E-BOOK vs. LIBRO

En el (improbable) caso de que la relación entre el libro electrónico y el libro convencional derivase en una guerra sin cuartel, los guionistas de la genial serie “Modern family” han aportado un inapelable argumento a favor del papel.

Recordemos que lo importante, siempre, es LEER

Jay Prittchet, interpretado por el inefable Ed O´Neill se va a celebrar su cumpleaños con su impresionante mujer, Gloria, a Hawai. El piensa que se van solos y presume frente a la cámara de cómo va a disfrutar sin hacer nada, todo el día tirado, aprovechando para leer un buen puñado de novelas de Robert Ludlum, uno de sus autores de cabecera, cuya bibliografía completa lleva grabada en un flamante libro electrónico.

Estando en la sala de espera del aeropuerto comienzan a aparecer los familiares de Jay. ¿Para felicitarle y despedirle? En absoluto. En un alarde de originalidad, Gloria les ha pagado el billete a todos ellos para que les acompañen en su escapadita.

El pobre Jay empieza a ponerse nervioso cuando ve lo que se le viene encima. Pero el peor momento de todos, el momento que le llevará al bar del aeropuerto a pegarse un whiskazo narcotizante vendrá cuando Manny, el gordito, maduro y encantador hijo de su mujer se siente encima de su e-book, sin querer, por supuesto.

Crack. Siniestro total.

Imposible reparación. Y, una vez en el aeropuerto, a punto de salir el avión… sin sustitución posible.

Es cierto. A un e-book le caben cientos de libros dentro. Pero un rebote, un malsentarse, un golpe impremeditado y… au revoir! Forever.

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Jesús Lens.

E-READER: ENTRANDO EN EL FUTURO

Pensé que era broma cuando me mandaron un mail diciendo que había ganado un e Reader de Samsung de ultimísima generación. Estaba seguro que sería un Spam o un truco para conseguir datos. Pero no. Resultó que, por una vez en mi vida, he ganado algo. Había participado en la encuesta de la potentísima web Planeta de Libros y… ¡gané! Por cierto, ahora hay un i-Pad en juego, en la web, pero paso de tentar más a la suerte, que no conviene abusar y me arriesgo a estar a pan y agua durante meses y meses.

El nuevo e-Chisme de e-Lens

Ya lo tengo en mis manos. Os dejo la foto y, AQUÍ, la info técnica de este e-Chisme. ¿Qué os parece? ¿Qué pensáis de estos cacharros? Aún lo estoy cargando y, por tanto, no sé cómo va. Pronto espero deciros más cosas. Entre tanto, una encuesta de urgencia, en la margen derecha…

Jesús e-Lens

LOS LIBROS DEL SIGLO XXI

La columna de hoy de IDEAL. ¿El futuro de los libros? ¿Existe?

Seguro que dentro de unos años, cuando el libro electrónico se haya impuesto mayoritariamente entre los lectores que en el mundo queden, alguien me reprocha estas palabras, pero me preocupa que su popularización conlleva una grave amenaza para la literatura: el empobrecimiento de los contenidos.

No sé si habéis visto la publicidad que les acompaña: los nuevos libros electrónicos vienen, de serie, cargados con mil títulos imprescindibles de la historia de la literatura universal. ¡Toma ya! Mil títulos esenciales que todos deberíamos haber leído. Ahora bien, si son esenciales, ¿no deberíamos haberlos leído ya? Si tan imprescindibles resultan, ¿no deberíamos tenerlos todos en casa, en nuestros despachos y bibliotecas, subrayados, estudiados y anotados?

Pero más allá del cínico y falsario reclamo de esos clásicos que en este país no son leídos ni por buena parte de los profesores que luego critican los estragos de la LOGSE y el bajo nivel del alumnado, el miedo que me da la popularización del libro electrónico es que termine afectando a la literatura de forma parecida a lo que ha pasado con la música: bien entrado el siglo XXI, los más vendidos siguen siendo los Beatles y demás grupos y artistas del año de la polka. La aniquilación y desmantelamiento que la piratería ha hecho con la industria musical habrá sido muy libertaria y subversiva, pero que alguien me diga qué novedades reseñables nos han deparado los primeros diez años del siglo y qué nuevos talentos musicales quedarán para la futura historia de la música.

Con la literatura corremos el mismo peligro. Como nos descuidemos, a la vuelta de unos años estaremos leyendo a Pérez Reverte, a Dan Brown… y al vecino de escalera o al compadre del bar, que meritoriamente se habrán autoeditado una novelilla o unos cuentos y, a cambio de unas cañas, descargan su libro en tu E-book, dándole al Bluetooth mientras se zampan un pincho de tortilla.

Sin buenos editores que separen el grano de la paja, sin sabios libreros con buen olfato para detectar las trufas entre el cieno, la sobreoferta literaria unida a la imposibilidad de una crítica consistente hará que sólo vendan los de siempre y que los nuevos talentos emergentes queden sepultados por los cientos de miles de libros que, no ocupando espacio y apenas costando dinero, se pelearán por ocupar la memoria de los libros electrónicos de los lectores.

Ojo, que no soy un ludita que quiera acabar con los avances tecnológicos o un romántico incurable enamorado del papel. Que también. Sólo digo que el sector del libro sigue anclado en dinámicas del siglo XIX y que ese Libranda que está llegando no va a ser la respuesta. Me siento orgulloso, como granadino, de que haya sido el Papyre de Grammata, el primer libro electrónico en salir al mercado y hacerse con parte del pastel, pero me temo que, de aquí en adelante, vamos a asistir a un notable empobrecimiento de la variedad y la calidad de la literatura que se pondrá frente a nuestros ojos.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

¿EL FUTURO PERIÓDICO?

Mi amigo Miranda, cuando leyó ESTE reportaje sobre el posible e hipotético futuro del periodismo me dijo que estaba básicamente de acuerdo, pero que no creía que el iPad fuera precisamente el chisme en que leeríamos ese próximo periodismo. Y hoy me manda el vídeo que podéis ver ahí abajo. ¿Qué os parece? 

 

THE PAGE_Adaptive Delivery Device from Scott Liao on Vimeo.