Por un puñado de libras

Imagine el lector que, en España, se llevara lo de las apuestas deportivas. Pero que se llevara de verdad, no en plan campaña de publicidad. Que estuviera arraigado en nuestro inconsciente colectivo. Como la Lotería de Navidad. Como el Cuponazo de la ONCE. Como la Quiniela de toda la vida.

Leicester ladbrokes

Imagine el lector, granadino y granadinista, que al principio de la temporada hubiera apostado 30€ a que el Granada C.F. iba a ser el campeón de Liga, superando a los todopoderosos Real Madrid, F.C. Barcelona, Atlético de Madrid, Sevilla, Valencia, etcétera.

Imagine el lector que, allá por el mes de febrero, el Granada C.F. ocupa el liderato. Queda la mitad de la temporada. Pero gracias a los goles de Success y El Arabi, a los centros de Peñaranda, a la sapiencia del entrenador y a la excelente gestión del director deportivo; el equipo rojiblanco es líder.

Imagine el lector que, llegados a ese punto, la casa de apuestas le ofrece un trato: 36.700 euros en mano y nos olvidamos de la apuesta. ¿Es un buen trato, teniendo en cuenta que la improbable victoria de nuestro equipo se pagaba originalmente a 6.300 euros por cada euro apostado? O sea, que de mantener la apuesta original, usted podría ganar 126.000 euros.

Leicester apuestas

¿Qué haría usted? ¿Habría cogido los 36.700 euros y se habría pegado un 2016 de ensueño o se hubiera mantenido fiel a los colores rojiblancos y se hubiera arriesgado a perder la pasta… además de a perder la Liga?

Confieso que yo habría sido posibilista y habría trincado la pasta. Y todo ello bajo una lógica aplastante, a mi poco romántico modo de ver: una vez cobrado el premio, y si el Granada C.F. se proclamara finalmente campeón de Liga, saltaría de alegría por el triunfo, sin pensar en la guita que habría dejado de ganar.

Pero, afortunadamente, no todo el mundo es un posibilista y un amarrategui. Por ejemplo, los 22 aficionados del Leicester City que, habiendo apostado al principio de temporada por el club de sus amores como campeón de la Premier League inglesa, le dijeron que NO a la casa de apuestas. Hubo otros 25 que sí aceptaron el trato. Pero éstos, hoy, no nos interesan.

Leicester

Hoy, tenemos que rendir homenaje a 22 héroes millonarios, consecuentes con la inconsistencia de unos principios felizmente trasnochados.

Jesús Lens

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El Noir tras el totalitarismo

Aunque había escrito varias novelas durante el régimen totalitarista de Enver Hoxha, uno de los más crueles y letales del otro lado del Telón de Acero, Fatos Kongoli no publicó ninguna de ellas hasta la caída del Muro.

Rincón Oscuro Tres Festival

En España, por su parte, con la excepción de García Pavón, no existió novela negra o policíaca hasta la muerte de Franco y la llegada de la democracia, con las novelas de los pioneros Andreu Martín, Juan Madrid y Manuel Vázquez Montalbán.

Y es que el género negro que ahonda en las contradicciones de la sociedad, que escarba en sus excrecencias e ilumina los rincones oscuros, nunca es del agrado de los poderosos, de los gobernantes, de los que manejan los hilos. Y, por eso, en regímenes totalitarios en los que existe censura, la buena novela negra es un género proscrito, perseguido y condenado al ostracismo.

De todo ello tuvimos ocasión de hablar hace unos días, en el marco del Tres Festival, organizado por la Fundación Tres Culturas en el seno de la Feria del Libro de Granada. La conversación entre un servidor, Lorenzo Silva y Fatos Kongoli se denominaba “Novela negra, radiografía de nuestro tiempo”, y nos sirvió para reflexionar sobre algunos de los rasgos definitorios de un género transversal y que admite múltiples lecturas, encuadres y puntos de vista.

Rincón Oscuro Silva

Por ejemplo, Fatos Kongoli señaló que en Albania no existe la novela negra como tal. De hecho, él no se considera un autor adscrito al género. Sí, es cierto que en “Tirana Blues” hay muertos. Y un policía que investiga los asesinatos. Y algún personaje que desaparece. Y unos mafiosos de medio pelo que pululan por ahí. Pero no hay una investigación policíaca como tal. De hecho, el procedimiento no le interesa a Fatos. Porque él está muy preocupado por desentrañar el pasado, que es el auténtico tema de buena parte de su novelística. La importancia del pasado y su peso en el presente.

Rincón Oscuro Kongoli

Lean, por ejemplo, “Una nulidad de hombre”, publicado por Siruela, la editorial que nos permite acceder a Kongoli en España. Ese hombre que, bajo el régimen de Hoxha, era una hormiga. Un insecto aplastado por el peso del sistema. Un hombre cuyo destino estaba predeterminado. Y que nada podía hacer para cambiarlo. Ni siquiera suicidarse, como confiesa el protagonista en uno de los pasajes más duros y clarividentes: “Me asaltó entonces por segunda vez la idea del suicidio, que aplazaba día y noche con su letal monotonía. No era capaz de tomar una decisión de esa envergadura, yo era demasiado normal y corriente para consumar un acto semejante”.

