El buenismo inconsciente

Hoy, en mi columna de IDEAL, traigo un recuerdo lejano. Porque hace unos años, de viaje por Etiopía, paramos unos cuantos días en un mismo pueblo, lo que nos permitió hacer amistad con algunos de los niños de la localidad, que no dejaban de reírse de un blanco de cerca de dos metros con los brazos llenos de pelos, algo que les sorprendía enormemente.

Jesús Lens Etiopía

De los cuatro o cinco enanoides más cercanos, solo una niña tenía sandalias. Los demás caminaban descalzos. Una tarde fuimos a una tienda a comprarles chanclas. Nuestra idea era regalárselas a nuestros diminutos amigos, pero en cuanto de corrió la voz de que había blancos generosos dispuestos a gastar, nos encontramos rodeados por varias decenas de pequeños, todos descalzos. Sobrepasados por la situación, les indicamos que hicieran una fila y le pedimos al tendero que les despachara un par de chanclas a cada uno.

En ese momento, apareció un joven, muy maqueado, que nos gritó y nos insultó, preguntándonos que si nos habíamos creído que éramos la ONU. Los enanos le gritaron y abuchearon, pero nosotros nos quedamos de una pieza, sin saber qué hacer.

¿Recuerdan ustedes la historia de El Arca de Zoé, una supuesta ONG francesa cuyos miembros fueron detenidos en Chad cuando intentaban sacar del país a cien niños?

Se acaba de estrenar una película, «Los caballeros blancos», que cuenta aquella historia, desde el punto de vista de los miembros de la ONG implicada, que es lo que le da todo el valor a la cinta. Porque aquellos hombres y mujeres sabían perfectamente lo que estaban haciendo: comprar niños para venderlos en Francia a familias que podían pagar entre 3.000 y 15.000 euros por quedarse con ellos.

Los caballeros blancos

Los tratos con los jefes de los pueblos africanos para que les buscasen a chaveas menores de cinco años que fuesen huérfanos y, sobre todo, sus conversaciones y reflexiones, nos muestran a personas racionales y humanitarias que, convencidas de hacer algo bueno, estaban cometiendo un delito execrable.

Los caballeros blancos película

«Los caballeros blancos», sin ser una obra maestra por mucho que ganara la Concha de Plata al Mejor Director en el pasado Festival de San Sebastián, es una cinta muy interesante que sitúa al espectador frente a un buen puñado de contradicciones. Sentimientos contradictorios como los que sentí yo otro día, al llegar a casa y encontrar en el correo una carta de Etiopía, enviada por aquel chaval que me había insultado, pidiéndome ayuda para poder continuar con sus estudios en la Universidad, dado que sus padres acababan de morir.

Jesús Lens

Twitter Lens

Timbuktu

Ustedes saben que hace un par de años, la milicia Ansar Dine, una facción del islamismo radical, partió el Malí en dos y se hizo con buena parte del norte de unos de los países más hermosos del mundo. Entre otras ciudades, Gao y la mítica Tombuctú quedaron bajo su control.

 Timbuktu cartel

Las imágenes de los dementes y enfermos integristas de Ansar Dine destrozando parte del patrimonio arqueológico de la capital del desierto dieron la vuelta al mundo e hicieron que la comunidad internacional montara en cólera.

Meses después, el ejército de Malí consiguió expulsar a los integristas fuera de Tombuctú. Pero el daño ya estaba hecho.

 Timbuktu fotograma

En 2014, el director mauritano Abderrahmane Sissako filmó la película “Timbuktu”, en la que se cuenta la vida de la ciudad durante aquellos meses nefastos. Porque la destrucción de los monumentos es la parte más visible de una barbarie que, por ejemplo, obliga a las mujeres a cubrirse con guantes, en mitad del desierto. O que prohíbe fumar. O tocar y escuchar música. O jugar al fútbol. Y de todo ello habla Sissako. De cómo afectó a la vida de las personas aquella ignominia.

 Timbuktu

A través de personajes como Kidane, un tuareg, y su esposa Satima, experimentaremos la sinrazón del integrismo. Veremos a su hija Toya. Y a un pequeño pastor de vacas, Issam. Conoceremos a Amadou, un pescador bozo. Y a otros habitantes de la ciudad. Conoceremos al Imam de la mezquita de Tombuctú, que trata de razonar con los líderes de Ansar Dine. Y veremos la persecución a la que los fanáticos someten a cualquier idea o sensación que tengan que ver con el goce, el disfrute, el gusto o la libertad.

