LA VIDA ES CUENTO

Mi Cuate Pepe, rememorando para qué pueden servir los libros, como decíamos aquí, me recuerda que existe el ejemplo contrario, como demuestra esta foto, que podría estar sacada de tantas y tantas casas… antiguas. Porque los libros, hoy, ya no cotizan como antes. Ni son apreciados como antaño. ¡Ya no somos merecedores de su cariño!

Jesús de pega Lens.

PERDÓN AMIGOS

Hoy os puede sorprender el tono de esta columna, pero es necesaria. En pleno Hocus Pocus de magia, del MagoMigue, pedimos…

Perdón, perdón, perdón. Perdón, querido Esteban, por no estar en la presentación de tu libro, con la quintaesencia de tus emotivas y evocadoras columnas dominicales. Perdón, Pedro, por no acudir a tus charlas y recitales de poesía. Perdón a los amigos de la Academia de las Buenas Letras, a Martín, a Alejo, a Fantasmagoria, a Brígida y a los amigos de ALMED. Perdón por haberos desatendido.

Este fin de semana es mágico

Y, por supuesto, perdón a familiares y amigos a los que, en las últimas semanas, no hago ni caso, dejando emails sin contestar o llamadas de teléfono sin devolver. Perdón por estar ausente y desconectado, pero la verdad es que esto no hay quién lo aguante.

¿Se puede defender una postura y, a la vez, la contraria? Yo creo que sí. A fin de cuentas, yo soy yo y mis contradicciones. Nos pasamos la vida clamando y reivindicando cultura y, sin embargo, el empacho que llevamos desde mitad de octubre ya resulta imposible de digerir. Y de dirigir. ¿Tiene sentido que, entre el puente del Pilar y el de la Inmaculada Constitución se comprima una brutal, inasumible e inabarcable oferta cultural de altísimo nivel mientras que, hasta el final de Febrerillo el loco, esto será un páramo desierto? Y eso, gracias a que Retroback se atreve con el invierno…

En mes y medio he pasado del Festival de Jóvenes Realizadores al de Jazz y, ahora, al Hocus Pocus, tirado en las calles, cines y teatros de la ciudad seis tardes-noches de cada siete. Después, marzo, abril y mayo nos exigirán un nivel de compromiso y exigencia semejante. Groso modo, durante la mitad del año no somos capaces de llegar a todo lo mucho y bueno que hay y la otra mitad hay que sufrirla atrincherados en casa, dado lo raquítico e inane de la oferta lúdico cultural de la ciudad.

¿No es hora de intentar consensuar una agenda única entre todas las instituciones y empresas del mundo de la cultura y los espectáculos para que la oferta se amplíe y se estire lo más posible? Ahora que la crisis ha congelado presupuestos y nos exige imaginación, esfuerzo y compromiso, ¿no sería una inmejorable ocasión para armonizar el calendario y vertebrar las acciones culturales más importantes, en vez de pisarse unas a otras?

Lo que costó, vernos con Martín

Una agenda pública y visible, que permita mostrar una Granada volcada en el arte y la cultura doce meses al año. El turismo y las costumbres sociales han cambiado mucho en estos años y, tanto en lo más crudo del crudo invierno como en ese largo y cálido verano andaluz, hay miles de ciudadanos, de aquí y de fuera, con ganas y necesidad de disfrutar de conciertos, obras de teatro, exposiciones y cine de calidad.

¿Nos arremangamos y nos ponemos manos a la obra de una vez y para siempre? Todos lo agradeceremos. Y nos lo agradecerán.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

NEREA RIESCO, DE NUEVO EN GRANADA

Amigos, hace unas semanas teníamos a la escritora Nerea Riesco en Granada. No fuimos muchos, pero pudimos disfrutar de una amena charla muy ilustrativa, divertida e informativa.

El día 2 de diciembre, jueves, Nerea vuelve a nuestra tierra, a presentar su maravillosa novela «El elefante de marfil». Será en el Centro Comercial Alhsur, en el Espacio Lector Nobel, a las 19 horas.

Una nueva ocasión de disfrutar, escuchando a una de las mejores novelistas históricas del momento.

¿Nos vemos?

Jesús Lens.

RECORTICOS & VAGUERÍA

Mis compañeros de trabajo se parten de risa, cuando me “ven” leer el periódico, a primera hora de la mañana, y escuchan el rasgar de papel que supone, para mí, la lectura de los diarios.

Mi casa, por su parte, es un infierno de papeles que se apilan en las mesas, los sillones, los bolsillos de los pantalones, las camisas y hasta los armarios. A veces me han aconsejado que escanee las noticias. O que guarde los links de sus ediciones digitales. Pero no es lo mismo. Porque a mí, lo que me gusta, son los recorticos: noticias curiosas, caricaturas, chistes, titulares, fotografías, imágenes… ¡todo un vicio!

Y una pérdida de tiempo, podría pensarse. Hasta que nos enteramos de que uno de los finalistas del Premio Turner de pintura es el inglés Dexter Dalwood, muy bien valorado por la crítica porque compone sus cuadros a partir de collages que obtiene de revistas ilustradas y libros de arte, mezclando fotografías de lugares míticos con sedes de asesinatos, paisajes montañosos con la Torre Eiffel.

Que no es lo mismo que mis recorticos, claro. Pero que eso de pintar con recortes respira el mismo aire y se alimenta de la misma filosofía que esa costumbre mía. Una inyección de moral para perseverar en una costumbre que, creo, no llega a aberración. Todavía. Aunque mi Paqui seguro que piensa lo contrario.

Como me pasó cuando tenía dudas, la otra tarde, sobre mi inveterada tendencia a la procrastinación, que me hace dejar cuentos, proyectos e ideas a medio rematar. O resolver. Y terminar.

Estaba trabajando en un tema de cine cuando me di de bruces con una maravillosa historia.

Resulta que Peter Bogdanovic estaba adaptando la novela “Addie Pray” para la pantalla, pero no le parecía que fuese un nombre apropiado para una película así que empezó a buscar otro. Quiso la casualidad que, mientras seleccionaba la música para el filme, el director escuchara una canción titulada “It’s Only a Paper Moon”, decidiendo darle ese título a su largometraje.

Pero antes de terminar de decidirse, lo consultó con su gran amigo y mentor Orson Welles, cuya respuesta ha quedado para la historia: «El título es tan bueno que no deberías hacer la película, sino presentar el título y olvidarte de ella».

¡Toma ya!

Lo que me da rabia es no acordarme de otra historia parecida. No sé si fue David Trueba el que habló de esos cuentos perfectos que, una vez escritos en la cabeza de su autor, no se merecían quedar reducidos al estrecho margen que deja el papel, o la computadora, y por eso nunca terminan de escribirse, físicamente hablando. Como aquel famoso Bartleby el escribiente, que siempre prefería no hacer lo que le pedían y nunca terminaba de escribir lo que le encargaban. ¿Será por eso que el famoso cuento «La prístina transparencia del vodka con tónica»  todavía no ha salido de mi cabecita?

Vale. Lo reconozco. La realidad es que soy un vago de tomo y lomo. Pero estas historias, ¿no merecían la pena ser contadas?

Jesús preferiría-no-hacerlo Lens.