Estábamos hablando de educación, y a una amiga le salió del alma el siguiente comentario: «Los maestros dicen que tenemos que sentarnos con nuestros hijos a hacer los deberes… pero, ¿qué pasa cuando no sabemos hacerlos, cuando no entendemos nada?». He aquí un más que interesante tema de debate. La teoría está muy bien: deberes en familia, pero la práctica ya es otra cantar. ¿Quién se acuerda a estas alturas de la película de los números romanos o de las ecuaciones de segundo grado. Por no hablar de que el mundo de hoy, el mundo de nuestros hijos, nada tiene que ver con el nuestro. Ya no existe en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y han surgido nuevas naciones-estado por doquier. ¿Cómo se distingue una palabra aguda? ¿Cuál es la definición de invertebrado? Por no hablar de Internet y sus secretos… No es una reflexión novedosa: incluso ha habido programas-concurso televisivos basados en esta idea del ‘regreso al pupitre’. Pero la verdad es que es un pequeño drama. Lo único que se me ocurre es desahogarnos ante ellos, esos pequeños sabios que no dejan de crecer ni de aprender: ‘Hijos, perdonarnos si no os ayudamos con los deberes. No es que seamos malos padres, es que no tenemos ni idea».
Un saludo. Y gracias por frecuentar este blog.







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