreando los portales de internet, en busca de una entrada para la primera sesión. Pero pueden creerme: si llegara el día, no tendría empacho alguno en comerme esta crónica con patatas fritas y ketchup, brindando con una cerveza bien fría a la salud de uno de los grandes maestros de la historia del cine.

A todo esto: ’Megalópolis’ contaría la lucha a brazo partido entre un arquitecto y el alcalde de una Nueva York destruida por un cataclismo. Se enfrentarían por volver a levantar la ciudad, pero de acuerdo a una utopía arquitectónica y no a los intereses espúreos de las clases económicamente dominantes. Como en tantas ocasiones anteriores, Coppola quiere narrar la historia de un visionario emprendedor disruptivo enfrentado al poder financiero clásico que trata de imponer su criterio a toda costa.

Pero no se consientan. Lo señala el propio Coppola en la entrevista con ‘Deadline’: está retirado de las grandes producciones, ahora mismo. De hecho, su trabajo más reciente es… un libro: ‘El cine en vivo y sus técnicas’. En España lo ha publicado Reservoir Books y en él podemos leer su encendida defensa de un modelo de producción por completo alejado del mainstream hollywoodiense: “Mi sueño es realizar algún día una producción de cine en vivo a partir de mi propio guion”.

Ojalá. Ojalá que ‘Megalópolis’ acabe siendo uno de los grandes estrenos del 2020, del 2021 o del 2022. Mientras, volveremos a ver la saga de ‘El Padrino’, disfrutaremos del nuevo -y definitivo- montaje de ‘Apocalyse Now’ también prometido por Coppola y seguiremos imaginando cómo se vería en pantalla una de las películas más grande jamás filmada.

Jesús Lens