Corazones en tinieblas

Quizá debería escribir de lo de Sebastián Pérez, pero a estar alturas, seguro que están ustedes ahítos de ello. Por tanto, déjenme que les cuente que seguimos disfrutando del festival Gravite hoy sábado y mañana domingo, en el Teatro CajaGranada. Esta tarde tendremos al maestro del terror gótico, Félix J. Palma, para hablarnos de todas las máquinas del tiempo de la historia del cine y la literatura. O, al menos, de las más importantes.

Acto seguido vamos a dedicar una sesión especial a las varias reinterpretaciones que ha tenido a lo largo de la historia la novela breve ‘El corazón de las tinieblas’ de Joseph Conrad, escrita en 1899 y protagonizada por la labor ‘detectivesca’ de Marlow, el protagonista, en su búsqueda de Kurtz. Y durante sus pesquisas, durante su periplo por el río, el alumbramiento de lo peor del horror, mostrando lo que ocurría en el Congo. Investigación y denuncia social.

Ciento veinte años después, en su libro más reciente, ’Antes de los años terribles’, Víctor del Árbol recrea la insania, el dolor y la maldad que invadía la historia de Conrad a través de la figura de Isaías Yoweri, un niño soldado que nos habla del desarraigo y el desgarro de guerra. Del dolor y de la capacidad de superación para salir adelante, a pesar de todos los pesares.

En la charla sobre el viaje en el tiempo de ‘El corazón de las tinieblas’, en la que participarán el propio Víctor del Árbol y Fernando Marías, recordaremos ‘Apocalypse Now’, la mítica película de Coppola, que cambiaba el Congo sometido a la tiranía de los belgas por el Vietnam en guerra.

Si quieren disfrutar en pantalla grande de Kurtz, Willard y las valquirias, el domingo por la tarde se proyecta ‘Apocalypse Now Redux’ en el mismo Teatro CajaGranada. Ver la versión extendida de la obra maestra de Coppola en pantalla grande es un privilegio que nadie debería perderse.

En Gravite, festival patrocinado por Bankia, todo es gratis. Todo es abierto al público. Todo es popular. Todo es festivo. Porque la cultura que nos gusta, la que reivindicamos, es así: concienzuda y rigurosa, pero transmitida de una forma alegre y divertida.

Jesús Lens

Demo y Tritio Magnético

¿A que suena a nueva película de la Marvel, protagonizada por dos superhéroes del futuro? Aunque no descartamos su adaptación al cine, Demo y Tritio Magnético son las dos piezas musicales recién compuestas por David Montañés y Juan Cruz-Guevara que se estrenarán mundialmente el próximo viernes, en el Teatro CajaGranada, en uno de los momentos más esperados del festival Gravite.

Escribo, emocionado, tras asistir al monumental ensayo de ayer domingo. ¡Increíble ver sobre el escenario a todas las personas que van a participar en un concierto que será único, mágico, especial e irrepetible! Un viaje musical que conectará el pasado medieval de la Granada nazarí con el futuro acelerador de partículas. ¡Ahí es nada!

Máxima atención a la nómina de involucrados en el proyecto: Coro Manuel de Falla de la UGR y Ensemble de la Orquesta de la UGR; Aziz Samsaoui tocando el qanum y la cítara; Oussama Samsaoui al rabel y fídula; el multipercusionista Álvaro Blas y el propio David Montañés, al piano y los sintetizadores.

Ensayo en el Teatro CajaGranada

Un desafío monumental en el que también participa Acento Comunicación con las imágenes que se proyectarán durante el concierto, el periodista Enrique Árbol como narrador y voz en off, el profesor de la UGR Javier Praena, que ha escrito los textos científicos que se escucharán desde el escenario y, por si fuera poco, Antonio Arias pondrá su sapiencia, arte y magisterio al servicio de un proyecto surgido de la prodigiosa, cósmica e inabarcable capacidad creativa de Jorge Rodríguez Morata.

Allá por noviembre, Jorge y yo quedamos en el Bar Ávila para tomar unas cañas y hablar sobre Gravite. No tardamos ni un chispo en sintonizar y entendernos. Hace unas semanas, Jorge nos citó en la Facultad de Ciencias. Nos encerró en un aula y nos puso en manos de Javier Praena, quien nos explicó con todo lujo de detalles qué es, cómo funciona y qué utilidades tiene un acelerador de partículas. Nos quedamos con la boca abierta. Tanto que la charla está incorporada al programa de Gravite, patrocinado por Bankia. Será el jueves 31 de enero, en una apasionante sesión que también contará con la participación del catedrático de la UGR Eduardo Ros.

Es fascinante cómo el acelerador de partículas ha inspirado la imaginación y el genio compositor de David y Juan. Van ustedes a flipar con sus Demo y Tritio Magnético.

