La chica a la que no supiste amar

Vuelve Marta Robles a la actualidad editorial. Y lo hace de la mano del detective Roures, su personaje de cabecera en el universo literario negro y criminal. En esta nueva aventura, galardonada con el Premio 2019 de Narrativa Castellón Letras del Mediterráneo y publicada por Espasa, Roures se adentra en los entresijos de las mafias del tráfico de mujeres para la explotación sexual, dado que tiene que investigar la desaparición de una prostituta de origen nigeriano.

Hablamos con Marta Robles para que nos cuente, de primera mano, aspectos importantes de su novela y le preguntamos qué la llevó a escribir sobre el tema de las mujeres prostituidas.

“Hace más de una década descubrí la realidad de las mujeres esclavas, a través del entonces incipiente trabajo de mi amiga Mabel Lozano, directora de cine social y activista y del de Rocío Mora y Rocío Nieto a la cabeza de la asociación para la reinserción de las víctimas de trata APRAMP. Ya entonces pensé en escribir una novela sobre la trata y hasta me entrevisté con un par de víctimas; pero por entonces el tema aún era demasiado desconocido y requería la realidad de las noticias, los reportajes y los documentales. Con el tiempo se han hecho infinidad de documentales, se han realizado innumerables reportajes y no hay día que no aparezca alguna noticia sobre el asunto. Y encima el seguimiento por parte del público de todo este trabajo de investigación  es extraordinario. Es decir, a la gente le interesa. Pero, por desgracia, no le toca el corazón. Pensé que podía aportar mi granito de arena a la causa que tanto he seguido y a la que he contribuido cuanto he podido, profesional y personalmente, creando un personaje a través del que el lector viera que esas víctimas de trata son mujeres como cualquiera de nosotras y que eso le hiciera conmoverse. Y lo son. Son mujeres que solo quieren ser normales y que las quieran. Como las demás.  Mujeres que sueñan, sienten, sufren y enferman. Como las demás. Solo que ellas están muy solas, porque hasta compiten con sus compañeras por hacer lo que más les repugna, para poder pagar su deuda. Gracias al personaje de Blessing, estoy consiguiendo remover conciencias y ablandar el endurecido corazón de una sociedad que mira, pero no ve. Esa es la magia de la ficción”.

En ese sentido, la autora se ha documentado en profundidad para contar con enorme realismo el funcionamiento de las mafias que manejan las redes internacionales de trata de mujeres para su explotación sexual.

“He hablado durante horas con cinco mujeres nigerianas, víctimas de trata. He consultado mil y una veces a José Nieto, Inspector jefe de la UCRIF y a la gente de APRAMP,  me sabía de memoria el libro de Mabel Lozano, ‘El proxeneta’, que yo misma edité y también revisé con minuciosidad el de Pimp, el proxeneta, de Iceberg Slim, que me dejó el cuerpo cortado. Además he manejado informes policiales, una tesis sobre la ruta del infierno que recorren las mujeres nigerianas desde Benín hasta nuestro país, he comido con narcotraficantes retirados, con el ex responsable de un club muy conocido de Madrid, con abogados, con ex policías que sabían mucho de todos los entramados que se ocultan tras este vil negocio y hasta he consultado páginas webs de burdeles (que las hay, y son completísimas). Vamos, que casi me he hecho un master”, señala Marta Robles.

Tu personaje principal, Roures, no es un santo y, en su juventud, en sus tiempos como reportero de guerra, pudo incitar a las chicas, sino a la prostitución como la entendemos habitualmente, sí a un intercambio de sexo por dinero, comida, una ducha… no nos lo presentas como un moralista, pero sí como alguien con las ideas claras, que ha evolucionado. ¿Ha cambiado la percepción de los hombres sobre la prostitución?

Creo que, afortunadamente, la de muchos, sí. Ya no son todos los hombres los que se dan codazos y se ríen cuando se habla de “putas”. Eso no significa que el número de puteros en España no de escalofríos y que los haya en todos los estratos sociales y de todas las edades, pero también hay hombres concienciados y eso es imprescindible. De hecho yo quería que la reflexión sobre todo esto fuera masculina. Son demasiadas las veces que las mujeres nos reunimos y hablamos de lo que debemos hacer para combatir este u otros mil asuntos terribles que nos atañen aquí o en Tombuctú. Pero si no implicamos a los hombres, si los dejamos fuera, y más aún cuando son parte del problema, o el problema, como en este caso, será difícil que consigamos algo. Ellos tienen que concienciarse y comprometerse. Aunque un día cometieran algún error. Está claro que Roures lo cometió durante las guerras. Y no se siente orgulloso, sino todo lo contrario. Acepta su falta, siente remordimientos y reconduce su postura. A eso hay que aspirar. A eso y, por supuesto, a luchar sino por  erradicar la prostitución y la trata (tampoco se ha podido erradicar el narcotráfico o los asesinatos o las estafas), al menos por ponérselo lo más difícil que sea posible a los proxenetas y a salvar a cuantas mujeres sea posible.  Ya lo dice Prieto, el policía amigo de mi detective: “con que solo consigamos salvar a una mujer, habrá valido la pena”. Y, por cierto, debo añadir que reconocer los errores y reconducir posturas, en este siglo XXI donde todo el mundo quiere tener siempre razón y pretende no equivocarse jamás, me parece un rasgo de heroicidad.

