La importancia de tu nombre

Clara Peñalver ha vuelto. A la novela negra, quiero decir, que ella siempre ha estado, está ahí. Acaba de publicar ‘La importancia de tu nombre’ en Ediciones B, un noir canónico, y es candidata al Premio Andalucía de la Crítica. Además, si hoy es martes y 13, hoy se presenta en sociedad un nuevo proyecto que ya es realidad y en el que la ubicua escritora desempeña un papel esencial.

Vayamos por partes. ‘La importancia de tu nombre’ es una novela de intriga psicológica en la que Clara Peñalver enreda a sus protagonistas en un siniestro juego de chantajes y amenazas que agarra al lector por las solapas desde el primer capítulo y ya no le suelta hasta el sorprendente final. 

“Primero, un presente inesperado”. Arranquemos por ahí, que es por donde Clara inicia su novela. O casi. ¿A qué presente se refiere la autora? Como el primer capítulo se titula “Tiempo. Se acabó el tiempo”, parece que hace referencia al aquí y al ahora. ¿Pero y si ese ‘presente’ se refiriera a un regalo? ¿Y si el regalo fuera envenenado?

“El primer día del fin de mi vida, tal y como la conocía hasta ese momento, me quedé dormida”. Sigue juguetona, la autora. Lo previsible es que un día tan importante estuviera presidido por los nervios, la angustia y la tensión desde antes del amanecer. Y, sin embargo…

Ya desde ese principio vamos a conocer a dos de los personajes fundamentales de la novela: Elena, prestigiosa psicóloga y protagonista absoluta; y Tadea, su hija. Se trata de una adolescente no especialmente problemática, pero adolescente al fin y al cabo. La relación madre-hija desempeña un papel importante en la trama de la novela, que también es una reflexión sobre la maternidad.  

Como buena novela negra que va al grano, la acción no tarda en arrancar: Elena ha recibido unos misteriosos anónimos, firmados por un enigmático E, que la instan a participar en un juego cuyas reglas aún no están dadas, pero que apunta a siniestro. Y cruel. Elena no sabe qué hacer. ¿Será una broma de mal, de pésimo gusto?

No les cuento nada más sobre el fondo. Déjenme que les hable de la forma: Clara ha optado por un estilo austero y despojado, sin apenas descripciones. Prima la acción. Los títulos de los capítulos son pequeños fragmentos del propio texto que los conforman, por lo que el lector puede jugar a anticipar qué pasará. Además, Clara deja adelantos de lo que irá aconteciendo en el futuro inmediato. Porque lo importante es siempre el por qué, el cómo y de qué manera. El qué está sobrevalorado.

El escenario: el barrio de Salamanca de Madrid. Un ambiente pijo que le va perfectamente a la trama. Hay secundarios de lujo, como Silvio, el asistente de Elena, del que tampoco les cuento más. Y amigas. Buenas y menos buenas. 

¿Alguna vez le han ‘obligado’ a participar en un juego que no era su gusto, estimado lector? Póngase en manos de Clara Peñalver y disfrute de ‘La importancia de tu nombre’ mientras sufre con y por Elena, que hay mucho de Patricia Highsmith en esta novela. Y de todo ello hablaremos esta tarde en Librería Picasso, en la última reunión formal de este intenso año del Club de Lectura y Cine de Granada Noir. ¡Esos Adictos al crimen!   

Me dejo en el tintero lo del proyecto de Clara que se presenta hoy para recomendarles, también, la lectura de ‘El sueño del cíclope’, de Jerónimo Andreu, que se ha alzado con el III Premio Paco Camarasa de Novela Negra.

Es otro novelón. Ya lo comentaremos.

Jesús Lens      

Ajuste de cuentas con un año negro y criminal

El 2018 ha vuelto a ser un año negro. Muy negro. Y criminal. Un año en el que la cultura policial nos ha dado muchas y muy buenas alegrías que vamos a tratar de resumir en sus hitos principales.

Comenzando por lo más cercano: Norma acaba de reeditar el Integral dedicado a “Blacksad”, la obra maestra de nuestro paisano Juanjo Guarnido y de Juan Díaz Canales. No nos cansamos de recomendar un cómic fundacional, ni nos cansamos de releerlo. Ni de regalarlo. Imprescindible.

Siguiendo en el mundo de las viñetas, uno de los grandes hitos del año negro y criminal en Granada fue la visita de José Muñoz, el padre del mítico personaje Alack Sinner. Vino a Granada Noir y participó en la inauguración de la muestra que, hasta vuelta de Año Nuevo, todavía se puede disfrutar en La Madraza: “Rueda de Reconocimiento: Huellas del Noir en el cómic granadino”, coproducida por GRN y la Universidad de Granada, con originales del propio Juanjo Guarnido, Gabriel Hernández Walta, Francis Porcel, Sergio García, Natacha Bustos, Belén Ortega, Jorge Jiménez, Enrique Bonet o José Luis Munuera, entre otros.

