Buenas, soy Emilio Calatayud. Como todo, la delincuencia de menores ha cambiando mucho. Cuando yo empecé, hace más de cuarenta años, los choricillos era más legales. Se ‘comían’ sus ‘marrones’ sin tratar de escurrir el bulto culpando a otros. ‘Sí, don Emilio, he sido yo’, me decían. ¡Ojo!, y si no lo habían hecho también solía ser verdad.
En cambio, los choricillos de hoy son más pijos y suelen intentar quitarse la responsabilidad. Y, muchas veces, sus padres les apoyan.
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