El moralista de antaño, sin embargo, sí se ha convertido en un putero con todas las de la ley. ¿Cómo funciona ese mecanismo mental por el que nos autoconvncemos de que nosotros somos distintos, de que a nosotros sí nos está permitido un comportamiento censurable en los demás?

La auto justificación es un modo de supervivencia más extendido que cualquier virus. En realidad siempre queremos justificarlo todo, para tratar de evitar pensar que nuestro demonio le está ganando la partida a nuestro ángel ,que esa parte nuestra de mal no es es mala del todo, sino solo producto de…, lo que sea.  En el caso de este personaje sucede lo que con tantas personalidades narcisistas que transforman a los individuos cuando carecen de atención y de éxito. Su propio complejo les lleva a conductas muy peculiares, entre ellas a los celos y a querer demostrar su superioridad de alguna manera. Creo que muchos maltratadores lo son por puro complejo. Porque tras esa supuesta seguridad, se esconde una inseguridad brutal, que les hace necesitar someter a las mujeres que tienen al lado. Y creo que muchos maltratadores son puteros, claro. La prostitución y la trata son formas brutales de maltrato en las que los maltratadores dejan de sentir compasión por las mujeres que tienen a su lado.  En el caso de los proxenetas lo que sucede es que, además de no tener escrúpulos, no tienen empatía con las mujeres, no sienten compasión por ellas, porque no las consideran más que trozos de carne reutilizables. Y cuando uno no siente compasión por lo que le pasa a otros seres humanos, se convierte en un monstruo. Los proxenetas lo son. Y los puteros también.

Es el único personaje de la novela que está inspirado en una persona real es un policía que aconseja y asesora a Roures. “Mi amigo el comisario José Nieto al que quiero y admiro profundamente y que se divierte mucho con su alter ego y las cosas que le hago decir o hacer. No es él, pero tiene sus bondades. Quiero mucho a Pepe Nieto. Y le debo mucho. Hay muchos más agradecimientos en el libro, pero el de Pepe es especial. Está en toda la serie del detective Roures. En ‘A menos de cinco centímetros’, en ‘La mala suerte’ y en ‘La chica a la que no supiste amar’, cuyo título por cierto, es un regalo de mi también admirado Carlos Zanón, a quien se lo pedí tras verlo en uno de sus artículos de Ruta 66 y a quien también le solicité que me prestara unos versos. Porque esta historia es muy dura, y habla de prostitución, trata y otras oscuridades ocultas en la trastienda de nuestra sociedad, pero también está llena de música, de reflexión y hasta de poesía. Es un viaje de aprendizaje hacia nuestro interior, aunque los trayectos se realicen entre Madrid y Castellón”.

En la novela, los dueños de los prostíbulos temen que haya un cambio legislativo en España que les perjudique, pero la situación se ha complicado. Para Marta Robles, “parecía que el anterior ejecutivo de Pedro Sánchez lo iba a hacer, pero con los nuevos socios de Gobierno no se ve consenso suficiente. Sánchez parecía estar por la labor de hacer una Ley integral contra la trata y de dar pasos hacia la abolición. Creo que en Unidas Podemos hay una vertiente abolicionista y otra regulacionista. Y sin acuerdo, es difícil que caminemos hacia ninguna parte. Solo decir que yo soy abolicionista y que los proxenetas defienden el regulacionismo, con el que, sin duda, blanquearían su negocio.  Por si alguien tiene alguna duda.

Una última cuestión, apegada a la realidad. A partir de la experiencia atesorada en la documentación de este libro, ¿cómo piensa Marta Robles que afectará el confinamiento por el coronavirus a las mujeres prostituidas que están en clubes?

“Tengo la sensación de que todos los burdeles estarán cerrados, al ser catalogados como negocios de hostelería, pero eso no impedirá que puedan seguir algunos servicios de prostitución en las calles. Pero mi reflexión es que, si a los ciudadanos normales les cuesta muchísimo conseguir que les hagan las pruebas diagnósticas  e incluso a veces les resulta imposible…, ¿qué pasará con las mujeres que estén infectadas con el virus? Dudo mucho que los proxenetas las manden a los abarrotados centros de salud, hospitales etc. Supongo que igual ponen a su disposición el paracetamol aconsejado (eso espero), pero si alguna tiene algún problema respiratorio etc., creo que lo va a pasar aún peor que el resto. Y es posible que, como de costumbre, ni nos enteremos. Porque ellas viven en la más rotunda oscuridad, como el propio murciélago que algunos aseguran que nos trajo esta plaga…”.