Jesús Lens

Los Doce Monos viajan en el tiempo

Un tipo muy desastrado aparece en las sucias y oscuras calles de la Nueva York de los años 90 del pasado siglo. La Gran Manzana empezaba a dejar de ser una de las ciudades más peligrosas del mundo, pero todavía distaba mucho de convertirse en la urbe amable, familiar y luminosa que es hoy en día.

Aun así, el tipo desentona. Y eso que pulula por callejones mugrientos, entre edificios medio abandonados, cerrados a cal y canto con rejas, verjas y candados. Desentona porque está ansioso e hiperexcitado -incluso para los estándares de la jungla de asfalto- soltando incoherencias sin sentido. Por ejemplo, cuando dice que viene del futuro para ejecutar una arriesgada misión que salvaría a la humanidad. Nuestro hombre, cómo no, acabará internado en un psiquiátrico. Y, a partir de ahí…

Terry Gilliam, uno de los directores más visionarios del cine contemporáneo y de los que mayor fuerza visual imprimen a sus películas, dirigió en 1995 “Doce monos”, una sorprendente película a caballo entre el noir y la ciencia ficción. El viajero del futuro es Bruce Willis, que da vida a James Cole, un criminal convicto que proviene de un Planeta Tierra arrasado por un misterioso y letal virus.

Su misión: volver al pasado para erradicar la amenaza del virus, utilizando para ello todos los medios necesarios. Los sospechosos: una misteriosa banda conocida como “Doce monos”. Y, flotando en el ambiente, una terrible conspiración.

“Doce monos”, en la que también participan Madeleine Stone y Brad Pitt, es una de las mejores películas de Gilliam. La narración avanza a un ritmo prodigioso y la atmósfera onírica y pesadillesca que rezuma la pantalla dota a la película de un irresistible magnetismo, al que contribuye una banda sonora con piezas a Astor Piazzolla y Tom Waits. Además, el guion firmado por Janet y David Peoples -autor de los libretos de clásicos como “Sin perdón” o “Blade Runner”- está perfectamente ajustado para atar en corto al siempre desbordante Gilliam.

Volviendo a la trama de la película, en sus pesadillas, a Cole le asalta una secuencia de forma recurrente que no sabe cómo encajar en su mente: un tiroteo en un aeropuerto que termina con un hombre muerto. Y es esta imagen la que nos permite enlazar con otra película, sorprendente, extraña y maravillosa, francesa en este caso: “La Jetée”, dirigida en 1962 por Chris Maker.

Se trata de una película de pura ciencia ficción de 28 minutos de duración nada más que, en realidad, es una fotonovela: el director la compone filmando una serie de fotografías en blanco y negro que dan contexto a la narración que las acompaña y que apenas cuenta con una breve secuencia de imágenes en movimiento.

En el caso de la cinta francesa, el mundo ha sufrido un apocalipsis nuclear y un grupo de científicos envía a un prisionero a través del tiempo. Primero hacia el pasado, para pedir ayuda y concienciar a las autoridades sobre la tragedia que está por llegar. Después, hacia el futuro, a ver si alguna civilización les puede socorrer. El prisionero elegido aprovechará su periplo para reencontrarse con una enigmática mujer cuya imagen tiene grabada a fuego en su memoria: la conoció de niño, en un aeropuerto, instantes antes de que un hombre falleciera frente a él, abatido por una bala.

Surrealista y original hasta niveles inauditos, “La Jetée” es una película de culto que, treinta años después de ser filmada, tuvo una afortunada revisión que la adaptaba a los terrores del momento, cambiando el escenario y desarrollando un arco argumental perfectamente coherente y respetuoso con el espíritu de la cinta original.

Ambas películas se proyectarán en el Teatro CajaGranada, en el marco del Festival GRAVITE patrocinado por Bankia, y permitirán a los espectadores contemplar cómo el cine viaja en el tiempo, reinventándose maravillosamente.

Algo muy distinto a lo que ocurrió en 2015, cuando el canal Syfy estrenó una serie de televisión igualmente titulada “Doce monos” y que, partiendo de la película de Gilliam, consumió 4 temporadas y 47 episodios en hacer un enorme batiburrillo con el material original.

Interpretada por Aaron Stanford, Amanda Schull y Kirk Acevedo, la serie mezcla el argumento principal con el ambiente postapocalíptico impuesto por las series de zombis tan en boga, con grupúsculos de humanos que pelean entre sí por hacerse con los restos del naufragio entre disparos, celadas, secuestros y traiciones. No es que la serie esté mal. Es que es… otra cosa.

El universo de “Doce monos” es una extraordinaria muestra de cómo las buenas historias evolucionan en el tiempo, cambiando los formatos, los estilos y la estética. Más de cincuenta años después, sigue vigente la fascinante y arrebatadora idea de Chris Maker, nacido como Christian François Bouche-Villeneuve en Francia, en 1921. Un guionista y director fascinado por temas como la memoria, los recuerdos y la nostalgia de un tiempo pasado que se puede reinventar de mil maneras, pero que no desaparece jamás.

Jesús Lens