“Timbuktu” es sencilla. Está filmada con una calma y una contención que, por contraste, hace más difícil de entender y de soportar la insania que nos transmiten las imágenes, desde ese arranque en que una camioneta persigue a un cervatillo por el desierto, mientras los integristas tratan de matarlo, disparándole con su Kalashnikov.

 Timbuktu niños

Latigazos, lapidaciones, matrimonios obligatorios… de todo ello hay en una película que, sin necesidad de estridencias o efectismos, sitúa al espectador frente al Horror. Con mayúsculas. Con momentos mágicos y cargados de simbolismo, como el del partido de fútbol imaginario que juegan unos chavales y que es interrumpido por la entrada en el campo de… un pollino.

Hay elegancia en “Timbuktu”. Y simbolismo. Y diálogo. Y sentimiento. Y belleza. Y emoción. Y dolor. Una película que ganó los Premios César del cine francés del pasado año y que debería ser de visión obligatoria para todo el mundo.

 Timbuktu

Cuando surgen noticias sobre la destrucción del patrimonio cultural de ciudades y países que caen bajo el horror del fanatismo, hay quién sostiene que no hay que preocuparse tanto de las estatuas y los monumentos como de las personas. ¡Cómo si hubiera diferencia entre la cultura y las personas, entre la carne y el espíritu, entre la historia y el futuro!

 Timbuktu integrismo

“Timbuktu” es una joya que demuestra que el fanatismo y la barbarie no se detienen ante nada y ante nadie. Y que exigen, de nosotros, estar alertas y en guardia para denunciarlos y luchar contra ellos.

Jesús Lens

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Lens en Diario de Avisos

Hace unas semanas, durante el Festival Periplos celebrado en el Puerto de la Cruz de Tenerife, estuve conversando durante una hora con el excelente periodista y mejor persona Eduardo García Rojas, en presencia del público reunido en el Museo Arqueológico, para escuchar la charla.

El resultado de esa charla fue, entre otras cosas, que Eduardo publicara la siguiente extraordinaria doble página en el Diario de Avisos, de cuya sección cultural es el responsable.


Diario de avisos 1

Además del trato, exquisito y cariñosísimo, recibido en Periplos, el Festival fue un revulsivo, un cargapilas que me anima a volver a hablar de cine.

Diario de Avisos 2

¿Quién se apunta? ¿Cuándo y dónde? Ya estamos montando una reunión en la Chana granadina, de la mano de Librería Villanueva. Se aceptan y agradecen propuestas por su parte…

¡Gracias y… seguimos!

Jesús Lens

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¡Qué Buen Rollito!

Si estuviste hace unas semanas en el encuentro que tuvimos en Cocorocó, ya la conoces. Y los probaste. A Clarissa y su Nems. Los rollitos vietnamitas con los que nos deleitó, entre Alhambra y Alhambra.

 El Buen rollito nems

¡Qué bien los pasamos, ¿verdad?!

Pues hoy, viendo el Miami contra Indiana de la NBA, Reyes y yo nos hemos dado otra buena mano de Nems. Con salsa agridulce. ¡Qué ricos, qué cantidad de matices y texturas hay en cada bocado!

 El buen rollito Clarissa

Pero también es posible que tú, tú en concreto, no sepas de qué demonios hablo, ni tengas idea de qué son los Nems ni quién es Clarissa.

¿Y sabes que te digo? Que no te lo voy a contar yo. Voy a dar la palabra a una periodista de raza, Ángeles Peñalver, uno de los grandes talentos y valores de IDEAL, para que sea ella quien te presente a Clarissa Couassi. Porque el pasado domingo le dedicó ESTA entrega de su imprescindible serie sobre Emprendedores con Valores.

¿Qué te parece?

¿No es emocionante, atractivo e interesante?

Pues cuando pruebes los Nems vas a ver lo que es (y está) bueno.

 El Buen rollito

Porque puedes encargarlos a través de Internet o por teléfono. Toda la información, contacto, historia, imágenes, etcétera, a través de su web: ¡El Buen Rollito! Efectivamente, todo un lujo asiático.

Jesús Lens, aún relamiéndose.

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África y los Niños soldado en el cine contemporáneo

Hoy es el Día del Libro. Y quiere la casualidad que la efeméride coincida con un acto que venimos anunciando desde hace días y que me permite publicar en IDEAL el reportaje que podrás leer más abajo.

