MÁS MONÓLOGOS: SER NEGRA. SER GAY

Iba yo esta tarde a ponerme a escribir, de cine, cuando me asaltó por sorpresa uno de esos monólogos que, durante hora y media, no dan tregua. Un cómico, un micro, un escenario vacío, una platea llena a reventar… y a hacer reír. Haciendo sangre, claro. Porque el humor, cuando es bueno, tiene que hacer daño. Como éste monólogo de Chris Rock (tan criticado por las mujeres) que enlaza con Faemino y Cansado.

Ahí van apenas tres minutos del monólogo de Wanda Sykes.  ¿Qué os parece? Lo mismo, por eso ahora nos da por escribir diálogos hirientes como este. ¿Quién lo sabe?

Jesús Lens.

CALLING STREET

Nunca entendí la letra del “London calling” de los Clash. Otras sí. La de “Spanish bombs”, claro. O la de las “Guns of Brixton”. Pero eso de la llamada londinense, los zombies y la beatlemanía que había mordido el polvo…

Después, ya nunca quise entenderla.

Cuando éramos jóvenes y el mundo era perfecto, mi hermano y yo solíamos bajar a la playa en coche, en invierno, por la noche. Él conducía, claro. Y yo ponía la música. Hablábamos poco, la verdad. Nos gustaba escuchar los discos a todo volumen y cantábamos en alta voz, eso sí, las burradas de Siniestro Total o los Poetas Violentos. Pero siempre que empezaban a sonar los acordes del “London calling”, el mejor principio de canción de todos los tiempos, se hacía un silencio sepulcral.

La música alta, las líneas discontinuas de la carretera pasando a toda velocidad bajo las ruedas devoradoras del coche… no teníamos miedo. Aunque vivíamos junto al mar.

Pero entonces, un motor dejó de funcionar y llegó el pánico. Y sí que tuvimos miedo. Claro. Y escuchar el “London calling” se hizo algo doloroso. Aunque más intenso. Mucho más.

Yo fui posterior a los Clash. En 1980, por ejemplo, no tenía uso de razón. Todavía. Pero, después, me hacía ilusión saber que Joe Strummer tenía un idilio con Granada y que producía discos de los 091. Hasta que murió.

Fui al Sacromonte, aquella noche en que tributamos homenaje a Joe Strummer, con Mick Jones y el vocalista de Siniestro Total, entre otros muchos, en lo alto del escenario. ¡Allí estuve, yo también! Y la leyenda continuó.

Hace unos días, el Pirata Moran me invitaba a unirme al grupo de Facebook en que se pedía una calle en Granada para Joe Strummer. Y, después, Barrera me animaba a escribir sobre ello. No sabía cómo hacerlo, la verdad. Porque ni los conocí ni los vi, pero, para mí, los Doors y los Clash son más importantes que… bueno. Que son capitales. Lo he dicho una y mil veces: somos los libros que leemos, las pelis que vemos, los amigos con los que charlamos.

¡Súmate a la iniciativa!

Somos los discos que escuchamos. Y escuchar a los Clash, duele.

Eso sí: querido Joe, yo te quero. ¡Y finito!

Y el día que Granada tenga una calle con tu nombre, yo me sentiré más granadino, más internacional y, sobre todo, más íntimamente yo que antes. Y miraré al cielo y buscaré una sonrisa.

Jesús Clashista Lens.

PD.- Para conocer otras razones más objetivas sobre la conveniencia de dedicar una calle a Joe Strummer, leed este colosal reportaje de Barrera y Morán.

¡Vuelta a la Ortodoxia Punk, compays!