Rincón Oscuro Fatos Kongoli

Es tanta la preocupación de Kongoli por arrojar luz sobre el pasado que no se ve con fuerzas, ni con tiempo, para escribir sobre el otro tema que tanto le preocupa: la corrupción. Porque la corrupción ha alcanzo en Albania cotas tales que ha sido necesaria la promulgación de una ley específica para descriminalizar un Parlamento en el que se habían introducido las mafias de la droga, los traficantes de armas y los secuestradores de mujeres para dedicarlas a la prostitución.

Lorenzo Silva, por su parte, sí ha escrito sobre el tema de la corrupción. De hecho, la penúltima novela de su serie protagonizada por los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, “Los cuerpos extraños”, publicada por editorial Destino, parte del hallazgo del cadáver de una alcaldesa en una playa de la costa valenciana.

Rincón Oscuro Lorenzo Silva

¿Se puede escribir novela negra en España, en estos años, sin hablar de la crisis y la corrupción? Complicado de imaginar.

Además, la conversación abierta con Kongoli y Silva llegó justo cuando hemos sabido que, a final del mes de mayo, tendremos nueva entrega protagonizada por el tándem Vila-Chamorro. La novena de la serie. Y “Donde los escorpiones”, también publicada por Destino, nos promete emociones fuertes, que el subteniente Bevilacqua viaja a Afganistán para investigar el asesinato de un militar español en la base española de aquellas tierras. Reconozco que estoy muy ansioso por leerla. Porque la trama nos servirá para conocer un poco mejor el papel de las fuerzas armadas españolas en los conflictos internacionales.

Donde los escorpiones

Para documentarse, Lorenzo Silva estuvo con ellos, con los soldados, conviviendo en la base de Camp Arena, en Herat . Y con ellas. Que en el contingente español desplazado a Afganistán hay muchas mujeres. Y es que el género negro, como estamos viendo, cada vez es más universal y está más globalizado.

Jesús Lens

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Los juicios de Salem

Hoy es ese Día de la Cruz que, para muchos, es una cruz de día. Ha querido la casualidad que este año llegue tras un fin de semana largo, lo que contribuye a disfrazar de festiva irrealidad el comienzo de una semana que será histórica para Granada. De ello hablo en mi artículo de IDEAL.

Porque el jueves tendremos nuevo alcalde. O alcaldesa. Ahora mismo, nada parece asegurado. Por “culpa” de un nombre, que está en la picota: Manuel Lorente, el diputado de deportes cuya dimisión exige Ciudadanos para apoyar a Paco Cuenca como alcalde.

El ya dimitido Manuel Lorente, fotografiado por Alfredo Aguilar
El ya dimitido Manuel Lorente, fotografiado por Alfredo Aguilar

Lorente está siendo investigado por un presunto trato de favor y contrataciones irregulares durante su mandato como regidor de Iznalloz. Él sostiene que es inocente y que lo va a probar, sin embargo, la presunción de culpabilidad impuesta por los partidos en España, le obligará a marcharse. Presumiblemente. Tal y como ocurrió con los ya lejanos en el recuerdo José Torres e Isabel Nieto. Que no hay como un buen Puente para sepultar en el olvido a cualquiera. Por importante que fuera. O creyera serlo.

(Última hora: Lorente ya ha dimitido)

El ambiente está tan enrarecido en España y la corrupción se ha enseñoreado de tal forma de nuestras instituciones que, en política, todo el mundo es culpable mientras no se demuestre lo contrario. Y como la justicia es lenta, la Pena de Portada importa más que las sentencias firmes. De ahí que se crucen tantas denuncias y querellas y se exijan tantas dimisiones, sin importar los trámites procesales o la naturaleza de los delitos investigados.

José Torres Hurtado detenido

La Pena de Portada es peligrosa. ¿Dónde ponemos el límite? Es insostenible mantener en el cargo a un alcalde detenido por la UDEF e investigado por una decena de delitos relacionados con su gestión urbanística, hasta que el Tribunal Supremo dictamine la firmeza de la resolución pertinente. Pero, ¿debe dimitir cualquier cargo público tan pronto sea investigado judicialmente? No parece que este extremo sea jurídica ni constitucionalmente defendible. Sería, más bien, propio de los tiempos de la Caza de Brujas desencadenada en Salem, a finales del siglo XVII.

Juicios Salem

La otra cara de la moneda es la necesidad que parecen tener los partidos de mantener en sus cargos a sujetos relacionados con la corrupción. ¿Lo hacen por su valía o, más bien, porque “son de los nuestros”? Y, con los nuestros, como con la patria de Cánovas: con razón o sin ella.

Jesús Lens

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¡Qué provincia, Granada!