Por cuanto a cine y televisión, la extraordinaria secuela de “Sicario” nos sirve para constatar que, afortunadamente, segundas partes pueden ser buenas. Y, en España, otra buena hornada de cine negro, con “El reino” de Rodrigo Sorogoyen en lo más alto de los rankings del 2018, llamada a llevarse la mayoría de premios y galardones.

Por su parte, David Simon sigue en plena forma y, entre rumores y filtraciones sobre sus próximos proyectos, se han estrenado las dos primeras temporadas de “The Deuce”, una serie extraordinaria basada en el mundo de la prostitución y del comienzo de la industria pornográfica, mostrando a una Nueva York que, en los años 70 del pasado siglo, era una ciudad completamente diferente a la actual.

Precisamente sobre el tema de la prostitución, Mabel Lozano ha escrito uno de los libros más importantes del año en España: “El proxeneta”, publicado por la editorial Alrevés y llevado al cine por la propia Mabel Lozano. Un libro estremecedor que, a través de la no ficción, nos sitúa frente a nuestras contradicciones, como ciudadanos y como sociedad, al abordar el tema de la trata de mujeres para la explotación sexual.

Desde la no ficción nos llega otro de los títulos presentes en la mayoría de listas de imprescindibles del 2018, aclamado por la crítica y excelentemente bien recibido por el público: “El dolor de los demás”, del murciano Miguel Ángel Hernández y publicado por Anagrama. Autoficción introspectiva que analiza el proceso creativo a la vez que hurga en la importancia de la memoria y en la necesidad de determinar la verdad de los hechos, duela a quien duela.

La reciente “Yo pude salvar a Lorca”, de Víctor Amela, publicada por Destino, es otra novela con la autoficción como excitante recurso narrativo. Una novela en la que aparecen personajes que siguen provocando noticias. Como Emilia Llanos, una mujer adelantada a su época, una de las granadinas más importantes del siglo XX, íntima amiga de Lorca, aliada de Penón en la primera búsqueda de los restos del poeta y que estos últimos dos días ha estado de alarmante actualidad.

Foto: Alfredo Aguilar, en la antigua casa de la familia Rosales, hoy Hotel Reina Cristina

Su biógrafa, Lola Manjón, publicaba en Twitter, el día de Navidad, una foto con la tumba de Emilia “advertida” de desahucio que corrió como la pólvora en las redes sociales. Recogida por los medios de comunicación, la información despertó una ola de indignación que ayer se fue aplacando progresivamente al saberse que se incluirá a Emilia Llanos en la nómina de ilustres granadinos y que Emucesa costeará los gastos de su última morada.

¿Que tal si aprovechamos esta situación para leer el libro de Lola Manjón, “Emilia Llanos Medina. Una mujer en la Granada de Federico García Lorca”, y hacer justicia poética? Demostremos que, aunque en la tumba de Emilia haya figurado la etiqueta de “vencida”, la memoria, el compromiso y la literatura la han convertido en vencedora. Y de paso, aprovechemos para recordar la famosa Maleta de Penón, de la que seguimos sin tener noticia alguna.

Otro de los grandes libros del 2018: “Tigres de cristal”, de Toni Hill, publicado en Grijalbo. Una novela en la que el acoso escolar sirve como trama en la que se enreda un reparto coral, a caballo entre la sociedad contemporánea y las de los años 70 del pasado siglo. Un fresco sobre nuestra historia en el que nos sentimos perfectamente representados.

“Justo”, de Carlos Bassas del Rey es otra imprescindible novela realista y me ha parecido muy revelador que Gibraltar y sus alrededores figuren como escenario de novelas apasionantes de Lorenzo Silva, Montiel de Arnáiz y Jerónimo Andreu. Para la reflexión.

Quiero terminar este repaso destacando una de mis últimas lecturas, “En silencio”, de Martin Ledun, publicada por Off Versátil y sobre la que hablaremos próximamente más en extenso, que la situación de sus personajes puede tener mucho que ver con la de esos “chalecos amarillos” que han estado tan de actualidad en las últimas fechas.

Jesús Lens

Western Noir con acento andaluz

Si ustedes siguen las noticias de sucesos sabrán que esta semana ha habido otro tiroteo en la Costa del Sol, saldado con la muerte de un ciudadano francés con antecedentes penales.

Fue a las ocho y media de la tarde, en plena vía pública, en una de esas lujosas urbanizaciones propias de Marbella. Un hombre de 58 años de edad se dirigía a su casa cuando un motorista lo acribilló a balazos. El arma utilizada fue un AK-47, el famoso Kalashnikov, un fusil de asalto de fabricación rusa capaz de efectuar 600 disparos por minuto.

