OTRA GRANADA

La primera columna del año, en IDEAL. A ver qué les parece.

 

Kandor Graphics. ¿Les suena? ¿Y Almed? Quizá no. Pero si hablamos de una película como «El lince perdido», que ojalá esté batiendo récords de taquilla, y de un libro titulado «Los sueños de mi padre», autobiografía de Barack Obama, seguramente sí sea más fácil ubicarnos. ¿Y qué tiene que ver Obama con el lince de Banderas? Pues que ambos proyectos, uno editorial y el otro cinematográfico, están radicados en Granada. Y que ambos tienen proyección internacional, habiendo encontrado eco y cobertura en los medios de comunicación de todo el país.

 

Dejando aparte la cuestión turística y monumental, no es fácil que nuestra tierra suene más allá de nuestras fronteras. Salvo por noticias chuscas o desastrosas, quiero decir, que todo es posible en Granada. Por eso es muy de destacar la labor que, entre lo cultural y lo empresarial, desarrollan personas como Jerónimo Páez, predicadores con el ejemplo, que hacen cosas y van más allá de las meras proclamas, filípicas o declaraciones de intenciones.

 

La editorial Almed es modélica, habiendo publicado libros exquisitos y de una factura formal admirable. Si pasan por una librería, deléitense pasando los dedos por las hermosas ediciones de los títulos dedicados a la historia de Constantinopla, Florencia o de esas tres puertas del Mediterráneo que cuenta Daniel Rondeau. Pero, además, tenemos la suerte de poder disfrutar de libros necesarios y esenciales para comprender el mundo de hoy, de «Los Vulcanos. El gabinete de guerra de Bush» a la referida autobiografía de Obama o los interesantísimos «Marruecos en transición» o «Islam y libertad».

 

Como envidiable es lo que han hecho Manuel Sicilia y Raúl García con «El lince perdido», nominada a los Goya como «Mejor película de animación» y producida por Kandor Graphics, una empresa a caballo entre Granada y Los Ángeles con un currículum envidiable, un portfolio que quita el hipo y una lista de clientes que acredita a los Kandor como unos auténticos cracks: formados en Pixar, han puesto su talento al servicio de ideas y propuestas que, basadas en nuestro imaginario más cercano, están llamadas a trascender fronteras.

 

Qué alegría comprobar que tenemos en Granada a personas que, interesadas por la cultura, están fuera de las vendettas de los vates locales, habiendo sido capaces de poner en marcha proyectos empresariales que apuestan por una radical independencia de contenidos, logrando éxito y reconocimiento más allá de los asfixiantes límites de nuestro entorno.

 

Ejemplos de que otra Granada es posible. Una Granada que, sin titubeos, pelea con las grandes multinacionales de la edición y la producción cinematográfica, poniendo el talento de personalidades de todo el mundo al servicio de proyectos empresariales de aspiración global, pero con inequívoco acento local. Una Granada globalizada, moderna, sin complejos, con las miras fijadas en los cuatro puntos cardinales del planeta.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

TIEMPOS INTERESANTES

La columna de hoy viernes en IDEAL, para la reflexión.

 

Hace unos días discutía con un amigo acerca de si la célebre maldición china, «Te deseo que vivas tiempos interesantes», es efectivamente una maldición o, por contra, debería considerarse como una bendición cargada de buenos augurios.

 

Vaya por delante que mi interlocutor es periodista y que para él, lógicamente, los tiempos interesantes le dan vida a su profesión y convierten su trabajo diario en algo vivo y excitante, cargado de lógica y sentido. Pero, ¿y para el resto de ciudadanos? Fijémonos en la economía española, por ejemplo, que creció de forma sostenida y constante durante una pila de años, sin dar un ruido. Disminuía el paro, la inflación estaba controlada, las empresas conseguían crecimientos anuales de dos dígitos y no había flagrantes casos de corrupción que nos indigestasen el café mañanero. Un aburrimiento, vamos.

 

Sin embargo, todo 2008 ha sido económicamente interesantísimo y apasionante, hasta el punto de que si te despertabas una mañana y no había quebrado un gran banco era como si le faltara algo al día. Es cierto que millones de personas se han ido al paro y miles de empresas y comercios se han visto obligados a echar el cierre. Es verdad que la morosidad está disparada y que la crisis nos tiene a todos tiritando, pero ¿y lo privilegiados que estamos siendo al asistir al hundimiento y refundación del capitalismo, consista ello en lo que consista?