 

Esta tarde, a las 20 horas, se estrena en el Palacio de los Condes de Gabia, organizado por el área de Cultura de Diputación de Granada, el cortometraje “Aquel no era yo”, del director Esteban Crespo, único representante español en la gala de los Oscar de este año, recientemente celebrada en Los Ángeles.

 cine africano aquel no era yo corto

La proyección del corto irá seguida de un coloquio abierto con el público en el que participamos el Diputado de Cultura y Patrimonio, José Torrente; el director del Festival Cines del Sur, José Sánchez-Montes y un servidor.

 

De cara al estreno del corto, que cuenta una historia de niños soldado y de cooperantes españoles en África, en mi condición autor del libro “Cineasta blanco, Corazón negro. Aventuras y desventuras cinematográficas del continente africano”, publicado por la editorial ALMED y que tenéis a vuestra disposición a golpe de click a través del mail jesus.lens@gmail.com ; aprovecho la tribuna que me brinda IDEAL para reflexionar sobre cómo ha tratado el cine más reciente al continente africano y, en concreto, a esa figura del niño soldado.

Hace pocos días se hacía pública la noticia de que Javier Bardem y Charlize Theron se pondrán este verano a las órdenes de Sean Penn para filmar una película en África, «The last face», basada en la historia de un médico de guerra que ve comprometida su relación de pareja con otra doctora, implicada en labores humanitarias en África, el continente más sufrido y vapuleado de la tierra.

 Cine africano sean penn

Sin que haya trascendido aún nada más sobre el guion de Erin Dignam para la nueva cinta de Penn, que regresa a la dirección tras siete años de silencio tras las cámaras, ya estamos expectantes ante una película que vuelve su mirada hacia esas vidas al límite que tan características resultan en el cine de Sean Penn. Además y de esta forma, el propio Javier Bardem vuelve a África, tras haber producido una película documental sobre el Sahara.

El cine español, de un tiempo a esta parte, está filmando películas que miran al Sur. A ese Sur que, cercano geográficamente, sin embargo se encuentra a años luz de distancia, cultural y emocionalmente. Un Sur con el que tanto tenemos que ver y que tanto tiene que ver con nosotros. Un Sur cuyas necesidades más apremiantes podemos conocer a través del cine, el mejor instrumento para hacer visibles realidades habitualmente muy difíciles de descubrir.

La granadina Chus Gutiérrez y Gerardo Olivares, por ejemplo, nos han hablado de la inmigración en dos extraordinarias películas: “Retorno a Hansala” y “14 kilómetros”, respectivamente. “Wilaya”, de Pedro Pérez-Rosado, se une a “Hijos de las nubes” en el redescubrimiento cinematográfico del pasado colonial español en el Sahara y Santiago Zannou acompañó a su padre de vuelta a Benín, a ajustar cuentas con un pasado que había quedado pendiente, cuarenta años antes, cuando partió a través de “La puerta de no retorno”.

 cine africano retorno a hansala

En “Diamantes Negros”, por su parte, Miguel Alcantud pone el acento en un tema muy de actualidad: la contratación de niños de países subdesarrollados por parte de clubes de fútbol de países del primer mundo. Niños a los que se les muestra un mundo de lujo, fastos y oropel que, después, dista mucho de ser cierto.

 cine africano diamantes negros

Los niños. Esos niños a los que la pobreza, la violencia y la guerra arrebatan su infancia -y en muchos casos su vida -son los protagonistas del cortometraje “Aquel no era yo”, de Esteban Crespo, que hoy se presenta al público en Granada. Tal y como podemos leer en la web de la película; “El proyecto nació por el deseo de mostrar la dureza de la realidad de los niños y niñas soldado y lo que muy pocas veces vemos, sus secuelas. Y por otro lado, por el deseo de homenajear la labor altruista y llena de ideales de las personas que arriesgan su vida por mejorar la de los demás”. Una web extraordinaria http://aquelnoerayo.com/ en la que, además de todos los datos sobre el cortometraje, hay otra mucha información sobre el drama de los niños soldado en todo el mundo, las secuelas que su participación en conflictos armados conlleva y sobre cómo se les puede ayudar.

 cine africano aquel no era yo

Precisamente sobre este tema versa la impresionante película “Ezra”, dirigida en 2007 por el nigeriano Newton I. Aduaka y que, estrenada en Granada, en el imprescindible festival Cines del Sur, conmovió a todos los espectadores que llenaban el Teatro Isabel la Católica, además de llevarse uno de los premios del certamen.

