Granada Noir en la Feria del Libro

Colaboración. Sinergias. Apoyo mutuo. Siempre que nos dicen “Ven”, lo dejamos todo y acudimos raudos y veloces al llamado de la Feria del Libro. Granada Noir participará el próximo jueves en una mesa de debate sobre la actualidad de los festivales de nuestra provincia y sus perspectivas de futuro. A las ocho, en el Ayuntamiento, hablaremos de la cultura en los tiempos de la postpandemia.

Además, el sábado por la tarde, en Condes de Gabia, compartiremos mesa con Juan Madrid y José Abad para hablar de la traslación al cine y a la televisión de las novelas del polifacético periodista y escritor afincado en Salobreña, desde ‘Días contados’ a la serie ‘Brigada Central’.

A todo ello hay que sumar un club de lectura ya celebrado en la Biblioteca de Andalucía, al calor de la exposición montañera dedicada al Padre Ferrer. Un grupo de lectores nos reunimos para hablar sobre ‘El oscuro adiós de Teresa Lanza’, la novela más reciente de Toni Hill, publicada por la editorial Grijalbo.

“¿Quién mató a Teresa Lanza?” Unos pasquines con esa leyenda en forma de pregunta-acusación sacudieron la tranquila vida de los vecinos de Castellverd, urbanización de alto standing situada en una privilegiada zona boscosa del entorno de Barcelona. Un paraje idílico habitado por vecinos de clase media-alta tirando a muy alta. Respetables profesionales liberales de pensamiento muy liberal, a su vez. Liberal en el sentido ético y moral, no económico. Aunque también.

Una pregunta-acusación particularmente extraña porque todo el mundo sabe que Teresa Lanza se había suicidado un año antes, saltando por una ventana. Y lo sabemos porque el primer capítulo de la novela está narrado en primera persona… por el espíritu, por el fantasma de la propia Teresa. Un recurso muy valiente por parte de Toni Hill, que nos recuerda al cadáver de William Holden flotando en una piscina y aprestándose a contarnos cómo acabó allí.

Teresa asiste a su propio funeral y nos va presentando a las personas con las que tuvo relación en sus últimos años de vida. Que también fueron los primeros, dado que Teresa murió joven. Demasiado joven. De procedencia hondureña, la protagonista de la novela trabajaba en varias casas del entorno. Los antiguos dirían que era sirvienta, limpiadora o criada. Otros la calificarían de ‘mucama’. Pero los muy liberales y solidarios de sus empleadores la consideraban una ayudante, para evitar cualquier matiz de superioridad en la denominación.

Teresa Lanza trabajaba en las casas de Lourdes, Xenia, Coral, Mireia y Olga. Cinco vecinas que además son amigas y que me recordaban a las protagonistas de una serie maravillosa: ‘Mujeres desesperadas’. Con cada una tenía una relación diferente. Sobre todo, desde que se había enamorado de Saimon, el hijo de una de ellas. Que Saimon también se había enamorado de ella, ojo, que no era un amor platónico, sino bien correspondido. Por eso resultó tan extraño que no apareciera por el funeral…

La pregunta de quién mató a Teresa Lanza sacude Castellverd igual que la incógnita de quién mató a Laura Palmer puso todo Twin Peaks patas arriba. Porque las apariencias, siempre tan cuidadas, suelen enmascarar una realidad compleja. Como la vida misma.

Las diferencias de clase y el racismo son parte esencial de una novela coral protagonizada por mujeres, en la que los hombres desempeñan papeles secundarios. El análisis psicológico de los personajes, profundo, nos regala una primera parte de narración más tranquila y sosegada. Después, la traca. La caña. La adicción.

Toni Hill vuelve a sorprendernos con un thriller psicológico de alto voltaje y, aviso a navegantes, estará en Granada Noir a final de mes para conversar con los lectores sobre ‘El oscuro adiós de Teresa Lanza’. Avisados quedan.