 

O el fútbol, por ejemplo. ¿Habrá algo más aburrido, informativamente hablando, que el Barça de Guardiola? Un equipo que se limita a jugar bien y, como consecuencia, a ganar un partido detrás de otro. Sin estridencias. Sin ruidos. Sin lesiones, siquiera. Un peñazo, vamos. Porque lo interesante es lo del Madrid, con el culebrón Ronaldo, el mercado de fichajes para reforzar todas sus líneas, un presidente en permanente entredicho, entrenadores cesados y jugadores en pie de guerra, proporcionando titulares, un día tras otro.

 

Y si hablamos sobre cuestiones domésticas y más cercanas, ¿se imaginan la sosería, de haber tenido autovía y AVE a tiempo, como van teniendo en el resto de España? ¿No es mucho más interesante y enriquecedor el debate que mantienen los políticos de una y otra orilla con respecto a quién ha sido más penosamente chapucero en la cuestión de las infraestructuras granadinas? ¿Se imaginan un solo Granada F.C. en vez de tres equipos locales, siempre a la gresca?

 

Reconozcámoslo. El año 2008 ha sido de lo más apasionante, movido y turbulento. ¡Si hasta los cimientos del sistema, tal y como lo conocemos, han estado a punto de quebrar! Así las cosas, y ante ese 2009 que ya amenaza con venírsenos encima, les planteo una duda razonable: ¿preferirían que salga un año tan inquietantemente interesante y proceloso como el 2008 o, por contra, firmarían un soso, aburrido e intrascendente puñado de meses que se sucedieran uno tras o otro, sin dejar memoria alguna en los anales de la historia?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

ESTARÉ BIEN

Queridos amigos, este miércoles damos descanso a los Cuaversos de Bitácora, cambiando nuestra cita literaria por el tradicional Cuento de Navidad que vengo escribiendo en los últimos años, y que está en el Cuaderno Especial de IDEAL.

 

Espero que les guste, aprovechando para felicitarles a todos las fiestas y deseándoles una estupenda entrada de año nuevo. Como prólogo al cuento, una frase de una película que, esta noche, proyectan todas las cadenas, en glorioso ByN… Extraño, ¿verdad? La vida de cada hombre toca muchas vidas, y cuando uno no está cerca, deja un terrible agujero, ¿no es cierto?   

 

–         Claro que estoy bien. Sí. No os preocupéis. Venga. Pasadlo de fábula, mujer… que sí… Que no… venga. Pasad buena noche… Sí. Mañana hablamos. Claro que sí.

 

Andrés no veía el momento de que colgara el teléfono. Inmensa mujer, su madre, pero qué pesada podía llegar a ser. Y la de veces que había tenido una conversación como ésa en los últimos días…

 

Bebió otro trago de agua. Largo. Le iba a hacer falta estar bien hidratado. Se estiró las mallas, negras, y se terminó de echar la vaselina en las tetillas y en los sobacos. Se puso la camiseta y, encima, el cortavientos, cogió la pequeña mochila y salió de casa. En el ascensor puso a cero el cuentakilómetros y el cronómetro de su reloj y, en cuanto cruzó el portal, echó a correr.

 

El frío de la noche le cortó la cara. Aunque estarían a unos cuatro o cinco grados, el viento hacía que la sensación térmica fuera aún más fría. Gélida, de hecho. Y eso que apenas pasaban de las diez de la noche. Una noche clara y estrellada, en la que una enorme luna llena asomaba por detrás de la montaña. Esa montaña hacia la que Andrés se dirigía, con paso firme, corriendo a unos modestos pero necesarios cinco minutos el kilómetro, si quería cumplir con el plan y el horario trazados.

 

Para Andrés, correr ya no era una afición. Era una necesidad: como respirar o beber, calzarse unas zapatillas y echarse a los caminos era un rito diario de obligado cumplimiento del que disfrutaba con la adición del converso. Por eso, acompasada la respiración, alargando sus zancadas y habiendo roto a sudar, el frío, el viento y la oscuridad de la noche sólo contribuían a hacer más especial esa carrera.

