¡SORPRESA!

A ver. ¿Te gustan las sorpresas? Pero no las sorpresillas, bromillas y chascarrillos… No. Las sorpresas de verdad. Los sorpresones. ¿Cuál es la última y más reciente sorpresa que te han dado? ¿Fue buena o fue mala? ¿Y la que tú has dado? Confiesa…

 

Objetivo para el fin de semana: darle una agradable sorpresa a alguien de tu entorno, intentando conseguir que ponga esos ojos.  ¿Sí?

¡Buen fin de semana!

¡TOMA DEL FRASCO!

Tengo un amigo, Ricardo, que no para de darle al bolín. Una cosa, lo de este muchacho. Los fieles seguidores de esta Bitácora lo podéis identificar porque lleva La Balacera, porque edita «.38», una revista virtual que es una pasada, porque escribe novelas, porque es un lector compulsivo, un fotógrafo excelente… lo que os decía. ¡Una cosa!

 

Hace unos días me hacía una propuesta y, en un puñado de horas, con la colaboración de amigos traductores como Tutato, ya está materializada: Un Blog en una botella.

 

¿De qué se trata? Pinchad en el título del mismo y lo sabréis.

 

Anticipo, en pocas palabras: se trata de mezclar el bookcrossing (eso de «liberar» libros que tan bonito suena y, me temo, tan pocos efectos reporta. Yo lo hice una vez y no conseguí retorno alguno. Así que, desde entonces, prefiero regalar libros a la gente que viene por casa de vez en cuando) con los Blogs.

 

¿Y cómo?

 

Pues creando un Blog, del que proporcionamos la clave de acceso de forma pública, para que todos podáis publicar en él, estrictamente, lo que os dé la gana, con el único límite de que su contenido o continente no viole las normas de uso de Blogger, el servidor en que lo hemos alojado.

 

Pero dejaos de leer este rollo y pasad a Un Blog en una botella. Para todos vosotros. Abierto las 24 horas. En castellano, inglés y francés.

 

Venga. Publica lo que te dé la gana… ya no hay excusa.

 

Jesús Lens, lanzando botellas al océano virtual.    

DA MIEDO

Mucho miedo. ¿Aburrido de la monotonía de los viajes en avión? Dale valor añadido al precio del billete por la sencilla vía de provocar el pánico en tu compañero de asiento.

 

Y para ello, desde El Silencio del Espacio nos llega el siguiente protocolo de actuación:

 

1. Sacar el portátil

 

2. Abrirlo lentamente

 

3. Encenderlo

 

4. Asegurarse de que el pasajero está mirando

 

5. Abrir INTERNET EXPLORER

 

6. Cerrar los ojos brevemente, abrirlos y mirar al cielo por la ventanilla, con gesto grave y adusto

 

7. Inspirar profundamente y pinchar ESTE enlace.

 

8. Mirar la cara del susodicho vecino de asiento, que debería estar más lívido que el de los pasajeros del vuelo 815 de la Oceanic, instantes antes de partirse en dos al principio de «Perdidos».

 

Jesús Lens, molestón.