Jesús Lens

Toni Hill y el Noir Gótico

“El género negro me gusta mucho, pero tengo la sensación de que hay que ampliarlo. Y, si esto no se considera género negro, pues ya me muevo yo, no hay problema”.

Así responde Toni Hill a una de las preguntas que Milo J. Krmpotic le hace en esta incisiva entrevista para la imprescindible revista literaria Librújula. Hablan, por supuesto, de “Los ángeles de hielo”, la más reciente novela de Hill, publicada en Grijalbo y que transcurre en la Barcelona de principios del siglo XX. Y a este fantástico novelón (en todos los sentidos) le dedico hoy El Rincón Oscuro, la sección de cultura negra y criminal del periódico IDEAL.

Foto para Librújula de Mario Krmpotic
Foto para Librújula de Mario Krmpotic

Los aficionados al Noir tenemos tendencia a trazar fronteras y límites entre lo que es y no es novela negra y criminal. En ocasiones, incluso, nos arrogamos el derecho a expedir certificados de pureza de sangre policíaca: esta sí, esta no; a esta la mato yo. Y, sin embargo, si por algo debería caracterizarse el Noir es por una necesaria amplitud de miras, por su potencial para desbordar los límites y reventar las costuras de un academicismo complaciente y empobrecedor. A mí, por ejemplo, cada vez me gustan más las novelas negras trufadas de ciencia ficción.

Por todo ello, la lectura de “Los ángeles de hielo” me ha resultado especialmente grata, atractiva y apasionante. Tras culminar su trilogía sobre el mosso d’Esquadra Héctor Salgado, muy apegada a la realidad social de la España contemporánea, Toni Hill cambia de tercio, de escenario, de época y de personajes. Y nos traslada a la Barcelona de los primeros años del convulso siglo XX.

Los ángeles de hielo

“Los ángeles de hielo” es un novelón monumental de cerca de quinientas páginas, una narración gótica con un buen número de personajes, la mayoría muy inquietantes, y escenarios muy variados. Aunque, como corresponde a una novela de estas características, el escenario central es un gran caserón que, durante un tiempo fue una escuela y, después, un sanatorio mental.

El protagonismo de la novela es coral, partiendo del personaje a partir del que todo ocurre, Frederic Mayol, un joven psiquiatra que viene de sufrir los horrores de la I Guerra Mundial. A su alrededor, varias mujeres. Muy, muy atractivas todas ellas. Y no necesariamente en el sentido estético de la expresión.

Foto: Laura Muñoz Hermida
Foto: Laura Muñoz Hermida

Mujeres fuertes y decidas, con ideas propias y con el empuje necesario para ponerlas en práctica. Mujeres como la señorita Águeda, que levantó el Colegio de los Ángeles, un internado para señoritas de buena familia a las que educa desde un feminismo militante que las anima a ser algo más que la señora de nadie.

Mujeres modernas, como Blanca, a la que solo Katherine Hepburn hubiera podido interpretar con solvencia en el cine. Y están Angélica, Mariona y otro buen número de ellas.

Y está Freud, que conste. Porque, como ya hemos dicho, Frederic es psiquiatra. Y, en aquellos años, Freud ya tenía su predicamento. Una relación, la de Frederic con el célebre doctor, muy oportuna y necesaria. Porque en “Los ángeles de hielo” hay muertos. Y, si hay muertos, tiene que haber un asesino. O varios. Salvo que en la casa que se encuentra en el centro de la narración haya fantasmas. Que nadie en su sano juicio cree en ellos. En los aparecidos. Pero que, como las meigas, haberlos, haylos. O, al menos, puede haberlos.

Toni Hill Negra y Criminal

Para dar forma a una trama compleja y abigarrada, con múltiples saltos en el tiempo y con un gran número de personajes, entre los principales y los secundarios, como ya hemos señalado; Toni Hill utiliza un sinfín de recursos narrativos que contribuyen a enriquecer la lectura. Recursos muy habituales en esa literatura gótica que tan bien ha inspirado al autor, como la inclusión en la narración de cartas y diarios, por ejemplo.

