Un año para ‘aprojimarse’

Estamos ya en 2024 y, como todavía no hemos tenido la Toma, aún se respira en Granada un cierto aroma a tranquilidad, relax y buen rollo. Y a marihuana, claro. Pero para eso no hace falta cambiar de ejercicio. Dentro de un rato más o menos largo, dependiendo de la hora a la que lea usted estas líneas, Granada se habrá convertido en ejemplo de polarización, como si la ciudad fuera una fiel aliada de la Fundeu, firmemente dispuesta a darle sentido a la heladora palabra del 2023, que es casi una palabrota. 

Mientras, sigo en mi limbo particular, inmerso en mi burbuja de las mejores intenciones, soñando con todo lo que esperamos de 2024, lo que le pedimos. ¿Será por fantasear? Viajes, adrenalina, festivales, encuentros, hallazgos, descubrimientos…

Y la gente. Insistamos en la importancia de las personas. Y de la cercanía. Del calor, del factor humano. Cuanto más leo sobre inteligencias artificiales, super ordenadores cuánticos y algoritmos; más próximo quiero estar del prójimo. Más cerca deseo sentir a los míos. Míos en sentido amplio, sin ánimo alguno de dominio o posesión. Míos por ‘aprojimamiento’, insisto, recordando a nuestro Val del Omar. Cuanto más presente está el futuro, más cercano me siento al pasado. A mayor digitalización circundante, más analógico me siento. 

Para aprojimarse, Val del Omar

No es viejunismo, ludismo o rechazo a los avances y a las nuevas tecnologías. Soy un firme defensor de todo ello pero, paradójicamente, el desarrollo tecnológico me hace valorar más y mejor la naturaleza, la sencillez y la simplicidad de una existencia lo más humana posible. Los vagabundeos, ya saben ustedes. Las conversaciones, los cafés, los libros y los tebeos. Los conciertos, las exposiciones o el cine. Y los kilómetros, platos, birras y vinos. Estar en compañía y compartir experiencias con otras personas. Comentarlas y analizarlas para hacerlas perdurar y crecer, sacándoles todo el jugo. De eso va mi vaina propositiva para 2024. Y ahora, vámonos a la Toma, que ya toca polarizarse un poco. 

Jesús Lens

Sergio García está está en línea

Permítanme el apropiacionismo desde el principio. Hablemos de nuestro Sergio García, flamante Premio Nacional de Ilustración 2022 que tiene en cartel una prodigiosa exposición en el Hospital Real, comisariada por Ricardo Anguita. ¿La han visto? Es alucinante, en el sentido literal del término. Fantástica, deslumbrante, estupefaciente, imponente y mareante. Y me quedo corto.

Sigo a Sergio desde hace años. Había flipado con aquel despiporre de ‘Viñetas desbordadas’ en el Centro Guerrero y caí a sus pies con la pieza central de ‘Rueda de reconocimiento. Huellas del noir en el cómic granadino’, desmadejada sobre el suelo de La Madraza en aquella exposición que produjimos al alimón entre la UGR y Granada Noir.

Aun así, por mucho que hayas visto su obra en directo o a través de las redes, no estás preparado para esa salvajada que es ‘En línea’, la magna retrospectiva de la obra de Sergio García. Si todavía no la han visto, ya tardan en soltar el periódico o apagar el móvil para salir corriendo camino del Hospital Real.

Cuando ustedes se sitúen frente a ‘Guerra’, una de las piezas centrales de la muestra, tienen varias opciones. Echarle un vistazo rápido y general, o concentrarse en cada uno de los 33 paneles que conforman una majestuosa obra del tamaño del ‘Guernica’ de Picasso. Cuenta una historia conformada por otras mil y una microhistorias. Y ahí están desde las figuras inequívocamente picassianas al Saturno que devora a sus hijos, entre otras muchas referencias históricas, literarias y culturales.

 

Si van con tiempo, miren el vídeo. Comenta Sergio que si en algo le insiste a su alumnado de Bellas Artes es en que amplíen lo máximo posible su espectro cultural. Cuanto más sepan de diferentes disciplinas, más se enriquecerá su obra. Eso, y que no le cuenten películas. Si una imagen no se explica por sí misma y necesita de un abigarrado discurso para hacerse comprensible, es que no funciona.

Coincide con lo que me decía Diego Guerrero, el biestrellado cocinero Michelin que el pasado jueves recibía el Premio Luis Oruezábal en Chikito: quiere hacer cine, pero no necesariamente gastronómico. Le gusta impregnarse de otros lenguajes y practicar disciplinas artísticas como el dibujo, la pintura y la fotografía. Todo ello acaba redundando en beneficio de su arte culinario, también. 

