Identidad culinaria andaluza

Qué complicado, definir qué es la identidad andaluza. Llega el 28 de febrero justo cuando en Granada se termina de articular un movimiento reivindicativo que, para algunos, reniega de Andalucía.

Lo escribíamos hace unos días: Andalucía no es sólo una y, por acción u omisión de los diferentes gobiernos autonómicos que se han sucedido en estas décadas, en nuestra provincia hay una creciente sensación de hartazgo y desafección.

Mañana es el Día de Andalucía y me sorprende dándole vueltas al tema identitario. Porque para un no nacionalista irredento como yo, para un internacionalista y europeísta convencido; banderas, himnos, límites y fronteras son una entelequia.

Me sorprende el 28F, también, cerrando una nueva entrega de nuestro suplemento Gourmet, en el que la celebración andaluza ocupa mucho espacio. ¿Ven? En ese nacionalismo, el gastronómico, sí me encontrarán. En la pasión por el aceite de oliva y las aceitunas, un mundo en el que mi querido y admirado José Caracuel, de Casa Piolas, me ha ido introduciendo poco a poco.

Esta primavera, espérenme en los ronqueos de los atunes de Cádiz y en las bodegas de Jerez. Entre los cerdos de Jabugo y los jamones de Trevélez. Búsquenme, en verano, entre espetos de sardinas y tercios de Alhambra Especial. Entre los mejores tomates y los batidos de frutas de la Costa Tropical. Me encontrarán entre migas, gazpachos y salmorejos, compartiendo papas a lo pobre, pulpo a la salobreñera y frituras de pescado.

Andalucía, tierra milenaria en la que todas las civilizaciones han dejado su huella. También la gastronómica. Y la culinaria. De aquí salieron las vides que arraigaron en América. De allí vinieron los tomates y el chocolate que tanto nos engolosina. En nuestros fogones se mezclaron las herencias cristiana, islámica y sefardí, esas tres culturas del Mediterráneo que han propiciado la mejor dieta del mundo.

Lo que más me gusta del suplemento Gourmet de IDEAL es lo mucho que aprendo sobre nuestra identidad y nuestras raíces. Porque somos lo que comemos, lo que bebemos y lo que cocinamos. De ahí que los andaluces seamos más ricos que ningún otro pueblo.

Jesús Lens

Granada sabe mucho

Mi artículo de IDEAL de hoy comienza proclamando que Granada sabe mucho. Y sabe bien. ¿A qué sabe Granada? Granada sabe, por ejemplo, a las chirimoyas y los mangos de la Costa Tropical. A la quisquilla de Motril. Al cordero segureño de la Zona Norte. A pan de Alfacar, miel de las Alpujarras, jamón de Trevélez y espárragos de Huétor. Y todo ello, aderezado con los aceites del Poniente y los muchos y variados vinos de nuestra tierra. Y a cerveza Alhambra, por supuesto.

Sabor Granada

Leo todos esos nombres seguidos en la pantalla del portátil, empiezo a salivar y tengo que hacer una pausa para irme al frigorífico e hincarle el diente a una morcilla choricera artesanal que Ángel me vendió el otro día.

Sabe Granada. Sabe mucho y sabe bien. ¡Rico, rico y con fundamento! El trabajo que, sin prisa pero sin pausa, han ido haciendo las Denominaciones de Origen y las Indicaciones Geográficas Protegidas a lo largo de los últimos años está conformando un exquisito y envidiable mapa gastronómico provincial.

Sabor Granada Mapa alimentario

Un trabajo serio, constante y profesional que habitualmente queda fuera de los focos mediáticos. Un trabajo que exige de todas las habilidades propias del management que, quitándose la chaqueta y la corbata, se arremanga para conseguir productos de primerísima calidad, gracias a la I+D+i que tan importante resulta en todos los campos. Porque la investigación, el desarrollo y la innovación son, sobre todo, una actitud.

Y la especialización, por supuesto. Y el aprovechamiento de las potencialidades de un clima y unas condiciones determinadas. Y la apuesta por una comercialización distinta, más osada, valiente y rompedora. Y la internacionalización.

Pero a la gastronomía granadina le faltaba un ingrediente, importante: la unión. Esa unión que fortalece y permite dar visibilidad a todo lo mucho y lo bueno que se está haciendo en este campo. De ahí que debamos saludar con alborozo la iniciativa “Sabor Granada”, impulsada por la Diputación con el fin de promocionar tan sabrosa marca por toda España.