En “Los ángeles de hielo” hay, por supuesto, amas de llaves. Y madres severas. E hijos borrachines y tarambanas. Y acantilados. Y noches de tormenta, vientos furibundos e incendios devastadores. Y un cura que podría haber aparecido en “El exorcista”. O encerrado en el manicomio de “Alguien voló sobre el nido del cuco”.

Porque hablamos de una novela transgénero que combina el noir con el terror y el gótico, mezclando asesinos seriales con historias de fantasmas y aparecidos. Una adictiva narración que trata temas como la culpa y la redención, la locura, los celos… y el amor.

Toni Hill

¡Ah, el amor! Porque no lo he dicho, pero “Los ángeles de hielo” también tiene un delicioso punto folletinesco que contrasta con lo macabro de algunos pasajes. Como la sangre, muy roja, salpicada sobre el vestido blanco más puro y níveo, para lucir más y mejor.

Y es que a Toni Hill le encanta jugar con sus lectores. Lectores que, a su vez, devorarán “Los ángeles de hielo”, disfrutando gozosamente de un poderoso y desafiante artefacto narrativo de muchos quilates y largo alcance que demuestra que, en el Noir, no caben los límites.

Jesús Lens

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Las puertas del paraíso

Hace unos años, tras la publicación de “El elefante de marfil”, la escritora Nerea Riesco pasó unos días en Granada, en proceso de documentación para una nueva novela. Aprovechamos aquellos días de otoño para visitar la Alhambra y hacer algunos recorridos especiales. En concreto, recuerdo que hicimos en de la Alhambra de las Mujeres.

las puertas del paraíso harén

También estuvimos en el Museo CajaGRANADA, realizando una visita temática sobre los años previos a la caída/toma/rendición/entrega de Granada, donde descubrimos a personajes tan interesantes como los alfaqueques. Y visitamos algunas iglesias, tratando de localizar alguna antigua mezquita cuyas características arquitectónicas sirvieran a Nerea para su narración.

Abro las primeras páginas de “Las puertas del paraíso” y me encuentro con una sorpresa mayúscula: la narración está contada por un personaje ciego. ¡Toma ya! Una novela histórica, género muy basado en la descripción de lo que ve el protagonista, narrada por un ciego. ¡Eso sí que es todo un desafío!

Las puertas del paraíso portada

Desafío del que Nerea sale airosa, que su Yago nos va conduciendo a de Valladolid a Sevilla, a Córdoba y a Granada a través del tacto de sus manos, de los aromas que percibe, los sabores que paladea y la música que escucha. Porque la vista no lo es todo y, de esta forma, Nerea consigue una novela especialmente sensorial y sensual, que te transporta al pasado a través de la evocación de los sonidos, los olores, los gritos, los susurros, las comidas…

¡Qué sensación, leer una novela sobre la que tanto hablamos en su momento, cuando era un proyecto, una idea, una intención! Qué placer, comprobar cómo tantas de aquellas conversaciones se encuentran, negro sobre blanco, convertidas en literatura. Pura literatura.

Las puertas del paraíso Nerea

Porque si Yago, el músico ciego, es el personaje principal de “Las puertas del paraíso”, las más de 600 páginas de la nueva novela de Nerea Riesco, publicada por Grijalbo, nos presentan a una larga serie de secundarios, unos basados en personajes históricos y otros inventados; pero todos ellos dotados de una fortísima personalidad propia.

Desde el padre de Yago a Vermudo, su socio en las cocinas y amigo que le cubre las espaldas; pasando por Nur, por el Toscano o por el artesano convertido en archienemigo de Yago… y, por supuesto, los Reyes Católicos, Colón, Torquemada, Al Zagal, Aliatar, Aixa y Boabdil. Sobre todo, Boabdil.

las puertas del paraíso detalle

Hace unos días, durante la deliciosa presentación de “Las puertas del paraíso” que pudimos compartir en la activa, modélica y vitalista Biblioteca Municipal de La Chana; coincidíamos en que Boabdil es uno de esos perdedores natos de la historia de España. Un personaje maldito al que todo le salió mal… porque era imposible que le saliera de otra manera. Un personaje que hasta en el reparto del callejero granadino ha salido mal parado. Un personaje al que Nerea reivindica en su novela, tratándolo con cariño y hasta con un punto de admiración.