Adelanto exclusivo del work in progress con Antonio Altarriba. Du Congo

Y si ven la exposición dedicada a Vicente Escudero en el Centro Lorca descubrirán a un bailarín que enriquecía su arte a partir de disciplinas como la escultura. También dibujaba y su colaboración con otro ‘nuestro’, nuestro Val del Omar, deparó ‘Fuego en Castilla’, una película mítica, mística e igualmente estupefaciente. ¡Vivan el mestizaje cultural y el choque creativo entre diferentes disciplinas! Y vuelen a ver la exposición de Sergio. De nada.

Jesús Lens

Un día en Sylvania

No se enfaden mis amigos lojeños, pero me hacía ilusión viajar a un destino exótico esta Semana Santa y el reino de Sylvania me parece una opción inmejorable. Sylvania, ya lo saben ustedes, es el país que se enfrenta a Libertonia en ‘Sopa de ganso’, la obra maestra de humor surrealista de los Hermanos Marx.

¿Conocen la historia? Tras el primer número musical de la película, una imagen fija muestra la panorámica de Sylvania. Y por haces del destino, resultó ser Loja.

Cómo acabó Loja en una película de los célebres cómicos estadounidenses es uno de esos misterios por resolver que ha dado lugar a diferentes elucubraciones.

La más sensata y factible, aplicando el principio de la navaja de Ockham, sería la del cineasta granadino Val del Omar, hijo de padre lojeño y que hizo fotos de diversas zonas de Andalucía para la Paramount. Cuando algún meritorio del estudio vio la foto desde la que se contemplan la Alcazaba y la iglesia de la Encarnación, tuvo claro que aquello era Sylvania.

Nos hicimos fotos en el Mirador, claro. Y recorrimos la parte medieval de la maravillosa ciudad de Loja, que no todo iban a ser películas. Turistas como nosotros, escasos. Lo que son las cosas: tanto quejarnos por no poder salir de la provincia y apenas un alma disfrutando de la arquitectura y la historia lojeñas.

El museo de la ciudad, en plena alcazaba, alberga piezas interesantes, pero lo mejor es su emplazamiento, que tanta historia ha visto pasar. Me gustaron mucho las placas que jalonan diversas calles, plazas y edificios de la ciudad con frases del poeta y filósofo Ibn al-Jatib. Por ejemplo: «Consigue la riqueza lícitamente y sé consciente de que gracias a ella se alcanzan lejanas metas». ¿No les parece de lo más actual?

Y ahora que estamos en Pascua, una reflexión que no debería caer en saco roto: «Las flechas de la muerte no se desvían ni yerran, lo que el tiempo te pone en la mano te lo arrebata… Ante la llegada de la muerte  todos somos iguales  lo mismo el que porta la espada que la que luce pendientes».

Jesús Lens

Don Alhambro resucitado

Lo del miércoles por la mañana en el Museo Memoria de Andalucía fue un puntazo. Nos juntamos para desgranar a los medios de comunicación el programa de la segunda edición de Gravite y, sobre todo, para anunciar el nacimiento de una nueva banda, Don Alhambro.

¿Les suena el nombre? Seguro que sí. Don Alhambro fue una más de las sublimes creaciones de Federico García Lorca, un personaje de ficción que, sin embargo, estaba terriblemente apegado a la realidad. A nuestra realidad granadina, de entonces y de ahora. Así narraba el poeta de Fuente Vaqueros su concepción:

“Don Alhambro la veía dormir (a Granada) desde la Silla del Moro y se daba cuenta de que la ciudad necesitaba salir del letargo en que estaba sumergida. Se daba cuenta de que un grito nuevo debía sonar sobre los corazones y las calles…

¿Qué hacer, Dios mío, para sacudir a Granada del sopor mágico en que vive? Granada debe tener movimiento, debe ser como una campanilla en manos del charlatán; es necesario que vibre y se reconstruya, pero ¿cómo?, ¿de qué manera?”

Casi cien años después, Ángel Arias, Antonio Arias, Mónica Martínez Leyva, Migueline, Popi, Pepe Ruiz, Juan Carlos Mariano y quienes hacemos Gravite creemos tenerlo claro y así lo expondremos el próximo jueves 30 de enero, en el Teatro CajaGranada, en un espectáculo multimedia patrocinado por Bankia.

 

Granada debe ser la capital de la tercera cultura. La que fusiona las letras con las ciencias. La poesía y las matemáticas. El dibujo y la física cuántica. La música y la química. El robot y el duende. Granada tiene que reivindicar la figura de creadores visionarios como Val del Omar y su mecamística, precursor del zoom, cineasta e inventor.

Granada tiene que impulsar el conocimiento de figuras históricas como la del ingeniero Emilio Herrera Linares, pionero de la aviación e inventor del traje espacial que lucen los astronautas de la NASA en todas y cada de sus misiones.

Así las cosas, Don Alhambro se presenta como una reivindicativa banda de anartistas empeñados en desdecir a Lorca y conseguir que, en Granada y de una maldita vez, 2 + 2 sumen 4 y no sean únicamente 2 + 2, por siempre jamás.

Jesús Lens