Sabor Granada Mapa alimentario

Tenemos que conseguir que Granada sea, también, un paraíso para los Gastronómadas que, además de disfrutar de nuestras delicatessen allá dónde se encuentren, vengan a nuestra tierra a probarlas in situ. Que cualquier alimento sabe mucho mejor tomado directamente en el lugar en que ha sido producido.

Y está la cuestión de la venta a través de Internet. Y la de los maridajes. Pronto volveremos sobre todo ello.

Jesús Lens

Twitter Lens

Marcas de la casa

Lo que vais a leer a continuación es extensivo a marcas y productos como Maritoñi, Piononos o, por supuesto, IDEAL y la  CajaGRANADA y su Obra Social. Y, sin duda, el Jamón de Trevélez y la Quisquilla de Motril. ¡Y el Ron de Motril, el Ron Pálido de Paco Montero Martín! A ver qué pensáis…

 

Entré en la consulta y el doctor, tras estudiar los análisis correspondientes, me miró y, muy serio, me recomendó tomar Puleva semidesnatada con Omega 3 ya que, además de ser sana y apropiada para lo mío, está muy buena.

“Es la que yo tomo en casa”, dijo sin el más mínimo rubor o disimulo.

Y me gustó esa actitud directa, clara, franca y sin ambages.

Es lo mismo que hacemos los amigos de La Banda cuando entramos en cualquier bar: tras acomodarnos en la barra, pedimos una Alhambra Especial que esté muy fría. O una Milno, de vez en cuando. De hecho, si en un bar no hay Alhambra, no solemos volver. Es una cuestión de principios.

En esta vida, cada vez más llena de incertidumbres y zozobras, solo tengo unas pocas certezas y entre las mundanas y comerciales, apunto tres a título de ejemplo, aunque podrían ser más y lector sabrá extrapolarlos: la leche, Puleva. La cerveza, Alhambra. El agua, Lanjarón.

Partamos del hecho de que las tres bebidas señaladas están francamente buenas, no en vano, son productos de altísima calidad. Pero es que también forman parte esencial de mi educación sentimental más íntima y sentida, habiéndome acompañado desde que tengo uso de razón en desayunos, farras y excursiones.

Además, por mucho que ahora estén encuadradas en grupos mayores o en grandes multinacionales, siguen siendo marcas granadinas que generan riqueza en nuestra provincia, dan empleo a nuestra gente y aportan necesarios e imprescindibles recursos a la átona y moribunda economía granadina.

Y, sobre todo, soy un firme consumidor de marcas granadinas de toda la vida porque también son las empresas que destinan parte de sus beneficios a financiar el deporte, el arte, el espectáculo y la cultura de nuestra tierra.

Sea por promoción, marketing y publicidad, sea por convencimiento y compromiso o, sencillamente, por creer en la cada vez más imprescindible y exigible responsabilidad social de las empresas, el caso es que los logotipos de Alhambra, Lanjarón y Puleva suelen estar en los carteles, camisetas, folletos, carpetas, vinilos y paneles de casi todos los eventos que se celebran en nuestra provincia.

De los equipos profesionales y los grandes estadios a las canteras y aficionados que juegan en los pequeños pabellones o en las pistas polideportivas descubiertas. De magnos y sesudos congresos a las alegres y coloristas fiestas populares. De los grandes festivales de música en los auditorios de la ciudad a las pequeñas obras de teatro de los aficionados en los escenarios de los barrios y los pueblos.

Que nadie quiera ver en esta defensa de las marcas de la casa ningún tipo de reduccionismo provinciano. Muy al contrario, el hecho de que las mismas se hayan incorporado a grupos más grandes, no solo les permite haberse garantizado su supervivencia y el mantenimiento de miles de puestos de trabajo en Granada y fuera de la provincia, sino que también favorece la comercialización de sus productos, de forma que cada vez es más habitual poder bebernos una Alhambra Especial en locales de Madrid o Barcelona. ¡Piensa en global, actúa en local!

Es verdad que ahora pasamos por momentos duros y complicados y que hay menos recursos para invertir, menos circulante para gastar y, en general, menos dinero en nuestras manos, en el de las empresas y las instituciones. Pero la solución no pasa por cabrearnos, darles la espalda y dejar de confiar en ellas. Al contrario. Cuanto más las apoyemos, más fácil será que superen la crisis y más pronto podrán colaborar a tirar del carro de nuestra economía. Efecto arrastre. Sigamos creyendo en las marcas de la casa, consumiéndolas y disfrutándolas. En ello nos va el futuro.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros