De hacer pan a limpiar cementerios

Hace unos días, escribí un reportaje para la edición impresa de IDEAL que ponía de manifiesto un hecho que habla muy bien de la sociedad, en este caso, de la granadina: 80 localidades de la provincia se han sumado ya al programa para contribuir a rehabilitar a los menores que delinquen ofreciéndoles trabajos en beneficio de la comunidad. Es un récord en Andalucía, un éxito al que no es ajeno el juez Emilio Calatayud. De hecho, él fue el que abrió un camino que ahora ya es una autopista. Según el propio juez, todo empezó más o menos así hace quince años o por ahí: «Yo conocía a un panadero y le mandé a un chaval que creo que había robado algo para que le echase una mano. Así empezó. Al estilo compadre».

El año pasado fueron 300 los menores que aceptaron realizar una de esas tareas. Ahora está todo perfectamente organizado por la Consejería de Justicia: el estilo ‘compadre’ ya es historia. La mayoría de los chicos realiza trabajos de mantenimiento en instalaciones y recintos públicos… incluidos los cementerios.

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