Ezra es un joven que combatió en la devastadora guerra civil de Sierra Leona y que, una vez terminado el conflicto, trata de normalizar su vida, lo que le resulta extremadamente complicado por las secuelas que padece. Entre ellas, una potente amnesia que le impide recordar episodios de su pasado más reciente. Así, sus días se reparten entre un centro de rehabilitación psicológica en el que tratan de ayudarle a recomponer su fracturada psique, y un tribunal de reconciliación nacional promovido por la ONU con el fin de cerrar las heridas abiertas por la sangría y la violencia que asolaron aquella parte de África. Será durante el juicio que Ezra se enfrente nada menos que a su propia hermana, quién le acusa de haber asesinado a sus padres.

 Cine africano ezra

La película, durísima, es un potente alegato a favor del reconocimiento de la verdad, cueste lo que cueste. Habla Aduaka, el director de la cinta, sobre lo que supuso conocer a los niños soldado: “lo que más me impresionó fue que no eran conscientes de que estaban siendo explotados por los mercenarios, por los políticos; creían que luchaban por la libertad de su país”.

Y precisamente sobre todo ello habla otra extraordinaria película, en este caso canadiense: “Rebelde”, escrita y dirigida por Kim Nguyen, estrenada en el Festival de Berlín, nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2012 y acreedora de los más importantes galardones del cine canadiense de aquel mismo año.

 Cine africano rebelde

Filmada en la República Democrática del Congo, “Rebelde” cuenta la historia de Komona, una niña que, a los doce años, fue secuestrada en una razzia llevada a cabo en su poblado y adiestrada para convertirse en niña soldado. El impacto y la dureza de la película, no en vano, al principio de la cinta vemos cómo Komona es obligada a asesinar a sus propios padres; están mitigados por un cierto hálito poético y onírico que impregna a la cinta de una pátina de optimismo: aun en las situaciones más duras y complicadas, siempre, queda espacio para la esperanza, el perdón y el amor.

Cine africano rebelde sub

Creo sinceramente que “Rebelde” es una película que habrá gustado a Newton I. Aduaka, el combativo director nigeriano del que hablamos hace un momento y que se muestra muy crítico con un cierto “revisionismo de la historia africana” realizado a través de películas producidas y dirigidas por cineastas occidentales. En estas cintas, los protagonistas suelen ser blancos cuyo punto de vista apenas araña la superficie que late bajo muchos de los conflictos africanos y que, más que en cuestiones políticas o ideológicas, están basados en razones puramente económicas, como la extracción del petróleo, la búsqueda de diamantes o, más recientemente, el control del coltan, un mineral necesario para el funcionamiento de los teléfonos móviles y cuyas reservas se concentran, en un 90%, en el centro de África.

 Cine africano ezra aduaka

Un buen ejemplo de este tipo de cine sería “Diamante de sangre”, una película de gran presupuesto filmada por Edward Zwick en 2006 y que, protagonizada por una megaestrella del calibre de Leonardo DiCaprio, habla tanto de las joyas sangrientas a las que se refiere su título como del drama de los niños soldado.

 Cine africano diamante de sangre

Dejando al margen la calidad de una película con momentos brillantes y otros demasiado previsibles, lo cierto es que el estreno y el éxito de “Diamante de sangre” sirvió para poner el foco de atención sobre una realidad hasta entonces muy poco conocida: el sufrimiento, la violencia, el dolor y la muerte que suponen para miles de personas la extracción de determinados diamantes que, después, lucen primorosamente encastados en joyas de insultante valor.

La película contribuyó a que se desarrollara en todo el mundo una potente campaña en contra de este tipo de tráfico y permitió que muchas personas de concienciaran acerca del problema, de forma que las grandes firmas de la joyería internacional se vieron forzadas a acreditar que los diamantes que usaban en sus piezas no eran diamantes sangrientos.

 Cine africano diamante sangriento

Y es que el cine es más, mucho más, que un simple entretenimiento. El trabajo de directores como los citados así lo demuestra y, por eso, disfrutar del estreno de “Aquel no era yo”, en pantalla grande, supone una ocasión extraordinaria de acercarnos a esas otras realidades que, siendo incómodas, no podemos ni debemos dejar de conocer.

Jesús Lens

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