Universidades andaluzas

No salen excesivamente bien paradas las universidades andaluzas en la clasificación recién publicada por la Fundación CyD (Conocimiento y Desarrollo), en la que Cataluña se lleva la parte del león, con 6 universidades colocadas entre las 10 primeras.

El pódium de dicha clasificación lo ocupan la Autónoma de Barcelona, la Universidad de Navarra y la catalana Pompeu Fabra. La cuarta clasificada es la Carlos III de Madrid y la quinta, la Universidad Girona. Para encontrar una universidad andaluza hay que descender al puesto número 20. Y no esperen encontrar allí a nuestra querida UGR, sino a la universidad de Córdoba.

Es posible que con este ranking pase como con el Barómetro del CIS o los famosos Estudios Generales de Medios: que cada universidad lo interprete a su conveniencia, destacando aquello que más le favorezca y obviando aquellos aspectos en los que salga menos agraciada. Sobre todo porque se trata de un estudio con diferentes posibilidades de interpretación, dependiendo del interés de quien lo consulte.

Así, los resultados son diferentes si consultamos áreas de pura enseñanza, de investigación o de transferencia del conocimiento entre la universidad y las empresas y/o la sociedad, por ejemplo. Eso sí: cojamos la clasificación que cojamos, Andalucía no aparece en los puestos de cabeza de ninguna de ellas.

Y, ojito, a nivel europeo, las universidades españolas están peor que las de los países de nuestro entorno. Excepto en el ranking de estudiantes Erasmus. Ahí sí damos la talla.

Para hacer estas clasificaciones se utilizan diferentes datos y metodologías, desde la ratio alumnos por profesor a publicaciones científicas, becas en empresas, asignaturas impartidas en diferentes idiomas, etcétera.

Personalmente y si les digo la verdad, estoy bastante extrañado. No sé si será chovinismo, pero no veo claro lo de la universidad de Córdoba. Imagino que será necesario hacer un pormenorizado análisis de los datos para terminar de comprender el cómo y el porqué.

Y, mucha atención: el responsable del estudio señala como una de las claves del éxito catalán el hecho de que las condiciones laborales de sus profesores, siendo flexibles, no son precarias, como ocurre con los asociados de otras latitudes.

Nos quedaría un único consuelo, magro, a los andaluces: dado que la Fundación CyD está presidida por Ana Patricia Botín, podemos congratularnos por ocupar un puesto medio-bajo en un ranking avalado… por la gran banca internacional.

Jesús Lens