A medida que avanzaba en la lectura de “Las puertas del paraíso”, me sentía transportado a unos años esenciales de la historia de España, pero vividos desde el sentir cotidiano de la gente de a pie. Igualmente disfruté con esa Alhambra repleta de vida. Y de muerte. Que el episodio de los Abencerrajes sigue dando miedo. Con los misteriosos túneles que comunicaban los palacios nazaríes con el Albaycín. ¡Ay, el Albaycín! ¡Cómo respira el Albaycín recreado por Nerea!

Las puertas del paraíso presentación Granada

Respirar. “Las puertas del paraíso” rezuma vida y pasión. Calor y color. Es una novela palpitante que gustará a todos los buenos lectores, pero que a los granadinos, en concreto, les cautivará. Porque pocas veces ves a tu ciudad convertida no ya en decorado, sino en auténtico personaje de una novela.

¡Gracias, Nerea!

Jesús Lens

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Doble cita con la Novela Histórica

Quieren la casualidad y la coincidencia, felices ellas, que en los próximos días vayamos a estar hablando de novela… histórica.

Histórica, sí.

Tras el delicioso atracón de novela negra, vamos a dedicar los próximos viernes 19, en la Librería 1616 de Salobreña, y el miércoles 24 de junio, en la Biblioteca de La Chana; a la novela histórica. Además, serán las últimas presentaciones y charlas que haré hasta el otoño. Es tiempo de parar, leer con calma y, sobre todo, de volver a escribir. Así que, durante los próximos meses y en pleno verano, me refugio en mis cuarteles de invierno, quitándome de las calles.

Pero, antes del encierro… ¿quién se anima a viajar en el tiempo?

El viernes estaremos con Miguel Merino Rivas en nuestra querida, admirada, añorada y encantadora Salobreña, en ese templo de la cultura que es 1616 Books, con Antonio Fuentes, el Librero Loco, al mando de operaciones.

Miguel Merino

Allí hablaremos de la Grecia clásica, a partir de la novela “El enviado de Cronos: Puerta a la Hélade”, uno de los primeros títulos publicados por la editorial Esdrújula.

Y el miércoles 24 cruzamos otro vano diferente. En este caso, y de la mano de Nerea Riesco, traspasamos “Las puerta del paraíso” para conocer cómo eran las Córdoba, Sevilla y Granada de entre 1482 y 1492. Tierras de frontera, tiempos de guerra y personajes al límite.

Nerea

Dos ocasiones para disfrutar de una charla amena e ilustrativa sobre diferentes períodos de la historia, de la mano de dos novelas que, en boca de sus autores, lucen más y mejor.

¡Apunten, apunten!

Los días 19 y 24 de junio, tenemos una cita con Miguel Merino, Nerea Riesco, Alejandro Magno, Boabdil, Aixa y un etcétera tan largo como seáis capaces de imaginar.

¡Seguimos!

Jesús Lens

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EL ELEFANTE DE MARFIL

Querido Cuate, amigo Pepe, no sabes, en estos momentos, cuanto te agradezco que nunca me hayas invitado a jugar una partida de ajedrez, tú que eres versado en el juego de la guerra sobre el tablero cuadriculado. Porque, hasta ahora, yo pensaba que el ajedrez era un juego. Nada más, pero nada menos. Sin embargo, acabo de ver la luz:

“Vencer en una partida de ajedrez es como saciar la sed guerrera que todos llevamos dentro. Los pacíficos pretenden hacernos creer que el ajedrez es inofensivo. ¡Mentira! Mienten, Guiomar, mienten porque son unos cobardes. Al ajedrez se juega para vencer y si no… no se juega.”

