Vuelaré o no Vuelaré

Tras mi paso por el hermoso pueblo de Plentzia, para participar en el festival Bruma Negra, y aprovechando que el domingo había un Vueling desde Bilbao a Málaga a las 19.30 horas, decidí apurar el fin de semana y disfrutar de las bellezas de la capital vizcaína, cruzar la Ría, ir al Casco Viejo y ver qué había de nuevo en el Guggenheim.

Museo Guggenheim Jesús Lens

Todo iba estupendamente hasta que recibí un SMS: “Su vuelo se ve retrasado por motivos operacionales. Sentimos las molestias ocasionadas. Para más información…” y un enlace a una página web informativa. Y esta cuestión dedico hoy mi columna, en IDEAL.

Desde ese momento… ¡a tomar viento la paz, la tranquilidad y el sosiego de una deliciosa tarde de relax y cultura! Que ya me veía durmiendo en Bilbao o, con suerte, tirado en Málaga, que el último autobús con destino a Granada salía a las diez de la noche.

Ooooooppppsssss!
Ooooooppppsssss!

Al final, mi avión salió con hora y media de retraso. Por supuesto, perdí el autobús y un admirable amigo tuvo que chuparse un Granada-Málaga-Granada, en plena noche electoral. ¡Un planazo!

Lo peor de todo es que, a la vista del caos que ha montado Vueling durante la última semana, tendría hasta que darme con un canto en los dientes. Por ejemplo, otro Bilbao-Málaga ha sufrido ¡20 horas de retraso!

Se le acaban a uno los adjetivos, a la hora de calificar estos comportamientos mafiosos. Porque el pandemónium organizado por Vueling tiene que ver, únicamente, con la avaricia, al haber ampliado rutas, destinos y vuelos sin haber invertido un euro en la compra de más aviones o en la contratación de más personal.

¿Por qué, señor, por qué! Foto de La Vanguardia
¿Por qué, señor, por qué!
Foto de La Vanguardia

Pero lo peor de todo es que somos sus rehenes. Especialmente los granadinos que tenemos que viajar más allá de Madrid. Y la gente que quiera venir a Granada desde, por ejemplo, Barcelona. Somos rehenes de un aeropuerto sin apenas conexiones, lo que nos obliga a depender de Málaga. Y somos rehenes de Renfe y Adif, que nos mantienen incomunicados por tren.

Parece que Fomento ha multado a Vueling y que la compañía está contratando a más personal a marchas forzadas. Estamos a primeros de julio y aún queda mucho verano. Ojalá se arregle el desaguisado. Mientras, a deshojar la margarita, con los billetes pagados y la tarjeta de embarque en la mano: ¿Vuelaré o no Vuelaré?

Jesús Lens

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PTS: sin parques ni jardines

Haciendo caso a las autoridades sanitarias, ayer domingo salí a correr antes del mediodía, para evitar el calorazo anunciado por los meteorólogos. Y, como soy de natural curioso, decidí dar un par de amplias y completas vueltas por los aledaños del nuevo, flamante y recién estrenado hospital del PTS, de cuyo exitoso traslado ya hablé en mi columna dominical de IDEAL.

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Se respiraba un ambiente de tranquilidad y normalidad absolutos. Había más movimiento del habitual, lógicamente, pero nada destacable, más allá de algunos profesionales compartiendo un pitillo en las diferentes puertas del recinto hospitalario. Durante mi trote, pasé por la parada del autobús y, mientras un SN4 arrancaba para iniciar la ruta, otro descansaba tras él, esperando a sus hipotéticos pasajeros.

Más vale que tuviera el aire acondicionado puesto y que, en su interior, hubiera una temperatura soportable porque el gran inconveniente del nuevo hospital es el abandono y la dejadez que lo rodean, a todo lo ancho y lo largo de su perímetro.

Zaidín Campus Granada

Como les decía, recorrí un par de veces el kilométrico perímetro del hospital, en un sentido y en otro. Y tuve la ocasión de contar la nada desdeñable cantidad de… ¿cero sombras? Creo que sí. Que no hay ni una maldita sombra que haga soportable el tránsito por sus alrededores.

La inmensa mayoría de los alcorques que deberían acoger árboles están vacíos, cubiertos de chinos y/o de malas hierbas. Y los pocos arbolitos que hay plantados presentan un estado tan escuálido que invitan a la compasión y al apadrinamiento. Solo la parte del hospital que linda con la Facultad de Medicina tiene un aspecto medianamente presentable, con algunas plantas en las zonas ajardinadas. El resto de rotondas, medianas, calles y zonas peatonales está tan descuidado que podría servir como decorado para una película de terror postapocalíptico, con sus zombis y sus mutantes.

PTS

Qué pena que, en los quince años invertidos en la construcción y puesta en marcha de uno de los mejores hospitales de España, no se haya gastado ni medio euro en adecentar el entorno, para hacerlo mínimamente habitable y transitable. Que puede parecer un tema menor, pero no lo es.

Ojito, este verano, a los despistados que decidan alargarse al hospital dando un paseo, no les vaya a pegar una insolación o un golpe de calor y, en vez de llegar a Consultas Externas, terminen ingresando en el vecino Instituto de Medicina Legal.