Desplazados al lugar de los hechos, los agentes del Grupo de Homicidios de la Udyco, la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de la policía, han calificado los hechos como un probable ajuste de cuentas.

El western es un género netamente norteamericano que, dotado de una serie de características fundacionales, resulta perfectamente ampliable, adaptable y exportable. Entre sus características esenciales: los protagonistas, indomables e inadaptados. Y el paisaje. El espacio físico. El territorio. Sobre todo, el territorio de frontera. También los temas arquetípicos: la búsqueda y la persecución, la justicia, la venganza… y los robos. Los atracos. Y está la violencia. Las armas. Los tiroteos. Los disparos.

Y por todo ello me gustó que el excepcional novelista Justo Navarro definiera a la novela “En el vientre de la roca”, de Jerónimo Andreu, publicada por Salamandra Black, como una novela del Nuevo Lejano Oeste, jugando con la resonancia mítica de dicha conjunción de conceptos.

El protagonista de “En el vientre de la roca”, una de las mejores y más sorprendentes novelas negras del año, se llama Joseph Sánchez y está ya muy baqueteado. Tanto que hace todo lo posible por no beber alcohol, algo que su notable perímetro abdominal agradece sobremanera. Y por no jugar. Que de aquellos polvos… Sánchez fue poli. Y por eso, cuando se cruza con Stuart, un antiguo compañero, en un control policial, sostiene diálogos como este:

—¿Qué problema hay? Estoy limpio.

—Don’t mess with me, anda. Twenty scooters, man. Diez cartones en cada una. Te has caído con todo el equipo.

También ocurre que, un poco después, cuando le lleven frente a Marc Parody, tenga que escuchar lo siguiente:

—Joseph, siéntate. Qué alegría. ¿Cuánto hace desde la última vez? How’s life? ¿Una cocacolita o algo? It won’t take us too long. I have got something for you. An easy job, como en los old times…

Y es que Marc Parody es, efectivamente, el Honorable Chief Minister de Gibraltar, un tipo perfectamente adaptado al territorio y que maneja el “llanito”  (*) con toda soltura. Y tiene una propuesta para Joseph, al que han pillado contrabandeando en la Verja: localizar a una joven desaparecida, hija de un alto funcionario de Foreign Office que no quiere que la cosa trascienda.

En sus pesquisas, Joseph Sánchez podrá cruzar a uno y otro lado de la Verja con soltura. Tendrá libertad de movimientos. Lo que para un contrabandista… Aprovechará el conocimiento que tiene sobre el terreno. Y a sus contactos. Por ejemplo, a cierto secretario de un ayuntamiento gaditano de costumbres inconfesables. O a otro poli, español en este caso, con cierta querencia por las relaciones peligrosas.

Sánchez se dejará caer por los ambientes más lumpen de Algeciras y La Línea, que la chica desaparecida tenía querencia por la mala vida. Pero su investigación también le llevará hasta Marbella, donde se pondrá a prueba su pericia como husmeador. Una Marbella peligrosa y conflictiva, como hemos tenido ocasión de comprobar y como Jerónimo Andreu cuenta con profusión de datos e información, muy bien hilvanados en la trama. Una Marbella en la que diferentes clanes mafiosos están disputando una guerra que ha dejado de ser sorda y secreta.

“Y fue justo por esos días cuando un hombre llegó a Marbella haciendo preguntas incómodas con un acento que nadie terminaba de identificar. La respuesta que recibía era siempre la misma:

—Vete a tomar por el culo”.

Aun así, nuestro Joseph Sánchez continúa con una investigación que le llevará a descubrir algunos de los secretos mejor guardados de la Roca, convertida en espacio mítico, en ese territorio de frontera por el que transitan personajes de puro western. Western Noir, contemporáneo y muy de aquí, de nuestra tierra.

Durante la última edición de Granada Noir organizamos una mesa redonda sobre el género negro en Andalucía. Hubo opiniones divergentes entre quienes pensaban que sí, que hay un noir andaluz con características propias y definidas; y quienes sostenían que no. Que tal no existe.

Como persona que huye de todo lo que huela a nacionalismo, me traen sin cuidado las partidas de nacimiento, pareciéndome mucho más literarias las partidas de cartas. Pero sí es destacable cómo escritores de la talla de Lorenzo Silva o, ahora, Jerónimo Andreu; visitan Andalucía y prestan atención a historias, paisajes, relaciones y conversaciones que, después, transforman en apasionantes novelas negras muy apegadas a lo que ocurre en nuestro entorno. Algo a tener muy en cuenta…

(*) Que esos diálogos en llanito no alarmen al lector. Los hay con cuentagotas, son descacharrantes y están muy bien dosificados.

Jesús Lens