Vamos, que el ajedrez es la prolongación de la guerra, pero por otros medios. Aproximadamente. Al menos, es la conclusión (pelín exagerada, que ya me conoces) que he sacado después de leer la última novela de Nerea Riesco, “El elefante de marfil”, mi Estimado Cuate, impepinablemente, la novela que tienes que poner en la cabecera de la lista de Libros Pendientes.

El caso, y ahora lo puedo reconocer, es que empecé a leer el libro con cierto resquemor. Porque, como hemos tenido ocasión de comentar en más de una tertulia cervecera, el peligro que tiene ir a Semana Negra es que, después de haber leído un libro que nos encanta, corremos el riesgo de conocer al autor… y que el mito se nos venga abajo. Es cierto que Semana Negra, por su especial idiosincrasia, saca lo mejor de nosotros mismos, pero el riesgo siempre está ahí.

¡Apunta, Cuate!

La cuestión es que, en este caso, la cosa podría ser al contrario. Si te acuerdas, cuando hablamos tras la consecución de la Copa del Mundo por parte de España, te comenté que la había visto en Semana Negra, con varios autores y ya incipientes amigos: Paco Jurado, Javier Márquez, Steve Redwood y una insultantemente joven escritora sevillana, apabullante y tremenda, un auténtico terremoto, en el sentido flamenco del término: Nerea Riesco.

¡Esa lengua!

A partir de entonces, los integrantes de la llamada Andalucía Connection, de la que hablamos AQUÍ y sobre la que volveremos muy pronto, trabamos una excelente relación de amistad que se ha traducido, entre otras cosas, en la adquisición de nuestros respectivos libros. Entre ellos, por supuesto, este “El elefante de marfil”.

El temor, por tanto, era a que el libro no estuviera a la altura de su autora. Y el listón, créeme, estaba alto. Muy alto.

Pero, mira por donde, fue empezar a leerlo y el temor se disipó. Como por arte de magia. O sea, la magia de la buena literatura. Literatura histórica, a la que no estoy muy acostumbrado. Pero es que lo mejor de Semana Negra es precisamente el mestizaje que propicia, de forma que, a la vuelta de Gijón, me encuentro con la maleta llena de libros de ciencia ficción, tebeos, novelas históricas, ensayos… un despelote, querido Cuate.

Y me centro, que se me escapa el santo al cielo. ¡Vámonos a la Sevilla del siglo XVIII! A una imprenta regentada por una mujer, a través de la que entraremos en contacto con la familia Montenegro, toda una saga familiar de cuyas aventuras y desventuras seremos testigos, en el contexto de una España que se debatía entre la Ilustración propiciada por los Afrancesados y la rancia esencia conservadora de terratenientes, nobles y eclesiásticos. Tiempos vibrantes en los que los bandoleros y las bailaoras (te enamorarás de Candela, y si no ya me cuentas) se daban la mano con los más sesudos y avanzados intelectuales del momento. Y todo ello con el ajedrez como telón de fondo. En concreto, con una mítica y fabulosa partida organizada nada más y nada menos que por Alfonso X el Sabio.

Y está Sevilla, por supuesto. Una Sevilla que, a través de la prosa de Nerea, se siente, se escucha y se huele. Como Carmona, sus veredas y sus cortijos. Una Sevilla compleja y contradictoria, como el propio ser humano, con su Catedral como centro neurálgico.

Termino ya, Cuate. Verás que, cuando leas “El elefante de marfil” (y tu cumpleaños ya está cerca, aviso para “regalantes” tardíos y olvidadizos), tendremos que montar otro On the road para irnos a Sevilla y conseguir, por lo civil o lo criminal (y de esto último, en Semana Negra se aprende mucho) que Nerea nos haga de Cicerone por los diferentes espacios y paisajes que pueblan su novela.

Si alguien se anima…

Ya sabéis. “El elefante de marfil”. Estupenda novela histórica. Publicada por Grijalbo. En todas las librerías.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.