Jesús Lens

Novedades literarias muy negras

Una vez pasada la campaña de Navidad y cuando ya estamos en lo más empinado de la cuesta de enero, es buen momento para asomarnos a las novedades del mercado editorial por lo que al género negro y criminal se refiere.

El arranque del 2020 viene cargado de títulos que, a priori, nos permiten anticipar un invierno de lo más ardiente, literariamente hablando, para disfrutar al calor del edredón de horas y horas de lectura, uno de los placeres más sencillos de la vida. Y baratos. Que la relación entre el precio de los libros y las horas de placer que nos deparan, resulta imbatible.

Empezando por España, tres autores protagonizan el banderazo de salida al 2020 libresco: ‘La chica a la que no supiste amar’, de Marta Robles; ‘Progenie’, de Susana Martín Gijón y ‘Dócil’, de Aro Sáinz de la Maza.

Regresa Marta Robles con una nueva aventura protagonizada por el personaje de cabecera de sus novelas policíacas: el detective Tony Roures. ‘La chica a la que no supiste amar’, ganadora del premio Castellón Letras del Mediterráneo 2019 y publicada en Espasa, nos sumerge en el ominoso mundo de la trata de mujeres para la explotación sexual, un tema que está recibiendo el tratamiento literario y cinematográfico que exige gracias al compromiso de escritoras y cineastas como Marta o Mabel Lozano.

Otro caso que comienza con el asalto a una mujer es ‘Progenie’, de Susana Martín Gijón, publicada en la colección especializada en negro de la editorial Alfaguara, escrita a base de capítulos tan cortos como las ráfagas de una metralleta. Maternidad y novela negra no es un binomio que se haya prodigado mucho en la historia de la literatura, por lo que será muy interesante dedicarle atención.

Otro de los imprescindibles del género negro contemporáneo es Aro Sáinz de la Maza, cuyo personaje de cabecera, Milo Malart, ha sido uno de los grandes descubrimientos de los últimos años. ‘Dócil’, publicada por Destino, es la novela más reciente del autor barcelonés, en la que el Mosso d’Escuadra protagonista de la trama se enfrenta a un caso muy sanguinario a la vez que trata de sobrevivir en un mundo y una sociedad que cada vez le resultan más ajenos, fiel a su forma de entender —o no— la vida y las relaciones con los demás.

Uno de los sellos especializados en género negro con mayor rigor selectivo del mercado, Salamandra Black, ha cambiado de año a lo grande, con nuevas entregas de Louise Penny, la autora canadiense que nos hace sentir el frío de Quebec a través de sus páginas. ‘Un destello de luz’ vuelve a estar protagonizada por el obstinado inspector Armand Gamache, siempre empeñado en descubrir la verdad de las cosas e ir más allá de lo aparente, aunque su comprometida actitud le complique la vida.

Otro autor que regresa a los anaqueles de nuestras librerías: el deslenguado Antonio Manzini, cuyo personaje de referencia, Rocco Schiavone, pasa por ser uno de los más políticamente incorrectos del espectro negro-criminal europeo. ‘Polvo y sombra’ nos cuenta la investigación de dos homicidios ocurridos casi simultáneamente: el de una transexual aparecida en el río Dora y el de un hombre cuyo cadáver ha sido encontrado por un pastor y que, de forma incomprensible, lleva anotado el teléfono de Schiavone en un papel hallado en su ropa.

A Camilleri le gustaba la mezcla de humor y melancolía de Schiavone. Su lengua viperina y su personalísima moral, más allá de los convencionalismos al uso. No es mal aval.

Ojo también a ‘El último beso’, uno de los grandes puñetazos en la mesa del noir, dado por el singular James Crumley. Conocido como ‘El poeta de la violencia’, es uno de los clásicos contemporáneos del género, uno de sus grandes revitalizadores, por lo que no es de extrañar que el festival BCNegra, hoy por hoy, el mejor de nuestro país; le vaya a dedicar una mesa redonda doce años después de la muerte de Crumley.

Otra de las editoriales más activas en la cuestión del género negro, thrillers y tramas de misterio es Harper Collins, que arranca el año con ‘El tigre y la duquesa’, de Jordi Solé. La novela comienza con el hallazgo del cadáver de una joven en el barrio gótico de Barcelona. Le toca investigar a Elsa Giralt, cuya carrera está en entredicho tras un accidente fatal que dejó tetrapléjico a su compañero, tiempo atrás. En palabras del escritor Carlos Bassas del Rey, ‘El tigre y la duquesa’ logra algo muy difícil: “enganchar tanto a los incondicionales del thriller como a los fans del policial, y lo hace sin olvidar por el camino a los amantes de una novela negra urbana de corte más clásico”.

Y terminamos recomendando la lectura de un clásico reeditado a finales del pasado año: ‘En un lugar solitario’, de Dorothy B. Hughes, publicada por Gatopardo ediciones y de la que hablaremos más en extenso muy pronto.

Jesús Lens