Un problema de 10 millones

Cuesta mucho trabajo digerir que Granada, cuyos lamentables índices de paro y desempleo están a la cabeza de Europa, no sea capaz de darle salida a la nada desdeñable cantidad de 9,4 millones de euros en cursos de formación.

Que los fondos europeos para el programa Granada EnClave de Empleo se hayan convertido en una surrealista, kafkiana e indignante arma arrojadiza que vuela entre nuestros políticos es una muestra más de que en Granada todo es (im)posible.

Casi 10 millones de euros que deberían haberse dedicado a la formación de personas desempleadas en una tierra donde hay más parados que setas en otoño, se han convertido en un problema de imposible solución, más allá de su devolución a Bruselas. ¿Por qué? Todavía no lo sabemos. Y haría falta que nuestros concejales, más allá de seguir peleándose entre sí, nos lo explicaran de forma clara, sencilla y transparente.

Consultados los técnicos del Ayuntamiento, señalan que es muy difícil ejecutar las partidas presupuestarias tal y como exige Europa y que terminarán siendo un lastre para las arcas municipales. No lo pongo en duda, pero me encantaría saber el porqué, insisto.

Granada ocupa los últimos puestos en todas las listas habidas y por haber sobre empleo, riqueza, industrialización y desarrollo económico. Que Europa nos dedique una partida de 9,4 millones de euros para emplearla en formación y que los gestores municipales no hayan sabido darle curso es un escándalo que debería tener consecuencias. ¿A qué se dedican, los unos y los otros, más allá de a sus peleítas, norias, luces navideñas y folletaícas varias?

Mientras Cs y PP vuelven a la greña y entre que Olivares y Salvador dirimen sus diferencias, la ciudadanía se merece saber cuándo, cómo y en qué condiciones se aprobó el programa Granada EnClave de Empleo y qué se ha hecho desde entonces. Y lo que se ha dejado de hacer. Queremos saber quiénes son los responsables, por acción o por omisión, de que unas ayudas de 9,4 millones de euros se hayan convertido en un problema, en vez de ser parte de la solución al secular atraso granadino.

Jesús Lens

La cesta y los huevos

No me gusta utilizar la mal llamada sabiduría popular como argumento en ninguna charla o argumentación. A fin de cuentas, nuestro refranero lo mismo defiende que “A la tercera va la vencida”  como que “No hay dos sin tres”.

Los argumentos basados en refranes -o en la tradición- tienen escaso sustento lógico y científico, sin embargo, con el mantra de los llenazos turísticos de Granada, repetido hasta la saciedad en los últimos meses; no puedo evitar acordarme de la cesta, los huevos y del peligro de apostarlo todo nuestro capital al mismo número, viendo a la bolita saltar mientras gira la ruleta.

 

Se han hecho públicos los datos de empleo de final de agosto y, si en toda España han sido malos, en Granada han sido nefastos. Como no podía ser de otra manera en una economía que parece haber puesto todos sus huevos en la cesta del turismo y de la hostelería. Aunque el tema de convertir en un binomio perfecto a la hostelería y al turismo se merece un sereno análisis.

Según los datos publicados, el paro ha subido en Granada un 2,58% en el último mes, por un 1,39% que ha subido en España y un 2,10% en Andalucía. Es cierto que, en términos interanuales, el paro granadino habría descendido un 6,76%, pero es que en Andalucía lo hizo un 7,87% y en el conjunto de España, un 8,52%. O sea que una de las provincias con más paro de España, está a la cola, también, de la recuperación del mercado laboral.

 

No son buenos datos. Sobre todo, porque no casan con la realidad de los reventones turísticos del último año. Y no casan porque, a la luz de los números, una parte de la realidad queda a oscuras: la realidad de la precariedad, las horas extra sin cotizar, los contratos de media jornada que se estiran hasta ser de jornada completa…

¿Qué sería, por otra parte, de la economía granadina y de su mercado laboral sin la hostelería y el turismo? Efectivamente, somos incapaces siquiera de imaginarlo. Por eso, el concepto de turismofobia nos parece una pijada: si no fuera por los turistas, íbamos dados.

 

Dicen los genios visionarios de lo macro que la Crisis ha terminado. ¡Será en ese mítico lugar llamado La Europa Comunitaria! Porque en la Tierra del Chavico, desde luego, no.

 

Jesús Lens

 

El Jijijí-Jajajá

Hace unos días, una persona de reconocido prestigio, referente intelectual en esta ciudad, se extrañaba del Jijijí-Jajajá con el que se vienen conduciendo algunos de esos dirigentes que, teniendo en sus manos la gestión de la res pública, no parecen estar preocupados por el estado de las cosas. Muy al contrario, se muestran divertidos, ufanos y encantados de conocerse. Y esa es la primera perplejidad de la que hablo en mi artículo de IDEAL de hoy.

Jijijijajaja Joker

Me acordaba de sus palabras al leer que la provincia de Granada acumula 142 desempleados más en marzo, con lo que volvemos a superar la redonda cifra de los 100.000 parados. Un dato que contrasta con el hecho de que, tanto en el resto de Andalucía como en el conjunto de España, el paro ha descendido.

La pasada Semana Santa me quedé en casa. Aproveché la calma de esos días para escribir mucho y, también, para ponerme al día en lecturas atrasadas. Y, efectivamente, había un buen montón Jijijí-Jajajá acumulado en la prensa reciente. Como lo había en las complacientes declaraciones que escuchaba en la radio durante esas lúdicas jornadas: que si una Semana Santa de récord, que si cerca de un 100% de ocupación hotelera, que si se nota en el ambiente una mayor alegría a la hora de gastar…

Jijiji Semana Santa

¿Cómo casa todo ello con un incremento en el número de parados? Los sindicatos lo tienen claro: economía sumergida. Y si hablan ustedes con cualquier persona que trabaje en el mundo de la hostelería, se lo podrá confirmar: miles y miles de horas trabajadas sin cotizar.

Ahora andamos todos indignados con los paraísos fiscales, los papeles de Panamá y las firmas offshore. Pero es una indignación de boquilla. Que ya hemos visto en otras ocasiones la comprensión popular que generan los problemas con hacienda de folclóricas y deportistas varios. De hecho, tengo la sensación de que mucha gente es tolerante con la evasión fiscal porque en su fuero interno sabe que, si pudiera –y si tuviera–, haría lo mismo.

Jijiji Panamá

Por supuesto, no es lo mismo dejar de pagar el IVA de una factura que organizar una sofisticada ingeniería financiera para evadir impuestos. Y dada la presión fiscal y el severo escrutinio a los que se somete a los asalariados, la laxitud con la que se permite conducirse a los grandes capitales genera una indignación que se multiplica exponencialmente cuando se percibe tanto Jijijí-Jajajá en el ambiente. Pero ¿cuánto durará?

Jesús Lens

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