 

Le resultaba difícil que su familia y sus amigos entendieran la inmensa sensación de libertad que le embargaba cuando salía, sobre todo, en condiciones extremas como aquélla. Desafiando sus límites, poniendo a prueba su capacidad de superación, Andrés amaba correr casi por encima de cualquier cosa. Después de varios años de trotón voluntarioso y acomodaticio, consiguió convertir en aliados al sol que le quemaba la cara o al granizo que azotaba sus piernas, sintiéndose igualmente bien cuando el viento pretendía derribarle o cuando el agua amenazaba con ahogarle de forma inmisericorde.   

 

Ya tenía la montaña encima. El Trevenque. El Rey de la baja montaña de la Sierra granadina. Un pico de 2.000 metros que se yergue majestuoso, orgulloso, desafiante; hermano pequeño del Cervino suizo, en medio de un espectacular paraje calizo.

 

Para la subida, siguiendo el sendero marcado por el famoso Pino-guía, alternaba el correr con el caminar, dado lo pronunciado de la pendiente. Hasta que llegó arriba, con la respiración cortada y el sudor perlándole la frente. Una onírica Sierra Nevada se le apreció como salida de un sueño, iluminada por la luna llena, proyectando el blanco de la nieve sobre la oscuridad de la noche.

 

Se detuvo unos momentos. Abrió la mochila y sacó un objeto muy particular. Se trataba de una de esas botellitas típicas de los minibares de las habitaciones de los hoteles. Tequila José Cuervo Reposado. Seguramente no era la bebida indicada para un deportista, máxime, cuando aún le quedaba un largo camino de vuelta. Pero aquélla no era una noche cualquiera. De hecho, ya empezaban a verse los fuegos artificiales en lontananza, a todo su alrededor. Miró su reloj. Las doce. Se bebió el tequila dando doce escuetos sorbitos a la botellita, brindando íntimamente por el año que empezaba, recordando a tantos y tantos amigos repartidos por el mundo.

 

Sí. Había pasado las dos últimas horas de 2008 haciendo lo que más le gustaba. Y arrancaría el 2009 por el mismo camino. Un camino solitario, libre, escabroso, abrupto, accidentado, incomprendido. ¿Absurdo? Quizá. Pero era el camino que había decido tomar en su vida.

 

Dedicado a mis amigos de Las Verdes,

en el convencimiento de que ninguno está tan zumbado… de momento.

 

Feliz Navidad.          

QUERIDO ESTEBAN

La columna de hoy de IDEAL, sentida, cariñosa, necesaria, obligatoria. Además, no dejen de leer el artículo de mi Alter Ego, en las mismas páginas de opinión, sobre «Escribir, correr y Blogs». Dice muchas e interesantes cosas.

 

Querido Esteban, esta semana no habrás sido tú el que haya recibido esta columna por correo electrónico. Ni el que la haya repasado, maquetado y subido a la edición definitiva del periódico. Han pasado más de cinco años desde que inicié mi colaboración fija y semanal con IDEAL, gracias a una apuesta personal, tuya, por una serie de columnistas desconocidos que aportaran al periódico un punto de vista nuevo, diferente, distinto y a contracorriente. Y, ahora, me dicen, te has jubilado.

 

Querido Esteban, a mi columna le adjudicaste, posiblemente, el mejor día de la semana: el viernes. Muchos amigos dicen que nunca me quieren tanto como cuando ven asomar mi careto, al pasar la página del diario: ahí está el de la fotillo, que diría Cárdenas, recordándoles que ya llega el fin de semana. Y creo que por eso me leen con una cierta benevolencia, la verdad. Hoy es viernes. E, imagino, tú estarás leyendo esta columna como un lector más del periódico, con una cierta curiosidad: «¿qué habrán escrito hoy Josevi y Jesús?»

 

¿Sabes? Seguramente habría escrito sobre lo de Bush en Irak. Porque me ha resultado irónico e ilustrativo que un presidente que ha gobernado el mundo a patadas y que parece pensar con los pies, se despida del mundo recibiendo un zapatazo en todos los morros. ¡Justicia poética! También me hubiera gustado escribir sobre la SGAE y eso de mandar detectives camuflados a las bodas. Que digo yo que también podrían tratar de introducirlos en Guantánamo, a ver si la CIA paga el canon por el uso de la música heavy en las torturas a los presos, tan ingeniosos que son los de la Sociedad General de Autores a la hora buscar fórmulas para cobrar.

