El quinto poder

Hay que ver el pánico que les entra a los potenciales defraudadores de Hacienda cuando el Ministerio del ramo anuncia que va a hacer públicos los listados de personas con problemas con el fisco, ¿eh? Y no podemos olvidar que uno de los trucos más usados por los cobradores de impagados es identificar al deudor y llenarle la puerta de su casa de pegatinas con la leyenda “Moroso paga”.

 el quinto poder poster

Solo sacar a la luz los secretos de la gente tiene tanto o más morbo que ser el discreto depositario de ellos. Y, para interpretar el papel del Fisgón Global, del Ojo que Todo lo Ve, de Todo se Entera y Todo lo Cuenta; apareció en escena un tipo cadavérico con el pelo blanco llamado Julian Assange y cuyo aspecto de vampiro, si tenemos que hacer caso a lo narrado en “El quinto poder”, no es en absoluto casual.

No está gustando la película. Ni a la prensa especializada ni al público en general. Al menos, no está arrasando, como podría haber sido previsible, al tocar el famoso y controvertido tema de Wikileaks, máxime cuando estos días estamos asistiendo a un nuevo escándalo con el espionaje como protagonista.

 el quinto poder

A mí me gustó la película. Quizá, porque tiene factura de serie de televisión. Porque conecta un mundo globalizado a través de la Red. Y, sobre todo, porque los protagonistas son unos geeks de tomo y lomo, unos auténticos enganchados a los ordenadores, pero a la hora de la verdad, no dejan de verse, reunirse, citarse y encontrarse en cafés, bares y tugurios de todo tipo y condición. De hecho, en el momento culminante de la película, cuando un personaje hace entrega a otro de un mensaje cifrado de vital importancia… ¡se lo da escrito en una servilleta de bar!

 el quinto poder café

Pero donde falla la conexión de la película con el público es en el personaje del teórico héroe de la historia, ese Julian Assange interpretado por un Benedict Cumberbatch que, ya como Sherlock Holmes, resulta bastante indigesto. Como personaje, que no como actor. Y en “El quinto poder” pasa lo mismo: desde su primera aparición en pantalla resulta cargante, histriónico, agobiante y pesadísimo. Uno de esos tipos encantados de haberse conocido cuyo ego no encuentra un recipiente lo suficientemente grande como para ser contenido.

Y así, el amigo del héroe, que se convierte en el héroe de una historia en la que no está llamado a ser el héroe, aunque esté sólidamente interpretado por el siempre solvente Daniel Brühl; me deja frío. Porque el guion está basado en su libro. Y, ¿por qué será?, a estas alturas de vida, uno ya no se cree el libro de nadie. Ni su versión. Ni su discurso. Ni nada. De nada.

 THE FIFTH ESTATE

Ahora iba a hablar sobre ese Quinto Poder que ha trascendido el otro, al mítico y reverenciado Cuarto Poder. Pero ya llevo más de quinientas palabras y no es cuestión de provocarte hastío, tedio o mareos, ¿verdad?

Pronto. Muy pronto volvemos sobre “El quinto poder”.

Mientras… ¡seguimos!

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

Javier Denis: jazz en Granada

Así comienza una columna sobre televisión, de David Trueba, en El País.

Los grandes músicos de jazz de los años veinte norteamericanos lograron visualizar la tremenda injusticia de la segregación racial. Bendecida hasta entonces por la fuerza de la costumbre y las ideas supremacistas, consideradas por muchos blancos como algo irrenunciable, la evidente admiración del talento negro comenzó un proceso imparable de reparación. En la cuarta temporada de la serie Boardwalk Empire se aprecia el complejo proceso de aparición de los clubes de jazz y su imbricación con el mercado de las sustancias ilegales.

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Años después la irrupción de Elvis Presley, Jerry Lee Lewis y finalmente los Beatles tradujo su éxito musical en la independencia de la juventud, convertida ya para siempre en valor de mercado y sector de influencia. Frente a la lucha de clases, ya tradicional, se instauró la lucha generacional que aún ejecuta su danza en el orden social.

Es buena, ¿eh?

Yo no sé si entre tus series favoritas está o no “Boardwalk Empire”, pero debería estarlo. Es cierto que la primera temporada fue de más ruido que nueces, pero la segunda cogió aire y, al final, se elevó a una altura estratosférica, done Gyp Rosetti la mantuvo a lo largo de la maravillosa, oscura y tremebunda tercera temporada.

 Boardwalk Empire

La cuarta, paradójicamente, ha llegado a ritmo de swing, como explica Trueba. De ahí esta entrada de hace unos días y las fotos del Club Onyx que acompañan estas líneas.

 Boardwalk Empire Onyx

Y es que el jazz es toda una declaración de principios, una forma de entender la vida, una actitud en sí misma.

Y ya sabes, si hoy es miércoles… ¡hoy toca jazz! En el Club Magic. Lo más parecido al Ónyx que tenemos en Granada. Hoy toca Javier Denis. ¡Un clásico!

 Javier Denis

¿Nos vemos?

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

El mejor disfraz para Halloween

¿Cómo? ¿Qué aún no tienes disfraz? ¿Qué no has tenido tiempo? ¿Qué no te ves con ganas? Pues, sin que sirva de precedente y por una vez, disfrazarse para Halloween, este año, es de lo más sencillo.

¿Sabes cuál es el disfraz que lo está petando?

¿Sabes cuál es el personaje que da más miedo?

No. No son los vampiros (tan pasados de moda) ni los zombies (tan cansinos, ellos)

FMI Halloween

¡Estos son los seres más terroríficos, hoy por hoy!

😀

FMI recortes

¡Feliz Halloween y cuidadito por dónde te recortan!

 

 

Tomar partido

Hoy, en IDEAL, publico este artículo, sobre ciertas dudas y confusiones que uno tiene. ¡Y que no falten!

Al haber escrito algunos artículos sobre la Educación recientemente (ver AQUÍ), me anima un buen lector a opinar acerca de la reciente huelga en la enseñanza. Le contesté que, para mí, el principal problema es que, en vez de consensuar una imprescindible y perdurable política educativa, los partidos siguen haciendo política con la Educación, tirándosela a la cara. Y que así no vamos a ningún sitio.

 Tomar partido educación

Mi contertulio virtual se mostraba de acuerdo y me hacía partícipe de sus zozobras de estos días: si iba a la huelga, le hacía el juego a unos sindicatos rendidos a la Junta. En caso contrario, era tachado de carca inmovilista y de facha trasnochado.

Y ahí radica el quid de la cuestión: en las etiquetas y en la necesidad, siempre, de tomar partido. Por ejemplo, Recortes y PP parecen haber conformado un matrimonio de (in)conveniencia que ha calado en el imaginario colectivo de buena parte de la ciudadanía. Pero, en Andalucía, la que ha vuelto a eliminar las pagas extras de los funcionarios autonómicos ha sido la Junta de Andalucía. ¿O no?

 Tomar partido recortes

Como vivimos en un mundo globalmente interconectado, en tiempo real, nada de lo humano nos debería resultar ajeno. De ahí cabría deducir que siempre deberíamos tener una opinión formada, de inmediato, sobre todo lo que pasa en el mundo. Sobre cualquier noticia. Sobre cualquier materia. Y, por supuesto, hay que pronunciarse. Con rapidez y celeridad. Mejor antes que después. Y tomar partido, claro. Como si asistiéramos a un Madrid-Barça, perpetuo y permanente.

 tOMAR PARTIDO CLÁSICOS

Sin embargo, este mundo es cada vez más complejo y determinadas cuestiones no son fáciles de comprender. Por ejemplo, la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que está permitiendo la puesta en libertad de peligrosos violadores y asesinos. A mí también me da pena y me produce indignación, impotencia e indefensión ver a los perros rabiosos de ETA, condenados por múltiples asesinatos, pasear por las calles en libertad. Y pensar que Ricart, uno de los salvajes asesinos de las niñas de Alcasser, pueda salir de prisión, me retuerce las entrañas.

Pero no me siento capacitado para valorar, juzgar, condenar, rechazar o aceptar la dichosa sentencia. Por más que sea licenciado en Derecho, ni he estudiado los antecedentes ni he profundizado en los razonamientos jurídicos que han tumbado la Doctrina Parot. Solo sé lo que unos y otros interpretan sobre la misma. Y, en esas condiciones, no me siento legitimado ni para opinar ni, muchísimo menos, para tomar partido. Es un tema demasiado complejo y, tan técnico, que solo me valen los análisis, fundados, de los mejores juristas.

 Tomar partido opinion

Para estar en condiciones de comprender las situaciones más complejas, es necesario dedicarles tiempo y esfuerzo. Hace falta documentarse, leer, estudiar, ver y escuchar. Confrontar. Y todo ello, desde luego, no casa con esa imperiosa necesidad, compulsiva y perentoria, de opinar, manifestarse y tomar partido, siempre y en todo momento, sobre cualquier información, noticia, acontecimiento o situación.

Jesús Lens

Twitter: @Jesus_Lens

Envenenado

Llevaba unos días comiendo mal. Apenas daba cuatro pinchadas o cucharadas al plato, me sentía lleno y pasaba la tarde embotado. Ni agua podía beber. Pesado. Ahíto. Con mal sabor de boca.

Y, luego, las noches, también fatal. Dando vueltas, sintiendo las tripas revolverse, una y otra vez, en un centrifugado permanente.

Hoy dí con la resolución al enigma: mi cambio de dieta, al desayunar.

A una de las mitades del Mollete de Antequera que me como habitualmente, empecé a echarle aceite en vez de mantequilla. Porque, se supone, es mejor para la salud.

 Unta mantequilla

Se supone.

Se supone, claro, que depende de la calidad del aceite que le eches al pan.

Claro.

Joder.

 Unta aceite

El hombre. El hombre es esa acémila que no deja de equivocarse una y otra vez.

Y ahora me doy cuenta de que llevo días envenenándome a mí mismo, de forma sistemática, un día tras otro, de lunes a viernes.

Espero que, volviendo a la mantequilla, el daño sea reversible y no me deje secuelas permanentes.

Por si acaso, aquí queda esto.

¿Vale?

Gracias.

Jesús Lens, el Envenenado.

En Twitter: @Jesus_Lens