Jesús Lens

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La granja

Partamos de la base de que no conocemos, en absoluto, a quienes nos rodean. Y no me refiero a los vecinos o a los compañeros de trabajo. Hablo de no conocer a las personas de nuestro círculo más íntimo: a nuestros padres, hijos, hermanos, parejas…

Una vez aceptada esa máxima, imagine el lector que su padre le llama un día por teléfono y, abatido, le dice que su madre está enferma. Psíquicamente. Que ha sufrido un trastorno mental. Y le pide ayuda.

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Siga imaginando el lector que, inmediatamente después, es su madre la que le telefonea. Y le dice que está en peligro. Ella. Que hay una conspiración para silenciarla. Y que su padre está en el ajo. Que es uno de los malos.

¿Qué haría usted?

Piénselo. Pero, mientras, dese un salto a su librería más querida y compre La granja, de Tom Rob Smith, editada por Salmandra Black, una de las colecciones de género negro y criminal más interesantes del actual panorama literario español.

 

(Sigue leyendo esta reseña en nuestra página hermana de Calibre 38)

 

Jesús Lens

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Confuso frente a la confusión

Éxito absoluto en la primera jornada de traslado de pacientes al nuevo hospital de Granada, situado en el PTS. A lo largo de las mañanas de ayer sábado y hoy domingo, la descomunal operación fue tan seguida y comentada en las Redes que se convirtió en Trending Topic en Twitter.

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Y, sin embargo, de un tiempo a esta parte se escuchan críticas al nuevo hospital del PTS y al modelo sanitario que conlleva. Antes de continuar con mi columna de hoy, en IDEAL, acudo a San Google y encuentro un puñado de informaciones, publicadas en diversos medios a lo largo de los últimos meses, en que se habla negativamente de la fusión hospitalaria. De hecho, el mismo viernes hubo una concentración de personal del sector tras una pancarta en que se podía leer “No en nuestro nombre”.

La crítica es buena y sana por naturaleza. Nos obliga a reflexionar y repensar las cosas. Pero hay un detalle que no termino de comprender, ¿por qué, treinta años después? O, por ser exactos, veintinueve.

Porque la historia del PTS data de 1987, año en que se planteó el proyecto. La primera piedra del hospital se puso en 2001 y, por fin, este fin de semana, ¡quince años después!, llegan los primeros pacientes y el hospital empieza a funcionar como tal.

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¿Es posible que, en el interín, no se haya debatido y consensuado un modelo hospitalario satisfactorio para la mayoría de los ciudadanos? Insisto: útil y beneficioso para una mayoría de ciudadanos. No el más satisfactorio para los profesionales del sector. Ni el más beneficioso para los vecinos, comerciantes y empresarios de una determinada zona de Granada.

En Granada somos reacios al cambio. Y especialmente dados a la queja, el lloro y el lamento… cuando no sirven de nada. Tras quince años viendo cómo se levantaba uno de los hospitales más grandes, modernos y punteros de España, nos despertamos el fin de semana de su puesta en marcha efectiva y nos encontramos a un montón de gente suspirando por Trauma, por el Clínico y por el Materno infantil.

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Señores, el nuevo hospital ya está aquí. ¡Y ya era hora! Que quince años son toda una vida. Así que menos lágrimas nostálgicas y a ser serios y rigurosos a la hora de exigir el mejor trato humano, la atención médica más profesional y el acortamiento de las listas de espera.

Jesús Lens

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Los dioses cansados

Una gran novela con la Crisis de fondo. Española. Una novela española que, por fin, no tiene miedo a situar su trama, acción y personajes en una ciudad masacrada por la crisis y poblada de urbanizaciones fantasma, embargos e hipotecas sin pagar, deudas incobrables y otras por cobrar.

Hablamos de Los dioses cansados, publicada en Alianza, en su colección Literaria. Y de la que es autor Andrés Pérez Domínguez, uno de los más sólidos narradores españoles contemporáneos y al que dedicamos ESTA entrada de El Rincón Oscuro, en IDEAL.

Los dioses cansados

Una novela de 500 páginas de plena actualidad, que comienza con un accidente de tráfico que va a trastocar la vida de muchas personas. Y que sigue con un suicidio. ¿O no es tal? ¿Y si al posible candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía le han ayudado a saltar por el balcón de su casa?

Eso es lo que el inspector Nico Gallardo tendrá que investigar, nada más reintegrarse a su puesto, en la comisaría de Sevilla de la que se marchó unos años antes, para prestar servicio en Madrid primero y en Berlín, después.

Gallardo llega a Sevilla a comienzos del verano, cuando el calor empieza a apretar. Y no le va a resultar sencillo reintegrarse en la vida cotidiana de una de esas ciudades con tanta personalidad a la que, si no la controlas, te arrastra sin remisión.

Pero Nico está de vuelta. En todos los sentidos. Y no se va a dejar seducir por la cara típica, y tópica, de la ciudad monumental. Él no ha regresado para eso. Ni su jefa espera que lo haga. La comisaria. Vieja amiga. Y cómplice.

(Sigue leyendo esta reseña en nuestra página hermana Calibre 38)

Jesús Lens

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