 

No sé qué te habrían parecido. Pero sé que las habrías publicado. Porque todas las cosas buenas que podría escribir sobre ti, aunque no nos hayamos visto en tantas ocasiones como me hubiera gustado, se pueden resumir en una: nunca jamás, en este tiempo, dejaste de publicarme una sola de las columnas que te mandé. Y sé, o al menos sospecho, que no estabas en absoluto de acuerdo con el contenido de algunas de ellas.

 

Y precisamente por eso, querido Esteban, valoro tanto este espacio de libertad que constituyen las cerca de quinientas palabras que yo he redactado y tú has publicado, semana tras semana, durante tantos años. Libertad de pensamiento. Libertad de expresión. Y no debe ser fácil.

 

Ahora que te tomas un merecido descanso, quiero agradecerte la oportunidad que me diste, abriéndome de par en par las puertas de IDEAL, brindándome esta tribuna desde la que hablar de lo divino y lo humano, de las cuestiones más trascendentales y, también, de las más íntimas, nimias y accesorias. Ojalá, querido Esteban, que te siga apeteciendo leer esta tu columna de ahora en adelante, como hiciste todos estos años. Un fuerte abrazo.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

REALIDAD

Aquí subo la columna de hoy viernes, de IDEAL, sobre la realidad.

 

«Los poetas y los cantantes son poco partidarios de las realidades previsibles, quizás porque nada es menos previsible que la realidad.» Seguramente, Luis García Montero escribió esta frase sin pensar que era premonitoria de lo que iba a ocurrir en el mundo de las finanzas y la economía, por lo general, poco afín a la poesía.

 

Qué caprichosa, la realidad. Estos meses, en cada ocasión que Solbes, ZP, Rajoy y demás gurús de la cosa pública hablan sobre previsiones, remedios, vaticinios y planes de salvamento de la economía, la realidad se encarga de demostrar que no deberíamos estar en manos de políticos, gestores o economistas, sino de poetas y cantantes, poco partidarios de las realidades previsibles.

 

Cada vez que las autoridades han pretendido tranquilizarnos sobre la dimensión de la crisis, un demoledor dato ha venido a cerrarles la boca de un puñetazo. El último, el del paro. Desbocado, galopante, arrasador. No es sólo que vamos camino de los tres millones de parados en España sino que, además, somos el país de la UE que más puestos de trabajo está perdiendo. A pasos agigantados. Si algo está poniendo de manifiesto esta crisis es que el modelo de crecimiento español está radicalmente agotado. Hemos estrangulado a la gallina de los ladrillos de oro y la teta de la vaca ya no da más cemento. Así que, a ser imaginativos tocan.

 

Cuando se habla de este tema, de la economía del siglo XXI, se invocan tres letras a modo de fórmula magistral o panacea universal: I+D+i y cuando arrecia el pesimismo, siempre sale alguien conjugando eso de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación para serenar a las masas. Aquí paz y después gloria.

 

Creo que la fórmula tiene tanto éxito y resulta tan tranquilizadora porque, por un lado, es irreprochable: nadie le puede poner un pero sin parecer un carca, un antiguo o un viejales obsoleto. Además, como aparenta ser algo tan técnico y específico, tendemos a pensar que la I+D+i siempre compete a los demás, a personas de bata blanca y gafas de intelectual. De esa forma, evadida nuevamente nuestra responsabilidad en esto de la crisis, podemos sentarnos a esperar… y a criticar.

 

Por ejemplo: ¿es razonable que la crisis haya supuesto un recorte de fondos de tal calibre que amenaza con truncar el Plan Nacional de Investigación y Desarrollo? O, quizá, el recorte está basado en algo más preocupante: según la Ministra del ramo, la evaluación de los resultados logrados hasta ahora en dicho sector no es muy positiva que digamos. O sea que mientras jugábamos a las casitas, no nos preocupábamos en exceso del éxito o el fracaso del mencionado Plan y ahora… pues no funciona.

 

 

No sé ustedes, pero a veces tengo la impresión de que mejor nos iría dejando el gobierno en manos de poetas, cantantes y artistas, tan reacios a aceptar la realidad como nuestros políticos, pero con mucho más talento y mejor gusto.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.