Marcarme un Covirán

Estos meses, amigos y compañeros de charla me tienen que aguantar unas chapas terribles. En cuanto sale a relucir en la conversación lo mal que está todo en Granada, pido la palabra y, sin pedir perdón, me lanzo a soltar una barahunda de positivismos que desconcertaría al mismísimo Paulo Coelho.  

Meto en la coctelera el acelerador, la IA, la UGR y el ranking de Shanghai. Las empresas tecnológicas que se instalan en Granada, Escúzar, el PTS, el Geoparque y el sector biosanitario. Los productos tropicales y cooperativas como La Palma, Gallombares o Dcoop. Soy capaz incluso de sacar a colación las comunicaciones, que faltarán frecuencias, pero tenemos metro, AVE, aeropuerto y autovías. Sin olvidar Sierra Nevada, Alhambra y Albaicín, que seguirán ahí por siempre jamás. 

Ahora le llamo ‘Marcarme un Covirán’, por el equipo de baloncesto: durante la pretemporada y sin empezar la competición oficial, ya se daba al equipo por descendido, de vuelta a la LEB Oro después de un año ridículo y catastrófico. Tras cuatro jornadas, mírenle ahí arriba, en lo alto de la clasificación, tan pichi, haciéndonos disfrutar y vibrar. 

Nos cuesta ver y creernos lo bueno que atesoramos. Destacarlo, resaltarlo y celebrarlo. ¿Saben ustedes, por ejemplo, la cantidad de buenísimos escritores y escritoras de género negro que hay en Granada? Ahora que estamos ultimando el programa de Granada Noir 8 y no damos abasto para cuadrarlos a todos, cobro conciencia de ello. ¿Insistimos en lo del cómic y la ilustración, la pintura y demás manifestaciones artísticas o en la excitante programación musical de cada semana?  

Hay problemas, carencias y dificultades en nuestra tierra; es cierto. Pero no podemos estar regodeándonos en lo malo nada más. “¡Siempre negativos!”, que diría van Gaal. No se trata de ser conformistas ni de emplear la táctica del avestruz, pero sí de ser objetivos.

Jesús Lens

Nuevo modelo de ciudad

Es lo que le pedimos a Paco Cuenca, alcalde de Granada. Un nuevo modelo de ciudad. Venimos de varios lustros de una monocorde política municipal de miras microscópicas y carente de ambición, basada en pelotazos urbanísticos e infames conjuntos escultóricos. Y de ello escribo en IDEAL, hoy.

Una política municipal que, para más inri, dejó endeudada y arruinada a la ciudad. A cambio de nada. Por desgracia. Una política varias veces refrendada en las urnas, con mayorías absolutas, no lo olvidemos. Una política que sería siendo la misma, de no ser por el empecinado error de José Torres Hurtado.

 

Y ahora le exigimos al PSOE y a su precario gobierno municipal un nuevo modelo de ciudad, nada menos. Y no un modelo cualquiera. Queremos una Granada contemporánea y de vanguardia que apueste por la cultura y el turismo, pero sin que la una nos cueste demasiado y sin que el otro moleste a los vecinos de toda la vida. Queremos mejoras en los accesos a la Alhambra, pero sin hacer obras. Queremos nuevas infraestructuras, y tendremos un casino. Queremos más retorno de la Sierra, pero que permanezca intocable. Queremos más beneficios de la Costa Tropical, pero los temporales devoran las playas, un invierno tras otro.

Queremos un nuevo modelo de ciudad. ¡Claro que sí! Y un cambio de modelo productivo y un nuevo paradigma y todos los tópicos al uso, huecos y vacíos, que ustedes quieran.

 

Queremos ser onGranada, la Ciudad de la Ciencia y centro neurálgico del Biosanitario. Y una mezcla afortunada entre Smart, Slow & Friendly City. Y Ciudad del Rock, aunque debería ser de la Música. Y Ciudad Literaria de la UNESCO. Y Capital Cultural de Andalucía. Y albergar el Acelerador de Partículas. Y todas las etiquetas que quieran, así con mayúsculas.

 

Pero todo eso cuesta. Cuesta esfuerzo, inteligencia, compromiso, imaginación y trabajo. Pero, sobre todo, cuesta dinero. Y el Ayuntamiento de Granada está arruinado y al borde de la intervención, con una deuda acumulada de 340 millones de euros. Y subiendo. Con miles de facturas sin pagar. De hecho, para decenas de empresarios, el nuevo modelo de ciudad ideal sería aquel… en el que pudieran cobrar sus deudas y facturas impagadas por el Consistorio.

Complicada situación, sin duda. Que no nos puede desanimar, pero que debería hacernos conscientes de que el “Sé realista, pide lo imposible”, termina llevándonos a un callejón sin salida.

 

Jesús Lens