RITUALES II

Ya metidos en pleno 2010, confesemos parte de esos rituales del cambio de año de los que hablábamos ayer en ESTA entrada.

 

A ver.

 

Película: Gladiator. La mitad en el 2009 y la otra en el 2010. Tenía ganas de volver a ver la epopeya de Máximo, el Hispano.

 

«Fuerza y honor» vs. «Sombras y ceniza».

 

A ver si desterramos las sombras y la ceniza y hacemos que este año esté lleno de fuerza, de creatividad y de buenos y grandes momentos y sensaciones. El honor, se nos presupone a todos, ¿no?

 

Música: Como hablábamos con Javi, camino de Pinos Puente, antes de hacer los 17 kms. de la MañanaVieja por la Vega, con los amigos de Las Verdes, había rescatado a ESTOS Tool de los hondo del portacedés.

 

Y también quise despedir el año escuchando «Riders on the storm», de los Doors, una canción muy especial, con sonidos de lluvia, de la que me acordaba mientras trotaba con mi Álter, los últimos kilómetros de nuestra carrera por la Vega, viendo esos tonos oscuros de la tierra de labor, los chopos despojados de hojas y los caminos solitarios. Jinetes en la tormenta. ¡Pedazo de canción y de momentazos, cargados de intensidad!

 

Y, para empezar el año, jazz. Mucho jazz. De Miles Davis a Keith Garret. Jazz íntimo, introspectivo y sensual. Y ese matrimonio de conveniencia, Cigala y Bebo Valdés, cuyo concierto en el Palacio de Congresos de Granada no debí olvidarme en ESTA lista de hace unos días. Ver los dedos añosos de Bebo deslizarse sobre el piano, en las tomas cenitales de Fernando Trueba, en un colorista y vívido ByN, es de una plasticidad inigualable.

 

Dejamos el «Hubo un lugar: Cuba Linda», con mis hermanos Lorenzo y Rebeca en el recuerdo, que lo tiene todo (la guitarra del Niño Josele, el bajo de Colina, el cajón del Piraña y, por supuesto, a los maestros, explayándose larga y hondamente. Atentos a la incorporación de instrumentos, empezando como puro flamenco para después ser precioso mestizaje. Y a la filmación de Trueba, demorándose en las manos de los músicos, tocando sus instrumentos. Y a frases como ésa de «porque a los niños, antes de darles leche, dales cariño, dales cariño.»)  

 

Birras: Verdes, por supuesto.

 

Libro: «El mundo en los ojos de un ciego», del Jefe Taibo, por supuesto. Pero apenas leí unos párrafos. No es la noche para leer, por excelencia.

 

Propósitos y Sueños: muchos, variados y muy vívidos. De los que corres el feliz riesgo de que se hagan realidad 😀

 

La frase: de Jean de la Fontaine: «De nada sirve el correr; lo que conviene es partir a tiempo».

 

Resumen: ¡Viva el 2010!     

SOSPECHOSOS HABITUALES

¿Quiénes son estos tipos? ¿Por qué van así vestidos? ¿Qué están tramando? ¿Qué se traen entre manos? ¿Por qué les emplazan a sus blogs, el día 22 de diciembre, en cuánto el mismo haya echado a rodar, a las doce y cinco de la noche? La clave está en un número. El 408. Y nada tiene que ver con la lotería…

José Antonio Flores, Gregorio Toribio y un servidor. Juntos. ¡Danger!
José Antonio Flores, Gregorio Toribio y un servidor. Juntos. ¡Danger!

Pronto, muy pronto… la respuesta.

 

Entre tanto, sigamos debatiendo sobre la Capitalidad mundial, participando en la nueva encuesta y sigamos haciendo listas calientes de pelis y lecturas, con las tripas y el corazón, que no frías listas cerebrales…

SANTA JESUS MALVERDE

Querido Antonio, me tienes que disculpar por haber sido tan perro el sábado anterior, pero hasta los mejores propósitos se desvanecen al calor de los mojitos bien preparados. Y créeme que la mía era la mejor de las intenciones.

 

Y es que bien sabes que soy un Malverde.

 

Y como un buen día te apropiaste -coyunturalmente- de esa leyenda, déjame que te cuente una historia que descubrí leyendo un libro glorioso: «El poder del perro»:

 

«Todo el mundo en Sinaloa conoce la leyenda de san Jesús Malverde. Era un bandido, un atracador osado, un hombre de los pobres que entregaba el botín a los pobres, un Robin Hood de Sinaloa. Se le acabó la suerte en 1909 y los federales le ahorcaron justo al otro lado de la calle donde ahora se alza su altar.

 

El altar fue espontáneo. Primero algunas flores, después una foto, después un pequeño edificio de tablas toscamente unidas, que los pobres erigían por la noche. Hasta la policía tenía miedo de derribarlo porque la leyenda afirmaba que el alma de Malverde moraba en el altar. Que si ibas a rezar, encendías una vela y hacías una manda, una promesa devota, Jesús Malverde concedía favores.

 

Depararte una buena cosecha, protegerte de tus enemigos, curar tus enfermedades.

 

Notas de gratitud detallando los favores concedidos por Malverde están clavadas en las paredes: un niño enfermo curado, dinero del alquiler reaparecido como por arte de magia, un detenido fugado, una sentencia de culpabilidad revocada, un mojado regresado sano y salvo del norte, un asesinato evitado, un asesinato vengado».

 

Evidentemente, ni soy santo ni soy ladrón, pero sí que soy tirando a osado. Así que, deseando estoy de que termine tu exilio voluntario en la Pérfida para unirme a cualquiera de las demenciales locuras atléticas que se te ocurran. Y, cuando quieras, nos vamos al país de los Aztecas, y dejamos una manda en el singular altar de este Santo tan peculiar.  

 

Antonio, un abrazo de este otro Jesús Malverde.    

25 KILÓMETROS DE VEGA

Los asiduos a esta Bitácora sabéis que, entre cosas, me gusta correr. Pero desde la conquista de aquella lejana Marasevilla, que supuso un punto de inflexión en mi escueta biografía como corredor, apenas hablo de dicha afición. Y mira que me provocó reflexiones y meditaciones

 

Pero no he dejado de correr, ni mucho menos. Lo que pasa es me cuesta centrarme en ello. Apenas he competido desde febrero e, incluso, me alejé de mis compañeros Verdes y su luminosa compañía, al sentirme lejano a sus proezas.

 

Con un puñado de Verdes...
Con un puñado de Verdes...

Este sábado, sin embargo, salí con ellos a hacer una impresionante ruta de 25 kilómetros por la Vega granadina, saliendo del Estadio de la Juventud, pasando por la Puleva, Pedro Ruiz, Fuente Vaqueros y, por fin, Pinos Puente.

 

Volví a sentir las mejores sensaciones y, cuando terminamos el recorrido en 1 hora y 58 minutos, a un promedio de 4,45 minutos el kilómetro, me sentí exultante. Tanto por el recorrido como por el kilometraje, por el tiempo empleado y, sobre todo, por el placentero bienestar de haber disfrutado con los amigos de una extraordinaria mañana atlética y, sobre todo, amistosa.

 

Pero dejo que sea Javi, uno de los amigos de Las Verdes, el que cuente más detenidamente esa estupenda mañana. Sigan el enlace y disfruten con la evocadora y precisa prosa de la Bestia Verde…

 

Jesús Lens. Bien encaminado.