Ayer por la mañana, a eso de las 8, El Madero bullía de actividad. Mientras Antonio les vendía el pan recién hecho a un grupo de parroquianos habituales que se iban de excursión a los Lavaderos de la Reina, uno de los paisajes más arrebatadoramente hermosos de Sierra Nevada, otro de los fijos apuraba el café porque, en un rato tiraba para Motril. Y con ese bullicio arranca mi columna de hoy, en IDEAL.

Las Cabras Locas nos habíamos citado, sin embargo, en el corazón de las Alpujarras menos habituales: Laroles, localidad de la que partía la I edición del Fun Trail de Nevada.

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Unos fuimos por la Zona Norte. Otros llegaron por Adra, que dormían en la Costa Tropical. Al reunirnos, convinimos en lo espectacular del paisaje avistado. El mar, intensamente azul, disfrutado por los que subieron desde Carchuna. Las Badlands, los paisajes trogloditas, los huertos solares y los aerogeneradores, saludándonos a los que cruzamos el Altiplano.

¡Y el Castillo de La Calahorra! Qué sobrio. Qué soberbio. Qué altivo, en su promontorio. Todavía recuerdo con pasmo la primera vez que avisté más allá de sus muros. Yo no sabía lo que se albergaba en su interior. De hecho, tuvimos que ir a buscar al señor que abría sus puertas. A un bar. ¡Qué impresión, descubrir todo un palacio renacentista tras aquellos muros tan austeros! Pocas veces he flipado tanto al descubrir un monumento.

Len2 corriendo

De hecho, hubo negociaciones para vendérselo a un magnate americano, que lo trasladaría, piedra a piedra, a EE.UU. Aquella operación se abortó felizmente y, desde entonces, el castillo languidece, uno más de esos tesoros desconocidos para buena parte de los granadinos.

Seguimos subiendo por el puerto de la Ragua, uno de los paisajes más alpinos que tenemos en Granada y en cuyas pistas de fondo hemos disfrutado alguna vez del hermano pobre del esquí. Al finalizar el Trail, tomando una birra helada, la dueña del garito me decía que no. Que este año apenas ha nevado…

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Y llegamos a Laroles. Y echamos a correr. Aunque, al principio, fue andar. Por aquellos cuestarrones. Hasta que comenzamos a volar. Bajando. Para llegar a Júbar, uno de esos pueblos tan pequeños que se terminan antes de cruzarlos. Y seguir hasta Picena. Para terminar de vuelta, en Laroles, rehidratándonos y reponiéndonos con unas chacinas y un choto al ajillo.

Trail Nevada Cartel

Y, al volver, tan cansado como contento, pensaba: ¡Granada, qué provincia!

Jesús Lens

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Me hago mayor

Tengo que reconocer que me hago mayor. Síntomas, hay muchos, más allá de que me adelanten hasta las ardillas, en las carreteras de montaña. Los madrugones de los fines de semana, por ejemplo, es irrebatible.

IRA

Pero la prueba más clara e incontestable de que me pesa el paso del tiempo, además de los kilos, es que he perdido mi proverbial capacidad de indignación. Antes me solía indignar, de media, dos o tres veces al día. Ahora ya no. Me cuesta mucho más.

Entre mis últimas indignaciones: el enaltecimiento a Otegi al que estamos asistiendo estos días. También me asquea que a los condenados por diversos delitos relacionados con el terrorismo se les considere presos políticos. Y me hierve la sangre con la manipulación en pro del nacionalismo. De los nacionalismos. De todos ellos. Y de cualquiera. Porque supone espolear los más bajos instintos. Y convertir en adversarios a los vecinos.

Ira Inside Out

También me indigna el tema de la corrupción. Lo reconozco. Pensé que no. Que con lo extendida y generalizada que está, me habría acostumbrado. Pero confieso que se me abren las carnes con cada nuevo caso de presuntas irregularidades en la gestión patrimonial público-privada.

¿Y los que nos dan lecciones de moral, patriotismo, ética y compromiso; para terminar saliendo en los Papeles de Panamá? Otros que me indignan. Como los supuestos paladines de los consumidores que, efectivamente, eran unos extorsionadores y mafiosos de tomo y lomo…

Ira fuego

Y ya puestos, no voy a negar que no puedo con el pasotismo, el conformismo y el fatalismo que nos rodean. No puedo, no puedo, no puedo. Lo siento. Esa rendición que, a veces, se percibe alrededor. Como si todo lo malo que nos ocurre lo fuera por designio divino. Y no, ¿eh? Es que no…

Cambiando de tercio: me indignan esos conductores que circulan por las calles de Granada como si estuvieran compitiendo en Montecarlo. Y, ya puestos, me irrita sobremanera la zafiedad que tenemos que soportar con las despedidas de soltero. ¿Y los que gritan y vociferan, bien entrada la noche? Casi tanto como el mala follá que decide tirar 37 botellines, uno por uno, al contenedor de vídrio, pasadas las 1 am.

¿Ven lo que les decía? Me hago mayor. Que acabo de repasar esta columna y resulta que soy un viejo cascarrabias y gruñón que se indigna con cualquier cosa.

Jesús Lens

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